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domingo, 21 de octubre de 2012

Argentina: ningún medio podría hacer tanto daño y desprestigiar tanto la imagen de la presidenta como sus operadores


En su guerra contra Clarín el gobierno arrolló a la Justicia

Presionó para poner a un juez adicto en la causa por la ley de medios.
El error de convertir en batalla simbólica el desguace de un
grupo empresario adverso sin importar los procedimientos.


por Sergio Crivelli

Hay clisés a veces imposibles de evitar. Tal el caso de la expresión "victoria pírrica" vinculada con el eventual resultado de la guerra de la presidenta Cristina Fernández contra el grupo Clarín.

La jefa de Estado convirtió el despedazamiento del multimedio que la critica sin contemplaciones en una cruzada "democrática" en la que, paradójicamente, la primera baja fueron los mecanismos institucionales, descalabrados por presiones groseras que destruyeron la poca credibilidad que le quedaba a la Justicia.

Así se ofreció a la opinión pública el espectáculo de ministros y legisladores imitando los poco edificantes métodos del secretario Moreno en nombre de la "transparencia" y de la "igualdad" y proclamando que son "bienvenidas las presiones" a la Justicia. Echando mano, además, a explicaciones caricaturescas para justificar una conducta que no logra ocultar -sino, que más bien realza- actitudes arbitrarias y prepotentes.

El "strepitu fori" adquirió tal volumen que el propio presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti tuvo que decir públicamente que los jueces no aceptarían presiones. Pero después del maltrato a la "majestad de la Justicia" el gobierno se salió con la suya y logró colocar en el tribunal que tiene el reclamo de Clarín a un juez sindicado como adverso al multimedio. Para que no quedara duda el ministro Julio Alak lo festejó en público.
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