4. La Revolución
4.1. Concepto, etimología y componentes
Explorando
el concepto
Dada la importancia que tiene la revolución
la historia y en el pensamiento de Solzhenitsyn, y puesto que el propio
concepto tiene en sí mismo una dimensión enorme, cabe reflexionar primero sobre
la idea misma, para comprender su esencia y su relevancia, a través de las
definiciones y etimología de la palabra misma, y de los medios que se ponen en
juego usualmente en su pos de su realización concreta, que llamaremos “vectores
del proceso”.
Para Solzhenitsyn “los procesos
revolucionarios son los que generan cambios radicales de régimen en momentos en
que se dan ciertas condiciones, cierto “alineamiento de astros”.
De cualquier modo que se la considere, la
Revolución, enfocada globalmente, es un proceso mundial que abarca en sus
diversas manifestaciones varios centenares de años. El siglo XX fue el siglo de
la revolución por antonomasia. Quizás en ninguna otra época se han producido
tal cantidad de “revoluciones” con alcance nacional, trasnacional y mundial,
abarcando la totalidad de la persona y la totalidad de las personas. Este
proceso, siempre en marcha, presentó avances y retrocesos, victorias y
derrotas, y ha ido agregando como complemento ideológico y estrategia, al
clásico esquema de la lucha de clases al estilo marxista, leninista,
trotskista, estalinista o maoísta, la
revolución gramsciana y en un sentido más amplio la revolución cultural que
está demoliendo sistemáticamente en nuestros días la familia, las costumbres,
la educación, particularmente a través de la teoría de género.
En general, el desarrollo de ideas y
movimientos revolucionarios ha sido temporalmente correlativo con la lenta
decadencia del mundo occidental heredero de la tradición judío cristiana y
greco-romana; y ha sido simultáneamente causa y consecuencia de dicha
decadencia. Se fueron abarcando las diversas esferas de la realidad, y
desplazando el poder vigente por uno nuevo. Alguien afirmó alguna vez que “no hay revolución sin que cambie de
manos el poder”. La revolución no triunfa en el momento de tomar el poder, sino
cuando logra reemplazar al que reemplaza de modo integral e irreversible. Los
procesos revolucionarios incluyen acciones que muchas veces no parecen estar
conectadas entre sí, y las víctimas de esos procesos no se dan cuenta de la
realidad hasta que ya es tarde y no pueden resistir.
Una revolución en marcha incluye la promesa
de un mundo mejor, utópico, y la utilización de una refinada ingeniería social.
Alguna categoría como la libertad, la paz, el progreso, la igualdad o la
fraternidad o una clase, una etnia o un segmento de la sociedad pueden
constituir el punto de partida que ocupa el lugar central. Ese concepto pasa a
tener la dimensión de un valor absoluto y define el norte de la brújula
revolucionaria. A lo largo de la
historia y en los diversos lugares del mundo, los protagonistas de las
revoluciones han sido personas, grupos de poder o de influencia en un país,
normalmente con la intervención abierta o encubierta de otro u otros países y
regiones. Las revoluciones normalmente son transversales y atraviesan las
distintas capas de la sociedad. El tipo de impacto en los procesos históricos
es diferente según el caso. A veces es la causa de un proceso, pero también
puede darse como consecuencia aparentemente inevitable de conmociones
aprovechadas por el que asalta, mantiene y ordena el poder.
“La
revolución” está asociada a la evolución de las ideas, a los procesos
históricos -y a las naciones en la que se desarrolla-, pero también es
frecuentemente un arma de política exterior utilizada entre países independientemente
de la ideología de cada uno. Es más barato apoyar la revolución de un país que
se quiere debilitar que mantener una lucha armada directa. En este último
carácter se integra al marco de las “herramientas “ de las relaciones
internacionales. Así, la revolución rusa se implantó como una ideología
insertada por la fuerza en la práctica de la política interior. Pero
simultáneamente participó Alemania, cuya financiación del movimiento leninista
tuvo un claro sentido estratégico, extra-ideológico. Una revolución tiene lugar
en el marco de los conflictos internos y externos, siempre ligada a la
violencia. Marx y Engels pensaban en términos estratégicos, y en la necesidad
de utilizar todos los medios de lucha que fueran necesarios en la contienda
política. Según Sigmun Newman ambos sabían que los enfrentamientos modernos
entre países “son de cuádruple naturaleza: diplomática, económica, psicológica,
y solo en última instancia militar. Eran conscientes de que las campañas
militares se podían perder antes de que sonara el primer tiro, y que los
resultados podían decidirse antes, en los frentes de batalla económico y
psicológico… Para ellos, la guerra se llevaba a cabo con diferentes medios y en
diferentes escenarios…. y sabían también que una huelga general es posible de
ser transformada en una “batalla napoleónica” … y una depresión económica
duradera convertirse en un arma de presión para “calentar los ánimos”, así como
un ataque de caballería adquiere más fuerza si los caballos arrancan su carrera
unos quinientos metros antes de llegar a la distancia del choque con el
enemigo” [1]
Las revoluciones han cambiado, precipitado o
reemplazado ideas, personas o grupos dirigentes y procesos políticos, han
modificado el contenido y la práctica de los fundamentos sobre los que se han
construido y mantenido las naciones y las civilizaciones, han provocado la
destrucción del estado de derecho, de la propiedad privada, de la libertad
económica, de la educación, de la estructura de la administración estatal (burocracia), de las tradiciones, de
la religión, y de la pérdida de respeto por la vida y la familia. Las ideas,
personas y procesos revolucionarios, han sometido las sociedades al arbitrio de
un poder omnímodo, sin tener sus promotores y partisanos la necesidad de rendir
cuentas a nadie. En Rusia, luego de setenta años de revolución, a nadie se le
ocurrió hacer el equivalente del juicio de Núremberg…
Para Stalin[2],
la revolución significaba algo “… como un desarrollo donde se pasa de
insignificantes y ocultas transformaciones cuantitativas a cambios cualitativos
fundamentales; cambios que nos se producen paulatinamente, sino en forma
rápida, repentina, como saltos de transición de una situación a otra”
Así, pensar en la revolución en el terreno de
la lógica sería como especular acerca de la “humanización de un tornado”. De un
tornado “humanizado”, que sería uno dotado de inteligencia y voluntad. El
tornado, como fenómeno natural, destruye todo lo que se pone a su paso, y luego
de unas horas se disuelve. Para la sociedad solo se trata de minimizar los
daños y recomenzar luego la construcción. Pero si se pudiera hablar un “tornado
humanizado”, o sea una revolución dotada de inteligencia y voluntad, luego de
la destrucción inicial la revolución permanece como un tumor maligno en los
lugares que ocupa e impide la reconstrucción del sistema anterior. Si logra
destruir la estructura económica y social vigente al amparo del lema “cuanto
peor, mejor”, toma luego a su cargo violentamente, el desarrollo teórico y la
implementación de una nueva teoría política, un nuevo sistema jurídico, una
nueva filosofía, y reemplaza la moral, la religión, las leyes e incluso los
criterios artísticos vigentes de un modo radicalmente, incompatible con ideas y
procesos que mostraron resultados durante los siglos precedentes.
Se afirma que solo una revolución triunfa
cuando el poder existente es reemplazado: no hay revolución, sin que el poder
–religioso, político, cultural, económico, militar- cambie de manos. Enfatiza
Siniavski que la idea del poder es capital, “porque el poder es lo esencial
para la revolución y la lucha de clases” y “la revolución engendró un poder sin
equivalente en la historia, un poder que no conoce ni la piedad, ni la
clemencia, ni la saciedad” La violencia
es el principal motor. “A principios de 1920, decía Lenin: “El uso de la
violencia está ligado a la necesidad de aplastar a los explotadores, de
aplastar a los propietarios y los capitalistas; cuando esto sea hecho,
renunciaremos a las medidas excepcionales…” Pero el abandono de estas medidas
no ha cesado de diferirse. Primero había que sortear el período crítico, luego
terminar con la guerra civil; era necesario –en fin – que triunfe la revolución
mundial.” Y ya con la guerra civil casi terminada
agrega Lenin en 1921, que “…mientras no haya un resultado global definitivo, el
horrible estado de guerra continuará, y afirmamos que “en la guerra hay que
actuar como en la guerra”: nosotros no prometemos ninguna libertad y ninguna
democracia”.
Definición
y etimología
“La misma palabra revolución, del latín revolvere significa retroceder,
retornar, volver a intentarlo de nuevo, recomenzar. En el mejor de los
casos, poner las cosas al revés. En resumen, una serie de significados
poco envidiables.”[3] La
definición es demasiado breve para que quién pronunciara esas palabras agotara
el tema en esa oportunidad.
El diccionario de la Real Academia Española
cita a la palabra como de origen latino, del latín tardío revolutio, onis. Amplía
el concepto introduciendo elementos descriptivos adicionales: revolución,
acción y efecto de revolver o
revolverse, cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras
políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional, levantamiento o
sublevación popular, cambio rápido y profundo en cualquier cosa[4].
El francés Littré agrega en una de sus
acepciones el concepto de “cambio en las cosas del mundo, en las opiniones, etc”
[5] En otra acepción se
incluye el “cambio brusco y violento en la política y el gobierno de un estado”[6] Y en una tercera acepción se refiere a los “eventos
naturales que han dado vuelta y cambiado la faz del la tierra”.
Por su parte, el Merriam-Webster, define un
cambio completo, radical o repentino o un cambio fundamental en la organización
política, especialmente el overthrow o renuncia de un gobierno o ruler y la
substitución de otro, por los gobernados, o la actividad o movimiento
designado para efectuar cambios fundamentales en la situación socioeconómica, o
un cambio fundamental en la manera de pensar o de visualizar algo, un cambio de
paradigma: “the
Copernican revolution: a changeover in use or preference especially
in technology the computer revolution the foreign car revolution”
Vectores
del proceso
¿Qué instrumentos utiliza un revolucionario para
provocar la sustitución del poder?
Para generar las condiciones que hagan
posible una revolución, hay procesos que deben ponerse en marcha; “áreas de
trabajo”, herramientas y tareas
específicas que deben “romper la máquina burocrático-militar del Estado".
Normalmente los procesos tienen como objetivo provocar la erosión y
descomposición de la autoridad reconocida y vigente, debilitar las pautas
morales y las normas reconocidas y aceptadas y provocar la división entre los
adversarios para evitar la formación de un consenso contra la revolución misma,
generar el caos económico para convertir al sistema en algo inmanejable e
imposible de controlar por el gobierno a cargo, infiltrar los gobiernos, las instituciones
públicas, los grupos políticos y las diversas organizaciones para disponer de
elementos propios o utilizables, plantear exigencias –a veces con una falsa
solución adjunta al planteo- para provocar decisiones políticas y económicas
erróneas, provocar crisis políticas y económicas para forzar la puesta en
funcionamiento en marcha de “soluciones revolucionarias”, aunque el sistema no
sea en si mismo revolucionario.
Gustave Gautherot[7]
describe, ya en 1925, los vectores de la revolución rusa, de un modo que muestra
lo ridículo de la “ignorancia” de lo que ocurría, desde el mismo comienzo. Realiza un análisis de la doctrina y de la
política comunista, los grandes ejes de campaña, la designación del estado como
patrón, la creación de un estado dentro del estado, la demolición del orden
moral, la sustitución del amor por el odio, el reemplazo de la religión por la
doctrina y por el ateísmo, la sangrienta persecución al clero, el ataque a la
familia y la liberación de la mujer y el uso del terror.
La familia
debe ser atacada: “se puede decir que el comunismo extingue los hogares y destruye
las casas “piedra por piedra, tomando al niño desde la cuna para alimentarlo
con la leche comunista, buscando hacer de todos los chicos verdaderos “hijos de
Lenin”, suprimiendo la autoridad paterna y materna, aboliendo la herencia y todo
lo que fijan las tradiciones” Otra herramienta es la liberación de la mujer de
su hogar, y su autonomía en el manejo de la maternidad, y su inserción “… en el
mundo del trabajo industrial, comercial, agrario e intelectual con los mismos
derechos que el hombre”
La demolición
del orden moral juega un papel fundamental, puesto que “… la fuente más
pura y fecunda de la energía humana es moral. Pero, ¿Qué hace de las fuerzas
morales el materialismo colectivista? … las destruye o las pervierte;
despreciando las virtudes tradicionales, desboca a las pasiones más brutales;
sustituye al amor creador y pacificador con el odio destructor: ´El Partido
Comunista´, ha proclamado Trotsky, ´es la organización del odio de la clase
obrera contra la burguesía´.”
Pero la revolución debe reemplazar el orden
moral genuino por uno de sustitución. La destrucción del orden moral
tradicional no deja un vacío, porque “el comunismo actúa como una religión,
porque es necesario que la imperiosa
necesidad de creer y de adorar fuera reemplazada para que muchos mujiks rusos
hayan reemplazado sus viejos íconos por un retrato de Lenin y para se haya
convertido en un profeta este hombre cuyas víctimas son innumerables, en una
suerte de dios momificado en Moscú, cuyos escritos y todas sus palabras
continúan siendo sagradas” Es de
destacar que el “dios momificado” al que hace referencia Gautherot ya va a
cumplir pronto cien años expuesto como objeto de culto, a pesar de los millones
de víctimas del propio pueblo ruso de quienes el sistema impuesto por Lenin fue
instrumento.
En Rusia, la lucha contra la religión se llevó a cabo de acuerdo con las
premisas establecidas por Lenin. “Sobre esa necesidad de liquidar la religión
para realizar el plan, el pensamiento de Lenin es muy claro. Incluso antes de
llegar al poder había predicado muchas veces esta doctrina: “debemos combatir
la religión, afirmaba en 1909 (Proletari -El Proletario- N°45, mayo de 1909).
Es el ABC de todo el materialismo, empezando por el marxismo. Pero el marxismo
no es un materialismo que se rija por un ABC. Va mas lejós aún y dice: “Hay que
saber luchar contra la religión”. Más aún: “ la religión e sel opio del pueblo;
esta sentencia de Marx constituye la piedra angular de toda concepción marxista
en materia de religión” (sans Dieu …). La lucha contra la religión es
sangrienta, porque se “…quiere suprimir a Dios”, y esto se debe hacer enérgicamente.
Así, constata el autor citado que se “…inflige al clero ruso una persecución
mucho más atroz que la que le hizo nuestra Revolución al clero francés”. Los
comunistas harán “…del ateísmo una institución del Estado, con sus escuelas
primaria y superior, sus bibliotecas, su prensa, sus espectáculos, y sus
agitadores que son soldados y alumnos de la oficialidad del ejército rojo”
La metodología general aplicada es similar a
la que hoy utiliza el islamismo, hay que crear “… una especie de Estado en el Estado,… una sociedad
nueva, una Ciudad Roja cuya alma es la enemiga mortal del alma nacional, y
cuyas leyes son radicalmente opuestas no solo con las leyes inscriptas en los
códigos vigentes, sino –más aún- en las que están grabadas en las consciencias
por tradiciones milenarias” y a través del bombardeo de la propaganda, el
estado patrón se convierte rápidamente en “… el más tiránico de los patrones…
que condena a los hombres a trabajos forzados…, en nombre de una clase, de un
partido, de una minoría.”… y “finalmente, el “proletariado” se presenta como un
instrumento ciego y dócil de un siniestro equipo de charlatanes”
El terror
también figura en primera línea entre los vectores utilizados. Señala Gautherot[8]
que en el caso de la revolución rusa: “la tarea del comunismo, como declara
Trotsky en “Terrorismo” solo puede llevarse a cabo a sangre y fuego. Dzerjinski
agrega: “Aterrorizamos a los enemigos del poder soviético para ahogar el crimen
de raíz”. Y Bukarin: “Tal violencia no solamente es lícita, sino que es
santa”… ¡si, santa¡ “ustedes hablan de
los ríos de sangre que va a causar la guerra civil, había explicado Lenin, pero
esos ríos de sangre darán la victoria al proletariado”. Santamente entonces, la
Checa, “base del poder soviético”, y toda la horda siniestra, ha masacrado
hasta 1920 alrededor de dos millones de adversarios, entre los cuales 28
obispos, 1200 sacerdotes, 54000 oficiales, 192000 obreros, 250000 soldados,
355000 intelectuales e infames burgueses, 815000 paisanos” … y “un despacho del Bureau Político ruso del 10
de enero de 1925 anunciaba que 89000 personas fueron enviadas a los campos de
concentración por los soviéticos en los nueve primeros meses de 1924”.
[1] The Conduct
of War, 1789-1961 J F C Fuller, 1992
[2] Comunismo Stalin DHM p.144
[3] Alexandre Solzhenitsyn, e n la inauguración
de un monumento en conmemoración de la resistencia de la Vendée, el 25 de
septiembre de 1993
[4] Agrega además los significados que se
refieren al movimiento físico:Astron. Movimiento de un astro a lo largo de una
órbita completa, Geom. Rotación de una figura alrededor de un eje, que
configura un sólido o una superficie, Mec. Giro o vuelta que da una pieza sobre
su eje.
[5] 7 Fig. Changement dans les choses
du monde, dans les opinions, etc. Quelle malheureuse révolution a troublé cette
harmonie et renversé ce bel ordre ? [Bourdaloue, Pensées, t. II, p. 385]Si je venais
déplorer ici la mort imprévue de quelque princesse mondaine, je n'aurais qu'à
vous faire voir le monde avec ses vanités et ses inconstances… cette révolution
de conditions et de fortunes qui commencent et qui finissent, qui se relèvent
et qui retombent,[Fléchier, Dauphine.]Les événements mûrissent, et
voilà les révolutions, [Montesquieu, Esp. XXVIII, 39]Il arrive tous les dix
ans des révolutions qui précipitent le riche dans la misère, et enlèvent le
pauvre avec des ailes rapides au comble des richesses, [Montesquieu, Lett. pers. 98]À quoi tiennent les révolutions ?
un coup de pierre un peu plus fort que celui qu'il [Mahomet] reçut dans son
premier combat, donnait une autre destinée au monde, [Voltaire, Dict. phil. Alcoran.]Certes, il se
forme une grande révolution dans l'esprit humain, vous mettez de belles
colonnes à cet édifice nécessaire, [Voltaire, Lett. Chastellux, 7 déc. 1772]Je n'ai
assurément aucune part dans cette révolution qui s'est faite depuis quelques
années dans l'esprit humain, [Voltaire, Lett. d'Argental, 26 sept. 1766]Tout
ce que je vois jette les semences d'une révolution qui arrivera
immanquablement, et dont je n'aurai pas le plaisir d'être témoin ; les Français
arrivent tard à tout, mais enfin ils arrivent, [Voltaire, Lett. Chauvelin, 2 avril 1764]Bacon
proposait une méthode trop parfaite, pour être l'auteur d'une révolution ;
Descartes devait mieux réussir…, [Condillac, l'Art de pens. II, 7]Les révolutions
des opinions suivent les révolutions des empires, [Condillac, Hist. anc. XV, 2]Il fera époque dans
l'histoire des sciences, parce que son nom s'est trouvé lié avec cette
révolution dans les esprits qui a dirigé plus particulièrement les sciences
vers l'utilité publique, [Condorcet, Duhamel.]L'ouvrage où M. de Haller
publia ces découvertes fut l'époque d'une révolution dans l'anatomie, [Condorcet, Haller.]Une grande révolution se
prépare dans le commerce de l'Europe, et elle est déjà trop avancée pour ne pas
s'accomplir, [Raynal, Hist. phil. XIV, 47]On a écrit les
révolutions des empires ; comment n'a-t-on jamais pensé à écrire les
révolutions des arts, à chercher dans la nature les causes physiques et morales
de leur naissance, de leur accroissement, de leur splendeur, de leur
décadence ? [Marmontel, Œuv. t. IX, p. 297]
[6] [6] . Nous voyons
dans les Alpes la preuve certaine de la catastrophe ou de la dernière scène du
grand drame des révolutions de notre globe,[Saussure, Voy.
Alpes, t. VIII, p 242, dans POUGENS] Des révolutions du globe détachèrent et
coupèrent en îles des portions du continent, [Rousseau, Inég. 2e part.]
[8] Gustave Gautherot, Le monde communiste, Spes, Paris, 1925
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