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domingo, 31 de marzo de 2019

Aleksandr Solzhenitsyn – Actualidad del discurso del premio Nobel

Aleksandr Solzhenitsyn – Actualidad del

discurso del premio Nobel de literatura

Por Pablo López Herrera

Marzo de 2019

Las circunstancias


La situación en el siglo XX


La belleza, el arte y el artista


Visión del mundo y escalas de valores

El rol salvador de la literatura
El arte puede ser callado por el poder



jueves, 21 de marzo de 2019

Disquisiciones sobre "Vivir sin mentira" de Alexander Solzhenitsyn (1974)

La fuerza de la verdad

Por Pablo López Herrera

Marzo de 2019

A fines de 1973 está a punto de culminar el período de veinte años desde la muerte de Stalin. En 1970, a los cincuenta años, ha fundado su familia con Natalia Svetlova, veinte años menor, matemática, disidente, dactilógrafa y entregada totalmente al escritor desde el primer encuentro. De esa unión han nacido sus tres hijos, Ermolai (19719, Ignat (1972) y Stepan (1973). 

Solzhenitsyn ha realizado su inserción social luego de su paso por el Gulag y del exilio interior, y ha pasado del anonimato al otorgamiento del premio Nobel de literatura en octubre de 1970, constituyendo una verdadera molestia para el régimen comunista.

En su camino de entrega personal a la vocación “político literaria” y como parte de ella, Solzhenitsyn participa en el circuito del “samizdat”, donde circulan sus escritos. Entre ellos se cuenta el texto terminado en septiembre de 1973, pocos meses antes de su destierro, que publicará el Washington Post el 18 de febrero de 1974: Vivir sin mentira, que tiene un mensaje que sigue vigente, transcurrido ya casi medio siglo. En él, destaca la importancia de la lucha contra la mentira como método de lucha contra la violencia, que quizá sea un más profundo enemigo de la paz que la propia guerra.

Ya en el discurso escrito con motivo del otorgamiento del premio Nobel analiza el escritor esta relación entre violencia y mentira: “la violencia no vive en soledad y no es capaz de vivir sola: necesita estar entremezclada con la mentira. Entre ambas existe el más íntimo y el más profundo de los vínculos naturales. La violencia halla su único resguardo en la mentira y el único soporte de la mentira es la violencia. Cualquier persona que ha hecho de la violencia su método, inexorablemente debe elegir a la mentira como su principio. En sus inicios, la violencia actúa abiertamente y hasta con orgullo. Pero, ni bien se vuelve fuerte y firmemente establecida, siente la rarefacción del aire que la circunda y no puede seguir existiendo si no es en una neblina de mentiras revestidas de demagogia. No siempre, no necesariamente aprieta abiertamente los cuellos; es más frecuente que exija de sus súbditos solamente un juramento de lealtad a la mentira; solamente una complicidad en la falsedad.”

Pero el arte tiene su función y el artista, especialmente el escritor, siempre que asuma esa responsabilidad con valentía, desempeña en la lucha contra la mentira el rol de “causa eficiente”: “¡El simple paso de un simple hombre valiente es no participar de la falsedad, no apoyar falsas acciones! Que la mentira ingrese al mundo, que incluso reine en el mundo – pero no con mi ayuda. No obstante, los escritores y los artistas pueden lograr más: ¡pueden vencer a la falsedad! ¡En la lucha contra la falsedad el arte siempre ha vencido y siempre vence! ¡Abiertamente, irrefutablemente para todo el mundo! La falsedad puede ofrecer resistencia a muchas cosas en este mundo, pero no al arte.”

“Vivir sin mentira” es equivalente a “vivir en la verdad”, lo que por un lado es coherente con el “realismo ontológico y filosófico” del escritor, pero también le suministra el marco de referencia adecuado a todo el que elija ese “camino de la verdad”, para estar bien “ubicado” en la vida y que la aguja de su brújula señale siempre al norte… En el terreno puramente político, es un buen punto de partida para participar en la sustitución del régimen comunista sobre bases sólidas, objetivas y pacíficas, que es la inquietud permanente del escritor.

Para el escritor se trata de poner en marcha un proceso. ¿Cómo? Lo primero –como siempre- es ubicarse en la situación y sus causas: ¿dónde estamos?, pues ni más ni menos que casi tocando el fondo… “hemos sido adoctrinados en cursos políticos, y de la misma manera se fomentó la idea de vivir cómodamente, y que así todo vaya bien para el resto de nuestra vida.” Pero con todo lo que sucedió las consecuencias del error comunista son claras y evidentes: “Ahora que las hachas han hecho su trabajo, cuando todo lo que se sembró ha brotado de nuevo, vemos cómo se equivocaron aquellos jóvenes presuntuosos que creyeron que a través del terror, de la rebelión sangrienta y de la guerra civil harían de nuestro país un lugar digno y feliz.”

Pero el proceso no es muy atrayente para un hombre deshumanizado,  necesitado de “permanecer en la manada” (hoy diríamos en la corrección política) por temor a explorar nuevos caminos en soledad y carente de fuerzas. Se pregunta Solzhenitsyn: “¿carecemos de fuerza? nos han robado la esperanza, y hemos sido tan deshumanizados que por una modesta ración de comida diaria estamos dispuestos a abandonar todos nuestros principios, nuestras almas, así como todos los esfuerzos que realizaron nuestros predecesores y todas las oportunidades para nuestros descendientes. No queremos que molesten a nuestra frágil existencia. Carecemos de firmeza, de orgullo y de entusiasmo. No tememos ni a la muerte universal por las bombas nucleares ni a una Tercera Guerra Mundial, y ya nos hemos refugiado en las grietas. Sólo tememos a los actos de valor civil. Sólo tememos separarnos de la manada y dar un paso solos, y encontrarnos de pronto sin pan blanco, sin calefacción y sin estar empadronados…”

En 1973 faltan veinte años todavía para el cambio de sistema. En ese contexto Solzhenitsyn se interroga si es posible hacer algo en la Unión Soviética con el comunismo. Y si se puede hacer algo, qué es lo que se puede hacer. Su respuesta es que luchando contra la mentira es posible “hacerlo todo”, aunque todavía “no hayamos madurado lo suficiente como para dirigirnos a las plazas a gritar la verdad o a expresar en voz alta lo que pensamos.” Sabemos que los actos de coraje externo y visible no son necesarios siempre y para todos, pero también somos conscientes  que “…nada sucederá mientras sigamos reconociendo, alabando y fortaleciendo… el más perceptible de sus aspectos: la mentira.”

La relación personal con la verdad y la mentira constituyen entonces el fondo de este mensaje que destaca la responsabilidad de todos en la lucha por la verdad: “la violencia… nos pide obedecer a la mentira y participar diariamente en la mentira– Toda la lealtad exigida descansa en esto. Y la salida más simple y más accesible a la liberación de la mentira descansa precisamente en esto: ninguna colaboración personal con la mentira. Aunque la mentira lo oculte todo y todo lo abarque, no será con mi ayuda. Porque cuando los hombres renuncian a mentir, la mentira sencillamente muere.”

La perspectiva que presenta Solzhenitsyn muestra hacia el futuro no es un camino de rosas, pero es el que hay que recorrer: “es peligroso, pero déjennos negarnos a decir lo que no pensamos. Este es nuestro camino, el más fácil y accesible, el que tiene en cuenta nuestra arraigada, inherente cobardía.” Para “Vivir sin mentira”, “….cada uno, en su intimidad, debe realizar una elección: o seguir siendo siervo de la mentira voluntariamente… o despreciar la mentira y volverse un hombre honesto y digno de respeto tanto para los hijos como para los contemporáneos.”

Su programa mínimo incluye una guía tentativa de instrucciones que no incluye “todas las desviaciones posibles y necesarias de la falsedad, pero una persona que se vaya purificando fácilmente sabrá distinguir otros supuestos.”

Así, a partir de ese momento, (quien se pliegue a la lucha)
- No escribirá, firmará o imprimirá por ningún medio una sola frase que, en su opinión, deforme la verdad.
- No dirá esa misma frase ni en público ni en privado, ni por sí mismo ni por instigación de otro, ni como agitador, profesor, educador, ni siquiera como actor.
- No representará, adoptará o difundirá una sola idea que considere falsa, o que distorsione la verdad, ya sea a través de la pintura, la escultura, la fotografía, la técnica o la música.
- No citará fuera de contexto, ni oralmente ni por escrito, sólo por complacer a alguien, o para enriquecerse, o por lograr éxito en su trabajo, una idea que no comparta o que no refleje con precisión el asunto en cuestión.
- No se obligará a asistir a manifestaciones o a reuniones contra su voluntad, y tampoco levantará ningún cartel o eslogan que no acepte completamente.
-No levantará la mano para votar a favor de una propuesta con la que no simpatice sinceramente, ni votará públicamente o en secreto a quien considere indigno o dude de sus capacidades.
- No se obligará a asistir a una reunión en la que quepa esperar una discusión forzada o distorsionada de una cuestión.
- Abandonará inmediatamente cualquier reunión, sesión, conferencia, representación o película en la que el orador mienta, distribuya estupideces ideológicas o propaganda desvergonzada.
- No se suscribirá ni comprará ningún periódico o revista en los que la información sea deformada o donde los hechos principales sean ocultados.”

Y una vez más, el escritor reitera que la libertad no es gratis. Hay un costo para ser libres y los resultados no serán inmediatos: “… al principio no será igual para todos. Algunos, al principio, perderán sus empleos. Los jóvenes que quieran vivir en la verdad tendrán, al principio, muchas complicaciones, porque se exigen declaraciones llenas de mentiras, y es necesario elegir.” El cambio tiene un precio y exige coraje. La necesidad y la simultánea carencia de coraje serán uno de los temas sobre los que se ocupará en pocos años más en su famoso discurso de Harvard, refiriéndose más al mundo occidental en esa oportunidad.

El punto central y el problema es que si el hombre contemporáneo no está dispuesto a pagar el precio, quizás no merezca la libertad: “si nos amedrentamos, incluso después de haber dado este paso, entonces es que somos inútiles e indignos, y se nos podrá lanzar a la cara el desprecio de Pushkin: “¿Por qué debería tener el ganado los regalos de la libertad? Su herencia, generación tras generación, es el yugo y el látigo”… “no hay ninguna escapatoria para alguien que quiera ser honesto. Todos los días, cualquiera de nosotros tendrá que enfrentarse con al menos una de las situaciones que acabamos de mencionar, incluso si es investigador en la más exacta de las ciencias. Verdad o falsedad: libertad o servidumbre espiritual.”

Pero si lo paga, el hombre hará posible que reine la verdadera paz. En el discurso escrito con motivo de la recepción del premio Nobel, Solzhenitsyn expresa su esperanza en este final: “Y, ni bien la mentira sea expulsada, quedará revelada la desnudez de la violencia en toda su fealdad – y la violencia, decrépita, caerá.”

martes, 19 de marzo de 2019

Buenos Aires: “Las olvidadas libertades individuales ante el lobby LGBT” - 26 de marzo - Gabriel Zanotti




Cátedra Acton 2019


CLASE 1: ¿Pueden los derechos convertirse en privilegios?



El martes 26 de marzo, 18:30 hs, empieza la CÁTEDRA ACTON 2019 con el prof. Gabriel Zanotti, Director Académico del Instituto Acton


INSCRIBIRSE AQUÍ.

Universidad Austral (Cerrito 1250, CABA)
Arancel: $200 (becas disponibles)


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sábado, 16 de marzo de 2019

Academia del Plata - VALORES N° 3 - La ideología de Género

VALORES

N° 3

La ideología de Género

Esta es una publicación de La Academia del Plata. Las opiniones de los artículos publicados no reflejan necesariamente la opinión de la Academia.


Carta del Presidente


FELICIDAD Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO



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por Ludovico Videla



En estos momentos estoy gozando de un horizonte nuevo, donde yo, y todo lo que gira a mí alrededor, se mueve a una menor velocidad. He llegado a la edad del retiro. El mundo es más lento, en parte por la disminución de las capacidades sensoriales, pero también por prestar más atención, para entender mejor, más hondamente, lo que pasa a mí alrededor. 

La mayor libertad que dispongo es en gran medida fruto de mi condición de ser menos útil. O al menos para ciertas cosas, hago labores triviales pero algunas gratificantes como hamacar a mis nietos y leer más libros. 

Casi de casualidad volvió a caer en mis manos “Felicidad y Contemplación” de Josef Pieper, con lo que volví a reflexionar sobre cuestiones que en su momento- hace 50 años en 1968- aparecieron como de golpe frente a mí. 

Santo Tomás dice Pieper, afirma que querer ser feliz no es una cuestión de elección. “El hombre quiere la felicidad naturalmente y con necesidad”.[1] 

Natural aquí quiere decir creado, es decir hemos sido creados de una forma y hacia un destino que no hemos elegido y está decidido por encima y antes que nosotros mismos. 

Ese deseo de felicidad es como una sed insaciable que no podemos satisfacer completamente y agota nuestras energías. 

La Constitución de Estados Unidos reconoce el derecho de todo ciudadano de buscar la felicidad. Pragmático, Benjamín Franklin interpretó este derecho en un sentido subjetivo, todos pueden buscar la felicidad a su manera pero el Estado no garantiza su procura, solo cuida la libertad para que busquemos la felicidad de la manera que consideremos mejor. 

Jeremías Benthan, le dio un giro al tema felicidad, que domina la esfera de la política desde entonces. El Estado debería lograr “la mayor felicidad para el mayor número”, pero felicidad era para él, bienestar, “el máximo de placer y el mínimo de dolor”. 

Pero Santo Tomás ya nos había alertado sobre guiarnos por las demandas sensibles, él decía “Así las preocupaciones sensibles impiden al hombre ocuparse de las cosas inteligibles”[2]. Si nos dejamos llevar exclusivamente por lo sensible se nos obscurece el sentido profundo de las cosas y la vida, y no podremos acertar en el camino de la felicidad verdadera. 

San Benito dice en la Regla, con ese lenguaje directo y rudo que ya no lo escuchamos “hay caminos que parecen rectos a los ojos de los hombres pero conducen a lo más profundo del infierno”.[3] Hay que acertar en el camino. 

Volviendo a 1968 y su revuelta, del Noce la llama “la última revolución burguesa”, porque verdaderamente los llamados “jóvenes idealistas” rechazaban la sociedad de consumo, y querían hacer la revolución que compraron de los filósofos de Frankfurt, pero terminaron en el individualismo triunfante y la globalización económica. De los hippies o yippies arribamos a la edad de los yuppies. 

Ahora quieren encontrar la felicidad en la mutación de la identidad sexual. La ideología de género ya perturba el goce del sexo y la relación hombre mujer. Por necesidad debe ser totalitaria por antinatural. 

Cuando esto se supere, volverá nuevamente a quedar claro que tenemos un deseo infinito de felicidad, y que es posible alcanzarlo parcialmente en este mundo, pero que será pleno en el otro. 

Alternativamente podremos volver a la falsa infinitud del burgués que busca saciar su deseo de felicidad consumiendo cosas y acumulando objetos, para siempre frustrarse.


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[1] Pieper, Josef, 2012, Felicidad y Contemplación, Librería Cordoba, Buenos Aires, p.19. 
[2] Tomas de Aquino, Suma Teológica, cuestión 94, art.1. 
[3] Regla de San Benito, cap.7, edición Abadía de Silos, España.


Leer aquí




EDITORIAL


La imagen puede contener: Juan Marcos Pueyrredon



por Juan Marcos Pueyrredón



Sale un nuevo número de la Revista VALORES, ésta vez sobre la “Ideología de Género”, tema que es desarrollado por los distintos autores con un enfoque interdisciplinario, o sea intentando abarcar dentro de un orden jerárquico los diferentes aspectos y dimensiones de la cuestión a analizar 

Como toda ideología, la de género es “un sistema cerrado de ideas que se postula como modelo según el cual ha de reestructurarse toda la vida humana en sociedad”. Es un proyecto que define qué y cómo ha de ser la realidad: por esto no necesita de la experiencia sino del poder. 

Como se sabe la ideología de género surgió en el seno del movimiento feminista norteamericano a finales de los años 60 del siglo pasado, cuando un grupo de mujeres partidarias empezaron a criticar al feminismo anterior, afirmando que se había equivocado de objetivo, al tener como meta la igualdad entre el hombre y la mujer. 

Para este nuevo movimiento, que se autodenominó como de género, el objetivo de la liberación de la mujer no se consigue igualando en derechos a la mujer con el hombre, sino haciendo desaparecer la distinción entre ambos. 

Así afirma que no hay nada natural en la distinción entre hombre y mujer; los roles psicológicos, sociales y sexuales asociados a la condición masculina y femenina, son una pura construcción cultural, hecha por el hombre, para “esclavizar” a la mujer al servicio de la “función reproductiva”, en beneficio del varón, a través de esa “institución opresora” que es el matrimonio. 

Por eso, todos los planteamientos de la ideología de género están imbuidos de verdadera fobia a la maternidad y al matrimonio. 

La maternidad es para la mujer una desgracia y una verdadera condena biológica. Como sostiene Simone de Beauvoir, en un texto de corte llamativamente totalitario: “Pensamos que ninguna mujer debería tener esta opción, la maternidad. No debería autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidar a sus hijos, la sociedad tiene que ser diferente. Las mujeres no deben tener esa opción, porque si esa opción existe, demasiadas mujeres se decidirán por ella”. 

Para esta ideología, cada uno se construye su identidad y su orientación sexual de forma autónoma, sin ningún condicionamiento natural, dado que no hay nada natural, en materia de sexo y por tanto, construya como construya cada uno su identidad, su orientación sexual, todo es igualmente valioso: ser heterosexual, transexual, bisexual, homosexual, es fruto de la libertad de cada uno y pueden ser modificado por el sujeto cuantas veces quiera 

Como bien ha señalado, el Papa Benedicto XVI, “según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social que cada uno decide libremente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. 

La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella, continua el Papa es evidente: el hombre niega tener una naturaleza reconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano”. 

Ya no es válido, entonces, lo que leemos en el relato de la Creación: “Hombre y mujer los creo”. No, lo que vale ahora es que no ha sido Dios quien nos creó varón y mujer, sino primero la sociedad quien lo ha determinado y a partir de ahora somos nosotros mismos quienes vamos a decidir sobre esto”. Desaparecen entonces el matrimonio y la familia como realidades naturales con toda su dignidad. 

Queda así convertido el hombre en un ser genérico y asexuado, que privado de su natural y amorosa compañía vaga sin rumbo, solitario y aburrido por un mundo sin una pizca de esperanza. 

La ideología de género tuvo singular éxito en los organismos internacionales, primero en las Naciones Unidas, a partir de las Conferencias sobre Población del Cairo y de Pekín en 1994 y 1995 y tiempo después en la Organización Mundial de la Salud y la UNESCO, donde primero introdujeron su terminología y su lenguaje y recién luego su sustancia, logrando tener gran influencia en países del Tercer Mundo, a través de las políticas de control demográfico aplicadas por el Fondo de Población de la UN y el Bco. Mundial a propósito de los créditos de asistencia que estos solicitaban. 

En la mayor parte de los países occidentales de Europa está de moda la ideología de género, incluida entre “lo políticamente correcto”. Es habitual especialmente en los planteos del Consejo de Europa y del Parlamento Europeo, pero solo se ha encarnado de forma sistemática en la agenda política de una mayoría gubernamental transitoria en España, primero durante el gobierno de Zapatero y luego con Sanchez. 

Lamentablemente nuestro país no ha sido una excepción y especialmente luego del rechazo por el Senado del Proyecto de Ley de aborto, los mismos grupos abortistas, la mayor parte de los medios de comunicación y representantes de los diversos partidos políticos tanto de la oposición como del oficialismo, vienen llevando a cabo una campaña notablemente virulenta a favor de la ideología de género. 

Así, a mediados del año pasado legisladores de diversos partidos políticos, tanto de la oposición como del oficialismo presentaron en la Cámara baja un proyecto de modificación de la ley 26.150 de educación sexual integral (ESI), cuyo propósito explicito era imponer la ideología de género en todas las escuelas (art. 1) y no permitir a las de gestión privada adaptar los contenidos de la asignaturas a los principios que rigen sus proyectos institucionales, (art. 2 y 4 ) violentando de esta forma el derecho de los padres a educar libremente a sus hijos conforme con sus convicciones morales y religiosas, o sea la libertad de enseñanza (art. 14 CN y Tratados internacionales. 

Un Proyecto similar todavía peor, fue presentado en la Provincia de Buenos Aires y obtuvo media sanción en la legislatura provincial, casi por unanimidad. Tan absurdo era el citado Proyecto que además de imponer como única doctrina la ideología de género, desplazaba la competencia exclusiva de la Dirección de Escuelas de la Provincia como órgano de aplicación de la ley de ESI para adjudicarla a una Comisión, integrada por asociaciones de derechos humanos, de la diversidad sexual y de género, centros de estudiantes y sindicatos docentes. 

Por suerte para todos, gracias a la reacción de los padres de los alumnos, de los colegios, de las mismas instituciones educativas e incluso de algunos legisladores y funcionarios del gobierno nacional y provincial y legisladores de otros partidos que no estaban de acuerdo con estas iniciativas, ninguno de ambos proyectos de ley de ESI pudo ser aprobado el año pasado y no se conoce a ciencia cierta si este año podrán ser tratados nuevamente y si en tal caso conseguirán la aprobación. 

Sin embargo, las paginas oficiales de los Ministerios de Educación, Justicia y Derechos Humanos y Salud Publica del Gobierno Nacional, como así también de algunos Gobiernos Provinciales continuaron transmitiendo contenidos de educación sexual, derechos humanos y procreación responsable imbuidos en todos los casos y en forma exclusiva de la ideología de género, como si fuera posible y legitimo imponer dicha ideología como única y excluyente en materias de tanta importancia y sobre todo en la educación de los niños y de los jóvenes. 

No, por causalidad la Academia de Educación en fecha reciente ha alertado a la opinión pública sobre la imperiosa necesidad de respetar el pluralismo educativo y la libertad de enseñanza en materia de educación sexual, a lo que cabe agregar la necesidad de que dicha asignatura responda en sus contenidos a una visión del hombre y de la mujer, fundada en una misma naturaleza humana, en la complementariedad y en la ayuda recíproca que debe existir entre hombre y mujer para su felicidad, la de la familia y la de la sociedad. 

Mas graves son aun, los contenidos que se difunden a través de la web del Ministerio de Salud Publica de la Nacion a cargo del Dr. Alberto Rubinstein a propósito del Programa de Prevención de Embarazos Adolescentes, en la que se promueven masivamente los abortos no punibles del art. 86 del Código Penal, como un derecho más y sobre todo, como un medio idóneo para evitar el embarazo, cuando de lo que se trata es de prevenirlos según reza el Plan y no de deshacerse de ellos una vez que han ocurrido, como ridículamente pretende el Ministro. 

No sorprende sin embargo esta profusa y burda propaganda oficial, teniendo en cuenta que el Dr. Rubinstein, ha demostrado en el Congreso de la Nación ser un acérrimo defensor y ferviente admirador del Proyecto de ley de aborto seguro, libre y gratuito, rechazado finalmente por el Senado de la Nación. 

No alcanza el tiempo y el espacio de esta Editorial para hacer un “racconto” completo de los peligros y males que aquejan a la Argentina actual, además de los ya expuestos, entre los cuales no ocupa un lugar menor, la crítica situación económico-social en la que vivimos y la corrupción heredada del gobierno anterior, el saqueamiento liso y llano del Estado con la anuencia y la colaboración de notables dirigentes empresarios, sindicales e incluso de jueces de la Nación. 

Y qué decir de la aparición de un virulento laicismo militante, espíritu de odio y apostasía, en especial contra la Iglesia Católica, de la que da cuenta sin ir más lejos lo ocurrido el 9 de marzo pasado, con la blasfema parodia de una Virgen vestida de verde llevada en andas por grupos abortistas e instalada no se sabe por cuánto tiempo en el Centro Cultural Haroldo Conti, dependencia del Ministerio de Justicia de la Nacion, sin que el responsable máximo del Centro, -su Director Alex Kurland-, dijera nada al respecto.. 

Todo lo expuesto pone de relieve que la sociedad argentina padece una crisis moral y política de enorme calibre que viene de hace mucho tiempo y que sería injusto atribuir exclusivamente a este gobierno o a cualquier otro. Vivimos una crisis moral, una crisis de valores que nos ha hecho perder identidad y entusiasmo como pueblo. 

Ya lo describía ese gran pensador, amante y a la vez riguroso crítico de la Argentina que fue Ortega y Gasset en su segunda visita al país con estas palabras: 

“Yo he visto -decía- que hoy el problema más sustantivo de la existencia argentina es su reforma moral. El hombre argentino está desmoralizado y lo está en un momento grave de su historia nacional, cuando después de generaciones en que ha vivido de fuera tiene que volver a vivir de su propia sustancia en todos los órdenes: económico, político, intelectual. Es preciso llamar al argentino al fondo autentico de sí mismo, retraerle a la disciplina rigurosa de ser sí mismo, de sumirse en el duro quehacer propuesto por su individual destino” 

Hemos perdido el rumbo porque hemos dado la espalda a los valores morales que son el cimiento de la política y de todo el quehacer humano, individual y social. Somos una sociedad guaranga, como nos calificaba Ortega donde cada individuo y cada sector intentan abrirse camino a codazos, a expensas de los demás y el vicio político dominante es la intolerancia. 

¿Cómo salir adelante como sociedad cuando muchos de nuestros dirigentes políticos, empresarios, sindicales, de la justicia, de la educación, de la cultura y de los medios de comunicación, de la Iglesia, del mismo gobierno y de la oposición, no procuran el bien común, sino exclusivamente su propio bien individual? 

¿Cómo salir adelante cuando desde el mismo gobierno y desde la oposición se promueven valores contrarios a la vida y a la familia y se pretende excluir de la vida pública la dimensión religiosa de la existencia, renegando de nuestras tradiciones y a contra pelo de lo que ocurre en la mayor parte de los países y del mundo? 

¿Cómo salir adelante, con muchos funcionarios públicos, legisladores y magistrados, que deberían ser un ejemplo para todos de sabiduría, honestidad y decoro, en el desempeño de su función y en su vida privada, y que en cambio, son modelo de soberbia y de prepotencia, de descarada rapiña y de amoralidad degradante, a la vista del pueblo, especialmente de los más necesitados que tienen que soportar sus festicholas y sus vicios?. 

Creemos sin embargo, que a pesar de la crisis que vivimos, nuestro país va a salir adelante. Somos muchos los argentinos de bien, en todos los rincones de la Patria y de todos los sectores sociales, sin distingos de credo o de fortuna que estamos dispuestos a luchar por un país mejor. 

Un país donde prime la verdad sobre la mentira, los valores morales sobre el hedonismo y el desenfreno, la familia y la apertura generosa a la vida sobre la humillación y la muerte, la solidaridad sobre el egoísmo individualista, la justicia sobre la corrupción y la miseria. 

Un país donde los hombres sepamos decir ¡GRACIAS!, a la mujer-madre, a la mujer-esposa, a la mujer-hija, a la mujer-hermana, a la mujer-trabajadora que participa en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, religiosa, artística y política, mediante el indispensable aporte… a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas en humanidad… 

Un país donde prime la educación en valores sobre la ignorancia, la identidad renovada y moderna de ser argentinos, abierta al mundo sobre la copia estúpida de lo que no es nuestro, la libertad responsable y la iniciativa individual sobre el estatismo esclavizante. 

Un país donde prime la democracia republicana y federal sobre toda forma de totalitarismo, el trabajo y la producción sobre la especulación financiera y la apertura a la dimensión religiosa, en lo privado y en lo público sobre el monopolio laicista contrario a la libertad religiosa. 

El debate público sobre el aborto y por la libertad de los padres a educar a sus hijos conforme con sus convicciones morales y religiosas a propósito de la ley de ESI ha probado que también en la Argentina la lucha por la libertad y por la vida, ambos valores esencialmente cristianos tienen muchos adherentes capaces de salir públicamente en defensa de estos valores y de muchos otros. 

Es hora que a través de los partidos tradicionales o de nuevas alternativas políticas vayamos encontrando los canales para que la democracia pueda empezar a incluir con mas representatividad a todo aquellos que creemos, amamos y estamos dispuestos a defender, todos juntos también si es necesario en el terreno de la política esos valores cristianos.





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SEMINARIO 3 Y 10 DE ABRIL


“EL DESAFIO DE LA IDEOLOGIA

DE GENERO”



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Consultas: 

Juan Marcos Pueyrredón