Benedicto XVI: «El bien vencerá en el mundo, aunque el mal hace más ruido»
El Evangelio está destinado a todos los hombres
Te Deum año 2012
El Te Deum que elevamos al Señor esta tarde, al final de un año solar, es un himno de acción de gracias que se abre con la alabanza - "Te alabamos, oh Dios, te proclamamos Señor" - y termina con una profesión de confianza - " Tú eres nuestra esperanza, no quedaremos confundidos para siempre. "
Cualquiera que haya sido el camino del año, fácil o difícil, estéril o fecundo, damos gracias a Dios. El Te Deum, de hecho, contiene una profunda sabiduría, aquella sabiduría que nos hace decir que, a pesar de todo, existe el bien en el mundo, y este bien está destinado a ganar, gracias a Dios, el Dios de Jesucristo, encarnado, muerto y resucitado.
Entre las noticias, se destaca más un asesinato brutal, la violencia difundida, las graves injusticias. Mientras que, por el contrario, los gestos de amor y de servicio, la fatiga diaria soportada con fidelidad y paciencia, se dejan, a menudo, en la sombra, no emergen.
También por este motivo, no podemos detenernos sólo en las noticias, si queremos comprender el mundo y la vida; debemos ser capaces de detenernos en silencio, en la meditación, en la reflexión con calma y detenimiento; debemos saber detenernos para pensar.
De esta manera –dijo Benedicto XVI–, nuestro espíritu puede encontrar la curación de las heridas inevitables de la vida diaria, puede profundizar en los acontecimientos que suceden en nuestras vidas y en el mundo, y llegar a aquella sabiduría que permite evaluar las cosas con nuevos ojos.
“El cristiano es un hombre de esperanza, incluso y sobre todo ante la oscuridad, que, a menudo, existe en el mundo y que no depende del plan de Dios, sino de las decisiones equivocadas del hombre, porque sabe que el poder de la fe puede mover las montañas (cfr. Mt 17:20): el Señor puede iluminar incluso las tinieblas más profundas”.
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