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viernes, 30 de junio de 2017

Roger Scruton: "Creo que hay una tristeza creada por la Revolución que nunca se ha ido. Como el duelo de haber perdido la batalla, una nostalgia."



Roger Scruton defiende la Tradición: «Hay una tristeza creada por la Revolución que nunca se ha ido»



A sus 73 años, Roger Scruton es uno de los más respetados exponentes del pensamiento conservador contemporáneo dentro y fuera del Reino Unido
, es uno de los grandes críticos sustanciales de la cultura moderna, de su orientación hacia la izquierda y de su capacidad de reconversión a pesar de sus fracasos en la realidad. Como Chesterton, aboga por el amor alegre a la realidad y a la vida ordinaria.

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Intelectual británico y autor de una abundante obra, Roger Scruton describe, libro a libro, los contornos de un auténtico pensamiento conservador. Ser conservador no significa mirar a una época dorada del pasado, sino negarse a sacrificar la vida ordinaria a los espejismos del progreso. Islamismo, populismo y liberalismo: el autor pasa revista a los desafíos a los que se enfrenta Occidente. Contrariamente a los clichés que ofrecen una imagen ceñuda de la persona conservadora, Scruton nos ofrece una alegre lección de vida en esta entrevista concedida a Le Figaro.

-Hace unos meses nos esperábamos el triunfo de Theresa May. ¿Cómo se explica el relativo fracaso de los tories en las legislativas? ¿Los ingleses ya no son conservadores"?


-En mi opinión, Theresa May ha sido incapaz de explotar la situación que había heredado: ha sido elegida primer ministro a falta de otra opción, sin haber sido realmente elegida. Le falta carisma y ha llevado a cabo una campaña deshilvanada. El resultado ha sido una réplica del voto por el Brexit: se ha elegido el conservadurismo, sin la convicción de todo el electorado. No sé si los ingleses son conservadores, pero hay que reconocer que los escoceses no lo son y que su voto siempre es, al final, decisivo. Lo que es asombroso es que Jeremy Corbyn, a pesar de su espantoso carácter de izquierdista posmoderno, haya recibido la proporción de votos que ha recibido. Como sucede en Francia, todo en nuestro país, incluida la política, es volátil y fugaz.

-Emmanuel Macron estima que la nueva fractura es la que existe entre los "conservadores" y los "progresistas". ¿Considera usted que esta fractura es más pertinente que la fractura entre derecha e izquierda?

-El problema de la política es que a menudo es binaria. El progreso contra el regreso, el futuro contra el pasado, los que son abiertos contra los que son cerrados: frecuentemente, los que definen las oposiciones son los que quieren salir vencedores. Son clichés. Yo defiendo el progreso en la ciencia, la tradición en las artes, la continuidad en la moral y hacer sólo lo estrictamente necesario en política. En situación de paz y de relativa opulencia, creo que la política debe permanecer en su sitio. Para mí, esto es conservadurismo.

»En relación al progreso, es un eslogan. Fue utilizado por los jacobinos, los fascistas y los comunistas, que se veían a sí mismos como instrumentes del futuro. El futuro es una excusa para cometer gran cantidad de crímenes. Es un ídolo que exige el sacrificio de los hombres del presente. El pasado no es una excusa para los crímenes del presente. Es lo que se ha conseguido, y no exige ningún sacrificio. El pasado es mucho más inofensivo que el futuro. El progreso lo justifica todo, mientras que la Tradición no exige ninguna justificación. Desde un punto de vista racional, la idealización del futuro es extremadamente peligrosa.

-Se acusa a menudo al conservador de ser una persona ceñuda, replegada en sí misma, triste y nostálgica. ¿Se puede ser un conservador alegre?

-Desde luego. Para mí el conservadurismo ¡es la filosofía del amor! El amor de lo que existe, de lo que poseemos y hemos heredado. Cuando amamos de verdad aceptamos las imperfecciones del objeto de nuestro amor. Esta aceptación de la vida ordinaria, que es el fundamento del conservadurismo, puede ser feliz. Recordemos aChesterton: es el ejemplo del vividor conservador, su obra está llena de una tierna risa hacia la humanidad y su estupidez.

»Como intelectual he pasado mi vida entre gente de izquierdas porque estaba obligado. ¡Son las personas más tristes del mundo! Se detestan los unos a los otros, tienen enemigos en todas partes, rechazan el diálogo y les anima el resentimiento. ¿Qué hay de alegre en el marxismo grupuscular? ¿Qué alegría hay en los escritos deLenin? Hay un poco en los de Marx, pero es una alegría de tipo sarcástico…


-Parece que la alegría sea propia del conservadurismo británico. En Francia, la antimodernidad tiene algo de doloroso y trágico…

-Es muy complicado abordar el conservadurismo francés: está como enterrado en la literatura y el arte, pero no es explícito. En Viaje al fin de la noche, de Céline, los sentimientos de base son conservadores, pero la acción es totalmente sombría y negativa. Lo mismo pasa en Balzac, en el que el retrato social es conservador, pero también siniestro. Creo que hay una tristeza creada por la Revolución que nunca se ha ido. Como el duelo de haber perdido la batalla, una nostalgia.

-Sí. A esto se añade que el conservadurismo tiene tan mala prensa que ningún tipo de política osa definirse tal. ¿Sucede lo mismo en el Reino Unido?

-En el Reino Unido sólo el 10% de los universitarios votan al partido conservador y casi todos ellos estaban contra el Brexit. Pertenecen todos a la categoría cosmopolita de la sociedad y declaran estar contra la vida burguesa. Apoyando lo que decía John Stuart Mill, que declaró que "los conservadores son el partido estúpido", identifican el conservadurismo con el retraso y la estulticia. Para nosotros, conservadores, este tipo de declaración es lo que es estúpido. Además, en general, el conservador no puede disociar la política de una cierta forma de estupidez.

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