Narcosocialistas al ataque
por Rogelio Alaniz
por Rogelio Alaniz
Para los Kirchner, la provincia de Santa Fe es un mal ejemplo, un mal ejemplo al que hay que ponerle punto final como sea. Para realizar esas faenas los muchachos tienen experiencia y no son los escrúpulos morales los que les van a poner límites a los objetivos que se trazan.
Santa Fe es un mal ejemplo porque los Kirchner no la gobiernan y, tal como pinta el panorama, no tienen ninguna posibilidad de gobernarla. Santa Fe es un mal ejemplo al que hay que ponerle punto final, entre otras cosas porque la “plaga” puede extenderse al orden nacional. Las manifestaciones de ese mal ejemplo son diversas, pero pueden sintetizarse en una causa: se trata de un gobierno decente y para el esquema de poder oficial, para el esquema donde señores como Amado Boudou, Aníbal Fernández o Julio De Vido son protagonistas centrales, esa realidad es insoportable.
Planteada así la cuestión, los muchachos procedieron con la delicadeza que los distingue. En esto son coherentes. El objetivo no es la lucha contra la droga, sino enlodar una gestión que no es perfecta, pero es republicana, democrática y tiene las uñas cortas y las manos limpias.
Seamos sinceros, los Kirchner jamás se preocuparon por ponerle límites al narcotráfico en la Argentina, entre otras cosas porque nadie le pone límite a lo que lo beneficia. En los insistentes monólogos de la señora jamás este tema mereció un párrafo. Es más, en los últimos diez años los grandes cárteles del narcotráfico saben que en la Argentina cuentan con una suerte de territorio liberado.
Santa Fe es un mal ejemplo porque los Kirchner no la gobiernan y, tal como pinta el panorama, no tienen ninguna posibilidad de gobernarla. Santa Fe es un mal ejemplo al que hay que ponerle punto final, entre otras cosas porque la “plaga” puede extenderse al orden nacional. Las manifestaciones de ese mal ejemplo son diversas, pero pueden sintetizarse en una causa: se trata de un gobierno decente y para el esquema de poder oficial, para el esquema donde señores como Amado Boudou, Aníbal Fernández o Julio De Vido son protagonistas centrales, esa realidad es insoportable.
Planteada así la cuestión, los muchachos procedieron con la delicadeza que los distingue. En esto son coherentes. El objetivo no es la lucha contra la droga, sino enlodar una gestión que no es perfecta, pero es republicana, democrática y tiene las uñas cortas y las manos limpias.
Seamos sinceros, los Kirchner jamás se preocuparon por ponerle límites al narcotráfico en la Argentina, entre otras cosas porque nadie le pone límite a lo que lo beneficia. En los insistentes monólogos de la señora jamás este tema mereció un párrafo. Es más, en los últimos diez años los grandes cárteles del narcotráfico saben que en la Argentina cuentan con una suerte de territorio liberado.
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Una etapa más conflictiva
- Será porque se había propuesto desprestigiar aún más al Congreso nacional, con el propósito de consolidar así la hegemonía del Poder Ejecutivo, que antes de las elecciones del año pasado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner insistió en llenar las listas del Frente para la Victoria de miembros de la agrupación La Cámpora, entre ellos el actual diputado Andrés "Cuervo" Larroque.
- Para indignación de los legisladores de la oposición, Larroque acaba de desatar un escándalo de proporciones en el recinto de la cámara baja al insultar a casi todas las fuerzas políticas del país, con la excepción de la propia.
- Para alarma de los kirchneristas más maduros, el diputado oficialista trató a los opositores de "esclavos de las corporaciones", opinó que los radicales "no pueden gestionar una calesita" y acusó a los socialistas santafesinos de inventar "el narcosocialismo" (el fenómeno dista de ser tan novedoso como supone, ya que en Colombia los marxistas de las FARC colaboran desde hace años con los cárteles del negocio), provocando así las respuestas airadas de derechistas e izquierdistas, radicales y peronistas disidentes, además de los reparos de aquellos oficialistas que sienten cierta nostalgia por la convivencia civilizada.
- A juicio de algunos, lo que buscaba Larroque era asegurarse el voto joven, tesis que se basa en la noción de que a los adolescentes que acudan a las urnas en las próximas elecciones les encantaría el espectáculo brindado por un diputado fanatizado que, según una legisladora macrista, se parece a "Herminio Iglesias sin cajón" y al que el radical Ricardo Gil Lavedra no vaciló en comparar con "un orangután".
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- Desde el día en que Néstor Kirchner tomó posesión de la presidencia de la República, el gobierno está en manos de personas que creen que la mejor manera, tal vez la única, de "construir poder" consiste en provocar conflictos con miras a intimidar o, al menos, desprestigiar a sus adversarios.
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Claro intento desestabilizador
por Eugenio Paillet
por Eugenio Paillet
El gobierno de Cristina Fernández, acechado por varios frentes pese a los cantos de sirena que derraman los idílicos discursos presidenciales, acaba de mostrarle todos los dientes al socialismo santafecino, al que buscará desestabilizar.
Lo primero que hay que hacer es no sorprenderse por ese accionar, que le apunta directo al corazón de la administración de Antonio Bonfatti, y a frenar un crecimiento sostenido de Hermes Binner hacia una candidatura presidencial.
El cristinismo ya ha demostrado, y con creces, cómo las juega cuando se trata de ir contra algún gobernador o contra su investidura si no está en línea con los intereses de "la doctora".
Lo sabe Daniel Scioli, a quien le pusieron de vice a Gabriel Mariotto con el exclusivo propósito de tumbarlo del poder antes de 2015.
Y lo sabe José Manuel de la Sota, que ha sido sometido a un sostenido ahogo financiero para intentar cerrarle el paso a su aspiración de querer convertirse en sucesor de la viuda dentro de tres años.
Lo segundo que cabría plantear es que no hay tal exabrupto del diputado Andrés "Cuervo" Larroque en el duro discurso que pronunció en la sesión de la cámara que convirtió en ley el voto a los 16 años, en la que trató al gobierno santafecino y a sus funcionarios de "narcosindicalismo". Lo del secretario general de La Cámpora y el principal apóstol de Cristina Fernández fue un discurso planificado y estudiado hasta en sus detalles menores.
Lo segundo que cabría plantear es que no hay tal exabrupto del diputado Andrés "Cuervo" Larroque en el duro discurso que pronunció en la sesión de la cámara que convirtió en ley el voto a los 16 años, en la que trató al gobierno santafecino y a sus funcionarios de "narcosindicalismo". Lo del secretario general de La Cámpora y el principal apóstol de Cristina Fernández fue un discurso planificado y estudiado hasta en sus detalles menores.
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Entre descalificaciones y supuestos derechos
Se suponía que la aprobación de los 16 años como edad optativa para votar sería una celebración programada del oficialismo pero tuvo un complemento gratuito y descalificador que desvirtuó el acto y se erigió como tema central: el ataque del diputado Larroque, estrella de La Cámpora, al socialismo argentino en general.
Larroque dijo: "He leído sobre el socialismo utópico, he leído sobre socialismo científico pero nunca he escuchado de narco-socialismo", en referencia a los hechos de nuestra Provincia por los cuales está preso el ex jefe de Policía. Una cosa es responsabilizar a las autoridades por haber designado y no haber controlado eficientemente a Tognoli y otra distinta es hacerlas parecer partícipes del delito.
La diatriba gratuita buscaba sólo protagonismo y le fue bien. Todos hablaron mal de él, algo que no llama la atención porque es lo usual con quien no conoce otra mecánica que la del desprestigio, la ofensa gratuita y la descalificación.
Larroque dijo: "He leído sobre el socialismo utópico, he leído sobre socialismo científico pero nunca he escuchado de narco-socialismo", en referencia a los hechos de nuestra Provincia por los cuales está preso el ex jefe de Policía. Una cosa es responsabilizar a las autoridades por haber designado y no haber controlado eficientemente a Tognoli y otra distinta es hacerlas parecer partícipes del delito.
La diatriba gratuita buscaba sólo protagonismo y le fue bien. Todos hablaron mal de él, algo que no llama la atención porque es lo usual con quien no conoce otra mecánica que la del desprestigio, la ofensa gratuita y la descalificación.
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