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jueves, 22 de agosto de 2013

RIMINI 2013 - Nosotros no destruimos al hereje por el hecho de que resiste. Es más, hasta que resista no los destruiremos.Antes de matarle, le hacemos uno de nosotros…

La luz ortodoxa bajo la persecución soviética

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El testimonio de la iglesia ortodoxa rusa en los años de la persecución soviética –organizada en colaboración por la Universidad Humanística Ortodoxa San Tichon de Moscú y la Fundación Meeting de Rimini- se presenta no sólo como una posibilidad inédita, para el público italiano, de conocer de cerca 70 años de sufrimiento y persecución y, al mismo tiempo, de luminosos testimonios de fidelidad a Cristo y a Su Evangelio, pero también como la ocasión para cada uno de nosotros de ponerse ante la exigencia fundamental de la fe, de la “pretensión” de Uno que afirma: “En verdad os digo: no hay nadie que deje casa o hermano o hermana o madre o padre o hijo o campos por causa del Evangelio, que no reciba ya ahora, en este tiempo, cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres e hijos y campos, junto con la persecución y la vida eterna en los tiempos futuros” (Mc 10, 29-30).

La exposición, articulada en ocho salas que siguen un orden cronológico, presenta las diferentes fases y los diversos aspectos del intento de destruir la fe sistemáticamente perseguida por el poder bolchevique; pero el recorrido histórico está entrelazado con historias personales de algunos mártires (canonizaciones de la Iglesia Ortodoxa Rusa), que constituyen como “puntos de luz” capaces de mostrar, sin que ningún poder lo haya podido impedir, la presencia de Cristo en la Iglesia, ni destruir totalmente la percepción de uno mismo como relación con el Misterio, que permite afirmar un yo irreducible.
Este recorrido hacia una mayor conciencia de uno mismo y del propio Destino –cumplido por los mártires de los que se presenta la vida, pero también por muchos otros- constituye el desafío de esta exposición. Un desafío que ha involucrado, para empezar, a un amplio número (más de 70) de estudiantes rusos, ucranianos e italianos. Bajo la supervisión de historiadores y profesores, los universitarios han estudiado las historias de la Iglesia Ortodoxa Rusa bajo el régimen soviético, pero sobre todo han aceptado enfrentarse a un mundo lejano de su experiencia directa en el tiempo (y, para los estudiantes italianos, también en el espacio y en la visión cultural y eclesial), dejándose interrogar por una realidad –la del martirio/testimonio- que cada vez menos, aparecía como perspectiva remota y cada vez más como una concreta modalidad de afrontar la vida.

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