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miércoles, 19 de diciembre de 2018

Guía para entender a Solzhenitsyn - en el centenario de su nacimiento

Para entender a Solzhenitsyn

En el centenario de su nacimiento

Por Pablo López Herrera

Contenido



¿Quién fue Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn? El personaje

Una aproximación a su obra literaria

“Llama al viento”: un ejemplo del mundo encerrado en las obras del escritor

Algunas observaciones generales para entender a Solzhenitsyn

Diez conceptos clave para entender a Solzhenitsyn

1. ¿Hay un modo de ser ruso?

2. El sentido de la vida y el origen de la energía del escritor

3. Una mirada realista

4. Un camino de purificación y crecimiento

5. La prueba personal como requisito y condición de la libertad interior

6. Problemas de identidad, patriotismo, nacionalismo y nacionalidad

7. La solución está en el interior de cada hombre

8. Un camino multidimensional y en ascenso, culmina en una visión trascendente del mundo

9. De la revolución comunista a la revolución cósmica

10. El mundo occidental de Rusia y el dilema del trato con el comunismo y los países comunistas




Breve prólogo

«El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?" El les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?" Díceles: "No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero."»
Mateo 13:24-30





¿Quién fue Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn? El personaje

En estos  días se cumple el centenario del nacimiento del escritor ruso Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn en Kislovodsk (Cáucaso del Norte) el 11 de diciembre de 1918. Murió en Moscú el 3 de agosto de 2008.

¿Por qué haría falta una “guía” para entender a Solzhenitsyn? ¿No habla un escritor por sus obras? Efectivamente que es así. Pero alguna información adicional puede ser útil cuando se trata de un escritor que fue marxista y luego cristiano, fue militar, fue político a su manera, fue educador, padre de familia, ruso “del interior”, fue un gran estratega y un gran táctico, fue un líder y un gran patriota, pero también un hombre preocupado, pero también ocupado, en  el futuro del resto del mundo. Y que fue también “carne de cañón” de los medios y de campañas de influencia y desinformación que afectaron su imagen pública. Por lo menos,  algunas observaciones pueden servir, sobre todo a quienes no hayan estado en contacto con el autor. [i]
  
Aleksandr Solzhenitsyn es el gran escritor clásico con quien hemos convivido en el siglo XX sin apreciar su verdadera dimensión. [ii] Su relevancia –aún ignorada por muchos- equivale a la de los grandes clásicos de todos los tiempos, y su alcance supera en mucho a haber escrito quizás el más famoso relato de la vida en los campos de concentración soviéticos. Su objeto es más vasto. Es el hombre en su integridad y la “telaraña” totalitaria que lo oprime, que va mucho más allá que un cerco con alambres de púa o de los barrotes de una cárcel, o incluso de un sistema político. En el fondo, se trata de lo que hace todo hombre de todos los tiempos con su libertad, y en particular bajo un régimen comunista. Como si fuera una especie de Dante de nuestra época, con equivalente nivel intelectual y profundidad de conceptos, el clásico ruso nos traslada a su tiempo y espacio, guiándonos con una pluma orientada siempre a la búsqueda de la verdad y el bien.

Su vida y su obra nos ayudan a ver todo ese mundo, y -como si la vida fuera una carrera de postas- nos entrega un mensaje que no podemos guardar en una biblioteca, sino que estamos obligados a llevar con nosotros y a transmitir, como si fuera una llama al viento. [iii]

Aleksandr Solzhenitsyn parece haber tenido la intención de abarcar, en su totalidad y en profundidad, los grandes problemas del hombre del  siglo XX y de plantear soluciones. Esa tarea, de imposible cumplimiento hasta para un numeroso, calificado, aguerrido y completo equipo de intelectuales sobresalientes solo sirvió de incentivo a nuestro escritor.

Liudmila Saraskina, su biógrafa, sostiene que "si se considera que el siglo XIX terminó con la primera guerra mundial, lo mismo que el siglo XVIII se cerró con la Revolución francesa, entonces Solzhenitsyn nació en el verdadero comienzo del siglo XX, y, en el curso de su vida se habrá apropiado de todo el espacio histórico y todo el horizonte semántico de ese siglo. El siglo que nace deberá redescubrir el sentido escondido de las lecciones del siglo que acaba de terminar, y en consecuencia estudiar y comprender los signos que marcaron el destino de Solzhenitsyn. Comienza un pesado trabajo de acceso al conocimiento."[iv]

Quienes hemos comenzado a penetrar el mundo del autor ruso, hemos ido encontrando un universo bastante completo en el que vamos haciendo propios los lugares, los temas y los hechos, de los que el mundo entero sigue siendo y será protagonista. Toda su obra es cualquier cosa menos la historia de un pasado extinto. Solzhenitsyn ha depositado en su obra la memoria de lo que no funcionó, el catálogo de lo que hay que solucionar, y algunas propuestas que constituyen el resultado de una de las vidas humanas de mayor riqueza y productividad posible, sumada a un profundísimo estudio de la historia, del pensamiento, y de la estrategia.   

Si damos crédito a quienes lo han calificado como digno sucesor de Dostoievski y Tolstoi, al adentrarnos en su vida y obra, iremos encontrando una enorme serie de guías y reflexiones que nos ayudarán e inspirarán a profundizar los grandes temas de nuestro ya ajetreado siglo XXI.

La cantidad de polémicas suscitadas a su alrededor no ayudaron a generar un conocimiento uniforme y a la existencia de consenso sobre sus aportes. Para muchos, Solzhenitsyn es un personaje del pasado que ha pasado al olvido. Apostrofado en su momento de ser reaccionario, antisemita, nacionalista, profeta de catástrofes, desagradecido, su imagen está teñida de matices que intentan obscurecer su vida, su "perfil", su pensamiento, y su legado. Lo cierto también es que hay muchas preguntas que responder. Como afirma Joseph Pearce en su biografía,[v] "en pocas ocasiones ha atraído un escritor tanta publicidad, tanto buena como mala a lo largo de su vida. Vilipendiado o reivindicado, amado u odiado, sigue siendo una figura provocativa" Su herencia intelectual es de una magnitud aún no apreciada por la intelectualidad occidental. Los millones de libros vendidos, son como semillas al viento que esperan aún caer en tierra fértil para germinar y producir frutos en abundancia.

Para Daniel J Mahoney, premio Raymond Aron 1999, Solzhenitsyn (que no confunde el progreso moral con el desarrollo tecnológico) "...debe ser leído a la luz de las tradiciones literarias e intelectuales rusas, y a la luz de la gran tradición del pensamiento político que comenzó con Platón y Aristóteles, y prosigue con Montesquieu, Burke y Tocqueville". Por su completa experiencia y profundo análisis de un siglo que ha sufrido con las ideologías, "su mensaje no ha perdido nada de su actualidad, para una humanidad que continúa buscando un sentido"[vi]

La actualidad de su pensamiento convierte a este primer centenario de su nacimiento en una oportunidad para todo aquel a quién este escritor, luchador, profeta, polemista y patriota le signifique algo. Y será necesario "un pesado acceso al conocimiento" y un denso trabajo intelectual para comprender al autor, si se lo prende abarcar, y recibir con plenitud sus aportes, como afirma Saraskina.

¿Cómo evaluar su envergadura? La capacidad intelectual de una persona se verifica en su aptitud para obtener una visión realista del todo y de las partes, de poder transmitirla, y que sea comprendida. La mayoría de las personas se concentra más en algunos temas que en otros, y desarrollan un enfoque al que adscriben. No son muchas las personas dotadas con la facultad de tener una “visión total”, esto es, una visión de la realidad completa. Muchos restringen los límites de su percepción de la realidad a un marco más estrecho que el real, o no avanzan lo suficiente en el “conocimiento posible”, no se aventuran “mar adentro”.
Solzhenitsyn muestra haber sido uno de los pocos grandes escritores de todos los tiempos, que han conquistado los picos más elevados en el camino de crecimiento interior y de haber llegado a la “visión total” y haberla comunicado. Y con el doble testimonio de su vida y de su producción literaria, nos enseña, quizás sin haberlo creído el mismo, que quizás sea posible todavía aprender algo de la experiencia ajena…

Su vida puede ser vista entonces como la de un ascenso a su montaña personal. Simultáneamente con el ascenso, va escribiendo su obra, y al mismo tiempo interviene con un papel protagónico y relevante en la historia del siglo XX,  y completa esa “visión del mundo” que constituye su legado.   

A veces que se le exige la capacidad de explicarlo todo, algo imposible de encontrar en un ser humano aún de las excepcionales y colosales dimensiones del autor. Además es injusto hacerlo.

Una aproximación a su obra literaria

Un traductor de Solzhenitsyn afirma que cada uno de sus libros es como una catedral. Yo prefiero contemplar a toda su obra como una sola catedral, como una sola construcción literaria colosal, que convoca a la peregrinación. Una vez en su interior, cada peregrino puede encontrar su propio camino a través de un completo y detallado análisis de los planteos del escritor, abarcando los aspectos históricos, humanos, sociales y espirituales. La condición para no perderse, es tener apertura de espíritu, y disponible el “ojo del corazón” (oculus cordis) para bucear en las profundidades del conocimiento.

Pero este autor definitivamente no es para lectores de best sellers o apurados. Muchos razonamientos circulan sobre su obra que no están sustentados en su lectura, acción imprescindible si se desea acercarse al autor y a la verdad. Esto ha contribuido a formar opinión no fundamentada, particularmente sobre sus opiniones políticas. Muchos de los periodistas y comentaristas que sobre él han escrito, es evidente que han creído conocerlo sin leerlo con la necesaria profundidad y detenimiento, transmitiendo imágenes falsas o parciales como simple desconocimiento.

Los innumerables juicios sin fundamento sobre su obra y su persona han obedecido en algunos casos a una clara intencionalidad política e ideológica. En otros, a una superficialidad propia de la época, o a un escaso trabajo de la lectura y el análisis requeridos, dada la complejidad de los temas, lo monumental y complejo de sus escritos, y la diversidad de temas y de formas literarias.  

Para seguirlo hay que tener vocación e instrumentos intelectuales de “alta montaña”, e ir siguiendo sus huellas sin adelantarse. Para abarcar su obra, hay que estar dispuesto a escalar hasta donde uno pueda llegar, con la confianza de ser guiado por un guía semejante a un serpa. Estos normalmente superan los ocho mil metros de altitud con una carga que a todo ser normal le resultaría imposible llevar en la simple llanura. Una adecuada dosis de humildad, ayuda también a evitar los juicios apresurados. Con esa disposición y preparación, la guía de Solzhenitsyn para pensar tanto nuestra época como la que se nos acerca a pasos acelerados, es de una inestimable utilidad.

La pregunta que nos transmite es como un aguijón, y quizás podría resumirse en una sola pregunta: “Hombre ¿qué haces con tu libertad?”. Con Solzhenitsyn cada uno la responderá desde una su perspectiva personal, y con un enfoque diferente al de los demás. Esto se explica porque para Aleksandr Solzhenitsyn “la línea que separa el bien del mal no pasa entre Estados, ni entre clases, ni entre partidos políticos sino que atraviesa cada corazón humano”. Allí está el problema, y allí parece residir la solución.

Solzhenitsyn parece haber querido cargar sobre sus hombros dos tareas de imposible cumplimiento hasta para un numeroso, calificado, aguerrido y completo equipo de intelectuales sobresalientes, la de abarcar en su totalidad y con la mayor profundidad posible, los grandes temas del  siglo  XX, y la aún mayor de plantear soluciones posibles a los problemas de la humanidad…

Si damos crédito a quienes lo han calificado como digno sucesor de Dostoievski y Tolstoi, y nos adentramos en su vida y obra, nuestro interés irá en aumento y no será solo académico. Nos encontraremos con una serie de guías y reflexiones que nos ayudarán e inspirarán a transitar con mayor seguridad nuestro ya ajetreado  siglo XXI. Quienes hemos comenzado a penetrar el mundo del autor ruso, hemos ido encontrando un universo bastante completo. En él, vamos sintiendo como propios los lugares, los temas y los hechos a donde nos traslada el autor, y de los que el mundo entero sigue siendo protagonista.

“Llama al viento”: un ejemplo del mundo encerrado en las obras del escritor

En su pieza de teatro “Llama al viento – la luz que hay en ti”[vii], compuesta en 1960 con un elocuente subtítulo inspirado en San Lucas (  “¡Cuídate, pues, que la luz que hay en ti no sea oscuridad! ") , los protagonistas, además de tratar la cuestión fundamental de la utilización de la ciencia, se hacen los planteos más profundos y buscan las respuestas al sinnúmero de problemas de la vida individual y social contemporánea.

En particular, se trata por parte del protagonista (¡Alec!) del uso de la cibernética [viii] para poder archivar en un sistema la experiencia de los resultados de las decisiones tomadas históricamente y utilizar los datos para resolver problemas concretos de gobierno evitando los errores cometidos en el pasado. Su amigo, lo invitaba a participar en el desarrollo de un sistema para lograr quitar las emociones negativas en los militares para lograr que luchen “automáticamente” y sin emociones que les quiten “eficiencia operativa”. El punto es que el primer sistema carecía de interesados mientras el segundo le proporcionaría fama y dinero.  

El momento final, culminante, es un breve cuadro en el que yace en su propia capilla ardiente un director de orquesta que ha logrado la fama y el dinero. Una anciana, pariente lejana que prácticamente no había aparecido en toda la obra, simplemente lee: “Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que los que entren vean el resplandor. La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está luminoso; pero cuando está malo, también tu cuerpo está a oscuras. Mira, pues, que la luz que hay en ti no sea oscuridad.”  Con estas palabras, cae el telón.

En esta pieza y en este final, es posible entender la esencia del universo mental del autor ruso, así como su realismo histórico y existencial, que funciona como quien transita por la vida consciente de habitar un mundo multidimensional,  y juega  partidas simultáneas de ajedrez en cuatro tableros:   

1) Se asume como protagonista de la historia, de la que se nutre y,
2) se inserta en el mundo natural, social; del conocimiento, la ciencia y la ética racional,
3) el mundo de la estética le permite acceder a la armonía del mundo y al universo de la creación, a través del arte; y
4) el mundo sobrenatural lo hace acceder a las verdades de la fe y a un sistema ético con fundamento religioso. 

Alexandre Solzhenitsin declaró en marzo de 1967: "Traté de escribir una pieza alejada de la política, ubicándola fuera de un  contexto nacional. La acción tiene lugar en un país desconocido, en una época que no se especifica, y los protagonistas tienen nombres cosmopolitas. No lo hice para ocultar mi pensamiento. Quise tratar los problemas morales de la sociedad en los países desarrollados, independientemente de que fueran capitalistas o socialistas”.


Síntesis de su visión del mundo

Estando el gran pensador ruso por cumplir 88 años el 11 de diciembre de 2006, Le Figaro publica una conversación que mantienen con el escritor alemán Daniel Kehlmann: ''La futura democracia rusa no debe ser un calco de Occidente'' [ix] . 

Esa entrevista es interesante porque allí Soljénitsyne muestra la visión del mundo -en su mayor madurez- de alguien que habiendo nacido, crecido, y siendo educado en el sistema marxista más absoluto, a partir de su libertad interior y su rechazo del mal y la mentira, pudo librar épicas batallas contra el sistema soviético, desde adentro, sin dinero... y descargar toda la fuerza de su intelecto privilegiado y el testimonio de su vida sin desperdicios, contra los puntos más débiles e indefendibles de su enemigo.

A través del diálogo, transmite algunas “lecciones universales”:
  • La realidad debe ser percibida tal y como ella existe.
  • Para entender la realidad sobre los fundamentos de la existencia del hombre hay que sumergirse hasta el fondo.
  • La libertad de elección le fue dada por Dios al hombre, desde la propia creación, y nunca le fue quitada. Es el hombre el que crea la propia historia, y es el mismo hombre quien se precipita al abismo. El mal anida en el corazón del hombre, y ahí está el verdadero problema.
  • Los sufrimientos son o necesarios o absurdos, según la capacidad de la gente y de los pueblos para comprender la importancia del correcto uso de la libertad y en entender las consecuencias que se producen según el tipo de uso.
  • Si los hombres pierden el sentido de auto restricción, el dominio de los propios deseos, de las exigencias de la libertad, no pueden evitar pagar las consecuencias.
  • Particularmente, no pueden evitar pagar las consecuencias de la codicia sin límites, sea esta de los hombres o de los estados ricos y poderosos, ni los efectos del agotamiento de los sentimientos de la bondad humana.
  • Las grandes crisis sociales se preparan lentamente. Siempre hay causas que es posible ver en su momento adecuado. Estas no parece que vayan a llevar tan lejos sus efectos, pero lo hacen.
  • El mal universal tiene sentido e intensidad. Y no es solamente la locura o la tontería del hombre. Es un núcleo compacto, y para combatirlo hace falta una lucha activa. El mal es fuerte porque un gran número de corazones humanos ha sido tocado o contaminado por él.
  • El mundo contemporáneo ha perdido sus fundamentos filosóficos, y las consecuencias mundiales de esto todavía no se han manifestado totalmente.
  • La dictadura comunista llama una lucha absoluta contra ella. Sigue siendo “intrínsecamente perversa” aunque se vista de seda.
  • Puede implantarse en un país el cinismo y la corrupción moral aunque se produzca el reverdecer de la sociedad en todas sus formas, incluidas las morales y económicas. Pueden igualmente allí triunfar las fuerzas oscuras, los bandoleros sin fe ni ley que se enriquecen mediante el pillaje de los bienes nacionales contra el que nunca se lucha.
  • La existencia de partidos políticos que están únicamente ocupados en obtener poder es una calamidad.


Diez conceptos clave para entender a Solzhenitsyn

1  ¿Hay un modo de ser ruso?

La descripción de algunos atributos distintivos de la identidad y del carácter del pueblo ruso, que hace Andrei Siniavski en su libro “La civilización soviética”, sirve para entender algunos rasgos peculiares del modo de ser del escritor.[x]

¿Cuáles son para Siniavski las características principales de la psicología de los rusos?

Un espíritu patriótico acendrado: “La patria es a veces para los rusos un principio supra individual y supra nacional que se convierte en algo así como un sentimiento religioso”. El patriotismo adquiere la fuerza de un sentimiento religioso naturalmente, lo que será aprovechado por sucesivos gobiernos y regímenes.

Una forma de ser con límites y contornos que aparecen como imprecisos: el “carácter nacional ruso me parece un poco “amorfo”, inacabado en su forma”, quizás debido a la cantidad de influencia de extranjeros (Varegos, griegos, tártaros, polacos, alemanes…)

Están animados por una especie de “compasión universal”, y caracterizados por “la aspiración a la universalidad, a la integralidad”: un espíritu de compasión universal, es decir de percibir y  compenetrarse los  sufrimientos de la humanidad, y “el deseo y la acción de aliviar, reducir o eliminar por completo tal situación dolorosa”. (Pensar en esto al leer el discurso de Harvard, o para entender porqué la vocación universal del comunismo ruso), Debemos tener en cuenta que “animado” es algo dotado de alma y de movimiento, de energía.

Poseen una elevada autoestima: La elevada auto-satisfacción por el hecho de “ser ruso” lo transforma a este en bueno, y cuando se agrega cierta desconfianza respecto de otros pueblos, esto los puede llevar directamente de la xenofobia al confinamiento. ¿Para qué deberían los rusos aprender otras lenguas? ¿Qué nos pueden aportar que no tengamos?

Solzhenitsyn fue claramente un patriota, con una personalidad inasible de algún modo, con una visión que incorporaba todo el universo -respecto del que tenía un espíritu profético- y una autoestima fácilmente apreciable.

2 El sentido de la vida y el origen de la energía del escritor

Solzhenitsyn contempla al hombre contemporáneo en su integridad y a la “telaraña” totalitaria que lo oprime, como algo más profundo que un mero cerco con alambres de púa o los barrotes de una cárcel. Ya anciano, en una conferencia en la universidad de Sarátov, le preguntaron a Solzhenitsyn acerca de las fuerzas vitales y la fe que lo habían impulsado en su existencia.

En su respuesta se refirió a tres constantes visibles en su vida y sus obras: el servicio a la patria, el amor por la literatura y una elevadísima contracción al trabajo:

“Tuve siempre la fe que estaba sirviendo a Rusia, y que lo que hacía sería provechoso para la historia rusa. Eso me recargó continuamente con renovadas fuerzas. También el amor a la literatura. Y a todo ello, he sumado el trabajo…”… Mi fuerza está en el trabajo: “nunca tuve necesidad de esforzarme para trabajar. No tengo necesidad de forzarme; nunca tengo necesidad de descansar. Es simple, trabajo todo el tiempo, sin parar. Pienso que ahí está la fuerza”.

Orientado a la acción desde muy joven, se forma para una brillante carrera intelectual. Orgulloso de su fuerza, de su capacidad y de los logros que va alcanzando, crece al mismo tiempo en la pobreza material y sometido a privaciones económicas, absolutamente concentrado en sus objetivos, capaz de abarcar desde lo pequeño hasta lo universal, seguro de las certezas que va adquiriendo y al mismo tiempo abierto a incorporar otras nuevas en la medida que lo convenzan.

Educado en el amor por su patria, la convulsionada época que le toca vivir y los acontecimientos por los que tiene que atravesar a pesar suyo, lo precipitan a un lugar protagónico en la  historia en el que va forjando su vocación de pensador, de escritor y de intelectual-político; un verdadero “think tank” ambulante…

Cuenta Lioudmila Saraskina que estando por terminar la segunda guerra mundial, casado y con 26 años, considera Solzhenitsyn como encarar el futuro y la proyección de la vida con su mujer. Sus profundas reflexiones y la experiencia de vida le han hecho tomar consciencia de su “misión en esta tierra”, y debe tomar una decisión sobre lo que hará durante el resto de su vida. A esta altura del partido tiene claro que la vida que lo espera estará vinculada al futuro de su país. En ese momento, Solzhenitsyn “sentía que sus planes lo orientaban cada vez más a la lucha; que vivía cada vez menos para si mismo y que sus objetivos no lo dejaban entrever en adelante ninguna prosperidad, ningún éxito personal”. Su mujer le preguntaba con tacto acerca de “donde y como vivirían después de la victoria”. Él le escribía. “mi temperamento activo no me permite considerar con calma y pasividad los desórdenes, la injusticia social, la mala organización de la economía, la circulación de opiniones descaradas que nadie refuta, los puntos de vista incorrectos sobre la historia contemporánea… Todo eso me empuja con una fuerza irreprimible a inmiscuirme sin freno en la vida política”

Está incómodo porque ve que no comparte con su mujer los mismos objetivos, y en particular los que tienen que ver con el tipo de “cursus honorem” que tiene pensado para sí mismo, alejado de los logros materiales.
 
La profundidad de los dramas de su patria, la revolución, la guerra, la pérdida de la libertad, la convivencia forzosa con lo mejor y lo peor del ser humano, su pesimismo realista respecto del hombre del siglo XX y finalmente el cáncer, le van demostrando la imposibilidad de encontrar soluciones de fondo alejadas de la trascendencia de la persona, de la conciencia respecto de la providencia de Dios respecto de cada ser creado, y la convicción del “acompañamiento” personal del Creador a cada hombre durante toda su vida.

Este camino recorrido se resume en las estrofas de una poesía escrita en el  momento de su conversión:

¿Cuándo esparcí la buena simiente al viento
como si fuera paja
y rechacé aquellos templos
en que fui acunado por Tus jubilosos himnos?

Mi deslumbrante sabiduría cosechada en los libros
resultó más de lo que este arrogante cerebro podía soportar.

El mundo se extendía ante mí con sus secretos
y el destino era simple cera en mis manos.

Cada nueva oleada de sangre batiendo en mi interior
me tentaba con su deslumbrante clamor
mientras la fe de mi corazón se derrumbaba en silencio
como un edificio abandonado, destinado a la ruina.

Pero eligiendo mi camino entre la vida y la extinción
ahora cayendo, ahora levantándome,
contemplo con nuevos ojos la vida que una vez seguí
y contemplándola, me estremezco de agradecimiento.

No fue mi intelecto, ni mi deseo,
lo que determinó cada vuelta del camino
Sino la firme y constante luz de un designio Superior
que solo con el tiempo pude captar.

Y ahora, mientras bebo con nueva moderación
de las vivificadoras aguas, veo
que mi fe ha sido restaurada, ¡Oh Señor de la Creación!

Renuncié a ti, pero tú permaneciste a mi lado.

3  Una mirada realista

Georges Nivat destaca como una de las características que caracterizan el "fenómeno Solzhenitsyn" [xi] al realismo. Como buen científico se mueve durante toda su vida con cierta obsesión por acercarse todo lo posible a la realidad, que resulta ser su principal fuente, "interlocutor" y "referente". 

Solzhenitsyn tiene un modo de analizar la realidad que incluye elementos aristotélicos y medioevales que nos son familiares, como por ejemplo, un tratamiento de los temas con pasos que podrían corresponder perfectamente a los de la lectio (información), la quaestio (el cuestionamiento, la lógica de los razonamientos y argumentos) y la disputatio (discusión). 

Se podría decir que toda su obra intenta abarcar a toda la "realidad" como "fuente" principal. Si la realidad es "irrebatible" y "la única verdad es la realidad", el acercarse a la realidad para conocerla en todos sus aspectos es el mejor método para acercarse a la "verdad". Y al sentirse cómodo y seguro con las "verdades permanentes", y dado que las variables constitutivas de la realidad del "ser", del "hacer", del "conocer" o del "creer" no cambian. Su vigencia -esto es, la vigencia de la verdad- es permanente. De ahí la seguridad de sus afirmaciones.

El realismo de Solzhenitsyn lo lleva a la utilización de un recurso casi "filmográfico" en sus obras. En muchos de sus escritos importantes vemos su figura como la de un autor, director y protagonista de películas en las que el mismo se pasea virtualmente con su "cámara literaria" en escenarios elegidos, como en el cine real lo hiciera Alexander Sokurov en "Russian Ark" [xii](2002), que recorre el Hermitage de San Petersburgo en una sola toma. O al modo de Sergei Bondarchuk en "War and Peace" [xiii](1966), que "pasea" por la historia narrada por Leon Tolstoi en 1869, penetrando con realismo los hechos, las personas, los sentimientos y la historia.

Para acercarse al universo del mundo real, dedica ingentes esfuerzos en registrar todo aquello que le parece importante en sus elucubraciones: los hechos, los lugares, las personas los acontecimientos de su propia vida y las de sus próximos, y toma notas en fichas. Cuando le es imposible escribir, archiva los datos en su prodigiosa memoria. Luego ordena, analiza e interpreta los datos con una visión del mundo en constante movimiento y evolución, pero que avanza a lo largo de su vida en un camino ascendente que le permite ganar altura para ir adquiriendo una perspectiva cada vez más amplia y universal. Y finalmente presenta y publica sus declaraciones, y su obra literaria con el cálculo y la precisión de un artillero que apunta sus cañones al corazón de las ideologías, la utopía revolucionaria, o contra la mentira y su utilización política.


¿Cómo se acerca Solzhenitsyn a la realidad?

Georges Nivat describe una "mirada" que observa todo lo que sucede, todas las personas relevantes que intervienen en las historias, todas las formas de pensar y de actuar frente a los mismos hechos. En cierto modo, su método nos lleva a la teoría del conocimiento aristotélica, en particular a la percepción de la realidad a través de los sentidos, y más concretamente de la vista. Su mirada física, intelectual y sobrenatural de la existencia se va conformando a partir de la acumulación de mapas, planos, fotos, testimonios, viajes, reuniones, diálogos y animados debates, y de visitas exhaustivas a los lugares en los que transcurrieron los acontecimientos históricos relevantes.

Pero además tiene conciencia de que quienes se ponen en contacto con el mundo real son personas distintas unas de otras, de que todos participan de ella en circunstancias que les son propias, con creencias diferentes, y que todos somos protagonistas tanto voluntarios como involuntarios de lo real, que incluye en muchos aspectos las experiencias humanas son el fruto obligado de factores coercitivos externos fuera de su control y voluntad. En consecuencia, le es necesario analizar los diferentes enfoques y vivencias para no convertirse en una especie de "oráculo" monocorde y autista, con los oídos cerrados a otras convicciones y razonamientos. 

4  Un camino de purificación y crecimiento

Solzhenitsyn sabe que el  camino del crecimiento no es gratuito, y que la senda de la perfección humana –personal y social- comprende, incluye y requiere el paso por vivencias que implican carencias, pérdidas y dolor. Estas experiencias son necesarias, y nos ubican en la humildad del camino de crecimiento interior. Al mostrarnos los límites de las posibilidades exteriores, nos enseñan que la resolución de los problemas de la persona y del mundo, exigen la moderación y la autolimitación cuando se trata de procurar el cumplimiento de las metas individuales y sociales. Hay un camino de purificación interior para poder marchar hacia el futuro, que nos libera de pesos y cargas paralizantes. Este camino requiere el arrepentimiento, que nos limpia de los defectos y excesos en la conducta. Así, nos damos cuenta que no todo lo que deseo es bueno y necesario. Y para conseguir los logros colectivos necesarios se requiere también que las partes se limiten en sus ambiciones.

5 La prueba personal como requisito y condición de la libertad interior

Las pruebas todo hombre está llamado a superar en su vida, son acontecimientos necesarios para el acceso al conocimiento, a la verdadera libertad y al progreso moral. Sin renegar del conocimiento de la verdad a través del razonamiento, Solzhenitsyn le da un lugar de privilegio a lo que considera una evidencia, a saber, que la verdad surge a partir de las pruebas a las que somos sometidos todos los hombres y todas las naciones de la historia: cada hombre es probado y tiene que definirse a menudo con elecciones que lo "obligan" a optar, y a ponerse del lado de la verdad y de la justicia, o el de la mentira y la arbitrariedad.

También cada pueblo, cada nación, pasa por pruebas que ponen en juego su capacidad de supervivencia y superación. Las pruebas a las que son sometidos hombres y naciones les proporcionan la oportunidad de optar entre la aceptación o el rechazo de discursos y relatos que se interponen entre ellos y la realidad, con el riesgo de quedar presos de las ideologías, o ser verdaderamente libres.

Con la superación de las pruebas surge el conocimiento de lo verdadero y lo justo. La libertad trasciende a las circunstancias externas para Solzhenitsyn,. En consecuencia, lejos de lamentarse por su suerte, llega a bendecir a la prisión donde fue internado, porque lo ayudó a acercarse a la realidad, y a liberarse de toda ideología y de “relatos” utilizados como filtros deformantes para el verdadero conocimiento.

6 Problemas de identidad, patriotismo, nacionalismo y nacionalidad

La primera consecuencia del resurgimiento del problema de la identidad se encuentra en el alejamiento de las clases populares, tanto del marxismo como del liberalismo. Estas dos ideologías se unen en el materialismo que profesan. Según estos dos sistemas, el hombre está completamente dominado por la economía. Otro punto común a estos dos sistemas es la apología de las innovaciones sociales que empujan cada vez más lejos los límites de la libertad, una libertad que se ha vuelto loca, completamente desconectada de toda verdad, y además secuestrada por protestas de minorías reivindicativas cuyos excesos "hacen la cama", por reacción, al fundamentalismo islamista. Le vieux monde bouge encore, et il va vous secouer - Les peuples n'ont pas abdiqué leur identité - Jean-Michel Castaing - 12 septembre 2018 [xiv]

Se presenta una dificultad al pretender dar validez universal a la visión de un pensador empeñado hasta su propia muerte en mantener su identidad como ruso como un valor de algún modo superior.

En las circunstancias actuales del mundo, y transcurridos diez años de la muerte del escritor, se ve claramente la necesidad de volver sobre los conceptos de identidad, nacionalidad, patriotismo y nacionalismo. Por ejemplo, hace pocos días el presidente Trump se declaró “nacionalista" frente a los problemas de inmigración y de comercio de su país, en el marco de un orden internacional que considera injusto. Como aplicaciones prácticas del concepto “nacionalista”, “América primero”, modifica su adhesión a los acuerdos “climáticos” de Paris, y a su tratado de armas con Rusia y en una reciente campaña, desafía Trump a las 18.000 personas presentes: "¿Saben lo que soy? Soy nacionalista. ¿Vale? Nacionalista. Usen esa palabra. Usen esa palabra". El aumento muy significativo de votantes en todo el mundo que sostienen partidos y políticas de defensa de la identidad y de los intereses nacionales convierten al tema en un problema práctico a resolver, que obliga a tomas de posiciones definidas.

El problema es importante. Ante la crisis del marxismo y del liberalismo, se hace en estos días más común como dato de análisis en la política el renacimiento de un “espíritu nacional” frente a presiones de organismos internacionales, como la ONU,  o la relación con pretendidos “gobiernos” internacionales como la Unión Europea que avanzan sobre la soberanía de los “socios”. Se plantea un enorme problema porque muchos identifican –de buena o mala fe- el “espíritu nacional” y la “identidad” de los pueblos con el “nacionalismo” y el “fascismo”. Estas denominaciones están llamadas a despertar viejas polémicas y divisiones.

La situación, en el interior de los países, hace imposibles algunas alianzas políticas, destinando a partidos a ser minoritarios electoralmente, aún ignorando las convicciones y valores de las “mayorías” silenciosas que están convencidas de la necesidad de nuevas y creativas asociaciones.  

La dificultad se acentúa con el problema de los imperios que buscan expandir su alcance y defenderse del avance de otros imperios. Y aún más cuando la expansión de los imperios implica la conquista e incorporación de pueblos extranjeros, además de los meros protagonismos en el poder y la influencia globales. En el mundo actual los países con vocación y medios imperiales no son un problema menor de la política internacional y nacional.  "La geopolítica, la batalla por el espacio y el poder, ahora ocurre dentro de los estados y entre ellos", dice Robert D. Kaplan[xv]

Y en este contexto, las certezas profundas de nuestro escritor respecto de estos temas adquieren particular relevancia, aunque es una tarea aún pendiente el análisis profundo de sus convicciones. Sin embargo, es evidente que cree con mucha convicción en el valor  de la identidad y en la peculiaridad de las nacionalidades, habiendo incluido el tema en sus discursos. Nunca menguó su conciencia y orgullo de pertenecer al pueblo ruso y venerar sus tradiciones, ni su “vocación” en mantener su nacionalidad. Cuando experimentó el exilio, tuvo que ser desterrado contra su voluntad.

Para él, su espacio fue Rusia, de donde nunca quiso emigrar, y su tiempo de “pertenencia” fue el siglo XX. 

En un programa de la televisión francesa, en 1975, confirmó su “doble identidad espacial y temporal” superpuestas: "Debo decir, en primer término, que soy un escritor ruso. Mi suerte, mi destino, están vinculados a mi patria, a mi pueblo. Por otra parte, soy un escritor del siglo XX, de nuestro siglo".

Se podría afirmar provisoriamente, que lo que define a Solzhenitsyn en este aspecto es más el patriotismo que el nacionalismo. Esto se podría alinear con el planteo de Mark Malvasi, [xvi] cuando afirma que “el nacionalismo no ha traído ni traerá unidad, aunque no sea por otra razón que el nacionalismo insiste en la uniformidad y siempre debe excluir a aquellos que no la cumplen. Sin embargo, si hay una posibilidad de alcanzar cierta medida de unidad, el que debería poder permitirla es el patriotismo...”   

7  La solución está en el interior de cada hombre

Solzhenitsyn cree que si la división pasa por el corazón de cada hombre, la solución de los problemas de la sociedad también.

El filósofo norteamericano –neo aristotélico y especialista en Santo Tomás- Henry Babcock Veatch,[xvii] afirma -en la misma línea- que “a los ojos de Aristóteles, la ética no comienza con pensar sobre los demás. Empieza con uno mismo. Y la razón es que cada ser humano se enfrenta a la tarea de aprender a vivir, a ser un ser humano, así como a aprender a caminar o a hablar. Nadie puede ser verdaderamente humano, ni puede vivir y actuar como un hombre racional, sin pasar primero por el difícil y frecuentemente doloroso negocio de adquirir las virtudes intelectuales y morales, y luego, habiéndolas adquirido, ejercitarlas realmente en el concreto, pero complicado asunto de vivir”

El escritor ruso no limita el razonamiento a la vida de cada hombre, sino también a la vida de la sociedad.

Recientemente afirmaba Richard Lim, [xviii]esto ya había sido advertido nada menos que por Washington, cuando afirmaba que “creía firmemente en la depravación de la humanidad por el "amor al poder... que predomina en el corazón humano". A sus ojos, el hombre podría ser no solo "ambicioso y sin principios", sino además ser "intrigante", falso y conspirador, escondiendo su depravación bajo la apariencia de la virtud y el amor al país. Washington describía a los hombres como "astutos" y llamaba al pueblo estadounidense a "protegerse contra las imposturas del patriotismo fingido".  Y si el hombre es corrupto, se deduce que también lo son las naciones. Washington creía que las naciones no solo buscan sus propios intereses, sino que a menudo pisotean los derechos de otras naciones. Esta es la razón por la que nos advirtió sobre "las insidiosas burlas de la influencia extranjera" y aconsejó que "no puede haber un error mayor que esperar o calcular los verdaderos favores de una nación a otra".

Precisamente, en la visión del mundo que fue elaborando Solzhenitsyn a lo largo de su vida, este razonamiento ocupó un lugar central. Así, afirmaba en su discurso de Templeton que “frente a las grandes cumbres de los acontecimientos mundiales, puede parecer inadecuado y absurdo recordar que la llave fundamental de nuestra existencia y de nuestro aniquilamiento se encuentra en el corazón de cada uno de nosotros, en la preferencia que le otorguemos al bien o al mal en concreto. Sin embargo, hoy como ayer, esta clave sigue siendo la más segura. Las prometedoras teorías sociales están en banca rota, y nos han traído a un callejón sin salida. Los hombres libres de Occidente deberían comprender que alrededor de ellos se han acumulados demasiados engaños libremente consentidos, y deberían negarse a seguir aceptándolos pasivamente. Es inútil intentar buscar una salida a la situación del mundo sin volver nuestra conciencia arrepentida hacia el creador de todas las cosas. Ninguna puerta se abrirá para nosotros. No la encontraremos. Los medios de que disponemos son demasiado miserables. Hay que ver primero el mal terrible –no el que podrían hacernos desde afuera los enemigos de nuestro país o de nuestra clase- sino el que está dentro de cada uno de nosotros; en el seno de cada sociedad, incluso y principalmente en las sociedades más libres y más desarrolladas, porque es ahí donde lo hemos cometido con pleno consentimiento. Si el nudo corredizo que nos asfixia se cierra cada día más, es por culpa de nuestra incuria y nuestro egoísmo.”

No hay nada nuevo bajo el sol. Es posible completar esta reflexión recordando que Orígenes  advertía ya a principios de primer milenio la relación entre conductas individuales y “Reino de Dios”: y que “no pueden coexistir el reino de Dios y el reino del pecado. Por consiguiente, si queremos que Dios reine en nosotros, procuremos que de ningún modo «el pecado siga dominando nuestro cuerpo mortal» antes bien, mortifiquemos «todo lo terreno que hay en nosotros» y fructifiquemos por el Espíritu; de este modo, Dios se paseará por nuestro interior como por un paraíso espiritual y reinará en nosotros él solo con su Cristo, el cual se sentará en nosotros a la derecha de aquella virtud espiritual que deseamos alcanzar: se sentará hasta que todos sus enemigos que hay en nosotros sean puestos «por estrado de sus pies», y sean reducidos a la nada en nosotros todos «los principados, todos los poderes y todas las fuerzas».”[xix]  

8 El camino multidimensional y ascendente, culmina en una visión trascendente del mundo

A lo largo de la vida de nuestro escritor este va recorriendo un camino de “reflexión ascendente”, que arranca en las realidades del mundo y de la historia, y llega a su culminación cuando llega a encontrar el sentido más profundo de la existencia. Solzhenitsyn cree que para conocer el presente y el futuro, hay que conocer la historia, y la historia no se conoce… Los hechos solo se pueden conocer en profundidad “en el contexto de un proceso histórico completo” .



Todos los seres humanos estamos inmersos en tres mundos, tres conjuntos de circunstancias superpuestas:
  1. el mundo de la naturaleza, donde transcurre nuestra vida personal con todos los avatares de la época y lugares en que nos toca vivir, 
  2. el mundo del pensamiento, y 
  3. el mundo sobrenatural del que solo es consciente quien tenga fe.

Alexander Solz­he­nitsyn se mueve a lo largo de la vida en estas tres dimensiones y las incorpora en su propia obra.

Como protagonista destacado de los principales acontecimientos de su tiempo, conoce y comprende la revolución universal del siglo XX y percibe –a través de su propia experiencia- la inserción de la vida y de la época en una dimensión sobrenatural. Elabora y pule ese conocimiento a lo largo de su vida, y lo va volcando en sus libros.

Sus libros tienen esa triple característica:

1. son autobiográficos,
2. abarcan la historia del siglo y
3. tienen una perspectiva espiritual.

Y sin abandonar nunca el realismo, ocupa los tres círculos concéntricos en un movimiento ascendente.

Su múltiple vocación de escritor e historiador se puede apreciar en el discurso del premio Nobel de 1970. [xx]Allí se refiere al fin de la literatura, que permite transmitir las verdades en un marco “extra político”, pero que al mismo tiempo sirven a la política al permitir extrapolar experiencias  útiles a países y generaciones de otros lugares y épocas.

A partir de su experiencia del Gulag, liga a su destino y asume como propia la obligación de escribir con esa orientación sobre sus propios hombros, citando las palabras de Vladimir Soloviev: “Incluso encadenados, nosotros mismos debemos completar ese círculo que los dioses han trazado para nosotros”[xxi]

Anticipándose al discurso de Harvard, muestra su visión del mundo –todo el mundo- y sugiere la consciente utilización de la literatura al servicio de una vocación de servicio “universal”: “Tanto los países como los continentes enteros repiten los errores de los demás con lapsos de tiempo que pueden llegar a ser de siglos. Entonces, se podría pensar, ¡todo sería tan obvio! Pero no; Lo que algunas naciones ya han experimentado, considerado y rechazado, es repentinamente descubierto por otros como la última palabra. Y aquí de nuevo, el único sustituto de una experiencia que nosotros mismos nunca hemos vivido es el arte, la literatura. Esta posee una maravillosa habilidad: más allá de las distinciones de lenguaje, costumbre, estructura social, puede transmitir la experiencia de vida de una nación entera a otra. A una nación inexperta puede transmitir un durísimo juicio nacional que durará muchas décadas, en el mejor de los casos, salvar a una nación entera de un camino superfluo, equivocado o incluso desastroso, reduciendo así los meandros de la historia humana. Es esta la gran y noble propiedad del arte que os recuerdo con urgencia hoy desde el estrado del Nobel.” 

El gran diagnóstico del discurso de Templeton[xxii]

El continuo movimiento de elevación del escritor, lo lleva a formarse una visión trascendente del mundo, que constituye además el camino de salida individual y social. Quizás sea el discurso en la entrega del Premio Templeton el lugar en que hace pública con más claridad esa “visión”, donde deja claro que sin progreso espiritual no hay salida, integrando a su discurso lo que desde tiempos inmemoriales se llamó de un modo corriente y comprensible “la historia sagrada”. Este concepto entiende que el mundo y el hombre han sido creados y sostenidos por un Dios que interviene en el devenir de la humanidad y se integra al tiempo y al espacio. [xxiii]

Con ese marco de referencia, Solzhenitsyn sostiene que lo que sucede en el mundo es que “se ha olvidado de Dios, y que esa es la causa de la revolución”. La revolución es para el uno de los focos de interés de toda su vida, y está en el centro mismo de su obra literaria.

Solzhenitsyn relaciona la ausencia de Dios con la revolución, “Siendo ya niño, hace más de medio siglo, muchas veces oí decir a las personas mayores, para explicar las terribles convulsiones que habían quebrantado Rusia: “los hombres se han olvidado de Dios, esa es la causa de todo”.  Desde entonces, he dedicado casi medio siglo al estudio de nuestra revolución. He leído cientos de libros. He reunido centenares de testimonios personales, y –para empezar a despejar los escombros- he escrito ya ocho volúmenes. 

Ahora bien, si me pidieran hoy precisar en forma breve, la causa principal de esa revolución devastadora, que nos ha devorado más de 60 millones de individuos, no encontraría nada mejor que repetir: “los hombres se han olvidado de Dios, esa es la causa de todo”.

Rusia, había conocido otras épocas  “… en que la sociedad tenía por ideal no el rango, ni la riqueza, ni el éxito material, sino la santidad de la vida. … En esa época la ortodoxia moldeaba la mentalidad, el carácter, la conducta, las estructuras familiares, la vida cotidiana y el calendario de trabajo desde la semana hasta las estaciones. La fe era el vínculo de unión de la nación y el fundamento de su poder.”

Pero en tres siglos todo cambió: “… en el Siglo XVII un cisma desgraciado minó nuestra ortodoxia, y en el XVIII Rusia fue quebrantada por las reformas tiránicas de Pedro el grande, que ahogaron el espíritu religioso y la vida nacional, para fortalecer al estado, la guerra y la economía. Con la unificación de la enseñanza impuesta por Pedro el Grande, se nos infiltró la sutil brisa venenosa del secularismo, que en el Siglo XIX penetró hasta las clases más cultas y abrió amplio paso al marxismo. En Vísperas de la Revolución, la fe había desaparecido de los círculos instruidos. Entre los monjes eruditos incluso estaba ya debilitada.”

El olvido de Dios no fue indolente y pasivo, sino que se volvió militante y activo. Del “non serviam” se pasó al ateísmo predicado e impuesto desde el estado. Ya Dostoievski anuncia que “la Revolución debe comenzar necesariamente por el ateísmo” y Solzhenitsyn lo confirma: “Verdaderamente es así. Pero el mundo no había conocido hasta ahora a un ateísmo como el marxista: organizado, militarizado y encarnizado. En el pensamiento filosófico y en el corazón mismo de la psicología de Marx y de Lenin, el odio a Dios constituye el impulso inicial, previo a todos los proyectos políticos y económicos. El ateísmo militante no es un detalle, un elemento periférico ni una consecuencia accesoria de la política comunista: es su eje central. Para alcanzar su fin diabólico, ella necesita disponer de un pueblo sin religión y sin patria.”

La revolución del siglo XX no solo provoca daños en Rusia sino que se hace universal. Sus efectos ponen al mundo al borde del abismo: “Somos los testigos de la ruina del mundo: en algunos países, se la sufre como una desgracia; otros se entregan libremente a ella. Todo el siglo XX se sumerge en el torbellino del ateísmo y de la autodestrucción. Esta caída en el abismo tiene rasgos comunes que no dependen de los sistemas políticos ni de los niveles económicos ni de las características nacionales. La Europa actual, tan poco semejante en apariencia a la Rusia de 1913, se equilibra al borde del mismo abismo, pero ha llegado a él por otro camino. Las diversas regiones del mundo han seguido vías diferentes, pero todas están llegando al umbral de su propia ruina.”

En los días en que se escriben estas líneas -ya avanzado el siglo XXI- y con un renacido y militante “neo marxismo estratégico y cultural”, entendemos la causa de la precisión de las advertencias del escritor  de su discurso de Templeton: “Occidente no ha sufrido todavía la invasión comunista; la religión aquí es libre. Pero su itinerario histórico ha desembocado en un agostamiento del sentimiento religioso. Ha sufrido también cismas desgarradores, enfrentamientos y sangrientas guerras religiosas. Y –casi no hay necesidad de decirlo- desde la baja Edad Media, Occidente ha sido invadido de forma progresiva por el secularismo. Para la fe, esta amenaza –no de un exterminio exterior sino de una anemia interna- puede ser todavía más grave. Imperceptiblemente en Occidente el sentido de la vida se ha desgastado en el curso de los años hasta reducirse a la sola “conquista” de la felicidad, que se inscribe incluso en las Constituciones. No es solo en este siglo que se han desvalorizado las nociones del bien y del mal, hábilmente sustituidas por argucias sin fundamento, ya sean éstas de clase o de partido. Desde entonces se tiene vergüenza en apelar a conceptos inmutables. Se tiene vergüenza en admitir que el mal anida en el corazón del hombre antes de penetrar en los sistemas políticos; pero nadie tiene vergüenza de ceder habitualmente al mal integral. Y sobre la pendiente de estas concesiones, en el espacio de una generación, Occidente está a punto de deslizarse sin remedio en el abismo. Las sociedades occidentales pierden cada vez más su sustancia religiosa, y abandonan alegremente su juventud al ateísmo. Los maestros ateos educan a la juventud en el odio hacia la sociedad en la que viven. En su permanente actitud crítica, pierden de vista el hecho de que los vicios del capitalismo son vicios inherentes a la naturaleza humana, a los que se les ha dado libre curso siguiendo la huella de los otros derechos del hombre; que, bajo el comunismo (y éste apremia a las demás formas de socialismo que no son nada sólidas) estos mismos vicios no conocen ni freno ni control en todos aquellos que poseen una migaja de poder (en cuanto al resto de la población, efectivamente ha conquistado la igualdad pero en la esclavitud y en la miseria). Este odio, atizado sin cesar, impregna hoy toda la atmósfera del mundo libre; la extensión de las libertades personales; el auge de las conquistas sociales e incluso del confort no hacen paradojalmente otra cosa que acrecentar este odio ciego. Las sociedades desarrolladas de Occidente prueban hoy día que la salvación del hombre no está en la abundancia material ni en el éxito económico. Este odio, atizado sin cesar, se extiende a todo lo viviente, a la vida en sí misma, a sus colores, a sus sonidos, a sus formas, al cuerpo humano; y el arte exacerbado del siglo XX se muere de este odio monstruoso, porque el arte sin amor es estéril.”

Pero, todavía hay más. Además del comunismo, se desencadenó locura de la primera guerra mundial, que empezó para durar unos pocos meses…

Y hacia fines ya del siglo XX,  “privada de la lucidez divina, la conciencia humana se deprava y ha sido esta depravación la que ha cometido los mayores crímenes de este siglo, empezando por la primera guerra mundial, de la que deriva en gran parte la realidad que vivimos. Esta guerra está a punto de ser olvidada. 
Pero ella vio un Europa próspera, floreciente, llena de savia vital, precipitarse en la locura, para destruirse a sí misma, comprometiendo su futuro por más de un siglo y tal vez para siempre. Solo puede explicarse esta guerra por un oscurecimiento de la razón, en dirigentes que habían perdido la noción de una fuerza suprema situada por encima de ellos. Solo el furor, olvidado de Dios, pudo llevar a Estados aparentemente cristianos a usar los gases químicos en una clara manifestación de barbarie. La misma depravación de la conciencia humana-privada de su luz divina- fue la que permitió después de la segunda guerra mundial, sucumbir a la tentación del “paraguas nuclear”. Es decir: despreocupémonos y liberemos a la juventud de sus deberes y obligaciones, no hagamos ningún esfuerzo por defendernos ni mucho menos por defender a los otros; tapémonos los oídos para no oír los gemidos que vienen del oriente; instalémonos en la competencia desenfrenada por el bienestar y si la amenaza estalla sobre nuestras cabezas, la bomba atómica nos protegerá, y ¡si no que todo el mundo se vaya al diablo!”

Y mientras el mundo sigue pensando que está seguro con una buena defensa nuclear y mucho comercio, el mal sigue acechando y se ha extendido por todo un mundo inconsciente del cataclismo que quizás aún lo espera: “Si los siglos que nos precedieron hubieran podido ver tan solo los umbrales de nuestro mundo, habría resonado un clamor unánime: ¡es el Apocalipsis! Pero nosotros ya estamos habituados, formamos parte de él. Dostoievski había advertido: “pueden sobrevenir acontecimientos que sorprendan de improviso nuestras facultades intelectuales”. Esto ya ha ocurrido. Y predijo también: “el mundo se salvará tan solo después de haber sido visitado por el espíritu del mal”. ¿Se salvará verdaderamente? Esto es lo que nos corresponderá ver a nosotros. La salvación va a depender de nuestra conciencia, de nuestro don de penetración, de nuestros esfuerzos individuales y colectivos frente a una situación catastrófica. Algo hay que ya ha ocurrido: el espíritu del mal triunfante gira en torbellino por sobre los cinco continentes…”

La gran conclusión es –una vez más- que sin progreso espiritual, sin volver a acordarse de Dios y sin ponerse en sus manos, no hay salida: “Nuestra vida consiste en buscar no el éxito material sino un progreso espiritual digno de tal nombre. Toda nuestra existencia no es sino una etapa intermedia hacia una vida más alta: se trata entonces de no rodar hacia abajo de este estadio y de no estancarse en forma estéril. Las leyes de la física y de la fisiología no nos revelarán jamás la verdad irrefutable de que el creador participa de forma constante y cotidiana de la vida de cada uno de nosotros. El nos entrega fielmente la energía del ser: cuando esta ayuda nos falta, nosotros perecemos. No es menor su participación en el desenvolvimiento de la vida en todo el planeta y en esta época oscura y amenazante, es necesario empaparnos de esta verdad. Las esperanzas desmedidas de los dos últimos siglos nos han traído a este caos, al borde de la muerte atómica o de otra naturaleza. No podemos oponerles sino la búsqueda porfiada de la dulce mano de Dios, que en medio de nuestra inconsciencia habíamos rechazado. Entonces nuestros ojos se abrirán sobre este desdichado siglo XX y nuestras manos se tenderán para reparar tantos errores. Nada más puede detenernos sobre la pendiente que lleva al abismo: todos los pensadores de la Ilustración nos han dejado las manos vacías. Nuestros cinco continentes están envueltos en el ciclón. Pero pruebas semejantes a estas son capaces de revelar las más altas virtudes del alma humana. Si hemos de perecer, si hemos de perder nuestro mundo, será tan solo por culpa nuestra.”

9  De la revolución comunista a la revolución cósmica

La revolución es un concepto, pero también es un proceso histórico permanente, una variable a considerar presente y vigente, que no solo no muere sino que se va transformando, y que tiene como característica fundamental la íntegra y radical reformulación de la vida social. La revolución -como un proceso canceroso- siempre se lleva a cabo con la formación paulatina de un estado dentro del estado, con sus propias normas jurídicas que entran en ruptura con las vigentes en la sociedad.[xxiv] Con ella se “legitiman” socialmente la arbitrariedad, el terror, la ruptura del sistema y la caducidad del orden jurídico anterior, la apropiación arbitraria de la representatividad del “pueblo”, y su carácter internacional, por encima de las fronteras y leyes de los países. En su desarrollo histórico hay un hito fundamental en la revolución francesa de 1789, que siendo un eslabón esencial de la cadena, no fue ni el primero ni el único.

El 25 de septiembre de 1993, en unas palabras pronunciadas en ocasión de la inauguración de un monumento construido en conmemoración a los héroes de la resistencia de la Vendée, que fueran víctimas del levantamiento, Alexandre Solzhenitsyn relacionaba a la revolución de 1917 con la de 1789: “La Revolución Francesa se llevó a cabo en nombre de un lema intrínsecamente contradictorio e irrealizable: libertad, igualdad, fraternidad. Pero en la vida social, sucede que la libertad y la igualdad tienden a ser mutuamente excluyentes. ¡Son antagónicas entre sí! La libertad destruye a la igualdad social -es incluso una de sus funciones- y la igualdad restringe la libertad, porque si no fuera así, no podríamos alcanzarla. En cuanto a la fraternidad, no es de la misma familia. Es solo un agregado aventurado a un eslogan y no es por disposiciones sociales que se puede construir la verdadera fraternidad, que es de orden espiritual. Además, se añadía "o la muerte" a esta consigna ternaria, en tono de amenaza, lo que destruía todo su significado. Nunca, a ningún país, le  podría desear una gran revolución. Si la revolución del siglo XVIII no causó la ruina de Francia, esto sólo ocurrió porque sucedió Termidor. [xxv] La revolución rusa no experimentó un Termidor que haya sido capaz de detenerla. Ella llevó a nuestro pueblo hasta el final, hasta el abismo, hasta el abismo de la perdición.”

En su discurso también se refirió a la experiencia de la revolución en Asia. 

Lamentaba que no hubiera presentes en el acto de inauguración  “… portavoces provenientes de lo profundo de China, de Camboya, de Vietnam: ellos podrían añadir aquí lo que la experiencia les ha enseñado y contarnos el precio que pagaron por la revolución. La experiencia de la Revolución Francesa debería haber sido suficiente para que nuestros organizadores racionalistas de la felicidad del pueblo hubieran sacado sus conclusiones. ¡Pero no! En Rusia, todo pasó de la peor manera y a una escala incomparable. Muchos métodos crueles de  la Revolución Francesa fueron dócilmente aplicados sobre el cuerpo de Rusia por los comunistas leninistas y  por los socialistas internacionalistas. Sólo que su grado de organización y su carácter sistemático superó en Rusia con creces el de los jacobinos. No tuvimos Termidor, pero tuvimos nuestra Vendée, y podemos estar orgullosos en conciencia.”

En 1917, el alcance y la envergadura de la revolución rusa se podían ver claramente en toda su potencialidad destructiva desde la misma Rusia y desde Europa Occidental, particularmente desde Francia. En 1925 la revolución es ya un proyecto de alcance geográfico mundial en ejecución, en el cual ocupa un lugar no menor el campo cultural y de costumbres. Y así, paulatinamente, la revolución mundial va ocupando todo el siglo XX, el siglo de Solzhenitsyn.

Se encontrarán las razones por las que desde temprano “la revolución” va ocupando un lugar cada vez mayor en sus reflexiones, si se analiza la evolución del  pensamiento del autor, la ampliación paulatina del marco de referencia de su universo, las condiciones que lo impulsaron a seguir el rumbo que tomó su vida, y en particular las pruebas y sufrimientos que experimentó, y que fue considerando como condiciones ineludibles para acceder a la verdadera sabiduría y libertad. Entender la revolución en su sentido más amplio, es un trabajo necesario para disponer del marco de referencia en el cual es necesario inscribir el análisis de la vida, la obra y el pensamiento del escritor.

En el marco histórico del sigo, Solzhenitsyn nos deja también sus célebres llamadas de atención al mundo occidental en famosos mensajes que despertaron polémicas que no solo no han terminado, sino que en muchos casos no han comenzado aún.

Los problemas planteados hace un siglo, en tiempos del nacimiento de Solzhenitsyn, tienen actualidad y vigencia, en particular para Latinoamérica a partir de la revolución cubana, y a la política internacional establecida por Kruschev en 1960. Entendemos que en América Latina la revolución está más vigente que nunca, y Venezuela es el ejemplo más claro.
El combate es de naturaleza cósmica
En su discurso de Harvard, afirma Solzhenitsyn que  ya ha comenzado un combate físico y espiritual por nuestro planeta, en el cual las fuerzas del mal han comenzado su ofensiva decisiva, y que este combate es de naturaleza cósmica. Así, la revolución es permanente y cósmica. Y todas las “revoluciones” menores y mayores que intentan imponer sistemas de creencias y de organización que no respetan el orden de la propia naturaleza, forman parte –probablemente muchas sin saberlo- de esta gran revolución cósmica a la que hace referencia Solzhenitsyn. Esa amplitud enorme de pensamiento ayuda a fijar el marco de referencia para la reflexión política y filosófica de nuestro tiempo, y –creemos- de los tiempos por venir.

Para el mundo cristiano, “la historia sagrada” del mundo que nos concierne, comienza tal como fuera relatada en el Génesis, y ya desde entonces tiene naturaleza cósmica, esto es universal. En efecto, la revolución, tomada en su acepción más amplia (es la intención de este ensayo) es cósmica. En esta historia, el destino del mundo era otro antes de la caída [xxvi] El hombre creyó tener una naturaleza superior que Dios le escondía, cayó bajo la influencia de la serpiente, y la historia cambió para siempre. [xxvii]

Para Dostoyevski, probablemente las ideas liberales que predicaba la intelligentsia rusa en la década de los 40 habrían sido las semillas “de los brotes de nihilismo en la generación posterior”, de donde germinaron personajes como los protagonistas de su novela Los demonios[xxviii], posiblemente inspirados en los círculos de anarquistas, que Dostoyevski conocía bien. Estos personajes, no son simples protagonistas de una aventura meramente “humana”… Dostoyevski incluye en su novela Los demonios y casi medio siglo antes de la revolución rusa -1872-, un crimen “que se produjo en Moscú a finales de 1869 en el que Serguéi Necháyev, revolucionario y terrorista, anarquista y nihilista, asesinó por diferencias ideológicas, a Iván Ivanov, estudiante y compañero en la célula revolucionaria a la que ambos pertenecían.”  Explica la obra Fiódor Dostoyevski: “Un hombre que se aleja de su gente y sus raíces nacionales también pierde la fe en sus ancestros y su Dios, bien, si quieres saberlo, este es en esencia el tema de mi novela. Se llama Los demonios y describe cómo estos demonios entraron en la piara de cerdos.” [xxix]

La proximidad y la perenne vigencia de los temas y de los personajes de Dostoievski llamó la atención de Camus: “Los endemoniados es una de las cuatro o cinco obras que yo pongo por encima de todas las demás. En más de un aspecto, puedo decir que me alimenté de ella y que con ella me he formado... Las criaturas de Dostoievski, lo sabemos bien ahora, no son ni extrañas ni absurdas. Se parecen a nosotros, tenemos el mismo corazón.” [xxx]

10 El mundo occidental de Rusia y el dilema del trato con el comunismo y los países comunistas

Para Solzhenitsyn el mundo occidental cometió errores de apreciación al interpretar a Rusia (Carta a los dirigentes comentada en 1980). En dos artículos publicados en Foreign Affairs de abril de 1980 (“El peligro que hace correr a Occidente su ignorancia de Rusia”) y en la revista Time de febrero de 1980, señala que lo que denomina “El error de Occidente”, consiste en no distinguir entre el comunismo en el poder y “la verdadera nación sometida”

Transcurridos seis años de  su destierro, Solzhenitsyn se lamenta ya (artículo para la revista Time) que para Occidente el comunismo sea solo la forma contemporánea de un espíritu totalitario, dictatorial y expansionista atribuible a la esencia del propio pueblo ruso. La asociación de Occidente con Stalin para derrocar a Hitler, habría mostrado más el interés en defender la propia libertad, que “la libertad” como principio no negociable y para todos. Esto habría quedado demostrado con la entrega de prisioneros rusos para satisfacer los deseos de venganza del dictador ruso, con la capitulación de Yalta y con el abandono “al comunismo de una veintena de países” luego de la segunda guerra mundial.

Para Solzhenitsyn, es necesario distinguir en Rusia entre el comunismo a cargo del poder y “la verdadera nación sometida”, que es de algún modo como si fuera una entidad separable o independiente del poder comunista. Para él, “la conciencia nacional rusa”, “el alma del pueble ruso, no puede estar más alejada del nacionalismo militante, y el imperio le repugna”. Así, piensa que frente a un comunismo “que no cambiará de naturaleza y que nunca dejará de confrontar a la humanidad a una amenaza mortal”, la distensión que Occidente acepta equivale a la abdicación, porque el comunismo solo será detenido cuando choque contra un muro, “aunque este fuese solamente el de una voluntad inquebrantable”. Afirmaba que, en ese contexto, Occidente debería ´pensar en una alianza “con el pueblo ruso, con todos los pueblos de la URSS, con el pueblo chino y el pueblo de Cuba”.

En el número de abril de 1980 de Foreign Affairs, Solzhenitsyn se manifiesta preocupado. Entiende que Occidente está en peligro mortal por su “rechazo obstinado en considerar la verdadera naturaleza del comunismo durante sesenta años”, que es irreductible por su propia naturaleza. 

Resalta tres errores occidentales: primero al desconocer que el comunismo es hostil a todo lo humano, que es incurable, que no hay versiones mejoradas, que solo puede subsistir por el terror, por lo que no se puede convivir con él, sino solo luchar para extirparlo. En segundo término, Occidente confunde al comunismo con Rusia, y convierte a esta nación en su enemigo, en lugar de guardar esta denominación solo para el comunismo. Reclama la utilización de la palabra “Rusia” solo para designar el pueblo dominado, con su cultura, su religión y su conciencia nacional reprimidas, o para el país futuro, “el día en que sea liberado del comunismo”. Y en tercer lugar, Occidente confunde a Moscú con la Unión Soviética, cuando “la verdadera vida común a toda la Unión Soviética se encuentra en la provincia, en el campo, o en el ejército” y no en su ciudad capital.

El escritor atribuye la posición estadounidense en particular a la influencia de los informadores, y a las versiones imperfectas o sesgadas de los sovietólogos especializados. Cree que los especialistas occidentales en Rusia no comprenden el país profundo y desconocen la historia de un país milenario, que subyace bajo las botas del comunismo, al que ven como la continuidad del régimen zarista, semisalvaje, sin esperanzas y solo gobernable por la fuerza bruta por personajes como Iván el Terrible o Pedro el Grande. Según su opinión, la imagen transmitida a la dirigencia occidental por los especialistas, minimiza la importancia del comunismo de Lenin, Trotsky, Dzerjinski, y de Stalin. Así, al no distinguir entre el comunismo en el poder y “la verdadera nación sometida”, Occidente concentró su mirada en Hitler y tomó por aliado al comunismo, a quién le cede Europa del Este y le entrega los fugitivos, los desertores, y los rusos que prefirieron luchar como parte del ejército alemán antes que en el ruso, pensando que la victoria sobre Rusia hubiera significado el final del comunismo allí.

Para Solzhenitsyn el error de Occidente fue enorme. En 1980 afirma que “treinta y cinco años después…, los países occidentales solo se mantienen gracias al enfrentamiento entre Rusia y China”. Predice que sería fatal hoy (1980) “para el mundo entero, que América creyera ver en los dirigentes chinos sus aliados, y un enemigo en el pueblo ruso, confundido con el comunismo”.

Ya advertía Zbigniew Brzezinski sobre "una gran coalición de China y Rusia... unidasno ya por la ideología sino por los reclamos complementarios" de ambos países, observando también que en esta coalición,  "China probablemente sería el líder y Rusia el seguidor”. Por su parte, Putin considera que  "la lucha principal, que ahora está en marcha, es la del liderazgo mundial y no vamos a enfrentar a China en esto". 

Ambos países ven en los Estados Unidos “la amenaza americana”. Rusia considera asimismo que el desmantelamiento de las posiciones que se mantenían cuando existía el Pacto de Varsovia  ha puesto a su país en una situación de debilidad frente a una OTAN que considera una amenaza… Los puntos de potencial conflicto son varios, y como un periodista chino señalaba como ejemplo: “… si Estados Unidos se encontrara en un conflicto con China en el Mar de China Meridional, ¿qué acción podría esperarse de Putin en los Bálticos?”

En el fondo, lo que está en juego es un equilibrio de poder mundial. Y este equilibrio abarca múltiples terrenos: político, militar, económico, de inteligencia y diplomático. En este contexto, hay múltiples maneras de abordar los conflictos, que en cada área pueden oscilar desde una situación de paz y colaboración, hasta una de enfrentamiento. Los enfrentamientos, pueden adaptar múltiples formas, unas más abiertas o disimuladas, directas o a través de terceros, haciendo borrosos los límites, las definiciones, las posiciones, y el mismo entendimiento de la realidad. Todo lo cual hace la situación más compleja y delicada. Siguiendo a Graham Allison [xxxi], hay que considerar “… lo que realmente sucedió en las relaciones chino-rusas a lo largo de siete dimensiones: percepciones de amenaza, relación entre los líderes, designación oficial del “otro”, cooperación militar y de inteligencia, estrangulamiento económico, coordinación diplomática y orientación de las elites.   

En este amplio y complejo marco de referencia, que ya tiene su historia, y vista con la mejor voluntad la posición de Solzhenitsyn, parece difícil haber podido seguir sus consejos al pie de la letra, teniendo en cuenta que -aunque fuera solo por los usos y costumbres de las relaciones internacionales-  la identidad de los países no cambia según pasen estos de la democracia al totalitarismo o inversamente. La Alemania de Hitler no dejó de ser Alemania. Hay que tener en cuenta que cuando el escritor ruso expresó estos conceptos, todavía faltaban diez años para que cayera el comunismo en Rusia, y catorce para su regreso definitivo de los Estados Unidos. Al volver a su patria, pondrá a prueba sus ideas sobre la “reserva moral del pueblo ruso”, y volvería a hablar sobre el particular.

De todas formas, no es fácil de ver como se podría haber producido una alianza “con el pueblo ruso, con todos los pueblos de la URSS, con el pueblo chino y el pueblo de Cuba”, y ya no se lo podemos preguntar al escritor.

Hoy -2018- han pasado 38 años de estas manifestaciones, y nos encontramos -sin ser Rusia un país comunista- con un pacto ruso-chino. El escritor consideraba esta posibilidad preguntándose premonitoriamente: “¿Y si súbitamente los dos comunismos se reconcilian y se ponen los dos en contra de Occidente?”

Entonces, para entender a Solzhenitsyn hay que tener en cuenta que su pensamiento tiene alcance “universal” -como el de los grandes clásicos- y está dirigido tanto a Occidente como a Rusia. También que las “soluciones” tienen que ver siempre con una “correa de transmisión invisible” a través de la cual la persona influye en la vida social, y también con la auto regulación.

Afirmaba el escritor que no veía “…ninguna salvación para la humanidad fuera de la auto restricción de cada individuo y de cada pueblo”. Esta idea está desarrollada en su escrito sobre “El arrepentimiento y la moderación como categorías de la vida de las naciones”. Allí afirma que “no se puede construir una buena sociedad sobre malas relaciones entre la gente; no se puede construir una buena humanidad sobre las malas relaciones, sobre relaciones malhumoradas entre las naciones. … Se trata de introducir en las relaciones entre los estados, las reglas de la moral individual: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. Estas apreciaciones, se entienden solamente en el marco de una transformación de la sociedad entera, necesariamente solo posible en el largo plazo.

Mientras tanto, su obra está ahí, esperando nuevos lectores comprometidos y valientes...




[i] Priscille de Lassus escribíó hace poco siete claves para leer a Solzhenitsyn: 1 Fue educado como “homo sovieticus”. 2 Su experiencia en los campos de concentración lo ayudó a romper con el comunismo, y a forjar al hombre, al escritor y al luchador. 3 El éxito de su libro “Ivan Denisovitch”, redactado en 1959, “libera la palabra” en Rusia, en el marco de las luchas internas del partido. 4 Participa de la pulseada que se produce detrás de la cortina de hierro entre 1964, con la caída de Kruschev y 1974, año en que se le quita la ciudadanía soviética y se lo expulsa de Rusia. 5 Es de un genio literario comparable a los grandes escritores, y realiza una “alianza entre el arte y la realidad”, entre “belleza y fealdad”, “ironía y admiración”, “energía y emoción”, “epopeya e introspección”… elevando las almas a una “experiencia espiritual”. 6 Su gran amor a Rusia, está animado por un espíritu provinciano “que prefiere los bosques y la comunidad de los pueblos a los encantos demasiado occidentales de San Petersburgo”.7 Conserva su independencia respecto del mundo occidental, advirtiendo “… a los grandes Estados occidentales que piensan en imponer su modelo a todo el mundo que se arriesgan a engendrar violenta oposición si no respetan la autonomía a otras culturas” por lo que “se lo trató de nacionalista, de viejo eslavófilo, moralizador, reaccionario, contrarrevolucionario, arrogante y despótico” Pero el “continúa imperturbablemente, trazando su camino” https://www.herodote.net/histoire/synthese.php?ID=2451&ID_dossier=32
[ii] ¿Será que al haber caído la cortina de hierro en Europa lo asimilamos a un pasado sobre el que no queremos volver? ¿O debido al efecto de las malas primeras traducciones al español de sus obras, que hacían fatigosa la lectura?  ¿Será el deseo subconsciente de evitar las imágenes del sufrimiento de los campos de concentración soviéticos? ¿O la suposición de que sus relatos fueron simplemente nuevas versiones de las historias de los campos nazis que ya conocemos? ¿O la pereza intelectual de hacer el esfuerzo de abordar la multiplicidad de enfoques y de planos superpuestos que caracterizan la forma de escribir de este gran autor?
[iii] Precisamente “Llama al viento” es una pequeña pieza de teatro en la que el autor “describe” al mundo tecnificado y bucea acerca del sentido de la vida, del hombre, de la técnica, etc.
[iv] "Alexandre Soljénitsyne" de Lioudmila Saraskina Fayard 2010
[v] "Solzhenitsyn, un alma en el exilio" - por Joseph Pearce, Ciudadela, 2007 
[vi] « Alexandre Soljénitsyne : En finir avec l'idéologie » de Daniel-J Mahoney - Fayard
[vii] (http://www.chire.fr/A-107385-flamme-au-vent-la-lumiere-qui-est-en-toi.aspx )
[viii] (  “En los tiempos rudos de Homero la palabra griega para designar al timonel era kybernetes, que Wiener tradujo al Inglés como cybernetics, en español cibernética." En una reflexión muy poética dada por Gordon Pask la cibernética es “la ciencia de las metáforas a ser defendidas.” Mucha gente asocia la cibernética con la robótica, los robots y el concepto de cyborg debido al uso que se le ha dado en algunas obras de ciencia ficción, pero desde un punto de vista estrictamente científico, la cibernética trata acerca de sistemas de control basados en la retroalimentación.” (editor) (1998) Evolutionary Computation: The Fossil Record, IEEE Press, New York. Forsyth, Richard (1981), Kybernetes, Vol. 10, pp. http://es.thefreedictionary.com/kybernetes )
[ix] https://pablolopezherrera.blogspot.com/2006/12/alexandre-soljenitsyne-la-entrevista.html
[x] La Civilisation Soviétique André Siniavski (Auteur) Albin Michel
[xi] "Le Phénomène Soljénitsyne" de Georges Nivat Fayard 2009
[xii] https://youtu.be/jQ_xH7rWiq0
[xiii] https://www.youtube.com/playlist?list=PLeC2WeKvjXcUfUxH3LCRw-akK_FEuo9QB
[xiv] La première conséquence de la résurgence de la problématique identitaire réside dans l’éloignement des classes populaires à la fois du marxisme et du libéralisme. Ces deux idéologies se rejoignent en effet dans le matérialisme qu’elles professent. Selon ces deux systèmes, l’homme est entièrement dominé par l’économie. Autre point commun à ces deux systèmes : l’apologie des innovations sociétales qui repoussent toujours plus loin les limites de la liberté – une liberté devenue folle, complètement déconnectée de toute vérité, et de surcroît prise en otage par des minorités revendicatives dont les excès font le lit, par réaction, de l’intégrisme islamiste. Le vieux monde bouge encore, et il va vous secouer - Les peuples n'ont pas abdiqué leur identité Par Jean-Michel Castaing - 12 septembre 2018
[xvii] Henry B. Veatch, "El hombre racional"
[xviii] How George Washington Warned Us About Tribalism and Disunity by Richard Lim – septiembre de 2018 The Daily Signal
[xix] Orígenes”, La oración, 25; GCS 3, 356 (c. 185-253)
[xx] https://www.nobelprize.org/prizes/literature/1970/solzhenitsyn/lecture/
[xxi] “Even in chains we ourselves must complete / That circle which the gods have mapped out for us”
[xxii] http://orthochristian.com/47643.html
[xxiii] Con una visión que tiene muchos puntos en común con la del escritor ruso, Joseph Ratzinger, puntualiza -en el marco de la historia sagrada- las etapas de ese camino ascendente que conecta a la humanidad con la eternidad,  y que está presente en el espíritu de la liturgia ( que juega un papel central también en la ortodoxia.) “Los Padres de la Iglesia describieron las diversas etapas de cumplimiento, no solo como un contraste entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, sino como los tres pasos, la sombra, la imagen y la realidad. En la Iglesia del Nuevo Testamento, la sombra ha sido dispersada por la imagen: " La noche se ha ido, el día está cerca "(Rom 13:12). Pero, como lo expresa San Gregorio Magno, todavía es solo la hora del amanecer, cuando se entremezclan la oscuridad y la luz. El sol está saliendo, pero todavía no ha alcanzado su cenit. Por lo tanto, el tiempo del Nuevo Testamento es un tipo peculiar de  estar ''en el medio"; una mezcla de '' ya pero todavía no ''. Las condiciones empíricas de la vida en este mundo todavía están vigentes, pero han sido explotadas y abiertas, y deben estar cada vez más explotadas y abiertas, en preparación para el cumplimiento final ya inaugurado en Cristo.” ... “Él, el Santo, nos santifica con la santidad que ninguno de nosotros podría darnos a nosotros mismos. Nos incorporamos al gran proceso histórico mediante el cual el mundo avanza hacia la realización de Dios siendo "todo en todo". En este sentido, lo que a primera vista parece como la dimensión moral es al mismo tiempo el dinamismo escatológico de la liturgia.” … “Cuando recordamos nuestras reflexiones hasta ahora en este ensayo, vemos que encontramos dos veces, en contextos diferentes, un proceso de tres pasos. La liturgia, como vimos, se caracteriza por una tensión que es inherente a la histórica Pascua de Jesús (su Cruz y Resurrección) como el fundamento de su realidad. La forma permanente de la liturgia se ha formado en lo que es una vez por todas; y lo que es eterno, el segundo paso, entra en nuestro momento presente en la acción litúrgica y, el tercer paso, quiere apoderarse de la vida del adorador. El evento inmediato, la liturgia, tiene sentido y tiene un significado para nuestras vidas solo porque contiene las otras dos dimensiones. Pasado, presente y futuro se interpenetran y tocan la eternidad. Anteriormente, nos familiarizamos con las tres etapas de la historia de la salvación, que progresa, como dicen los Padres de la Iglesia, de la sombra a la imagen, a la realidad. Vimos que en nuestro tiempo, el tiempo de la Iglesia, estábamos en la etapa media del movimiento de la historia. La cortina del templo se ha rasgado. El cielo ha sido abierto por la unión del hombre Jesús, y por lo tanto de toda existencia humana, con el Dios vivo. Pero esta nueva apertura solo está mediada por los signos de la salvación. Necesitamos mediación. Hasta ahora no vemos al Señor "como él es". Ahora, si juntamos los dos procesos de tres partes, el histórico y el litúrgico, queda claro que la liturgia da una expresión precisa a esta situación histórica. Expresa el "'entre' 'del tiempo de las imágenes, en el que nos encontramos ahora. La teología de la liturgia es de una manera especial "teología simbólica", una teología de los símbolos, que nos conecta con lo que está presente pero oculto. de Cristo dura hasta el final (ver Hebreos 4: 7ss.).” “Después de rasgar la cortina del Templo y la apertura del corazón de Dios en el corazón traspasado del Crucificado, ¿todavía necesitamos espacio sagrado, tiempo sagrado, símbolos mediadores? Sí, los necesitamos, precisamente para que, a través de la "imagen", a través del signo, aprendamos a ver la apertura del cielo. Necesitamos que nos den la capacidad de conocer el misterio de Dios en el corazón traspasado del Crucificado. La liturgia cristiana ya no es un culto de reemplazo, sino la venida del representante Redentor para nosotros, una entrada en su representación que es una entrada en la realidad misma. De hecho, participamos en la liturgia celestial, pero esta participación nos es mediada a través de signos terrenales, que el Redentor nos ha mostrado como el lugar donde se encuentra su realidad. En la celebración litúrgica hay una especie de cambio de exitus a reditus, de partida a regreso, del descenso de Dios a nuestro ascenso. La liturgia es el medio por el cual el tiempo terrenal se inserta en el tiempo de Jesucristo y en su presente. Es el punto de inflexión en el proceso de redención. El pastor toma la oveja perdida sobre sus hombros y la lleva a casa.” Joseph Ratzinger, The Spirit of the Liturgy: Commemorative Edition (San Francisco: Ignatius, 2018)
[xxiv] Piénsese en la superposición de normas jurídicas de origen islámico en las enormes concentraciones urbanas de esa cultura en Europa y se entenderá el concepto de “revolución islámica”
[xxv] (El 9 de termidor del año II (27 de julio de 1794) cae Robespierre y la República Francesa pasa  del dominio de los jacobinos, al de los republicanos conservadores, a quienes se  llamará “termidorianos” (N de T).)
[xxvi]   "Génesis, 2 1.Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato, 2.y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. 3.Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho. 4.Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos, 5.no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. 6.Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo. 7.Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. 8.Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9.Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal."  Génesis, 2   Bíblia Católica Online http://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/genesis/2/
[xxvii] 1.La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?» 2.Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. 3.Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» 4.Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. 5.Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.» 6.Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. 7.Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores. Génesis, 3
[xxx] ( Albert Camus. Brody, 1975, p. 291) A Camus se le atribuye la famosa afirmación  “el siglo XXI será espiritual, o no será”, sin poderse afirmar cuando la habría pronunciado.
[xxxi] China and Russia: A Strategic Alliance in the Making by Graham Allison https://nationalinterest.org/feature/china-and-russia-strategic-alliance-making-38727

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