Benedicto entiende que la Iglesia puede tener un profundo efecto ad-extra en el mundo si ella vive ad-intra de una manera más intensa y fiel. Lejos de ser una retirada a un gueto, se trata de ayudar a los católicos a, como dijo el primer Papa, “estar dispuestos a dar una explicación a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pedro 3,15).
Y ahí descansa la verdadera importancia de la Iglesia contemporánea, tal como la entiende hoy en día el sucesor de Pedro. No se encuentra en la transformación de la Iglesia Católica en algo parecido a la Iglesia Episcopaliana de los Estados Unidos (también conocida como la opción preferencial por la auto-inmolación). Se trata de traer el Logos del Señor de la Historia a un mundo que se tambalea entre la irracionalidad y el racionalismo, entre la utopía y la desesperación, de modo que cuando llegue nuestra hora podamos contemplar el rostro del Aquel que alguna vez llamó a Pedro a tener fe en Él y a caminar sobre las aguas.
¿Y qué, después de todo, podría ser más relevante que esto?
http://www.acton.org/es/global/article/benedicto-xvi-y-la-irrelevancia-de-la-relevancia-l-es
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