Una metáfora sugerente
Al final, el pesimismo luterano siempre acaba apareciendo
como opuesto a la esperanza católica,
canalizada por el sacramento de la confesión.
Se trata de una metáfora, desde luego, pero sirve para una pequeña reflexión sobre el pecado y la gracia, y sobre los efectos, sanadores en la raíz (posición católica) o meramente de cobertura (posición protestante) del perdón de Dios. Al final, la idea de la corrupción absoluta de la naturaleza que sostenía Lutero termina aflorando como una de las herejías en la historia de la Iglesia que más militan contra la esperanza cristiana.
Quien plantea la cuestión es un personaje del dramaThe old boy, de A.R. Gurney, estrenado en 1991 y que está representando estos días la Keen Company en el Teatro Clurman de Nueva York. Y esto ha suscitado el recuerdo de las palabras de uno de los personajes, Dexter, un pastor episcopaliano que no duda en lanzar la afirmación: "En el tenis la posibilidad de salvación es infinita, en el golf impera la predestinación protestante".
El ministro lanza esta idea en respuesta al lamento de otro personaje, la anciana Harriet: "En el tenis, cada juego, cada punto, permite una nueva oportunidad. Todo lo contrario que en el golf, donde arrastras un error en el primer hoyo hasta el final del recorrido".
Queda así planteada la gran disyuntiva: la absolución del sacerdote católico limpia el alma auténtica y verdaderamente y permite un nuevo comienzo, como el tenista que, dos sets abajo, con 5-0 y 40-0, aún puede remontar elmatch ball y ganar el partido; por el contrario, la justificación cosmética que plantea el protestantismo, en la que los pecados no se imputan, pero continúan ennegreciendo el alma, se parece al golfista que comete un doble bogey a las primeras de cambio, y sabe que, salvo milagro, perderá el Masters de Augusta.
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