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domingo, 23 de marzo de 2014

Argentina: la ecuación “látigo-billetera” mete cada vez menos miedo


Mirando a 2015: los factores de riesgo
que no dependen de Cristina

Por Eugenio Paillet

La gira europea que acaba de realizar la presidenta le ha dado un baño de realidad: que llegar con los tantos acomodados al fin de su mandato no depende tanto de ella como de factores que quizá no pueda manejar o digitar.

La presidenta acaba de comprobar, seguramente no sin algún grado de preocupación, que llegar con el ropaje acomodado al final de su mandato ya no dependerá tanto de ella misma. De lo que haga o diga u ordene. Sino de factores externos e internos que para colmo de males probablemente no pueda manejar o digitar.

Lo comprobó al cabo de su corta gira por Roma y París, como también por los retazos de información que le llegaban desde Buenos Aires sobre un acontecimiento no menor que sucedió con su conocimiento o venia, pero muy a su pesar: el peronismo, aliado o no, se prepara para pilotear la sucesión sin reconocerle de aquí en adelante su condición de “jefa”, o de dueña de la pelota.

Antes de avanzar en desmenuzar esos dos factores de riesgos que por donde se los miren son nuevas y definitivas señales del fin de ciclo, resulta conveniente resaltar el tercer factor que al margen de aquellos condicionamientos internos y externos que han saltado a escena, quedó expuesto esta semana.

No es otro que la desembozada intención del gobierno a través de sus mayorías en el Consejo de la Magistratura de cubrir la retirada con una justicia amiga y complaciente.

La decisión de salvar al impresentable juez Norberto Oyarbide para tenerlo a mano cuando llegue el momento de volver al llano, y la puesta en marcha de una maniobra oscura para llevar hasta el juicio político a un juez molesto como Claudio Bonadío, como la pertinaz campaña ordenada por la Casa Rosada a Alejandra Gils Carbó para tumbar hasta el escarnio al fiscal José María Campagnoli, van en esa dirección.

El frente externo genera más de un revulsivo en la Casa Rosada porque es considerado clave para la estrategia, más que eso una necesidad, de atravesar sin sobresaltos ni desmadres económicos o sociales los 19 meses que le quedan a Cristina en la Rosada.

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