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sábado, 4 de febrero de 2017

«Creo que no podemos prever lo que le sucederá al Cardenal Burke en el futuro»


El Gran Canciller de la Orden de Malta señala al cardenal Burke como responsable de la crisis

En una explosiva rueda de prensa, el recientemente reestablecido Gran Canciller de los Caballeros de Malta, Albrecht Boeselager, ha agradecido al Papa su «guía», que ayudó a poner fin a la «crisis» de la Orden, a la vez que ha culpado del «malestar» al cardenal Burke.

(LSN/InfoCatólica) Boeselager, que fue considerado responsable de la distribución de anticonceptivos a través de la organización caritativa de la Orden y, en consecuencia, retirado de su cargo, si bien posteriormente fue readmitido por la acción del Papa, señaló al antiguo Gran Maestre de la Orden, Frei Matthew Festing, y al Cardenal Raymond Burke como instigadores de la crisis. El cardenal Burke fue nombrado patrono de los Caballeros de Malta por el Papa en 2014 después de que el Papa lo retirase de su importante función en Roma como jefe del más alto tribunal del Vaticano.

«Creo que no podemos prever lo que le sucederá al Cardenal Burke en el futuro y no haremos comentarios sobre ese tema. Sigue siendo una decisión que corresponde al Santo Padre», dijo Boeselager. Sin embargo, de los comentarios en la conferencia de prensa se deduce claramente que se prepara una reorganización completa.

Se indicó que la Orden se sometería a una «reforma» de la «rama» religiosa de la Orden –que es la fundamental de la Orden, tanto desde el punto de vista histórico como jurídico- según los deseos del Papa Francisco. La reforma será ejecutada por un delegado papal, que tendrá poder para actuar de forma independiente del cardenal Burke.

Es de notar que en la parte religiosa de la Orden es donde se encuentran los miembros conservadores, que se oponían a la distribución de anticonceptivos. Los Caballeros de Malta actúan en 120 países de todo el mundo y son conocidos por su trabajo de caridad en zonas de guerra y crisis humanitarias.

Boeselager fue retirado de su puesto en la Orden en diciembre, pero no antes de que se negara a dimitir. Su desobediencia culminó con su expulsión de la Orden. Más tarde ese mismo mes, el Papa Francisco se involucró en el asunto y designó una comisión para investigar el despido de Boeselager. De forma sorprendente, el Papa Francisco obligó al jefe de la Orden a dimitir y volvió a instaurar a Boeselager en su puesto.


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