por Jorge Enrique Mújica
La aparición de un libro en Italia, cuyo argumento central es la teología de la liberación («Dalla parte dei poveri. La teología della liberazione»), ha dado pie a algunos titulares más bien equívocos por parte de cierto sector de la prensa que se ocupa de cuestiones eclesiales (por ejemplo La Repubblica o La Stampa en Italia).
Dos factores han contribuido a las tergiversaciones sobre una supuesta rehabilitación o camino despejado para la teología de la liberación por parte del Vaticano: 1) el nombre de los autores firmantes (el actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el sacerdote dominico y «padre» de la teología de la liberación, Gustavo Gutiérrez) y 2) el presentarlo con una amplia reseña publicada en el periódico de la Santa Sede, L´Osservatore Romano. Todo esto en el contexto del pontificado de un Papa latinoamericano bajo el cual, según la misma reseña, «la teología de la liberación no podía quedarse por largo tiempo en la sombra». La realidad, sin embargo, es más bien distinta.
El libro reseñado fue originalmente publicado en 2004, en lengua alemana, cuando el arzobispo Gerhard Ludwin Müller todavía no había sido nombrado prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe (fue nombrado el 2 de julio de 2012, es decir, ocho años después de la aparición del texto). El autor de la reseña publicada en L´Osservatore Romano lo presenta como un libro escrito a «cuatro manos» entre Müller y Gutiérrez. La realidad detrás de la expresión –que pudo haber sido más afortunada– no supone, sin embargo, que un autor asuma las ideas del otro. De hecho, la misma distribución del libro hace notar cómo los pensamientos expresados (que al ser personales no son necesariamente las ideas del magisterio de la Iglesia, si bien tampoco parecen contraponerse concretamente en esta obra) son más bien opiniones respecto a un tema que suscita algún interés entre algunos teólogos de venerable edad: de las 183 páginas del libro, 117 son de Gutiérrez y 76 del entonces obispo de Ratisbona, Alemania. O en otras palabras, que cada cual trató el argumento central según su propio pensar.
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Suena interesante.
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