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domingo, 8 de febrero de 2015

Esa corrupción individual, y general a un tiempo, es la que puede producir cualquier apocalipsis


El problema al que se enfrenta la humanidad no es el cambio climático sino la corrupción personal

Eulogio López - eulogio@hispanidad.com

El temporal de frío y nieve que azota el hemisferio norte, tanto europeo como asiático y americano, ha provocado que los profetas del calentamiento global, que cada día nos convocan para el desastre inminente, se hayan ido de vacaciones y hayan abandonado su sitial apocalíptico. Y es que el personal no está por la labor de aceptar el mar de magma en el que nos ahogan los expertos del cambio climático mientras a uno se le hiela la mucosa cuando sale a la calle.

Insistimos: alguien quiere mantener a la humanidad miedosa ante grandes cataclismos globales.

En primer lugar, comprobemos si realmente hay cambio climático o si se trata de nuestra incapacidad para medir algo tan necesariamente voluble, y a la postre tan rítmico como el clima, ese elemento renuente a las previsiones, difícil de resumir hasta en su pasado más reciente e incluso subjetivo.

En segundo lugar, no terminamos de saber si, supuesto que exista y hasta que punto existe, el cambio climático es bueno o malo. Como todo lo que afecta a la naturaleza, será bueno para algunas personas y zonas, y malos para otras personas y otras zonas, pero nos los presentan.

Lo que es cierto es que la humanidad no se enfrenta al cambio climático: se enfrenta a su propia corrupción, que esa sí es mensurable, evaluable y definible. Y los desastres que ocurren en el mundo no son producto del cambio climático sino de la corrupción personal. No la política, que es una forma menor y casi tonta de corrupción. Me refiero a la corrupción de cada cual, vamos, que andamos ligeramente empecatados.

Corrupción personal -no existe la corrupción colectiva, como no existe el pecado colectivo- pero sí individualmente generalizada. Esto es lo importante, y no la tontuna del cambio climático. Esa corrupción individual, y general a un tiempo, es la que puede producir cualquier apocalipsis.

Y lo producirá. La olla está demasiado llena y ya hiede. Pero, eso sí, no haga ni caso a los augures del cambio climático. O son tontos o son algo peor. Que no le amarguen la vida.

Fuente: www.hispanidad.com

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