A punto de consumarse su vida, en el año 2071, el sacerdote protagonista
de este cortometraje, rememora todo su ministerio. Cuando pasa revista a
su infancia y a su juventud, le viene a la cabeza aquel feliz día en el
que se cruzó con un grupo de jóvenes que llevaban una cruz por las
calles de su ciudad. El encuentro con el Papa en la JMJ 2011 le impulsó a
dar el paso en su vocación sacerdotal. Era la audacia de Dios, al
llamarlo para ser cura. Desde aquel momento todo su ser ha sido un
regalo de Dios para el mundo.
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