Forzar el consumo y el gasto con insuficiente inversión
Esta es la fórmula kirchnerista: consumo privado y gasto público, sin preocuparse mucho por la inversión, fórmula que dio resultado cuando había mucha capacidad instalada sin usar. Esto cambió en 2007. Desde entonces no fue lo mismo, pero se siguió con la misma fórmula. Veamos un breve resumen de la evolución económica de la última década para explicar este proceso.
La actividad productiva había estado retrayéndose desde la devaluación del real brasileño en enero de 1999 y había bastante desconfianza por el final del menemismo con un tipo de cambio atrasado. El gobierno de De la Rúa, que ingresó en diciembre de 1999, no se animó a salir de la convertibilidad y, al contrario, quiso sostenerla, para lo que aumentó los impuestos acentuando los problemas recesivos de la economía, especialmente de las economías regionales. Al cabo de dos años se incubaron, y finalmente salieron a la luz, fuertes corridas cambiarias y no se pudo controlar la dirección de la economía. El radicalismo perdió el manejo del gobierno.
El gobierno de Duhalde se inició en enero de 2002 y se caracterizó haber impulsado la salida de la convertibilidad, quizá de una manera inorgánica. Enseguida se vio obligado a llamar a elecciones adelantadas, las que ganó Néstor Kirchner.
Al incentivar el kirchnerismo el consumo privado y el gasto público unido a expansión monetaria fuerte, comenzó a crecer la actividad, pero siempre después de que Duhalde hubiera hecho la dura e insalubre tarea de la pesificación y luego la maxidevaluación y finalmente hubiera reducido a un tercio las tarifas de los servicios públicos expresados en moneda internacional, al igual que los salarios formales que de 900 dólares por mes, bajaron a 300 dólares por mes en 2002. La pobreza se le fue a Duhalde al 56% de la población total, número nunca registrado antes en nuestro país, como consecuencia de una recesión de casi 15% en el año 2002.
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