UN MAL SILENCIOSO Y EXTENDIDO:
EL JUEGO DE AZAR
+Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo
“El Mercurio”
20 06 2013
En una comuna de Santiago se ha hecho un cálculo de cuánto gasta una persona que juega en las máquinas electrónicas instaladas en el comercio o en casa particulares. La cifra es 70.000 pesos mensuales promedio. Genera un altísimo porcentaje de las consultas psicológicas en los servicios de salud de esa comuna. Cada máquina, deja a los dueños que las arriendan un promedio aproximado de 300.000 mensuales. Pagan por la patente municipal una pequeña cantidad y otras veces están instaladas ilegalmente. Pero nadie las controla.
Veo pasar unos buses por la carretera al sur, camino al casino que está en Angostura. Hay 17 en el país. No se ve cuantos van dentro, pero deben ir llenos. Y cuando por alguna razón he debido pasar cerca del casino está lleno de autos el estacionamiento. Hay hotel, restorán, etc. Toda una industria que termina explotando la debilidad humana.
Recojo un comentarios en una página web chilena sobre la Ludopatía:
“Soy de Concepción, desde que se instaló el casino en mi ciudad hace cuatro años, me convertí en una jugadora que prácticamente iba todos los días. Perdí millones de pesos, dinero que no tenía y por el cual me endeudé al máximo. Toque fondo y me estoy levantando, llevando a cabo las medidas preventivas (abstinencia, alejarse del lugar, no portar dinero, le confié a mi familia el problema) y entregué el formulario de autoexclusión que todos los casinos en Chile lo tienen. Lo hice por 2 años, y en este momento llevo exactamente 65días sin juego….me siento cada día en paz, tranquila, mejorando mi autoestima y la alegría de vivir, a pesar que prácticamente todo mi sueldo lo destino a pagar deudas, pero ya lo asumí y solo quiero vivir sin juego 24 horas. También me ha ayudado leer mucho sobre el tema, en especial ir llevando a cabo los 12 pasos de Jugadores Anónimos que son los mismos indicados para cualquier adicción”.
Es un testimonio impactante de una realidad generalizada, que se calla y ante la cual la autoridad —que autoriza su instalación y controla su funcionamiento, no mide los efectos morales— tiene una gravísima responsabilidad. Recordemos que fue una ley de Congreso Nacional que los autorizó. Una ley que es la causante de una patología: La ludopatía: un impulso irreprimible de jugar a juegos de casino a pesar de ser consciente de sus consecuencias y del deseo de detenerse.
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Leer aquí: www.temas.cl/?p=27463
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