La soberbia en las dos orillas del Plata
Analizar con buen criterio los hechos que se vinculan a la política y sacar de ellos conclusiones acertadas es acaso lo que hace a un buen mandatario, candidato o dirigente político.
Pero, lamentablemente, no es lo que abunda entre los gobernantes de las dos orillas del Plata, donde la soberbia prima sobre el razonamiento.
Por ejemplo, para comprender la escasa lucidez que Cristina Fernández tiene a la hora de analizar la coyuntura política de su país, alcanza con leer los comentarios e interpretaciones que la presidenta hizo de las recientes elecciones en su país, donde recibió un revés que se empeñó en desconocer de la misma manera que, ante el peligro, el avestruz oculta su cabeza en la tierra.
No solo hizo una lectura equivocada del resultado, alardeando ser la primera mayoría (apenas el 26 por ciento no la hace vencedora de nada) sino que además distrajo la atención fijándose en nimiedades como haber tenido más votos que nadie en la Antártida y entre la comunidad indígena qom (¡Uija!, diría Patoruzito).
Y, por el contrario, omitió admitir que perdió la mayoría en enclaves del tamaño de la capital Federal, Córdoba y Mendoza, nada menos.
Además de hacer las del avestruz en lo referente al revés electoral, en el mismo discurso ante su fogosa barra, Cristina sacó una vez más conclusiones equivocadas al hacer la lectura de los hechos políticos, como considerar que el crecimiento económico de su país en los últimos años debe atribuirse exclusivamente a la aplicación del "modelo kirchnerista", obviando ex profeso el inesperado aporte que le dio la demanda exterior de soja a las exportaciones argentinas.
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Además de hacer las del avestruz en lo referente al revés electoral, en el mismo discurso ante su fogosa barra, Cristina sacó una vez más conclusiones equivocadas al hacer la lectura de los hechos políticos, como considerar que el crecimiento económico de su país en los últimos años debe atribuirse exclusivamente a la aplicación del "modelo kirchnerista", obviando ex profeso el inesperado aporte que le dio la demanda exterior de soja a las exportaciones argentinas.
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