La ideología del gender:
una bomba cultural de alto grado destructivo
Del discurso del Papa a la Curia Romana el 21 de diciembre dl 2012
Benedicto XVI nos ha acostumbrado a discursos de gran nivel en ocasión de su encuentro con la curia romana para el intercambio de felicitaciones natalicias. Este año lo ha vuelto hacer.
El pasado 21 de diciembre ha tocado dos temas de mucha importancia: la familia y el dialogo entre las religiones. En esta página nos ocuparemos del primer argumento.
Quizás los católicos que tienen competencia en el campo en la política hayan leído el discurso del Papa. Sería un placer de que leyesen este discurso, especialmente la frase que hemos señalado entre comillas, sobretodo en este periodo pre-electoral en el cuál las fuerzas políticas evitan afrontar estos temas.
La familia, ha dicho, tiene una importancia fundamental en la trasmisión de la fé.
Si la familia pierde su valor tambien peligra la trasmisión de la fé.
Si las personas no desean empeñarse más en una relacion con la vida, desaparecerán esperiencias importantes de la persona humana y cristiana: “ ser padre, madre, hijo”.
Desaparece la apertura y la dedicación, la superación del egoísmo, que se encuentra en la base de la familia y la sociedad.
La cultura occidental esta minando la familia en sus mismas bases.
La familia no es solamente un forma social sino una institución social fundamental para que el hombre no quede encerrado en sí mismo, sino que pueda abrirse a la decsición de entrar en el matrimonio y en la familia supere verdaderamente el propio “yo” en un “nosotros”.
Sin esta superación, en la familia no existe una verdadera sociedad.
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La dualidad hombre-mujer esencial para el ser humano
Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a la Curia romana con motivo de las felicitaciones de Navidad, Viernes 21 de Diciembre de 2012
"El gran rabino de Francia, Gilles Bernheim, en un tratado cuidadosamente documentado y profundamente conmovedor, ha mostrado que el atentado, al que hoy estamos expuestos, a la auténtica forma de la familia, compuesta por padre, madre e hijo, tiene una dimensión aún más profunda.
Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres.
Cita una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on le devient”).
En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» como una nueva filosofía de la sexualidad.
Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía.
La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente.
El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano.
Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear.
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