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miércoles, 11 de febrero de 2015

Gary Cooper, a punto de afrontar su última aventura: “Lo que va a pasar es voluntad de Dios. No temo al futuro”.



La conversión de Gary Cooper empezó con una oración de ficción: se dilató 27 años, pero murió con fe


por J.C. Ginés

Quería dar gracias a Dios: se hizo católico a los 58 años

¿Y si una oración falsa, de “teatro”, hubiera tenido un efecto real? Esa es la idea detrás de la historia de San Ginés, que según la leyenda era un cómico romano que se burlaba de la misa de los primeros cristianos pero un día, representando una misa bufa… recibió la certeza de que allí estaba Dios, se convirtió y murió mártir.

También es una idea que el escritor y cineasta K.V. Turley puede ver detrás de la conversión al catolicismo (dilatada en décadas) del famoso actor –y vividor de vida desordenada- Gary Cooper.

Turley cree que la Virgen tuvo mucho que ver y que el punto de inicio se dio en 1932 con la película “Adiós a las armas”, en una escena peculiar.

Se puede ver a partir del minuto 30 segundo 40 de la versión en YouTube en español que presentamos en este artículo.

Gary Cooper –soldado herido- y Helen Hayes –la enfermera que le cuida- están enamorados. El capellán militar -va de uniforme- lo ve, se ofrece a bendecir su amor, se aparta y reza en latín. De fondo, una escena de la Anunciación, la escena en que el ángel anuncia a María que Dios la ha llenado de Gracia.Los protagonistas sienten que es como si ante Dios se hubieran casado.

¿Y los actores? ¿Recibieron una bendición? El efecto se dilató, 24 años para ella, 27 para él.



El capellán de Adiós a las Armas reza... con una imagen de la Anunciación bien grande de fondo



Gary Cooper se recupera, Helen Hayes se enamora, el capellán quiere bendecirles... una escena que no sale en el libro; al actor no le interesaba la religión; la actriz estaba alejada de la Iglesia... pero ambos morirían como buenos católicos

Véase la escena desde min30 s50

https://www.youtube.com/watch?v=aSCB7aW5Y4E



El caso de Helen Hayes
Cuando rodó esta escena, Helen Hayes era católica, pero llevaba 4 años alejada de la Iglesia porque se había casado con un divorciado. Su marido –civil- murió en 1956, ella para entonces tenía dos Oscars y una fe firme. Se reconcilió con la Iglesia, fue una católica convencida y activa los 37 años de vida que siguieron y murió el día de San Patricio de 1993. Un cardenal ofició su funeral.

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