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domingo, 2 de diciembre de 2012

Susana Hortigosa: vivió sumergida en un mundo de promiscuidad, drogas, depresiones... hasta que un novio católico le iluminó su vida


Juan Antonio Ruiz



  • La conversión es una experiencia brutal. Y, en mi caso, me gusta porque yo no estaba en una situación extrema. 
  • Cuando se cuentan las conversiones de prostitutas, drogadictos, presos, etc., los ateos suelen argumentar que han encontrado a la Iglesia como una forma de escapar a su situación, o como un consuelo
  • Pero yo no necesitaba a Dios. 
  • Le buscaba, sí, pero mi vida era muy normal: un trabajo corriente, buenos amigos, una vida independiente... pero sentía un vacío inmenso en mi interior
  • Trataba de llenarlo estando pendiente de otras cosas: de ascender en el trabajo, de comprar esto o lo otro, estableciendo relaciones idealizadas y de dependencia... y nada de esto me llenaba. 
  • Intentaba acallar esa voz que me decía que nada tenía sentido, que no había una razón para levantarse por las mañanas. 
  • Esa soledad abismal. 
  • Hasta que encontré a Dios: entonces, de repente, todo cuadraba».


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A partir de ese momento, empezó a integrarse en la parroquia, a recibir catequesis, a ir a misa. Hizo su Primera Comunión. Hace apenas unas semanas se confirmó… «y poco a poco espero ir encontrando mi sitio en la Iglesia», dice una feliz Susana.

Todo este proceso, y mucho más, es lo que cuenta en su blog:http://www.yentucamino.blogspot.com.es/ 


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Leer aquí: www.religionenlibertad.com

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