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sábado, 22 de febrero de 2014

«La Francia republicana ha subyugado a la Francia católica, y la Francia católica lo ha aceptado», se lamenta, en una entrevista a Il Foglio, el filósofo Pierre Manent


República contra cristianismo




«La Francia republicana ha subyugado a la Francia católica, y la Francia católica lo ha aceptado», se lamenta, en una entrevista a Il Foglio, el filósofo Pierre Manent, discípulo de Raymon Aron y cofundador de la revista Commentaire. 

El presidente Hollande pretende implantar –dice– una nueva concepción de la democracia, convertida básicamente en sinónimo de sus postulados radicales en materias de laicismo, moral o familia. 

Los obispos, en un principio unidos contra la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio (la Iglesia lideró la oposición social en Francia), dan muestras de división, temerosos seguramente de verse empujados al extrarradio de la democracia.

Uno de los que no se dejan intimidar es el cardenal Barbarin, arzobispo de Lyon y Primado de las Galias, que se unió a la Manif por Tous del domingo 2 de febrero. 

Miles de franceses volvieron a salir a la calle para pedir que se restituya la definición legal del matrimonio, exigir la retirada de una asignatura impregnada de ideología de género y protestar contra la liberación total del aborto, que se votaría al día siguiente en la Asamblea Nacional.

Ese lunes, Le Journal du Dimanche publicaba una entrevista con el ministro de Interior, Manuel Valls, en la que el ministro más popular de Francia arremetía con extraordinaria dureza contra los manifestantes, a los que presentaba como una coalición de «antisemitas, racistas, homófobos… 

Dicho en una palabra, antirrepublicanos», que actúan «como elementos facciosos» y «no aceptan la democracia ni las decisiones del Parlamento». Según Valls, «la República ya ha conocido momentos difíciles» y «amenazas de disolución» como ésta, y volverá a salir victoriosa. 

En cuanto a los enemigos de la República, quedan situados en el mismo plano los jóvenes que organizan vigilias de oración por la familia, y los nuevos populismos nacionalistas y antisemitas. 

Ya en verano, el Gobierno francés trató de vincular torticeramente la Manif por Tous, entonces en pleno apogeo, con el asesinato del joven “antifascista” Clément Méric a manos de un grupo de cabezas rapadas, un hecho lamentable, pero absolutamente ajeno a la movilización pro familia.

El Gobierno quiere dejar de tener que recurrir a esos subterfugios: ahí está la resolución del Parlamento Europeo (el Informe Lunacek) que propone perseguir legalmente a quienes cuestionen el estilo de vida homosexual, equiparándolo automáticamente con la homofobia. 

Con respecto al aborto, las últimas modificaciones impulsadas por los socialistas hacen que, en Francia, tratar de persuadir a una embarazada que quiera abortar sea ahora delito. Xavier Dor, un hombre de 84 años, ha sido condenado a una multa de diez mil euros (o a pena de cárcel) por entregar unos zapatos de bebé a una mujer para tratar de disuadirla de abortar.

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