Del peligro y el error de
descontextualizar la Historia
por Luis Antequera
Es uno de los grandes males del momento. Lo hacemos todos en nuestra vida diaria, pero lo más grave es que lo hacen también los más sesudos y afamados –que no prestigiosos ni profesionales- historiadores, cuya primera asignatura en la universidad debería ser precisamente esa: “Descontextualización de la Historia: el gran peligro del historiador”.
Nos empeñamos en juzgarlo todo con los ojos actuales, sin tratar de entender las razones por las que cuantos nos antecedieron, nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros tatarabuelos, hicieron las cosas, condenándoles con una crueldad inusitada, y pensando que sólo lo hicieron porque eran malvados y retrógrados. Como si todo se hubiera hecho mal hasta que llegó esta generación maravillosa y elegida que no es otra que, precisamente, mire Vd. qué coincidencia, la nuestra.
No nos damos cuenta de que con la misma crueldad con la que nosotros juzgamos a los que nos antecedieron en la historia –pinche aquí si desea conocer un caso bien notable de crítica inmisericorde y zafia- nos juzgarán a nosotros. Algunos de los pecados que nos pueden reprochar los podemos incluso imaginar. Julián Marías pronosticaba el escarnio de nuestra generación por el genocidio feticida en que consiste el aborto masivo que se practica en nuestras sociedades. Todo apunta a que al genocidio feticida pronto se unirá el de todas las personas que representan para la sociedad no sólo nula productividad sino un coste más o menos elevado, categoría que irán engrosando progresivamente tarados profundos, ancianos, lerdos, discapacitados y por esta misma lógica, hasta parados... aunque estos últimos los veo improbables porque contrariamente a los anteriores, tienen fuerza y capacidad suficiente para defenderse ( a no ser que sólo fueran unos pocos…)
Todo esto por lo que nos parece, digámoslo así, “pronosticable”. Pero lo más grande del tema es que la mayoría de las cosas por las que nuestra generación será criticada no nos las podemos ni tan siquiera imaginar, como no podían imaginar nuestros padres que serían tildados de machistas por encargar la custodia de sus casas a sus esposas o por ni siquiera concebir que dos hombres pudieran casarse y adoptar hijos, o por echarse las manos a la cabeza y esconder a la hija en casa por un embarazo "deshonroso" pero al fin y al cabo traer al mundo a la criatura, los famosos "penaltis" de los años 70 y 80, y tantos y tantos ejemplos más que podría uno aportar…
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