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lunes, 8 de junio de 2015

El historiador británico Robert Goodwin publica un ensayo que pone en valor los logros del Siglo de Oro español.


«El imperio español se preocupó por su nivel moral, eso es impresionante», dice el británico Goodwin


por Luis Ventoso/ABC


El historiador británico Robert Goodwin publica un ensayo que pone en valor los logros del Siglo de Oro español.


En una librería londinense de la mayor cadena del Reino Unido, Waterstones, está expuesto en un lugar de honor un voluminoso tocho con unas letras doradas en portada, titulado «Spain». Debajo, un subtítulo: «The centre of the world, 1519-1682». El autor es un historiador londinense llamado Robert Goodwin, y publica una editorial de fuste, Bloomsbury.

Ojeas el libro y sonríes con una inesperada satisfacción. Esta vez no se trata del enésimo zurriagazo de la academia anglosajona al imperio español. Goodwin parece un apasionado de los hombres que construyeron aquel prodigio y expone con pasión sus méritos. Hay que buscar a este tipo y charlar con él.

El historiador resulta ser un hombre rubio de 46 años, socio del Chelsea de Mou, un gastrónomo quede joven pasó por las universidades de Andalucía en su formación como hispanista.

Cuando habla en castellano, gasta un divertido acento andaluz, casi de pantomima de Los Morancos.

También hace gala de sentido del humor: «Se puede decir que yo trabajo para Harry Potter. Estoy en su editorial. Gracias a lo que él genera se publican estudios como el mío».

Sentados en su piso junto a los canales de la Pequeña Venecia londinense, Goodwin se arranca comentando algo poco sabido: Samuel Johnson, el gran sabio británico del XVIII, «era un admirador de algunos logros intelectuales del Siglo de Oro español, en concreto de la Escuela de Salamanca, que fue precursora en cierto modo de lo que hoy llamamos derechos humanos».

-Me ha llamado la atención su enfoque. Lo habitual en el mundo anglosajón es más bien denigrar la conquista española, enfatizar que fue un acto de barbarie.

-Está claro que desde el punto de vista indígena, para los que habitaban allí, el colonialismo fue una especie de desastre. Eso es así. Pero se puede decir lo mismo de cualquier imperio y de cualquier acto colonial. No han sido los españoles los exclusivamente malos. También los británicos, por ejemplo, o los chinos. Lo que sí se puede añadir y destacar es que en aquel entonces en España la gente se preocupaba por lo salvajes que eran algunos españoles. Un imperio tiene sus buenos, malos y mediocres.

-¿Qué aportaciones positivas destacaría de nuestro Siglo de Oro?

-Pues para mí, por ejemplo, lo interesante es que en el siglo XVI, en el inicio de la época moderna, cuando aún no había llegado la Ilustración, cuando Europa no tenía todavía dos o tres siglos de desarrollo intelectual a sus espaldas, españoles importantes y con influencia, como Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas, toda la Escuela de Salamanca, preguntaban cuáles serían las cuestiones morales y legales que deberían reglar todo el proceso del imperialismo, del colonialismo. Eso es impresionante.

-¿Los escuchó la Monarquía?

-Pues ahí viene justamente lo más importante. La Monarquía de los Austrias, en la figura de Carlos V primero y luego con Felipe II, intentó parar los actos más salvajes del imperio en las Indias. Su junta de teólogos y juristas se ocupaba de estas cosas, por ejemplo en los famosos debates de Valladolid, que en realidad entroncan ya con lo que se hacía desde una generación atrás; las leyes de Burgos, que intentaron amortiguar y aliviar la experiencia del indígena, eran de 1512. La Monarquía intervino con la intención de establecer para el imperio un armazón legal y conceptual de naturaleza moral.

-Leyéndole, usted parece reivindicar que en aquel momento España alumbró varias instituciones relevantes, como sus universidades, un cierto respeto a la ley, o lo que acaba de referir…

-Sí, sobre todo la universidad y el sistema legal de aquella España. Aunque en realidad, cuando digo España hablamos fundamentalmente de Castilla, que era entonces el centro del mundo. Hemos puesto «Spain» de título porque para vender libros en Londres o Nueva York es más fácil, pero fundamentalmente hablamos de instituciones castellanas. En el siglo XVI, Castilla era uno de los reinos más litigiosos de la historia, y un campesino no acude a un tribunal si no considera fiable el sistema. La gente normal se fiaba de su sistema legal, que dependía de una Corona lo suficientemente poderosa como para imponer su ley, el derecho, a las grandes casas aristócratas y otras instituciones fuertes, como las ciudades.

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