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jueves, 25 de julio de 2013

¿Para qué deseamos diagnosticar una enfermedad hereditaria, incluso antes de que se manifieste?

El diagnóstico genético 
y las buenas prácticas médicas

por Nicolás Jouve


Los acontecimientos en relación con los avances en la investigación biomédica se suceden de forma muy acelerada y cuando se presentan a la sociedad a través de los medios de comunicación pueden producir muy diferentes sensaciones. Lo importante es no olvidar todos los detalles y en cualquier caso presentar el hecho sobre el que se informa de acuerdo con el principio de respeto a la dignidad y a la vida humana.

Hace unos meses se anunció el nacimiento de un niño fruto de la selección embrionaria practicada para evitar que padeciese el «síndrome de Inmunodeficiencia combinada severa» (SCID), más conocido como la enfermedad de los «niños burbuja». Si uno se queda en la espuma de la noticia, el hecho en sí es fantástico… nacen niños libres de esta temible enfermedad. Pero en este caso, como en todos los que utilizan la tecnología de la selección embrionaria, por cada niño que nace sano habrán sido descartados y eliminados varias decenas de embriones, incluidos muchos sanos, malogrados por la manipulación necesaria para hacer el «diagnóstico genético preimplantatorio». La objeción ética es evidente, no solo por la eliminación de vidas humanas en estado embrionario, sino por el hecho en sí de cosificar a los embriones y convertir el inicio de la vida en una especie de cadena de producción.

Del mismo modo se procede con los llamados «bebés medicamento», nacidos con la fantástica idea de ser donantes de un hermanito que nació enfermo con anterioridad. A veces donantes no de algo tan simple e inocuo como la sangre de su cordón umbilical, sino de la médula ósea, que ya son palabras mayores. Si nos quedamos con el hecho de que ha nacido un bebé con un sistema de histocompatibilidad compatible con el hermano enfermo con una anemia de Fanconi u otro tipo de enfermedad de la sangre, nos parecerá bien el buscar el embrión adecuado con tal de sanar al hermano, incluso muy bien. Pero ¿qué ocurre con las docenas de embriones, incluso sanos, carentes del mismo sistema de histocompatibilidad que se quedan en el laboratorio? ¿No es más operativo y rápido buscar una muestra de sangre de cordón umbilical compatible en un Banco de cordones umbilicales?

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