¿Quién es Jeffrey Sachs y por qué estuvo en el Vaticano?
By Stefano Gennarini, J.D.
El mes pasado, el Vaticano suscitó críticas por asociarse a Jeffrey Sachs, de quien podría decirse que es el principal defensor mundial del control demográfico. Pocos conocen de su postura pública a favor del aborto como forma de reducir la fertilidad.
Sachs moderó y copatrocinó una conferencia en el Vaticano sobre cambio climático el mes pasado. Aunque no es probable que esté en marcha un cambio de la enseñanza católica, el recibimiento de Sachs en Roma provocó severas críticas de quienes están familiarizados con la labor de su vida.
Sachs pidió encarecidamente que se legalizara el aborto como modo rentable de eliminar «hijos indeseados» cuando fracasa la anticoncepción en su libro de 2008 titulado en español Economía para un planeta abarrotado.
Él define el aborto como «opción de menor riesgo y menor costo» que traer una nueva vida humana al mundo.
Asimismo, escribe con entusiasmo que «la legalización del aborto reduce considerablemente la tasa de fertilidad total de un país, en nada más y nada menos que medio hijo en promedio», y critica a Ronald Reagan y a George H. W. Bush por negar a las agrupaciones que proveen y promueven el aborto cualquier subvención estadounidense mediante la Política de Ciudad de México.
Sachs está incluido como uno de los autores de la nota introductoria de una declaración aprobada por científicos y líderes religiosos en la conferencia vaticana que validó la teoría de que la actividad humana está modificando el clima de la Tierra. A diferencia de la declaración, la nota introductoria con emblema del Vaticano en el encabezamiento habla de la población mundial como un problema.
Sachs es una especie de gurú que alcanzó la fama asesorando a los países sobre la transición hacia una economía de mercado tras el comunismo. Fue el principal arquitecto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y ha sido la mano derecha del Secretario General en materia de desarrollo durante gran parte de los últimos quince años.
Durante la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio imploró incesantemente que los países incluyeran la «salud sexual y reproductiva» y los «derechos reproductivos» en el plan, tras haber sido excluidos inicialmente, y fue parte de las maquinaciones que a la larga llevaron a su inclusión por encima y en contra de las objeciones de la Santa Sede y de los Estados Unidos.
Sachs es heredero forzoso de los desacreditados alarmistas demográficos del siglo veinte, quienes advirtieron sobre la «bomba demográfica» y desarrollaron el concepto de la limitada «capacidad de carga» de la Tierra.
En su libro de 2008 elogia la amplia adopción de programas de planificación familiar en las décadas del 60 y del 70, aun cuando la mayoría reconoce que fueron coercitivas y deshumanizantes. Pero, según Sachs, «las tasas de fertilidad altas son perjudiciales para el desarrollo económico».
Con frecuencia él habla de la humanidad que transgrede los «límites planetarios» y de la amenaza de un planeta demasiado abarrotado. Ha sido uno de los líderes en el desarrollo y la promoción de la teoría del «dividendo demográfico», que sostiene que los países deben invertir en planificación familiar y reducir la fertilidad antes de poder experimentar el desarrollo. Esa teoría ha sido criticada por no dar como resultado ningún dividendo en regiones enteras donde las tasas de fecundidad cayeron precipitadamente en las últimas dos décadas, y por subestimar el peligro correspondiente de poblaciones que envejecen con rapidez.
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Leer más aquí: c-fam.org
Sachs moderó y copatrocinó una conferencia en el Vaticano sobre cambio climático el mes pasado. Aunque no es probable que esté en marcha un cambio de la enseñanza católica, el recibimiento de Sachs en Roma provocó severas críticas de quienes están familiarizados con la labor de su vida.
Sachs pidió encarecidamente que se legalizara el aborto como modo rentable de eliminar «hijos indeseados» cuando fracasa la anticoncepción en su libro de 2008 titulado en español Economía para un planeta abarrotado.
Él define el aborto como «opción de menor riesgo y menor costo» que traer una nueva vida humana al mundo.
Asimismo, escribe con entusiasmo que «la legalización del aborto reduce considerablemente la tasa de fertilidad total de un país, en nada más y nada menos que medio hijo en promedio», y critica a Ronald Reagan y a George H. W. Bush por negar a las agrupaciones que proveen y promueven el aborto cualquier subvención estadounidense mediante la Política de Ciudad de México.
Sachs está incluido como uno de los autores de la nota introductoria de una declaración aprobada por científicos y líderes religiosos en la conferencia vaticana que validó la teoría de que la actividad humana está modificando el clima de la Tierra. A diferencia de la declaración, la nota introductoria con emblema del Vaticano en el encabezamiento habla de la población mundial como un problema.
Sachs es una especie de gurú que alcanzó la fama asesorando a los países sobre la transición hacia una economía de mercado tras el comunismo. Fue el principal arquitecto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y ha sido la mano derecha del Secretario General en materia de desarrollo durante gran parte de los últimos quince años.
Durante la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio imploró incesantemente que los países incluyeran la «salud sexual y reproductiva» y los «derechos reproductivos» en el plan, tras haber sido excluidos inicialmente, y fue parte de las maquinaciones que a la larga llevaron a su inclusión por encima y en contra de las objeciones de la Santa Sede y de los Estados Unidos.
Sachs es heredero forzoso de los desacreditados alarmistas demográficos del siglo veinte, quienes advirtieron sobre la «bomba demográfica» y desarrollaron el concepto de la limitada «capacidad de carga» de la Tierra.
En su libro de 2008 elogia la amplia adopción de programas de planificación familiar en las décadas del 60 y del 70, aun cuando la mayoría reconoce que fueron coercitivas y deshumanizantes. Pero, según Sachs, «las tasas de fertilidad altas son perjudiciales para el desarrollo económico».
Con frecuencia él habla de la humanidad que transgrede los «límites planetarios» y de la amenaza de un planeta demasiado abarrotado. Ha sido uno de los líderes en el desarrollo y la promoción de la teoría del «dividendo demográfico», que sostiene que los países deben invertir en planificación familiar y reducir la fertilidad antes de poder experimentar el desarrollo. Esa teoría ha sido criticada por no dar como resultado ningún dividendo en regiones enteras donde las tasas de fecundidad cayeron precipitadamente en las últimas dos décadas, y por subestimar el peligro correspondiente de poblaciones que envejecen con rapidez.
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