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viernes, 31 de mayo de 2013

La ciencia, ciertamente, no tiene el objetivo ni la capacidad de dar una respuesta a las preguntas últimas, y cuando pretende hacerlo, como propone Dawkins, se convierte en ideología y fanatismo.

Sin demarcación, mala ciencia

Nicolás Jouve, catedrático de Genética

La ciencia nos explica el cómo y la fe nos ayuda
 a entender el fin y el significado.

Hay científicos que piensan que la ciencia lo puede todo y que no hay nada que no pueda ser abordado por el método experimental, que es el método propio de las ciencias. Quienes piensan de esta manera suponen que existe una supremacía metodológica de las ciencias experimentales sobre otros campos de la investigación tales como ciencias sociales, las humanidades o la teología. Tal vez el ejemplo más claro de esta forma de pensar lo ostenta el biólogo agnóstico británico Richard Dawkins, uno de los divulgadores más conocidos de la ciencia actual, pero a su vez un mordaz desacreditador de las creencias religiosas.
Dawkins contestaba a una pregunta del físico Russell Stannard sobre los límites de la ciencia en los siguientes términos: «Yo no creo que existan cuestiones que la ciencia no pueda afrontar. Y considero, que en el momento en que las afronta, da respuestas mucho más dignas de ser tenidas en cuenta y más plausibles que las oscuras argumentaciones que proporciona la religión».

Se trata sin duda de un pensamiento desmedido respecto a las posibilidades reales de la ciencia que responde a un pensamiento materialista, que propone que la realidad de cuanto percibimos a nuestro alrededor tiene su explicación en términos físico-químicos, formulaciones matemáticas, observación, medición y experimentación. Sin embargo, esto solo se podría mantener si la hipótesis planteada para tratar de explicar un fenómeno natural ofreciese unos elementos materiales a los que se pudiera aplicar el método científico. Por ejemplo, muchos estudios de la física cuántica son posibles dado que se conocen las propiedades de la materia: la fuerza gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil, que nos permiten utilizar métodos de análisis y formulaciones matemáticas que parten del conocimiento de sus constantes y de su comportamiento en diferentes circunstancias experimentales. En biología molecular, las moléculas de los ácidos nucléicos, explican por sí mismas las propiedades de la vida, por su capacidad de llevar información, producir copias de sí mismas (replicación) y generar diversidad (mutación). Sin embargo, ni los físicos han dando una explicación satisfactoria del origen del universo, ni los biólogos pueden dar una repuesta a la pregunta sobre ¿qué es la vida?

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