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jueves, 23 de enero de 2014

"Es positivo que la reforma del aborto sea ideológica"


ENTREVISTA A JOSÉ MARÍA RUIZ SOROA




José María Ruiz Soroa es abogado y ensayista (“Esencialismo democrático”). Columnista habitual de El País publicó hace unos días un artículo titulado “¿Y cómo se hacen las leyes?”, en el que desmontaba la acusación de “ideológico” que se ha hecho al proyecto de ley del aborto. Ruiz Soroa defiende que en una democracia plural las identidades religiosas se expresen sin renunciar a lo que les es más propio.

Usted ha dado la bienvenida al debate de ideas que ha provocado el anteproyecto de ley del aborto. ¿Por qué hay que reivindicar ese debate? ¿Por qué se silencia?

El debate es el ambiente necesario de una democracia seria, y para ser tal debe incorporar ideas tanto como intereses. En nuestro país padecemos de una ausencia lamentable de debate público, substituido por unas trifulcas ramplonas protagonizadas por los medios y un reduccionismo generalizado de los argumentos que se utilizan por los partidos, empeñados en una lucha cainita casi nihilista. Es decir, la esfera pública de nuestra democracia es pobrísima, lo cual es congruente con una sociedad civil esclerótica (por razones históricas y culturales muy largas de contar) y con unos partidos que han inundado y colonizado todas las instituciones públicas diseñadas en democracia para producir reflexión. Es en este sentido en el que me "extraño" de que pueda llegar a acusarse a un proyecto de ley de "ideológico", como si tal cosa fuera negativa, cuando es bastante obvio que cualquier debate previo a una futura ley debe incluir necesariamente la explicitación de la ideología desde la que se propone o se combate.

¿Es legítimo que la cuestión del aborto suscite un debate de índole moral en una sociedad democrática y plural? ¿El debate moral no es una anomalía?


Creo que hay un equívoco en la pregunta, pues parece contraponer la "moral" con la "democracia", como si se tratase de ámbitos incompatibles. Y no es así. Entendida la moral como conjunto de valores y reglas de conducta que orientan la acción humana, es claro que en el ámbito de una democracia pluralista se confrontan visiones morales diferentes sobre muchos temas, y así debe ser legítimamente. La izquierda tiene sus visiones morales, como la derecha, y no veo por qué hay que evitar ese término, como si "moral" fuera un ámbito conectado a "religioso" o similar. Los seres humanos somos constitutivamente seres morales, todos. El debate social sobre una ley es el momento democrático adecuado para que los participantes presenten sus puntos de vista morales sobre su contenido, junto con otros puntos de vista pragmáticos o técnicos, y esos puntos de vista puedan ser sometidos a contraste. El debate moral no es una anomalía, sino lo más normal en una sociedad, sobre todo cuando se trata de una cuestión con implicaciones "de vida o muerte". Otra cosa distinta es que alguien pretenda convertir directamente sus reglas morales en reglas jurídicas obligatorias para todos, sin pasar por la legitimación democrática de sus ideas. No creo que estemos en esa situación.

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