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sábado, 24 de marzo de 2012

Argentina - "cultura política maltrecha"

Prisioneros de la palabra

por James Neilson


Al igual que su difunto marido, Cristina cree que todos los integrantes del gobierno que domina deberían hablar con una sola voz, la suya, y le molesta sobremanera cuando un subordinado dice algo que podría interpretarse como evidencia de que hay discrepancias internas.


Mientras que en otros países democráticos el mandatario se ve obligado a tratar con respeto las opiniones de sus subordinados y el gobierno tiene que acatar ciertas reglas, en la Argentina Cristina puede hacer cuanto se le antoje: los ministros, que dependen de ella, la obedecen sin chistar, la Justicia tiende a adaptarse al clima imperante y, merced a la mayoría automática de oficialistas abnegados en el Congreso, una oposición fragmentada y desmoralizada se sabe impotente. No extraña, pues, que todos los miembros del gobierno actúen como si compartieran la obsesión de su jefa absoluta con "el relato" o que, con escasas excepciones, descuiden las tareas administrativas que nunca le han interesado.



http://www.rionegro.com.ar/diario/prisioneros-de-la-palabra-840499-9539-nota.aspxç

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