Hungría, una histórica y sanguinaria barrera contra el avance musulmán
POR CÉSAR CERVERA
La derrota en Móhacs de 1526 a manos turcas supuso la desaparición de hecho del reino magiar hasta el siglo XIX y un golpe crítico a la única potencia que se resistía, una y otra vez, al avance musulmán. 50.000 soldados húngaros fueron eliminados, entre ello su joven monarca Luis II
En medio de la crisis migratoria, el Gobierno húngaro ha planteado una estrategia de hierro para hacer frente a la llegada masiva de refugiados sirios a sus territorios. Ha desplegado una alambrada en su frontera con Serbia y ha puesto en marcha una restrictiva ley de inmigración, que prevé penas de hasta tres años de cárcel por el cruce ilegal de sus fronteras. Como si la historia fuera una maldición cíclica, los últimos movimientos de Hungría recuerdan al mundo el porqué durante muchos siglos fue considerado, junto a los países balcánicos, la última frontera entre el Cristianismo y el Islam. El resultado de aquellos años fue uno de los ejércitos más temidos de su tiempo y posiblementeel único capaz de presentar una mínima oposición al avance del Imperio otomano en el siglo XVI. Una sangrienta hostilidad que terminó abriendo en canal a Hungría.
Así, en los albores del Imperio otomano, el Papa Urbano V pidió a los soberanos de Hungría, Serbia, Bosnia y Valaquia que hicieran frente de forma conjunta a los turcos.
La derrota en Móhacs de 1526 a manos turcas supuso la desaparición de hecho del reino magiar hasta el siglo XIX y un golpe crítico a la única potencia que se resistía, una y otra vez, al avance musulmán. 50.000 soldados húngaros fueron eliminados, entre ello su joven monarca Luis II
En medio de la crisis migratoria, el Gobierno húngaro ha planteado una estrategia de hierro para hacer frente a la llegada masiva de refugiados sirios a sus territorios. Ha desplegado una alambrada en su frontera con Serbia y ha puesto en marcha una restrictiva ley de inmigración, que prevé penas de hasta tres años de cárcel por el cruce ilegal de sus fronteras. Como si la historia fuera una maldición cíclica, los últimos movimientos de Hungría recuerdan al mundo el porqué durante muchos siglos fue considerado, junto a los países balcánicos, la última frontera entre el Cristianismo y el Islam. El resultado de aquellos años fue uno de los ejércitos más temidos de su tiempo y posiblementeel único capaz de presentar una mínima oposición al avance del Imperio otomano en el siglo XVI. Una sangrienta hostilidad que terminó abriendo en canal a Hungría.
Así, en los albores del Imperio otomano, el Papa Urbano V pidió a los soberanos de Hungría, Serbia, Bosnia y Valaquia que hicieran frente de forma conjunta a los turcos.
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