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sábado, 12 de octubre de 2013

Una herejía se opone inmediata, directa y contradictoriamente a la verdad revelada por Dios y propuesta auténticamente como tal por la Iglesia, para no caer en ellas hay que conocerlas.


Las grandes herejías

por Carlos Caso-Rosendi


Desde los principios del cristianismo, la Iglesia ha sido atacada por aquellos que introducen falsas enseñanzas, o herejías. La Biblia nos avisó que esto sucedería. Pablo advirtió a su joven discípulo, Timoteo, "Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros que les halaguen los oídos, y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas." (2 Timoteo 4, 3-4).

¿Qué es la herejía?

Herejía es un término con una gran carga emocional y con frecuencia se lo usa mal. No es lo mismo que la incredulidad, el cisma, la apostasía u otros pecados contra la fe. El Catecismo de la Iglesia Católica declara, "La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos" (CCC 2089).

Para cometer herejía, uno tiene que rechazar la corrección. No es un hereje aquella persona que está dispuesta a ser corregida o una que no se ha dado cuenta que lo que ha estado declarando es contrario a la enseñanzas de la Iglesia.

Sólo un individuo bautizado puede cometer herejía. Esto significa que, aquellos movimientos que se han separado o que han sido influídos por el cristianismo, pero que no practican el bautismo (o que no practican el bautismo válido), no son herejes, sino religiones distintas. Como ejemplo podríamos mencionar a Testigos de Jehová, ya que no practican el bautismo válido.

Finalmente, la duda o la negación herética debe concernir a un asunto que ha sido revelado por Dios y solemnemente definido por la Iglesia (por ejemplo, la Trinidad, la Encarnación, la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, el Sacrificio de la Misa, la infalilbilidad papal o la Inmaculada Concepción y Asunción de María).

Es importante distinguir herejía de cisma y apostasía. En el cisma, uno se separa de la Iglesia Católica sin repudiar una doctrina definida. Un ejemplo de cisma contemporáneo es la Hermandad Sacerdotal San Pio X, los "Lefebvristas" o seguidores del difunto Arzobispo Marcel Lefebvre- quien se separó de la Iglesia en la última parte de la década de 1980 pero que no ha negado las doctrinas católicas. En la apostasía, uno repudia la fe cristiana y ya no declara ser un cristiano.

Teniendo esto en mente, echemos una mirada a las grandes herejías de la historia de la Iglesia y las épocas en que ocurrieron.

  • Los circuncisionistas (Siglo I)
  • Gnosticismo (Siglos I y II)
  • Montanismo (Ultima parte del siglo II)
  • Sabelianismo (Siglo III)
  • Arrianismo (Siglo IV)
  • Pelagianismo (Siglo V)
  • Semi-Pelagianismo (Siglo V)
  • Nestorianismo (Siglo V)
  • Monofisismo (Siglo V)
  • Iconoclastia (Siglos VII y VIII)
  • Catarismo (Siglo XI)
  • Sola Scriptura, Sola Fide (Siglo XVI)
  • Jansenismo (Siglo XVII)

Fuente: voxfidei-apologetica.blogspot.com

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