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lunes, 5 de noviembre de 2012

Argentina - Libros - El negocio de los Derechos Humanos


La gran joda nacional: El negocio de los Derechos Humanos
LUIS GASULLA

Los derechos humanos han devenido en un negocio importante, y un importante encarecimiento burocrático del gasto público. Pero, en especial, resultan un abuso político, en especial de la buena fe de millones de argentinos contribuyentes que financian esa máquina clientelar en una sociedad que, en forma simultánea, afirma haber reconstruido las instituciones, por lo que todo resulta una contradicción. Probablemente, los derechos humanos resulten una porción considerable de la corrupción kirchnerista cristinista.
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Luis Gasulla es el autor de El Negocio de los Derechos Humanos (Sudamericana, 400 páginas), vibrante relato, de lectura amena, sobre la estafa y el abuso que resulta la utilización política de parte del Frente para la Victoria, de los detenidos-desaparecidos, presos y exiliados durante el gobierno del llamado Proceso de Reorganización Nacional. Aqui algunos fragmentos del texto:
 
 
 
"El negocio de los derechos humanos no se puede entender sólo desde el punto de vista material. Menos aún se comprende limitándolo al plano simbólico. La alianza estratégica entre los principales organismos de derechos humanos y el gobierno nacional que asumió el poder el 24 de mayo de 2003 sintetiza la convicción y la conveniencia. Dinero y gestos, subsidios y leyes, auge económico y presencia mediática, planes conjuntos y abrazos públicos. En un gobierno en el que parecer es hacer y el relato va más allá de la historia, el símbolo puede prevalecer sobre el dinero, como en el caso de Estela de Carlotto, o el flujo de fondos públicos puede convencer a Hebe de Bonafini de que Néstor Kirchner era "un hombre de buena madera".
 
Todo se mezcla y nunca queda del todo claro quién cooptó a quién ni cómo fue que los Kirchner terminaron aliados a los símbolos de la resistencia contra la dictadura militar. El santacruceño utilizó su fortuna para ingresar a la función pública pues, como solía decir su mujer: "Sin plata no se puede hacer política". Ni en la intendencia de Río Gallegos ni más tarde en la gobernación de su provincia, Kirchner no recibió a ningún referente de los organismos ni tampoco se preocupó por crear una Secretaría de Derechos Humanos. Es más, respaldó a las autoritarias fuerzas represivas locales, denunciadas por utilizar la tortura entre los aspirantes a ingresar a sus filas.

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