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domingo, 18 de noviembre de 2012

España: Ahora mismo, no hay partido político de relieve en Europa, salvo en Polonia, que se permita expresar una opinión contraria a la homosexualidad.

El baile ha terminado

JOSÉ ANTONIO FÚSTER


Con la decisión política de aprobar la constitucionalidad del ‘matrimonio’ homosexual, concluye –en España– la gigantesca operación de marketing puesta en marcha en 1989 en Estados Unidos para ganar reconocimiento y derechos.


EN 1989, la llamada agenda gay constaba de seis puntos inspirados en el libro Después del baile. Cómo América vencerá a sus temores y miedos sobre los gays en los 90 del neuropsiquiatra Marshall Kirk.
  • El primer punto era hablar de los homosexuales y lo homosexual tan alto y tan a menudo como fuera posible. 
  • El segundo, mostrar a los gays como las víctimas, no como agresores desafiantes. 
  • El tercero, dar a los protectores de los homosexuales una causa justa. 
  • El cuarto punto es evidente: conseguir que los homosexuales parezcan los buenos. 
  • El quinto es más evidente todavía: hacer que aquellos que los victimizan parezcan los malos. 
  • Y el sexto, que todo el dinero necesario para esta gigantesca operación de marketing salga de las corporaciones públicas.

Esto es lo que otros denominan “el método para cocinar una rana”. ...
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El ‘matrimonio’ gay y la Constitución


El Tribunal Constitucional decide hoy sobre el denominado matrimonio homosexual. El artículo 32 de la Constitución Española dice expresamente que “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”. Es decir, que nuestra Constitución no contempla ningún otro tipo de matrimonio que no sea entre un hombre y una mujer. Pese a la obviedad legal, el Gobierno Zapatero forzó en julio de 2005 una reforma del Código Civil para añadirle un párrafo según el cual “el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”. El PP recurrió ante el Tribunal Constitucional esa reforma porque vulneraba hasta siete artículos de la Carta Magna, empezando por el citado artículo 32. El Gobierno Rajoy podía haber sometido de nuevo a reforma el Código Civil, pero ha preferido atenerse a lo que diga el Tribunal. Esa es la materia que hoy se ventila.
Con una ligereza pasmosa, numerosos medios han dado por sentado que hoy el Tribunal declarará constitucional el matrimonio entre personas del mismo sexo. El fallo sería previsible en razón de la composición política de los magistrados, en el sobreentendido de que estos no votan según su propia reflexión, sino según su adscripción ideológica previa. Esto dice bastante poco sobre el prestigio del Tribunal. Y sobre todo, cubre con un velo de sospecha y duda la limpieza de sus veredictos.
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