Navidad y Año Nuevo:
mirar el futuro y dejar atrás el populismo
por Orlando J. Ferreres
por Orlando J. Ferreres
En esta época del año, para Navidad y Año Nuevo, solemos hacer un balance de cómo anda el país. El balance no es bueno: estamos volviendo al pasado. Esta es una situación dolorosa en un mundo que vive mirando al porvenir. Cada día, en otros lugares, se concretan más cambios, más inventos, más modernidad, por lo cual vamos quedando rezagados en forma explícita. La juventud que quiere progresar, que quiere estudiar y trabajar fuerte, no está motivada por las tendencias actuales del país.
Me gusta construir, conciliar posiciones, llegar a consensos que se hagan carne en lo que nos conviene como país, todos mirando un ideal futuro de la Argentina, un proyecto de vida en común. Por eso no quisiera tener que decirlo, pero la verdad es que hay muchas cosas básicas que no andan bien. Por ejemplo, los trenes se mueven por milagro, y cuando circulan es muy difícil que lleguen a horario. Lo mismo pasa con los demás medios públicos de transporte. Las rutas están en muy mal estado. Por ejemplo, la ruta Panamericana que une Buenos Aires con Rosario, las dos principales ciudades del país, está llena de baches y hundida en los lugares por los que circulan las ruedas de los camiones. No se ha hecho el mantenimiento correcto. Ahora se está arreglando con una carpeta asfáltica no muy gruesa, que seguramente se llevarán las primeras lluvias que caigan. La Ruta 6, que une Zárate-Campana con La Plata, los dos polos industriales y de refinerías más importantes del país, es intransitable. Y se podría seguir, por ejemplo, con la contaminación del Riachuelo, con las villas miserias que se están ampliando (algunas construcciones tienen hasta cuatro pisos), con la inversión para explorar petróleo y gas que no hicimos y muchas cosas más.
Me gusta construir, conciliar posiciones, llegar a consensos que se hagan carne en lo que nos conviene como país, todos mirando un ideal futuro de la Argentina, un proyecto de vida en común. Por eso no quisiera tener que decirlo, pero la verdad es que hay muchas cosas básicas que no andan bien. Por ejemplo, los trenes se mueven por milagro, y cuando circulan es muy difícil que lleguen a horario. Lo mismo pasa con los demás medios públicos de transporte. Las rutas están en muy mal estado. Por ejemplo, la ruta Panamericana que une Buenos Aires con Rosario, las dos principales ciudades del país, está llena de baches y hundida en los lugares por los que circulan las ruedas de los camiones. No se ha hecho el mantenimiento correcto. Ahora se está arreglando con una carpeta asfáltica no muy gruesa, que seguramente se llevarán las primeras lluvias que caigan. La Ruta 6, que une Zárate-Campana con La Plata, los dos polos industriales y de refinerías más importantes del país, es intransitable. Y se podría seguir, por ejemplo, con la contaminación del Riachuelo, con las villas miserias que se están ampliando (algunas construcciones tienen hasta cuatro pisos), con la inversión para explorar petróleo y gas que no hicimos y muchas cosas más.
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