Una contra todos
por Alejandro Olmedo Zumarán
por Alejandro Olmedo Zumarán
Comenzó el éxodo de muchos socios del gobierno. Representantes de la izquierda buscaron otros horizontes; algunos en el Frente Amplio y Progresista, por ejemplo. Los periodistas que apoyaban al gobierno en los primeros años tomaron cierta distancia a pesar de la concentración de medios oficialistas, constituyendo el principal quebranto la finalización de la sociedad Moyano-gremios-Gobierno.
Los enemigos ya no eran débiles ancianos o instituciones que no gozan de simpatía sino grupos como Clarín, Moyano y muchos gremialistas de peso que enfrentaron las chicanas y aprietes que hasta ahora habían sido suficientes para atemorizar, intimidar y lograr lo que el gobierno se propusiera mediante estas maniobras antidemocráticas. El principal motivo, sin embargo, fue la falta de dinero para alegrar voluntades, situación esperable ante la falta de previsión y aplicación de un "modelo" eficiente.
Hemos arribado así al momento en que la presidenta y sus ministros salen a afirmar disparates propios de novatos que carecen de experiencia y de formación política e intelectual.
Rebaten a los gritos, retrucan faltando el respeto a quienes disienten con ellos, se enojan como chicos caprichosos a quienes la mamá no les compra un chupetín luego de haberse comido anteriormente tres.
Esto no hace más que aislar al gobierno, que día a día pierde poder. La clásica retirada de los peronistas ha comenzado.
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