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sábado, 1 de septiembre de 2012

Argentina: Para justificar la re-re, los seguidores de Cristina han tenido forzosamente que exaltarla por encima del resto del género humano


La apoteosis de Cristina

por James Neilson

A los impulsores de la re-reelección les es forzoso creer que sería francamente inconcebible que la Argentina se dejara gobernar por un mortal común mientras esté dispuesta a hacerlo Cristina, la Sarmiento del siglo XXI, la reencarnación del gran arquitecto egipcio responsable de la construcción de la Gran Pirámide de Giza, una de las siete maravillas del mundo antiguo, y, para más señas, la viuda del "héroe colectivo", también conocido como el "Nestornauta", que con cierta frecuencia le da consejos desde el lugar privilegiado que ocupa en el más allá. ¿La toman por una diosa? Aunque las opiniones en torno a este asunto de importancia fundamental están divididas, los simpatizantes menos inhibidos de Cristina parecen resueltos a convencernos de que posee atributos que merecerían la envidia de muchas deidades foráneas.

Desde su punto de vista particular, hoy en día escasean los países que cuentan con un recurso humano –mejor dicho, superhumano– tan excepcional. Por motivos de fuerza mayor, o sea aquellas bombas atómicas, a inicios de 1946 el entonces emperador del Japón, Hirohito, tuvo que renunciar a la divinidad. En cuanto a su sucesor, Akihito, se limita a desempeñar un papel que es meramente simbólico, protocolar; para indignación de los tradicionalistas, reina como hacen sus homólogos decorativos de Europa. Asimismo, aunque el mandatario actual de Corea del Norte, Kim Il-sung, superó el inconveniente que le supuso su muerte en 1994 al transformarse en "presidente eterno", de acuerdo común es a lo mejor un semidiós, un equivalente oriental del "Nestornauta", puesto que, a diferencia de Cristina, no le ha sido dado encargarse personalmente de las tareas gubernamentales cotidianas.
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