El lobby LGTB pretende que los abogados formados en una universidad cristiana
no puedan ejercer
Los profesores y alumnos de la Trinity Western University (TWU) conocen desde su ingreso las normas de convivencia de la universidad, públicas y transparentes, destinadas -como en cualquier otro centro- a la buena marcha del centro. Entre ellas y junto a otras que buscan "respetar los ideales bíblicos y de la TWU", aceptan que "se abstienen voluntariamente de actos de intimidad sexual que violen la sacralidad del matrimonio entre hombre y mujer".
La institución, fundada en 1962 por las Iglesias Evangélicas Libres de América en British Columbia, tiene 3600 alumnos y centros en otras provincias de Canadá y también en Estados Unidos. Lleva pues más de medio siglo aportando sus titulados a la vida profesional norteamericana, que incluyen teología (protestante), escuela de negocios, pedagogía, enfermería o investigación genética.
La ideología, más poderosa que la excelencia
Para 2016, las autoridades académicas proyectan abrir además una facultad de Derecho. El programa presentado a los colegios de abogados de las diferentes provincias para la convalidación del título ha sido considerado como "excelente", y la TWU empezó a recoger las primeras certificaciones que permitirán a sus alumnos graduados ejercer la profesión como cualesquiera otros.
Pero el lobby LGTB fijó sus ojos en la cláusula que indica a los miembros de la comunidad que deben abstenerse de mantener relaciones sexuales en el campus. La cláusula no habla para nada de homosexualidad, e incluso la mención del matrimonio, en el contexto de una universidad cristiana, sugiere que está pensando en particular en las relaciones heterosexuales. Pero los ideólogos de género apuntan a otra cosa: hablar de "la sacralidad del matrimonio entre hombre y mujer" implica no considerar matrimonio algo que ya es legal allí.
Así que se pusieron en marcha (van a por cualquiera: restauradores de viviendas para ayuda social, pasteleros, floristas, empresarios de comida rápida...) y consiguieron que dos provincias, Ontario (la mayor de Canadá) y Nueva Escocia, votaran en contra (por 28 a 21 y por 10 a 9 votos) de validar los títulos de la TWU a no ser que supriman esa cláusula. Esto es, abogados a quienes se reconocería una formación impecable para el ejercicio profesional no podrían practicar su profesión en esos territorios por haber estudiado en un centro que sólo considera matrimonio el contraído entre hombre y mujer.
Los efectos profesionales serían letales, pues la práctica profesional se basa en la movilidad, y más en el ámbito jurídico, donde numerosos asuntos adquieren ramificaciones en todo el país. No poder ejercer en una provincia implicaría de facto no poder ejercer en todo Canadá.
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