Pide un «choque de ideas» que asuma «la propia identidad»
Régis Debray representa la quintaesencia del intelectual francés.
Ècole Normale Superieure, intelectual comprometido en Cuba, combatiente con el Che Guevara en Bolivia donde permaneció en prisióntres años (estaba condenado a treinta pero fue liberado por la presión internacional), asesor especial de Mitterrand, estudioso de los medios de comunicación, jefe de comisiones internacionales para el estudio de la laicidad y de la religiones, Debray ha sido todo lo que un intelectual de izquierdas puede ser y, tal vez por esto, sus páginas tienen el sabor de la experiencia real.
Resulta sorprendente, entonces, su libro Il dialogo delle civiltà. Un mito contemporáneo(El diálogo de las civilizaciones. Un mito contemporáneo, ndt), publicado en italiano por la editorial Marietti.
Se trata de una conferencia que es el resultado de años de trabajo de una comisión internacional que ha intentado desarrollar un diálogo real entre culturas distintas:islámicas, cristianas, judías, occidentalmente laicas y agnósticas.
El resultado, que Debray explica muy bien, es que el diálogo cultural es muy a menudo un mito de las elites liberales de Europa y de América del Norte, una especie de hoja de parra para ocultar la mala conciencia de una gestión del poder que no es muy distinta de todos sus precedentes históricos.
Refugiarse en lo identitario
El diálogo de las civilizaciones es el mito de una cultura falsa y que homologa, afligida por lo que él llama el efecto jogging. Cuando inventaron los coches se temía que el hombre habría perdido la capacidad de caminar y, en cambio, ahora todos corren de manera estresada; así, en la era de la globalización de la técnica, todos tienden a refugiarse en sus propias culturas de origen.
Debray juzga esta paradoja como una forma de resistencia humana contra el predominio de la técnica. En el fondo, el verdadero error ha sido hacer coincidir la cultura con un saber positivista que, sucesivamente, se ha transformado en técnica y que nos ha dejado una alternativa trágica: o dejarse homologar por una globalización técnica donde se pierden las preguntas esenciales de la vida o resistir luchando contra todo el sistema globalizador.
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