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domingo, 13 de abril de 2014

“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”




 


Aunque la historia del Buen Ladrón es bien conocida por cualquiera que se aproxime a los Evangelios o que viva con un poco de intensidad la Semana Santa, la devoción a San Dimas (como es llamado por tradición bien fundamentada documentalmente) no figura entre las más populares en la Iglesia latina.

Se acaba de publicar una obra destinada a invertir esa situación: El Buen Ladrón. Misterio de Misericordia (Voz de Papel), del sacerdote canadiense André Daigneault. Publicada en español en traducción de Cordélia de Castellane, la edición ha corrido a cargo de Álvaro Cárdenas Delgado, hasta hace poco párroco en Pinto y ahora en Chapinería, ambos municipios de la diócesis de Madrid. Un auténtico especialista en los conocimientos históricos que existen sobre el Buen Ladrón y en la significación espiritual de su figura para la vida cristiana.

-¿Se sabe por qué fue condenado?

-San Juan en su Evangelio testimonia la costumbre romana de colocar un letrero, eltitulus, con el nombre del condenado y la causa de su condena, recogiendo la inscripción que pusieron en lo alto de cruz de Jesús: “Jesús Nazareno, Rey de los judíos” (Jn 19, 19). Aunque ninguno de los evangelistas lo ha recogido, es muy probable que también colocaran este cartel en las cruces de los dos criminales ajusticiados con Él, indicando sus nombres y la causa de su condena. Sus nombres no debieron de ser desconocidos para la gente.

-Sin embargo, ninguno de los evangelistas quiso que constaran...

-El hecho de que los Evangelios no hayan recogido el nombre del Buen Ladrón no carece de significado. Tal silencio sobre su nombre nos permite a cada uno ponernos en su lugar para recorrer con él y como él el camino de la aceptación de Cristo, del arrepentimiento y de la reconciliación, para recibir como él la esperanza de la salvación, incluso después de una mala vida. 

-¿Qué significa la historia del Buen Ladrón, qué papel tiene en la historia de la salvación?

-El relato del Buen Ladrón encuentra todo su significado en el conjunto de los Evangelios, y en particular en el de Lucas. Lucas es el Evangelista de la Misericordia de Dios, el cantor de la Misericordia divina, como le gustaba llamarle a Dante. Jesús es la Misericordia del Padre hecha carne que “ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido” (Lc 19, 10). La Cruz es la cima de la obra de Cristo: revelar, ofrecer, y comunicar a todos el Amor misericordioso y salvador de Dios. La conversión del Buen Ladrón y la promesa que Jesús le hace constituye el punto culminante y el cumplimiento de esta misión de Jesús.

-¿Qué pasó en el alma de San Dimas en esos minutos finales de su vida?

-En el momento de su condena a muerte, que es cuando se encuentra por primera vez con Jesús, el Buen Ladrón era un hombre completamente fracasado, despreciado y rechazado. Pero en su fracaso absoluto como hombre y en el horrible tormento que sufrió, se encontró con una mirada única, una mirada con una luz que nunca había visto antes, una mirada que no lo rechazó, una mirada con una dulzura y una compasión infinitas: la mirada de Cristo.
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