Para
entender a Solzhenitsyn
En
el centenario de su nacimiento
Por
Pablo López Herrera
Contenido
¿Quién fue Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn? El personaje
Una aproximación a su obra literaria
“Llama al viento”: un ejemplo del mundo encerrado en las obras del escritor
Algunas observaciones generales para entender a Solzhenitsyn
Diez conceptos clave para entender a Solzhenitsyn
1. ¿Hay un modo de ser ruso?
2. El sentido de la vida y el origen de la energía del escritor
3. Una mirada realista
4. Un camino de purificación y crecimiento
5. La prueba personal como requisito y condición de la libertad interior
6. Problemas de identidad, patriotismo, nacionalismo y nacionalidad
7. La solución está en el interior de cada hombre
8. Un camino multidimensional y en ascenso, culmina en una visión trascendente del mundo
9. De la revolución comunista a la revolución cósmica
10. El mundo occidental de Rusia y el dilema del trato con el comunismo y los países comunistas
Breve
prólogo
«El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que
sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su
enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba
y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se
acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo?
¿Cómo es que tiene cizaña?" El les contestó: "Algún enemigo ha hecho
esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?"
Díceles: "No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el
trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega,
diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para
quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero."»
¿Quién
fue Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn? El personaje
En estos días
se cumple el centenario del nacimiento del escritor ruso Aleksandr Isáyevich
Solzhenitsyn en Kislovodsk (Cáucaso del Norte) el 11 de diciembre de 1918.
Murió en Moscú
el 3 de agosto de 2008.
¿Por qué haría falta una “guía” para entender a
Solzhenitsyn? ¿No habla un escritor por sus obras? Efectivamente que es así.
Pero alguna información adicional puede ser útil cuando se trata de un escritor
que fue marxista y luego cristiano, fue militar, fue político a su manera, fue
educador, padre de familia, ruso “del interior”, fue un gran estratega y un
gran táctico, fue un líder y un gran patriota, pero también un hombre
preocupado, pero también ocupado, en el
futuro del resto del mundo. Y que fue también “carne de cañón” de los medios y
de campañas de influencia y desinformación que afectaron su imagen pública. Por
lo menos, algunas observaciones pueden
servir, sobre todo a quienes no hayan estado en contacto con el autor. [i]
Aleksandr Solzhenitsyn es el gran escritor clásico
con quien hemos convivido en el siglo XX sin apreciar su verdadera dimensión. [ii] Su
relevancia –aún ignorada por muchos- equivale a la de los grandes clásicos de
todos los tiempos, y su alcance supera en mucho a haber escrito quizás el más
famoso relato de la vida en los campos de concentración soviéticos. Su objeto
es más vasto. Es el hombre en su integridad y la “telaraña” totalitaria que lo
oprime, que va mucho más allá que un cerco con alambres de púa o de los
barrotes de una cárcel, o incluso de un sistema político. En el fondo, se trata
de lo que hace todo hombre de todos los tiempos con su libertad, y en
particular bajo un régimen comunista. Como si fuera una especie de Dante de
nuestra época, con equivalente nivel intelectual y profundidad de conceptos, el
clásico ruso nos traslada a su tiempo y espacio, guiándonos con una pluma
orientada siempre a la búsqueda de la verdad y el bien.
Su vida y su obra nos ayudan a ver todo ese mundo, y
-como si la vida fuera una carrera de postas- nos entrega un mensaje que no
podemos guardar en una biblioteca, sino que estamos obligados a llevar con
nosotros y a transmitir, como si fuera una llama al viento. [iii]
Aleksandr Solzhenitsyn parece haber tenido la
intención de abarcar, en su totalidad y en profundidad, los grandes problemas
del hombre del siglo XX y de plantear soluciones. Esa tarea, de
imposible cumplimiento hasta para un numeroso, calificado, aguerrido y completo
equipo de intelectuales sobresalientes solo sirvió de incentivo a nuestro
escritor.
Liudmila Saraskina, su biógrafa, sostiene que
"si se considera que el siglo XIX terminó con la primera guerra mundial,
lo mismo que el siglo XVIII se cerró con la Revolución francesa, entonces
Solzhenitsyn nació en el verdadero comienzo del siglo XX, y, en el curso de su
vida se habrá apropiado de todo el espacio histórico y todo el horizonte
semántico de ese siglo. El siglo que nace deberá redescubrir el sentido
escondido de las lecciones del siglo que acaba de terminar, y en consecuencia
estudiar y comprender los signos que marcaron el destino de Solzhenitsyn.
Comienza un pesado trabajo de acceso al conocimiento."[iv]
Quienes hemos comenzado a penetrar el mundo del
autor ruso, hemos ido encontrando un universo bastante completo en el que vamos
haciendo propios los lugares, los temas y los hechos, de los que el mundo
entero sigue siendo y será protagonista. Toda su obra es cualquier cosa menos la
historia de un pasado extinto. Solzhenitsyn ha depositado en su obra la memoria
de lo que no funcionó, el catálogo de lo que hay que solucionar, y algunas
propuestas que constituyen el resultado de una de las vidas humanas de mayor
riqueza y productividad posible, sumada a un profundísimo estudio de la
historia, del pensamiento, y de la estrategia.
Si damos crédito a quienes lo han calificado como
digno sucesor de Dostoievski y Tolstoi, al adentrarnos en su vida y obra,
iremos encontrando una enorme serie de guías y reflexiones que nos ayudarán e
inspirarán a profundizar los grandes temas de nuestro ya ajetreado siglo
XXI.
La cantidad de polémicas suscitadas a su alrededor
no ayudaron a generar un conocimiento uniforme y a la existencia de consenso
sobre sus aportes. Para muchos, Solzhenitsyn es un personaje del pasado que ha
pasado al olvido. Apostrofado en su momento de ser reaccionario, antisemita,
nacionalista, profeta de catástrofes, desagradecido, su imagen está teñida de
matices que intentan obscurecer su vida, su "perfil", su pensamiento,
y su legado. Lo cierto también es que hay muchas preguntas que responder. Como
afirma Joseph Pearce en su biografía,[v]
"en pocas ocasiones ha atraído un escritor tanta publicidad, tanto buena
como mala a lo largo de su vida. Vilipendiado o reivindicado, amado u odiado,
sigue siendo una figura provocativa" Su herencia intelectual es de una
magnitud aún no apreciada por la intelectualidad occidental. Los millones de
libros vendidos, son como semillas al viento que esperan aún caer en tierra
fértil para germinar y producir frutos en abundancia.
Para Daniel J Mahoney, premio Raymond Aron 1999,
Solzhenitsyn (que no confunde el progreso moral con el desarrollo tecnológico)
"...debe ser leído a la luz de las tradiciones literarias e intelectuales
rusas, y a la luz de la gran tradición del pensamiento político que comenzó con
Platón y Aristóteles, y prosigue con Montesquieu, Burke y Tocqueville".
Por su completa experiencia y profundo análisis de un siglo que ha sufrido con
las ideologías, "su mensaje no ha perdido nada de su actualidad, para una
humanidad que continúa buscando un sentido"[vi]
La actualidad de su pensamiento convierte a este primer
centenario de su nacimiento en una oportunidad para todo aquel a quién este escritor,
luchador, profeta, polemista y patriota le signifique algo. Y será
necesario "un pesado acceso al conocimiento" y un denso trabajo
intelectual para comprender al autor, si se lo prende abarcar, y recibir con
plenitud sus aportes, como afirma Saraskina.
¿Cómo evaluar su envergadura? La capacidad
intelectual de una persona se verifica en su aptitud para obtener una visión
realista del todo y de las partes, de poder transmitirla, y que sea comprendida.
La mayoría de las personas se concentra más en algunos temas que en otros, y desarrollan
un enfoque al que adscriben. No son muchas las personas dotadas con la facultad
de tener una “visión total”, esto es, una visión de la realidad completa.
Muchos restringen los límites de su percepción de la realidad a un marco más
estrecho que el real, o no avanzan lo suficiente en el “conocimiento posible”,
no se aventuran “mar adentro”.
Solzhenitsyn muestra haber sido uno de los pocos
grandes escritores de todos los tiempos, que han conquistado los picos más
elevados en el camino de crecimiento interior y de haber llegado a la “visión
total” y haberla comunicado. Y con el doble testimonio de su vida y de su
producción literaria, nos enseña, quizás sin haberlo creído el mismo, que
quizás sea posible todavía aprender algo de la experiencia ajena…
Su vida puede ser vista entonces como la de un ascenso
a su montaña personal. Simultáneamente con el ascenso, va escribiendo su obra,
y al mismo tiempo interviene con un papel protagónico y relevante en la
historia del siglo XX, y completa esa “visión
del mundo” que constituye su legado.
A veces que se le exige la capacidad de explicarlo
todo, algo imposible de encontrar en un ser humano aún de las excepcionales y colosales
dimensiones del autor. Además es injusto hacerlo.
Una
aproximación a su obra literaria
Un traductor de Solzhenitsyn afirma que cada uno de
sus libros es como una catedral. Yo prefiero contemplar a toda su obra como una
sola catedral, como una sola construcción literaria colosal, que convoca a la
peregrinación. Una vez en su interior, cada peregrino puede encontrar su propio
camino a través de un completo y detallado análisis de los planteos del
escritor, abarcando los aspectos históricos, humanos, sociales y espirituales.
La condición para no perderse, es tener apertura de espíritu, y disponible el
“ojo del corazón” (oculus cordis) para bucear en las profundidades del
conocimiento.
Pero este autor definitivamente no es para lectores
de best sellers o apurados. Muchos razonamientos circulan sobre su obra que no
están sustentados en su lectura, acción imprescindible si se desea acercarse al
autor y a la verdad. Esto ha contribuido a formar opinión no fundamentada, particularmente
sobre sus opiniones políticas. Muchos de los periodistas y comentaristas que
sobre él han escrito, es evidente que han creído conocerlo sin leerlo con la
necesaria profundidad y detenimiento, transmitiendo imágenes falsas o parciales
como simple desconocimiento.
Los innumerables juicios sin fundamento sobre su
obra y su persona han obedecido en algunos casos a una clara intencionalidad
política e ideológica. En otros, a una superficialidad propia de la época, o a
un escaso trabajo de la lectura y el análisis requeridos, dada la complejidad
de los temas, lo monumental y complejo de sus escritos, y la diversidad de
temas y de formas literarias.
Para seguirlo hay que tener vocación e instrumentos intelectuales
de “alta montaña”, e ir siguiendo sus huellas sin adelantarse. Para abarcar su
obra, hay que estar dispuesto a escalar hasta donde uno pueda llegar, con la
confianza de ser guiado por un guía semejante a un serpa. Estos normalmente
superan los ocho mil metros de altitud con una carga que a todo ser normal le
resultaría imposible llevar en la simple llanura. Una adecuada dosis de
humildad, ayuda también a evitar los juicios apresurados. Con esa disposición y
preparación, la guía de Solzhenitsyn para pensar tanto nuestra época como la
que se nos acerca a pasos acelerados, es de una inestimable utilidad.
La pregunta que nos transmite es como un aguijón, y
quizás podría resumirse en una sola pregunta: “Hombre ¿qué haces con tu
libertad?”. Con Solzhenitsyn cada uno la responderá desde una su perspectiva
personal, y con un enfoque diferente al de los demás. Esto se explica porque
para Aleksandr Solzhenitsyn “la línea que separa el bien del mal no pasa entre
Estados, ni entre clases, ni entre partidos políticos sino que atraviesa cada
corazón humano”. Allí está el problema, y allí parece residir la solución.
Solzhenitsyn parece haber querido cargar sobre sus
hombros dos tareas de imposible cumplimiento hasta para un numeroso,
calificado, aguerrido y completo equipo de intelectuales sobresalientes, la de
abarcar en su totalidad y con la mayor profundidad posible, los grandes temas
del siglo XX, y la aún mayor de plantear soluciones posibles a los
problemas de la humanidad…
Si damos crédito a quienes lo han calificado como
digno sucesor de Dostoievski y Tolstoi, y nos adentramos en su vida y obra,
nuestro interés irá en aumento y no será solo académico. Nos encontraremos con
una serie de guías y reflexiones que nos ayudarán e inspirarán a transitar con
mayor seguridad nuestro ya ajetreado siglo XXI. Quienes hemos comenzado a
penetrar el mundo del autor ruso, hemos ido encontrando un universo bastante
completo. En él, vamos sintiendo como propios los lugares, los temas y los
hechos a donde nos traslada el autor, y de los que el mundo entero sigue siendo
protagonista.
“Llama al viento”: un ejemplo del mundo encerrado en las obras del escritor
En su pieza de teatro “Llama al viento – la luz que
hay en ti”[vii],
compuesta en 1960 con un elocuente subtítulo inspirado en San Lucas ( “¡Cuídate, pues, que la luz que hay en ti no
sea oscuridad! ") , los protagonistas, además de tratar la cuestión
fundamental de la utilización de la ciencia, se hacen los planteos más
profundos y buscan las respuestas al sinnúmero de problemas de la vida
individual y social contemporánea.
En particular, se trata por parte del protagonista
(¡Alec!) del uso de la cibernética [viii]
para poder archivar en un sistema la experiencia de los resultados de las
decisiones tomadas históricamente y utilizar los datos para resolver problemas
concretos de gobierno evitando los errores cometidos en el pasado. Su amigo, lo
invitaba a participar en el desarrollo de un sistema para lograr quitar las
emociones negativas en los militares para lograr que luchen “automáticamente” y
sin emociones que les quiten “eficiencia operativa”. El punto es que el primer
sistema carecía de interesados mientras el segundo le proporcionaría fama y
dinero.
El momento final, culminante, es un breve cuadro en
el que yace en su propia capilla ardiente un director de orquesta que ha
logrado la fama y el dinero. Una anciana, pariente lejana que prácticamente no
había aparecido en toda la obra, simplemente lee: “Nadie enciende una lámpara y
la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que
los que entren vean el resplandor. La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu
ojo está sano, también todo tu cuerpo está luminoso; pero cuando está malo,
también tu cuerpo está a oscuras. Mira, pues, que la luz que hay en ti no sea oscuridad.” Con estas palabras, cae el telón.
En esta pieza y en este final, es posible entender
la esencia del universo mental del autor ruso, así como su realismo histórico y
existencial, que funciona como quien transita por la vida consciente de habitar
un mundo multidimensional, y juega
partidas simultáneas de ajedrez en cuatro tableros:
1) Se asume como protagonista de la historia, de la
que se nutre y,
2) se inserta en el mundo natural, social; del
conocimiento, la ciencia y la ética racional,
3) el mundo de la estética le permite acceder a la
armonía del mundo y al universo de la creación, a través del arte; y
4) el mundo sobrenatural lo hace acceder a las
verdades de la fe y a un sistema ético con fundamento religioso.
Alexandre Solzhenitsin declaró en marzo de
1967: "Traté de escribir una pieza alejada de la política, ubicándola
fuera de un contexto nacional. La acción
tiene lugar en un país desconocido, en una época que no se especifica, y los protagonistas
tienen nombres cosmopolitas. No lo hice para ocultar mi pensamiento. Quise
tratar los problemas morales de la sociedad en los países desarrollados,
independientemente de que fueran capitalistas o socialistas”.
Síntesis
de su visión del mundo
Estando el gran pensador ruso por cumplir 88 años el 11 de diciembre de 2006, Le Figaro publica una conversación que mantienen con el escritor alemán Daniel Kehlmann: ''La futura democracia rusa no debe ser un calco de Occidente'' [ix] .
Esa entrevista es interesante porque allí Soljénitsyne muestra la visión del mundo -en su mayor madurez- de alguien que habiendo nacido, crecido, y siendo educado en el sistema marxista más absoluto, a partir de su libertad interior y su rechazo del mal y la mentira, pudo librar épicas batallas contra el sistema soviético, desde adentro, sin dinero... y descargar toda la fuerza de su intelecto privilegiado y el testimonio de su vida sin desperdicios, contra los puntos más débiles e indefendibles de su enemigo.
A través del diálogo, transmite algunas “lecciones universales”:
- La realidad debe ser percibida tal y como ella existe.
- Para entender la realidad sobre los fundamentos de la existencia del hombre hay que sumergirse hasta el fondo.
- La libertad de elección le fue dada por Dios al hombre, desde la propia creación, y nunca le fue quitada. Es el hombre el que crea la propia historia, y es el mismo hombre quien se precipita al abismo. El mal anida en el corazón del hombre, y ahí está el verdadero problema.
- Los sufrimientos son o necesarios o absurdos, según la capacidad de la gente y de los pueblos para comprender la importancia del correcto uso de la libertad y en entender las consecuencias que se producen según el tipo de uso.
- Si los hombres pierden el sentido de auto restricción, el dominio de los propios deseos, de las exigencias de la libertad, no pueden evitar pagar las consecuencias.
- Particularmente, no pueden evitar pagar las consecuencias de la codicia sin límites, sea esta de los hombres o de los estados ricos y poderosos, ni los efectos del agotamiento de los sentimientos de la bondad humana.
- Las grandes crisis sociales se preparan lentamente. Siempre hay causas que es posible ver en su momento adecuado. Estas no parece que vayan a llevar tan lejos sus efectos, pero lo hacen.
- El mal universal tiene sentido e intensidad. Y no es solamente la locura o la tontería del hombre. Es un núcleo compacto, y para combatirlo hace falta una lucha activa. El mal es fuerte porque un gran número de corazones humanos ha sido tocado o contaminado por él.
- El mundo contemporáneo ha perdido sus fundamentos filosóficos, y las consecuencias mundiales de esto todavía no se han manifestado totalmente.
- La dictadura comunista llama una lucha absoluta contra ella. Sigue siendo “intrínsecamente perversa” aunque se vista de seda.
- Puede implantarse en un país el cinismo y la corrupción moral aunque se produzca el reverdecer de la sociedad en todas sus formas, incluidas las morales y económicas. Pueden igualmente allí triunfar las fuerzas oscuras, los bandoleros sin fe ni ley que se enriquecen mediante el pillaje de los bienes nacionales contra el que nunca se lucha.
- La existencia de partidos políticos que están únicamente ocupados en obtener poder es una calamidad.
Diez
conceptos clave para entender a Solzhenitsyn
1 ¿Hay un modo de ser ruso?
La descripción de algunos atributos distintivos de
la identidad y del carácter del pueblo ruso, que hace Andrei Siniavski en su
libro “La civilización soviética”, sirve para entender algunos rasgos peculiares
del modo de ser del escritor.[x]
¿Cuáles son para Siniavski las características
principales de la psicología de los rusos?
Un espíritu patriótico acendrado: “La patria es
a veces para los rusos un principio supra individual y supra nacional que se
convierte en algo así como un sentimiento religioso”. El patriotismo adquiere
la fuerza de un sentimiento religioso naturalmente, lo que será aprovechado por
sucesivos gobiernos y regímenes.
Una forma de ser con límites y contornos que
aparecen como imprecisos: el “carácter nacional ruso me parece un poco “amorfo”,
inacabado en su forma”, quizás debido a la cantidad de influencia de
extranjeros (Varegos, griegos, tártaros, polacos, alemanes…)
Están animados por una especie de “compasión
universal”, y caracterizados por “la aspiración a la universalidad, a la
integralidad”: un espíritu de compasión universal, es decir de percibir y compenetrarse los sufrimientos de la humanidad, y “el deseo y
la acción de aliviar, reducir o eliminar por completo tal situación
dolorosa”. (Pensar en esto al leer el discurso de Harvard, o para
entender porqué la vocación universal del comunismo ruso), Debemos tener en
cuenta que “animado” es algo dotado de alma y de movimiento, de energía.
Poseen una elevada autoestima: La
elevada auto-satisfacción por el hecho de “ser ruso” lo
transforma a este en bueno, y cuando se agrega cierta desconfianza
respecto de otros pueblos, esto los puede llevar directamente de la xenofobia
al confinamiento. ¿Para qué deberían los rusos aprender otras lenguas? ¿Qué nos
pueden aportar que no tengamos?
Solzhenitsyn fue claramente un patriota, con una
personalidad inasible de algún modo, con una visión que incorporaba todo el
universo -respecto del que tenía un espíritu profético- y una autoestima
fácilmente apreciable.
2 El sentido de la vida y el origen de la energía del escritor
Solzhenitsyn contempla al hombre contemporáneo en su
integridad y a la “telaraña” totalitaria que lo oprime, como algo más profundo
que un mero cerco con alambres de púa o los barrotes de una cárcel. Ya anciano,
en una conferencia en la universidad de Sarátov, le preguntaron a Solzhenitsyn acerca
de las fuerzas vitales y la fe que lo habían impulsado en su existencia.
En su respuesta se refirió a tres constantes
visibles en su vida y sus obras: el servicio a la patria, el amor por la literatura
y una elevadísima contracción al trabajo:
“Tuve siempre la fe que estaba sirviendo a Rusia, y
que lo que hacía sería provechoso para la historia rusa. Eso me recargó continuamente
con renovadas fuerzas. También el amor a la literatura. Y a todo ello, he sumado
el trabajo…”… Mi fuerza está en el trabajo: “nunca tuve necesidad de esforzarme
para trabajar. No tengo necesidad de forzarme; nunca tengo necesidad de
descansar. Es simple, trabajo todo el tiempo, sin parar. Pienso que ahí está la
fuerza”.
Orientado a la acción desde muy joven, se forma para
una brillante carrera intelectual. Orgulloso de su fuerza, de su capacidad y de
los logros que va alcanzando, crece al mismo tiempo en la pobreza material y
sometido a privaciones económicas, absolutamente concentrado en sus objetivos,
capaz de abarcar desde lo pequeño hasta lo universal, seguro de las certezas
que va adquiriendo y al mismo tiempo abierto a incorporar otras nuevas en la
medida que lo convenzan.
Educado en el amor por su patria, la convulsionada
época que le toca vivir y los acontecimientos por los que tiene que atravesar a
pesar suyo, lo precipitan a un lugar protagónico en la historia en el que va forjando su vocación de
pensador, de escritor y de intelectual-político; un verdadero “think tank”
ambulante…
Cuenta Lioudmila Saraskina que estando por terminar
la segunda guerra mundial, casado y con 26 años, considera Solzhenitsyn como
encarar el futuro y la proyección de la vida con su mujer. Sus profundas
reflexiones y la experiencia de vida le han hecho tomar consciencia de su
“misión en esta tierra”, y debe tomar una decisión sobre lo que hará durante el
resto de su vida. A esta altura del partido tiene claro que la vida que lo
espera estará vinculada al futuro de su país. En ese momento, Solzhenitsyn
“sentía que sus planes lo orientaban cada vez más a la lucha; que vivía cada vez
menos para si mismo y que sus objetivos no lo dejaban entrever en adelante
ninguna prosperidad, ningún éxito personal”. Su mujer le preguntaba con tacto
acerca de “donde y como vivirían después de la victoria”. Él le escribía. “mi
temperamento activo no me permite considerar con calma y pasividad los
desórdenes, la injusticia social, la mala organización de la economía, la
circulación de opiniones descaradas que nadie refuta, los puntos de vista
incorrectos sobre la historia contemporánea… Todo eso me empuja con una fuerza
irreprimible a inmiscuirme sin freno en la vida política”
Está incómodo porque ve que no comparte con su mujer
los mismos objetivos, y en particular los que tienen que ver con el tipo de
“cursus honorem” que tiene pensado para sí mismo, alejado de los logros
materiales.
La profundidad de los dramas de su patria, la
revolución, la guerra, la pérdida de la libertad, la convivencia forzosa con lo
mejor y lo peor del ser humano, su pesimismo realista respecto del hombre del
siglo XX y finalmente el cáncer, le van demostrando la imposibilidad de
encontrar soluciones de fondo alejadas de la trascendencia de la persona, de la
conciencia respecto de la providencia de Dios respecto de cada ser creado, y la
convicción del “acompañamiento” personal del Creador a cada hombre durante toda
su vida.
Este camino recorrido se resume en las estrofas de
una poesía escrita en el momento de su conversión:
¿Cuándo esparcí la buena simiente al viento
como si fuera paja
y rechacé aquellos templos
en que fui acunado por Tus jubilosos himnos?
Mi deslumbrante sabiduría cosechada en los libros
resultó más de lo que este arrogante cerebro podía soportar.
El mundo se extendía ante mí con sus secretos
y el destino era simple cera en mis manos.
Cada nueva oleada de sangre batiendo en mi interior
me tentaba con su deslumbrante clamor
mientras la fe de mi corazón se derrumbaba en silencio
como un edificio abandonado, destinado a la ruina.
Pero eligiendo mi camino entre la vida y la extinción
ahora cayendo, ahora levantándome,
contemplo con nuevos ojos la vida que una vez seguí
y contemplándola, me estremezco de agradecimiento.
No fue mi intelecto, ni mi deseo,
lo que determinó cada vuelta del camino
Sino la firme y constante luz de un designio Superior
que solo con el tiempo pude captar.
Y ahora, mientras bebo con nueva moderación
de las vivificadoras aguas, veo
que mi fe ha sido restaurada, ¡Oh Señor de la Creación!
Renuncié a ti, pero tú permaneciste a mi lado.
3 Una mirada realista
Georges Nivat destaca como una de las
características que caracterizan el "fenómeno Solzhenitsyn" [xi]
al realismo. Como buen científico se mueve durante toda su vida con cierta
obsesión por acercarse todo lo posible a la realidad, que resulta ser su
principal fuente, "interlocutor" y "referente".
Solzhenitsyn
tiene un modo de analizar la realidad que incluye elementos aristotélicos y
medioevales que nos son familiares, como por ejemplo, un tratamiento de los temas
con pasos que podrían corresponder perfectamente a los de la lectio
(información), la quaestio (el cuestionamiento, la lógica de los razonamientos
y argumentos) y la disputatio (discusión).
Se podría decir que toda su obra intenta abarcar a
toda la "realidad" como "fuente" principal. Si la realidad
es "irrebatible" y "la única verdad es la realidad", el
acercarse a la realidad para conocerla en todos sus aspectos es el mejor método
para acercarse a la "verdad". Y al sentirse cómodo y seguro con las
"verdades permanentes", y dado que las variables constitutivas de la
realidad del "ser", del "hacer", del "conocer" o
del "creer" no cambian. Su vigencia -esto es, la vigencia de la
verdad- es permanente. De ahí la seguridad de sus afirmaciones.
El realismo de Solzhenitsyn lo lleva a la
utilización de un recurso casi "filmográfico" en sus obras. En muchos
de sus escritos importantes vemos su figura como la de un autor, director y
protagonista de películas en las que el mismo se pasea virtualmente con su
"cámara literaria" en escenarios elegidos, como en el cine real lo
hiciera Alexander Sokurov en "Russian Ark" [xii](2002),
que recorre el Hermitage de San Petersburgo en una sola toma. O al modo de
Sergei Bondarchuk en "War and Peace" [xiii](1966),
que "pasea" por la historia narrada por Leon Tolstoi en 1869,
penetrando con realismo los hechos, las personas, los sentimientos y la
historia.
Para acercarse al universo del mundo real, dedica ingentes esfuerzos en
registrar todo aquello que le parece importante en sus elucubraciones: los
hechos, los lugares, las personas los acontecimientos de su propia vida y las
de sus próximos, y toma notas en fichas. Cuando le es imposible escribir,
archiva los datos en su prodigiosa memoria. Luego ordena, analiza e interpreta
los datos con una visión del mundo en constante movimiento y evolución, pero
que avanza a lo largo de su vida en un camino ascendente que le permite ganar
altura para ir adquiriendo una perspectiva cada vez más amplia y universal. Y
finalmente presenta y publica sus declaraciones, y su obra literaria con el
cálculo y la precisión de un artillero que apunta sus cañones al corazón de las
ideologías, la utopía revolucionaria, o contra la mentira y su utilización
política.
¿Cómo se acerca Solzhenitsyn a la realidad?
Georges Nivat describe una "mirada" que
observa todo lo que sucede, todas las personas relevantes que intervienen en
las historias, todas las formas de pensar y de actuar frente a los mismos
hechos. En cierto modo, su método nos lleva a la teoría del conocimiento
aristotélica, en particular a la percepción de la realidad a través de los
sentidos, y más concretamente de la vista. Su mirada física, intelectual y
sobrenatural de la existencia se va conformando a partir de la acumulación de
mapas, planos, fotos, testimonios, viajes, reuniones, diálogos y animados
debates, y de visitas exhaustivas a los lugares en los que transcurrieron los
acontecimientos históricos relevantes.
Pero además tiene conciencia de que quienes se ponen en contacto con el mundo
real son personas distintas unas de otras, de que todos participan de ella en
circunstancias que les son propias, con creencias diferentes, y que todos somos
protagonistas tanto voluntarios como involuntarios de lo real, que incluye en
muchos aspectos las experiencias humanas son el fruto obligado de factores
coercitivos externos fuera de su control y voluntad. En consecuencia, le es necesario
analizar los diferentes enfoques y vivencias para no convertirse en una especie
de "oráculo" monocorde y autista, con los oídos cerrados a otras
convicciones y razonamientos.
4 Un camino de purificación y crecimiento
Solzhenitsyn sabe que el camino del crecimiento no es gratuito, y que
la senda de la perfección humana –personal y social- comprende, incluye y
requiere el paso por vivencias que implican carencias, pérdidas y dolor. Estas
experiencias son necesarias, y nos ubican en la humildad del camino de
crecimiento interior. Al mostrarnos los límites de las posibilidades
exteriores, nos enseñan que la resolución de los problemas de la persona y del
mundo, exigen la moderación y la autolimitación cuando se trata de procurar el
cumplimiento de las metas individuales y sociales. Hay un camino de
purificación interior para poder marchar hacia el futuro, que nos libera de
pesos y cargas paralizantes. Este camino requiere el arrepentimiento, que nos
limpia de los defectos y excesos en la conducta. Así, nos damos cuenta que no
todo lo que deseo es bueno y necesario. Y para conseguir los logros colectivos
necesarios se requiere también que las partes se limiten en sus ambiciones.
5 La prueba personal como requisito y condición de la libertad interior
Las pruebas todo hombre está llamado a superar en su
vida, son acontecimientos necesarios para el acceso al conocimiento, a la
verdadera libertad y al progreso moral. Sin renegar del conocimiento de la
verdad a través del razonamiento, Solzhenitsyn le da un lugar de privilegio a
lo que considera una evidencia, a saber, que la verdad surge a partir de las
pruebas a las que somos sometidos todos los hombres y todas las naciones de la
historia: cada hombre es probado y tiene que definirse a menudo con elecciones
que lo "obligan" a optar, y a ponerse del lado de la verdad y de la
justicia, o el de la mentira y la arbitrariedad.
También cada pueblo, cada nación, pasa por pruebas
que ponen en juego su capacidad de supervivencia y superación. Las pruebas a
las que son sometidos hombres y naciones les proporcionan la oportunidad de
optar entre la aceptación o el rechazo de discursos y relatos que se interponen
entre ellos y la realidad, con el riesgo de quedar presos de las ideologías, o
ser verdaderamente libres.
Con la superación de las pruebas surge el
conocimiento de lo verdadero y lo justo. La libertad trasciende a las
circunstancias externas para Solzhenitsyn,. En consecuencia, lejos de
lamentarse por su suerte, llega a bendecir a la prisión donde fue internado,
porque lo ayudó a acercarse a la realidad, y a liberarse de toda ideología y de
“relatos” utilizados como filtros deformantes para el verdadero conocimiento.
6 Problemas de identidad, patriotismo, nacionalismo y nacionalidad
La
primera consecuencia del resurgimiento del problema de la identidad se
encuentra en el alejamiento de las clases populares, tanto del marxismo como
del liberalismo. Estas dos ideologías se unen en el materialismo que profesan.
Según estos dos sistemas, el hombre está completamente dominado por la
economía. Otro punto común a estos dos sistemas es la apología de las
innovaciones sociales que empujan cada vez más lejos los límites de la
libertad, una libertad que se ha vuelto loca, completamente desconectada de
toda verdad, y además secuestrada por protestas de minorías reivindicativas
cuyos excesos "hacen la cama", por reacción, al fundamentalismo
islamista. Le vieux monde bouge encore, et il va vous secouer - Les
peuples n'ont pas abdiqué leur identité - Jean-Michel Castaing
- 12 septembre 2018 [xiv]
Se presenta una dificultad al pretender dar validez
universal a la visión de un pensador empeñado hasta su propia muerte en
mantener su identidad como ruso como un valor de algún modo superior.
En las circunstancias actuales del mundo, y
transcurridos diez años de la muerte del escritor, se ve claramente la
necesidad de volver sobre los conceptos de identidad, nacionalidad, patriotismo
y nacionalismo. Por ejemplo, hace pocos días el presidente Trump se declaró “nacionalista"
frente a los problemas de inmigración y de comercio de su país, en el marco de
un orden internacional que considera injusto. Como aplicaciones prácticas del
concepto “nacionalista”, “América primero”, modifica su adhesión a los acuerdos
“climáticos” de Paris, y a su tratado de armas con Rusia y en una reciente campaña,
desafía Trump a las 18.000 personas presentes: "¿Saben lo que soy? Soy
nacionalista. ¿Vale? Nacionalista. Usen esa palabra. Usen esa palabra". El
aumento muy significativo de votantes en todo el mundo que sostienen partidos y
políticas de defensa de la identidad y de los intereses nacionales convierten
al tema en un problema práctico a resolver, que obliga a tomas de posiciones
definidas.
El problema es importante. Ante la crisis del
marxismo y del liberalismo, se hace en estos días más común como dato de
análisis en la política el renacimiento de un “espíritu nacional” frente a
presiones de organismos internacionales, como la ONU, o la relación con pretendidos “gobiernos”
internacionales como la Unión Europea que avanzan sobre la soberanía de los
“socios”. Se plantea un enorme problema porque muchos identifican –de buena o
mala fe- el “espíritu nacional” y la “identidad” de los pueblos con el
“nacionalismo” y el “fascismo”. Estas denominaciones están llamadas a despertar
viejas polémicas y divisiones.
La situación, en el interior de los países, hace
imposibles algunas alianzas políticas, destinando a partidos a ser minoritarios
electoralmente, aún ignorando las convicciones y valores de las “mayorías”
silenciosas que están convencidas de la necesidad de nuevas y creativas
asociaciones.
La dificultad se acentúa con el problema de los
imperios que buscan expandir su alcance y defenderse del avance de otros
imperios. Y aún más cuando la expansión de los imperios implica la conquista e
incorporación de pueblos extranjeros, además de los meros protagonismos en el
poder y la influencia globales. En el mundo actual los países con vocación y
medios imperiales no son un problema menor de la política internacional y
nacional. "La geopolítica, la
batalla por el espacio y el poder, ahora ocurre dentro de los estados y entre ellos",
dice Robert D. Kaplan[xv]
Y en este contexto, las certezas profundas de
nuestro escritor respecto de estos temas adquieren particular relevancia,
aunque es una tarea aún pendiente el análisis profundo de sus convicciones. Sin
embargo, es evidente que cree con mucha convicción en el valor de la identidad y en la peculiaridad de las
nacionalidades, habiendo incluido el tema en sus discursos. Nunca menguó su
conciencia y orgullo de pertenecer al pueblo ruso y venerar sus tradiciones, ni
su “vocación” en mantener su nacionalidad. Cuando experimentó el exilio, tuvo
que ser desterrado contra su voluntad.
Para él, su espacio fue Rusia, de donde nunca quiso
emigrar, y su tiempo de “pertenencia” fue el siglo XX.
En un programa de la
televisión francesa, en 1975, confirmó su “doble identidad espacial y temporal”
superpuestas: "Debo decir, en primer término, que soy un escritor ruso. Mi
suerte, mi destino, están vinculados a mi patria, a mi pueblo. Por otra parte,
soy un escritor del siglo XX, de nuestro siglo".
Se podría afirmar provisoriamente, que lo que define
a Solzhenitsyn en este aspecto es más el patriotismo que el nacionalismo. Esto se
podría alinear con el planteo de Mark Malvasi, [xvi]
cuando afirma que “el nacionalismo no ha traído ni traerá unidad, aunque no sea
por otra razón que el nacionalismo insiste en la uniformidad y siempre debe
excluir a aquellos que no la cumplen. Sin embargo, si hay una posibilidad de
alcanzar cierta medida de unidad, el que debería poder permitirla es el
patriotismo...”
7 La solución está en el interior de cada
hombre
Solzhenitsyn cree que si la división pasa por el
corazón de cada hombre, la solución de los problemas de la sociedad también.
El filósofo norteamericano –neo aristotélico y
especialista en Santo Tomás- Henry Babcock Veatch,[xvii]
afirma -en la misma línea- que “a los ojos de Aristóteles, la ética no comienza
con pensar sobre los demás. Empieza con uno mismo. Y la razón es que cada ser humano
se enfrenta a la tarea de aprender a vivir, a ser un ser humano, así como a
aprender a caminar o a hablar. Nadie puede ser verdaderamente humano, ni puede
vivir y actuar como un hombre racional, sin pasar primero por el difícil y
frecuentemente doloroso negocio de adquirir las virtudes intelectuales y
morales, y luego, habiéndolas adquirido, ejercitarlas realmente en el concreto,
pero complicado asunto de vivir”
El escritor ruso no limita el razonamiento a la vida
de cada hombre, sino también a la vida de la sociedad.
Recientemente afirmaba Richard Lim, [xviii]esto
ya había sido advertido nada menos que por Washington, cuando afirmaba que “creía
firmemente en la depravación de la humanidad por el "amor al poder... que
predomina en el corazón humano". A sus ojos, el hombre podría ser no solo "ambicioso
y sin principios", sino además ser "intrigante", falso y
conspirador, escondiendo su depravación bajo la apariencia de la virtud y el amor
al país. Washington describía a los hombres como "astutos" y llamaba
al pueblo estadounidense a "protegerse contra las imposturas del
patriotismo fingido". Y si el
hombre es corrupto, se deduce que también lo son las naciones. Washington creía
que las naciones no solo buscan sus propios intereses, sino que a menudo
pisotean los derechos de otras naciones. Esta es la razón por la que nos
advirtió sobre "las insidiosas burlas de la influencia extranjera" y
aconsejó que "no puede haber un error mayor que esperar o calcular los
verdaderos favores de una nación a otra".
Precisamente, en la visión del mundo que fue
elaborando Solzhenitsyn a lo largo de su vida, este razonamiento ocupó un lugar
central. Así, afirmaba en su discurso de Templeton que “frente a las grandes
cumbres de los acontecimientos mundiales, puede parecer inadecuado y absurdo
recordar que la llave fundamental de nuestra existencia y de nuestro
aniquilamiento se encuentra en el corazón de cada uno de nosotros, en la
preferencia que le otorguemos al bien o al mal en concreto. Sin embargo, hoy
como ayer, esta clave sigue siendo la más segura. Las prometedoras teorías
sociales están en banca rota, y nos han traído a un callejón sin salida. Los
hombres libres de Occidente deberían comprender que alrededor de ellos se han
acumulados demasiados engaños libremente consentidos, y deberían negarse a
seguir aceptándolos pasivamente. Es inútil intentar buscar una salida a la
situación del mundo sin volver nuestra conciencia arrepentida hacia el creador
de todas las cosas. Ninguna puerta se abrirá para nosotros. No la
encontraremos. Los medios de que disponemos son demasiado miserables. Hay que
ver primero el mal terrible –no el que podrían hacernos desde afuera los
enemigos de nuestro país o de nuestra clase- sino el que está dentro de cada
uno de nosotros; en el seno de cada sociedad, incluso y principalmente en las
sociedades más libres y más desarrolladas, porque es ahí donde lo hemos
cometido con pleno consentimiento. Si el nudo corredizo que nos asfixia se
cierra cada día más, es por culpa de nuestra incuria y nuestro egoísmo.”
No hay nada nuevo bajo el sol. Es posible completar esta
reflexión recordando que Orígenes
advertía ya a principios de primer milenio la relación entre conductas
individuales y “Reino de Dios”: y que “no pueden coexistir el reino de Dios y
el reino del pecado. Por consiguiente, si queremos que Dios reine en nosotros,
procuremos que de ningún modo «el pecado siga dominando nuestro cuerpo mortal»
antes bien, mortifiquemos «todo lo terreno que hay en nosotros» y
fructifiquemos por el Espíritu; de este modo, Dios se paseará por nuestro
interior como por un paraíso espiritual y reinará en nosotros él solo con su
Cristo, el cual se sentará en nosotros a la derecha de aquella virtud
espiritual que deseamos alcanzar: se sentará hasta que todos sus enemigos que
hay en nosotros sean puestos «por estrado de sus pies», y sean reducidos a la
nada en nosotros todos «los principados, todos los poderes y todas las
fuerzas».”[xix]
8 El camino multidimensional y ascendente, culmina en una visión trascendente del mundo
A lo largo de la vida de nuestro escritor este va
recorriendo un camino de “reflexión ascendente”, que arranca en las realidades
del mundo y de la historia, y llega a su culminación cuando llega a encontrar
el sentido más profundo de la existencia. Solzhenitsyn cree que para conocer el
presente y el futuro, hay que conocer la historia, y la historia no se conoce…
Los hechos solo se pueden conocer en profundidad “en el contexto de un proceso
histórico completo” .
Todos los seres humanos estamos inmersos en tres mundos, tres conjuntos de circunstancias superpuestas:
- el mundo de la naturaleza, donde transcurre nuestra vida personal con todos los avatares de la época y lugares en que nos toca vivir,
- el mundo del pensamiento, y
- el mundo sobrenatural del que solo es consciente quien tenga fe.
Alexander Solzhenitsyn se mueve a lo largo de la
vida en estas tres dimensiones y las incorpora en su propia obra.
Como
protagonista destacado de los principales acontecimientos de su tiempo, conoce
y comprende la revolución universal del siglo XX y percibe –a través de su
propia experiencia- la inserción de la vida y de la época en una dimensión
sobrenatural. Elabora y pule ese conocimiento a lo largo de su vida, y lo va
volcando en sus libros.
Sus libros tienen esa triple característica:
1. son autobiográficos,
2. abarcan la historia del siglo y
3. tienen una perspectiva espiritual.
Y sin abandonar nunca el realismo, ocupa los tres
círculos concéntricos en un movimiento ascendente.
Su múltiple vocación de escritor e historiador se
puede apreciar en el discurso del premio Nobel de 1970. [xx]Allí
se refiere al fin de la literatura, que permite transmitir las verdades en un
marco “extra político”, pero que al mismo tiempo sirven a la política al
permitir extrapolar experiencias útiles
a países y generaciones de otros lugares y épocas.
A partir de su experiencia del Gulag, liga a su
destino y asume como propia la obligación de escribir con esa orientación sobre
sus propios hombros, citando las palabras de Vladimir Soloviev: “Incluso
encadenados, nosotros mismos debemos completar ese círculo que los dioses
han trazado para nosotros”[xxi].
Anticipándose al discurso de Harvard, muestra su visión
del mundo –todo el mundo- y sugiere la consciente utilización de la literatura al
servicio de una vocación de servicio “universal”: “Tanto los países como los
continentes enteros repiten los errores de los demás con lapsos de tiempo que
pueden llegar a ser de siglos. Entonces, se podría pensar, ¡todo sería tan
obvio! Pero no; Lo que algunas naciones ya han experimentado,
considerado y rechazado, es repentinamente descubierto por otros como la última
palabra. Y aquí de nuevo, el único sustituto de una experiencia que
nosotros mismos nunca hemos vivido es el arte, la literatura. Esta posee
una maravillosa habilidad: más allá de las distinciones de lenguaje, costumbre,
estructura social, puede transmitir la experiencia de vida de una nación entera
a otra. A una nación inexperta puede transmitir un durísimo juicio
nacional que durará muchas décadas, en el mejor de los casos, salvar a una
nación entera de un camino superfluo, equivocado o incluso desastroso,
reduciendo así los meandros de la historia humana. Es esta la gran y noble
propiedad del arte que os recuerdo con urgencia hoy desde el estrado del Nobel.”
El gran diagnóstico del discurso
de Templeton[xxii]
El continuo movimiento de elevación del escritor, lo
lleva a formarse una visión trascendente del mundo, que constituye además el camino
de salida individual y social. Quizás sea el discurso en la entrega del Premio
Templeton el lugar en que hace pública con más claridad esa “visión”, donde
deja claro que sin progreso espiritual no hay salida, integrando a su discurso
lo que desde tiempos inmemoriales se llamó de un modo corriente y comprensible “la
historia sagrada”. Este concepto entiende que el mundo y el hombre han sido creados
y sostenidos por un Dios que interviene en el devenir de la humanidad y se
integra al tiempo y al espacio. [xxiii]
Con ese marco de referencia, Solzhenitsyn sostiene
que lo que sucede en el mundo es que “se ha olvidado de Dios, y que esa es la
causa de la revolución”. La revolución es para el uno de los focos de interés de
toda su vida, y está en el centro mismo de su obra literaria.
Solzhenitsyn relaciona la ausencia de Dios con la
revolución, “Siendo ya niño, hace más de medio siglo, muchas veces oí decir a
las personas mayores, para explicar las terribles convulsiones que habían
quebrantado Rusia: “los hombres se han olvidado de Dios, esa es la causa de
todo”. Desde entonces, he dedicado casi
medio siglo al estudio de nuestra revolución. He leído cientos de libros. He
reunido centenares de testimonios personales, y –para empezar a despejar los
escombros- he escrito ya ocho volúmenes.
Ahora bien, si me pidieran hoy
precisar en forma breve, la causa principal de esa revolución devastadora, que
nos ha devorado más de 60 millones de individuos, no encontraría nada mejor que
repetir: “los hombres se han olvidado de Dios, esa es la causa de todo”.
Rusia, había conocido otras épocas “… en que la sociedad tenía por ideal no el
rango, ni la riqueza, ni el éxito material, sino la santidad de la vida. … En
esa época la ortodoxia moldeaba la mentalidad, el carácter, la conducta, las
estructuras familiares, la vida cotidiana y el calendario de trabajo desde la
semana hasta las estaciones. La fe era el vínculo de unión de la nación y el
fundamento de su poder.”
Pero en tres siglos todo cambió: “… en el Siglo XVII
un cisma desgraciado minó nuestra ortodoxia, y en el XVIII Rusia fue
quebrantada por las reformas tiránicas de Pedro el grande, que ahogaron el
espíritu religioso y la vida nacional, para fortalecer al estado, la guerra y
la economía. Con la unificación de la enseñanza impuesta por Pedro el Grande,
se nos infiltró la sutil brisa venenosa del secularismo, que en el Siglo XIX
penetró hasta las clases más cultas y abrió amplio paso al marxismo. En
Vísperas de la Revolución, la fe había desaparecido de los círculos instruidos.
Entre los monjes eruditos incluso estaba ya debilitada.”
El olvido de Dios no fue indolente y pasivo, sino
que se volvió militante y activo. Del “non serviam” se pasó al ateísmo
predicado e impuesto desde el estado. Ya Dostoievski anuncia que “la Revolución
debe comenzar necesariamente por el ateísmo” y Solzhenitsyn lo confirma:
“Verdaderamente es así. Pero el mundo no había conocido hasta ahora a un
ateísmo como el marxista: organizado, militarizado y encarnizado. En el
pensamiento filosófico y en el corazón mismo de la psicología de Marx y de
Lenin, el odio a Dios constituye el impulso inicial, previo a todos los
proyectos políticos y económicos. El ateísmo militante no es un detalle, un
elemento periférico ni una consecuencia accesoria de la política comunista: es
su eje central. Para alcanzar su fin diabólico, ella necesita disponer de un
pueblo sin religión y sin patria.”
La revolución del siglo XX no solo provoca daños en
Rusia sino que se hace universal. Sus efectos ponen al mundo al borde del
abismo: “Somos los testigos de la ruina del mundo: en algunos países, se la
sufre como una desgracia; otros se entregan libremente a ella. Todo el siglo XX
se sumerge en el torbellino del ateísmo y de la autodestrucción. Esta caída en
el abismo tiene rasgos comunes que no dependen de los sistemas políticos ni de
los niveles económicos ni de las características nacionales. La Europa actual,
tan poco semejante en apariencia a la Rusia de 1913, se equilibra al borde del
mismo abismo, pero ha llegado a él por otro camino. Las diversas regiones del
mundo han seguido vías diferentes, pero todas están llegando al umbral de su
propia ruina.”
En los días en que se escriben estas líneas -ya avanzado
el siglo XXI- y con un renacido y militante “neo marxismo estratégico y
cultural”, entendemos la causa de la precisión de las advertencias del escritor de su discurso de Templeton: “Occidente no ha
sufrido todavía la invasión comunista; la religión aquí es libre. Pero su
itinerario histórico ha desembocado en un agostamiento del sentimiento
religioso. Ha sufrido también cismas desgarradores, enfrentamientos y
sangrientas guerras religiosas. Y –casi no hay necesidad de decirlo- desde la
baja Edad Media, Occidente ha sido invadido de forma progresiva por el
secularismo. Para la fe, esta amenaza –no de un exterminio exterior sino de una
anemia interna- puede ser todavía más grave. Imperceptiblemente en Occidente el
sentido de la vida se ha desgastado en el curso de los años hasta reducirse a
la sola “conquista” de la felicidad, que se inscribe incluso en las
Constituciones. No es solo en este siglo que se han desvalorizado las nociones
del bien y del mal, hábilmente sustituidas por argucias sin fundamento, ya sean
éstas de clase o de partido. Desde entonces se tiene vergüenza en apelar a conceptos
inmutables. Se tiene vergüenza en admitir que el mal anida en el corazón del
hombre antes de penetrar en los sistemas políticos; pero nadie tiene vergüenza
de ceder habitualmente al mal integral. Y sobre la pendiente de estas
concesiones, en el espacio de una generación, Occidente está a punto de
deslizarse sin remedio en el abismo. Las sociedades occidentales pierden cada
vez más su sustancia religiosa, y abandonan alegremente su juventud al ateísmo.
Los maestros ateos educan a la juventud en el odio hacia la sociedad en la que
viven. En su permanente actitud crítica, pierden de vista el hecho de que los
vicios del capitalismo son vicios inherentes a la naturaleza humana, a los que
se les ha dado libre curso siguiendo la huella de los otros derechos del
hombre; que, bajo el comunismo (y éste apremia a las demás formas de socialismo
que no son nada sólidas) estos mismos vicios no conocen ni freno ni control en
todos aquellos que poseen una migaja de poder (en cuanto al resto de la
población, efectivamente ha conquistado la igualdad pero en la esclavitud y en
la miseria). Este odio, atizado sin cesar, impregna hoy toda la atmósfera del
mundo libre; la extensión de las libertades personales; el auge de las
conquistas sociales e incluso del confort no hacen paradojalmente otra cosa que
acrecentar este odio ciego. Las sociedades desarrolladas de Occidente prueban
hoy día que la salvación del hombre no está en la abundancia material ni en el
éxito económico. Este odio, atizado sin cesar, se extiende a todo lo viviente,
a la vida en sí misma, a sus colores, a sus sonidos, a sus formas, al cuerpo
humano; y el arte exacerbado del siglo XX se muere de este odio monstruoso,
porque el arte sin amor es estéril.”
Pero, todavía hay más. Además del comunismo, se
desencadenó locura de la primera guerra mundial, que empezó para durar unos
pocos meses…
Y hacia fines ya del siglo XX, “privada de la lucidez divina, la conciencia
humana se deprava y ha sido esta depravación la que ha cometido los mayores
crímenes de este siglo, empezando por la primera guerra mundial, de la que
deriva en gran parte la realidad que vivimos. Esta guerra está a punto de ser
olvidada.
Pero ella vio un Europa próspera, floreciente, llena de savia vital,
precipitarse en la locura, para destruirse a sí misma, comprometiendo su futuro
por más de un siglo y tal vez para siempre. Solo puede explicarse esta guerra
por un oscurecimiento de la razón, en dirigentes que habían perdido la noción
de una fuerza suprema situada por encima de ellos. Solo el furor, olvidado de
Dios, pudo llevar a Estados aparentemente cristianos a usar los gases químicos
en una clara manifestación de barbarie. La misma depravación de la conciencia
humana-privada de su luz divina- fue la que permitió después de la segunda
guerra mundial, sucumbir a la tentación del “paraguas nuclear”. Es decir:
despreocupémonos y liberemos a la juventud de sus deberes y obligaciones, no
hagamos ningún esfuerzo por defendernos ni mucho menos por defender a los
otros; tapémonos los oídos para no oír los gemidos que vienen del oriente;
instalémonos en la competencia desenfrenada por el bienestar y si la amenaza
estalla sobre nuestras cabezas, la bomba atómica nos protegerá, y ¡si no que
todo el mundo se vaya al diablo!”
Y mientras el mundo sigue pensando que está seguro
con una buena defensa nuclear y mucho comercio, el mal sigue acechando y se ha
extendido por todo un mundo inconsciente del cataclismo que quizás aún lo
espera: “Si los siglos que nos precedieron hubieran podido ver tan solo los
umbrales de nuestro mundo, habría resonado un clamor unánime: ¡es el
Apocalipsis! Pero nosotros ya estamos habituados, formamos parte de él.
Dostoievski había advertido: “pueden sobrevenir acontecimientos que sorprendan
de improviso nuestras facultades intelectuales”. Esto ya ha ocurrido. Y predijo
también: “el mundo se salvará tan solo después de haber sido visitado por el
espíritu del mal”. ¿Se salvará verdaderamente? Esto es lo que nos corresponderá
ver a nosotros. La salvación va a depender de nuestra conciencia, de nuestro
don de penetración, de nuestros esfuerzos individuales y colectivos frente a
una situación catastrófica. Algo hay que ya ha ocurrido: el espíritu del mal
triunfante gira en torbellino por sobre los cinco continentes…”
La gran conclusión es –una vez más- que sin progreso
espiritual, sin volver a acordarse de Dios y sin ponerse en sus manos, no hay
salida: “Nuestra vida consiste en buscar no el éxito material sino un progreso
espiritual digno de tal nombre. Toda nuestra existencia no es sino una etapa
intermedia hacia una vida más alta: se trata entonces de no rodar hacia abajo
de este estadio y de no estancarse en forma estéril. Las leyes de la física y
de la fisiología no nos revelarán jamás la verdad irrefutable de que el creador
participa de forma constante y cotidiana de la vida de cada uno de nosotros. El
nos entrega fielmente la energía del ser: cuando esta ayuda nos falta, nosotros
perecemos. No es menor su participación en el desenvolvimiento de la vida en
todo el planeta y en esta época oscura y amenazante, es necesario empaparnos de
esta verdad. Las esperanzas desmedidas de los dos últimos siglos nos han traído
a este caos, al borde de la muerte atómica o de otra naturaleza. No podemos
oponerles sino la búsqueda porfiada de la dulce mano de Dios, que en medio de
nuestra inconsciencia habíamos rechazado. Entonces nuestros ojos se abrirán
sobre este desdichado siglo XX y nuestras manos se tenderán para reparar tantos
errores. Nada más puede detenernos sobre la pendiente que lleva al abismo:
todos los pensadores de la Ilustración nos han dejado las manos vacías.
Nuestros cinco continentes están envueltos en el ciclón. Pero pruebas
semejantes a estas son capaces de revelar las más altas virtudes del alma
humana. Si hemos de perecer, si hemos de perder nuestro mundo, será tan solo
por culpa nuestra.”
9 De la revolución comunista a la revolución cósmica
La revolución es un concepto, pero también es un
proceso histórico permanente, una variable a considerar presente y vigente, que
no solo no muere sino que se va transformando, y que tiene como característica
fundamental la íntegra y radical reformulación de la vida social. La revolución
-como un proceso canceroso- siempre se lleva a cabo con la formación paulatina de
un estado dentro del estado, con sus propias normas jurídicas que entran en
ruptura con las vigentes en la sociedad.[xxiv]
Con ella se “legitiman” socialmente la arbitrariedad, el terror, la ruptura del
sistema y la caducidad del orden jurídico anterior, la apropiación arbitraria
de la representatividad del “pueblo”, y su carácter internacional, por encima
de las fronteras y leyes de los países. En su desarrollo histórico hay un hito
fundamental en la revolución francesa de 1789, que siendo un eslabón esencial
de la cadena, no fue ni el primero ni el único.
El 25 de septiembre de 1993, en unas palabras
pronunciadas en ocasión de la inauguración de un monumento construido en
conmemoración a los héroes de la resistencia de la Vendée, que fueran víctimas
del levantamiento, Alexandre Solzhenitsyn relacionaba a la revolución de 1917
con la de 1789: “La Revolución Francesa se llevó a cabo en nombre de un lema
intrínsecamente contradictorio e irrealizable: libertad, igualdad,
fraternidad. Pero en la vida social, sucede que la libertad y la igualdad
tienden a ser mutuamente excluyentes. ¡Son antagónicas entre sí! La
libertad destruye a la igualdad social -es incluso una de sus funciones- y la
igualdad restringe la libertad, porque si no fuera así, no podríamos
alcanzarla. En cuanto a la fraternidad, no es de la misma familia. Es solo
un agregado aventurado a un eslogan y no es por disposiciones sociales que se puede
construir la verdadera fraternidad, que es de orden espiritual. Además, se
añadía "o la muerte" a esta consigna ternaria, en tono de amenaza, lo
que destruía todo su significado. Nunca, a ningún país, le podría desear una gran revolución. Si la revolución
del siglo XVIII no causó la ruina de Francia, esto sólo ocurrió porque
sucedió Termidor. [xxv]
La revolución rusa no experimentó un Termidor que haya sido capaz de
detenerla. Ella llevó a nuestro pueblo hasta el final, hasta el abismo,
hasta el abismo de la perdición.”
En su discurso también se refirió a la
experiencia de la revolución en Asia.
Lamentaba que no hubiera presentes en el
acto de inauguración “… portavoces
provenientes de lo profundo de China, de Camboya, de Vietnam: ellos
podrían añadir aquí lo que la experiencia les ha enseñado y contarnos el precio
que pagaron por la revolución. La experiencia de la Revolución Francesa debería haber sido suficiente para que nuestros
organizadores racionalistas de la felicidad del pueblo hubieran sacado sus
conclusiones. ¡Pero no! En Rusia, todo pasó de la peor manera y a una
escala incomparable. Muchos métodos crueles de la Revolución Francesa
fueron dócilmente aplicados sobre el cuerpo de Rusia por los comunistas
leninistas y por los socialistas
internacionalistas. Sólo que su grado de organización y su carácter
sistemático superó en Rusia con creces el de los jacobinos. No tuvimos
Termidor, pero tuvimos nuestra Vendée, y podemos estar orgullosos en
conciencia.”
En 1917, el alcance y la envergadura de la
revolución rusa se podían ver claramente en toda su potencialidad destructiva desde
la misma Rusia y desde Europa Occidental, particularmente desde Francia. En
1925 la revolución es ya un proyecto de alcance geográfico mundial en
ejecución, en el cual ocupa un lugar no menor el campo cultural y de
costumbres. Y así, paulatinamente, la revolución mundial va ocupando todo el
siglo XX, el siglo de Solzhenitsyn.
Se encontrarán las razones por las que desde temprano
“la revolución” va ocupando un lugar cada vez mayor en sus reflexiones, si se analiza
la evolución del pensamiento del autor, la
ampliación paulatina del marco de referencia de su universo, las condiciones
que lo impulsaron a seguir el rumbo que tomó su vida, y en particular las
pruebas y sufrimientos que experimentó, y que fue considerando como condiciones
ineludibles para acceder a la verdadera sabiduría y libertad. Entender la
revolución en su sentido más amplio, es un trabajo necesario para disponer del marco
de referencia en el cual es necesario inscribir el análisis de la vida, la obra
y el pensamiento del escritor.
En el marco histórico del sigo, Solzhenitsyn nos
deja también sus célebres llamadas de atención al mundo occidental en famosos
mensajes que despertaron polémicas que no solo no han terminado, sino que en
muchos casos no han comenzado aún.
Los problemas planteados hace un siglo, en tiempos
del nacimiento de Solzhenitsyn, tienen actualidad y vigencia, en particular para
Latinoamérica a partir de la revolución cubana, y a la política internacional establecida
por Kruschev en 1960. Entendemos que en América Latina la revolución está más
vigente que nunca, y Venezuela es el ejemplo más claro.
El combate es de naturaleza cósmica
En su discurso de Harvard, afirma Solzhenitsyn
que ya ha comenzado un combate físico y
espiritual por nuestro planeta, en el cual las fuerzas del mal han comenzado su
ofensiva decisiva, y que este combate es de naturaleza cósmica. Así, la
revolución es permanente y cósmica. Y todas las “revoluciones” menores y
mayores que intentan imponer sistemas de creencias y de organización que no
respetan el orden de la propia naturaleza, forman parte –probablemente muchas
sin saberlo- de esta gran revolución cósmica a la que hace referencia Solzhenitsyn.
Esa amplitud enorme de pensamiento ayuda a fijar el marco de referencia para la
reflexión política y filosófica de nuestro tiempo, y –creemos- de los tiempos
por venir.
Para el mundo cristiano, “la historia sagrada” del
mundo que nos concierne, comienza tal como fuera relatada en el Génesis, y ya
desde entonces tiene naturaleza cósmica, esto es universal. En efecto, la
revolución, tomada en su acepción más amplia (es la intención de este ensayo)
es cósmica. En esta historia, el destino del mundo era otro antes de la caída [xxvi]
El hombre creyó tener una naturaleza superior que Dios le escondía, cayó bajo
la influencia de la serpiente, y la historia cambió para siempre. [xxvii]
Para Dostoyevski, probablemente las ideas liberales
que predicaba la intelligentsia rusa en la década de los 40
habrían sido las semillas “de los brotes de nihilismo en la generación
posterior”, de donde germinaron personajes como los protagonistas de su novela
Los demonios[xxviii],
posiblemente inspirados en los círculos de anarquistas, que Dostoyevski conocía
bien. Estos personajes, no son simples protagonistas de una aventura meramente
“humana”… Dostoyevski incluye en su novela Los demonios y casi medio siglo
antes de la revolución rusa -1872-, un crimen “que se produjo en Moscú a
finales de 1869 en el que Serguéi Necháyev, revolucionario y
terrorista, anarquista y nihilista, asesinó por diferencias ideológicas, a Iván Ivanov,
estudiante y compañero en la célula revolucionaria a la que ambos
pertenecían.” Explica la obra Fiódor Dostoyevski: “Un hombre que se aleja de
su gente y sus raíces nacionales también pierde la fe en sus ancestros y su
Dios, bien, si quieres saberlo, este es en esencia el tema de mi novela. Se
llama Los demonios y describe cómo estos demonios entraron en la
piara de cerdos.” [xxix]
La proximidad y la perenne vigencia de los temas y
de los personajes de Dostoievski llamó la atención de Camus: “Los
endemoniados es una de las cuatro o cinco obras que yo pongo por encima de
todas las demás. En más de un aspecto, puedo decir que me alimenté de ella y
que con ella me he formado... Las criaturas de Dostoievski, lo sabemos bien
ahora, no son ni extrañas ni absurdas. Se parecen a nosotros, tenemos el mismo
corazón.” [xxx]
10 El mundo occidental de Rusia y el dilema del trato con el comunismo y los países comunistas
Para Solzhenitsyn el mundo occidental cometió
errores de apreciación al interpretar a Rusia (Carta a los dirigentes comentada
en 1980). En dos artículos publicados en Foreign Affairs de abril de 1980 (“El
peligro que hace correr a Occidente su ignorancia de Rusia”) y en la revista
Time de febrero de 1980, señala que lo que denomina “El error de Occidente”,
consiste en no distinguir entre el comunismo en el poder y “la verdadera nación
sometida”
Transcurridos seis años de su destierro, Solzhenitsyn se lamenta ya (artículo
para la revista Time) que para Occidente el comunismo sea solo la forma
contemporánea de un espíritu totalitario, dictatorial y expansionista atribuible
a la esencia del propio pueblo ruso. La asociación de Occidente con Stalin para
derrocar a Hitler, habría mostrado más el interés en defender la propia libertad,
que “la libertad” como principio no negociable y para todos. Esto habría
quedado demostrado con la entrega de prisioneros rusos para satisfacer los
deseos de venganza del dictador ruso, con la capitulación de Yalta y con el
abandono “al comunismo de una veintena de países” luego de la segunda guerra
mundial.
Para Solzhenitsyn, es necesario distinguir en Rusia entre
el comunismo a cargo del poder y “la verdadera nación sometida”, que es de
algún modo como si fuera una entidad separable o independiente del poder
comunista. Para él, “la conciencia nacional rusa”, “el alma del pueble ruso, no
puede estar más alejada del nacionalismo militante, y el imperio le repugna”.
Así, piensa que frente a un comunismo “que no cambiará de naturaleza y que
nunca dejará de confrontar a la humanidad a una amenaza mortal”, la distensión
que Occidente acepta equivale a la abdicación, porque el comunismo solo será
detenido cuando choque contra un muro, “aunque este fuese solamente el de una
voluntad inquebrantable”. Afirmaba que, en ese contexto, Occidente debería
´pensar en una alianza “con el pueblo ruso, con todos los pueblos de la URSS,
con el pueblo chino y el pueblo de Cuba”.
En el número de abril de 1980 de Foreign Affairs,
Solzhenitsyn se manifiesta preocupado. Entiende que Occidente está en peligro
mortal por su “rechazo obstinado en considerar la verdadera naturaleza del
comunismo durante sesenta años”, que es irreductible por su propia naturaleza.
Resalta
tres errores occidentales: primero al desconocer que el comunismo es hostil a
todo lo humano, que es incurable, que no hay versiones mejoradas, que solo
puede subsistir por el terror, por lo que no se puede convivir con él, sino
solo luchar para extirparlo. En segundo término, Occidente confunde al
comunismo con Rusia, y convierte a esta nación en su enemigo, en lugar de
guardar esta denominación solo para el comunismo. Reclama la utilización de la
palabra “Rusia” solo para designar el pueblo dominado, con su cultura, su
religión y su conciencia nacional reprimidas, o para el país futuro, “el día en
que sea liberado del comunismo”. Y en tercer lugar, Occidente confunde a Moscú
con la Unión Soviética, cuando “la verdadera vida común a toda la Unión Soviética
se encuentra en la provincia, en el campo, o en el ejército” y no en su ciudad
capital.
El escritor atribuye la posición estadounidense en
particular a la influencia de los informadores, y a las versiones imperfectas o
sesgadas de los sovietólogos especializados. Cree que los especialistas
occidentales en Rusia no comprenden el país profundo y desconocen la historia
de un país milenario, que subyace bajo las botas del comunismo, al que ven como
la continuidad del régimen zarista, semisalvaje, sin esperanzas y solo
gobernable por la fuerza bruta por personajes como Iván el Terrible o Pedro el
Grande. Según su opinión, la imagen transmitida a la dirigencia occidental por
los especialistas, minimiza la importancia del comunismo de Lenin, Trotsky,
Dzerjinski, y de Stalin. Así, al no distinguir entre el comunismo en el poder y
“la verdadera nación sometida”, Occidente concentró su mirada en Hitler y tomó
por aliado al comunismo, a quién le cede Europa del Este y le entrega los
fugitivos, los desertores, y los rusos que prefirieron luchar como parte del
ejército alemán antes que en el ruso, pensando que la victoria sobre Rusia
hubiera significado el final del comunismo allí.
Para Solzhenitsyn el error de Occidente fue enorme.
En 1980 afirma que “treinta y cinco años después…, los países occidentales solo
se mantienen gracias al enfrentamiento entre Rusia y China”. Predice que sería
fatal hoy (1980) “para el mundo entero, que América creyera ver en los
dirigentes chinos sus aliados, y un enemigo en el pueblo ruso, confundido con
el comunismo”.
Ya advertía Zbigniew Brzezinski sobre "una gran
coalición de China y Rusia... unidasno ya por la ideología sino por los
reclamos complementarios" de ambos países, observando también que en esta
coalición, "China probablemente sería
el líder y Rusia el seguidor”. Por su parte, Putin considera que "la lucha principal, que ahora está en
marcha, es la del liderazgo mundial y no vamos a enfrentar a China en
esto".
Ambos países ven en los Estados Unidos “la amenaza americana”.
Rusia considera asimismo que el desmantelamiento de las posiciones que se
mantenían cuando existía el Pacto de Varsovia
ha puesto a su país en una situación de debilidad frente a una OTAN que
considera una amenaza… Los puntos de potencial conflicto son varios, y como un
periodista chino señalaba como ejemplo: “… si Estados Unidos se encontrara en
un conflicto con China en el Mar de China Meridional, ¿qué acción podría
esperarse de Putin en los Bálticos?”
En el fondo, lo que está en juego es un equilibrio
de poder mundial. Y este equilibrio abarca múltiples terrenos: político, militar,
económico, de inteligencia y diplomático. En este contexto, hay múltiples
maneras de abordar los conflictos, que en cada área pueden oscilar desde una
situación de paz y colaboración, hasta una de enfrentamiento. Los
enfrentamientos, pueden adaptar múltiples formas, unas más abiertas o
disimuladas, directas o a través de terceros, haciendo borrosos los límites,
las definiciones, las posiciones, y el mismo entendimiento de la realidad. Todo
lo cual hace la situación más compleja y delicada. Siguiendo a Graham Allison [xxxi],
hay que considerar “… lo que realmente sucedió en las relaciones chino-rusas a
lo largo de siete dimensiones: percepciones de amenaza, relación entre los
líderes, designación oficial del “otro”, cooperación militar y de inteligencia,
estrangulamiento económico, coordinación diplomática y orientación de las
elites.
En este amplio y complejo marco de referencia, que
ya tiene su historia, y vista con la mejor voluntad la posición de
Solzhenitsyn, parece difícil haber podido seguir sus consejos al pie de la
letra, teniendo en cuenta que -aunque fuera solo por los usos y costumbres de
las relaciones internacionales- la
identidad de los países no cambia según pasen estos de la democracia al
totalitarismo o inversamente. La Alemania de Hitler no dejó de ser Alemania. Hay
que tener en cuenta que cuando el escritor ruso expresó estos conceptos, todavía
faltaban diez años para que cayera el comunismo en Rusia, y catorce para su
regreso definitivo de los Estados Unidos. Al volver a su patria, pondrá a
prueba sus ideas sobre la “reserva moral del pueblo ruso”, y volvería a hablar
sobre el particular.
De todas formas, no es fácil de ver como se podría
haber producido una alianza “con el pueblo ruso, con todos los pueblos de la
URSS, con el pueblo chino y el pueblo de Cuba”, y ya no se lo podemos preguntar
al escritor.
Hoy -2018- han pasado 38 años de estas
manifestaciones, y nos encontramos -sin ser Rusia un país comunista- con un
pacto ruso-chino. El escritor consideraba esta posibilidad preguntándose premonitoriamente:
“¿Y si súbitamente los dos comunismos se reconcilian y se ponen los dos en
contra de Occidente?”
Entonces, para entender a Solzhenitsyn hay que tener
en cuenta que su pensamiento tiene alcance “universal” -como el de los grandes
clásicos- y está dirigido tanto a Occidente como a Rusia. También que las “soluciones”
tienen que ver siempre con una “correa de transmisión invisible” a través de la
cual la persona influye en la vida social, y también con la auto regulación.
Afirmaba el escritor que no veía “…ninguna salvación
para la humanidad fuera de la auto restricción de cada individuo y de cada
pueblo”. Esta idea está desarrollada en su escrito sobre “El arrepentimiento y
la moderación como categorías de la vida de las naciones”. Allí afirma que “no
se puede construir una buena sociedad sobre malas relaciones entre la gente; no
se puede construir una buena humanidad sobre las malas relaciones, sobre
relaciones malhumoradas entre las naciones. … Se trata de introducir en las
relaciones entre los estados, las reglas de la moral individual: no hagas a los
demás lo que no quieres que te hagan a ti”. Estas apreciaciones, se entienden
solamente en el marco de una transformación de la sociedad entera, necesariamente
solo posible en el largo plazo.
Mientras tanto, su obra está ahí, esperando nuevos lectores
comprometidos y valientes...
[i]
Priscille de Lassus escribíó hace poco siete claves para leer a Solzhenitsyn: 1
Fue educado como “homo sovieticus”. 2 Su experiencia en los campos de
concentración lo ayudó a romper con el comunismo, y a forjar al hombre, al
escritor y al luchador. 3 El éxito de su libro “Ivan Denisovitch”, redactado en
1959, “libera la palabra” en Rusia, en el marco de las luchas internas del
partido. 4 Participa de la pulseada que se produce detrás de la cortina de
hierro entre 1964, con la caída de Kruschev y 1974, año en que se le quita la
ciudadanía soviética y se lo expulsa de Rusia. 5 Es de un genio literario
comparable a los grandes escritores, y realiza una “alianza entre el arte y la
realidad”, entre “belleza y fealdad”, “ironía y admiración”, “energía y
emoción”, “epopeya e introspección”… elevando las almas a una “experiencia
espiritual”. 6 Su gran amor a Rusia, está animado por un espíritu provinciano
“que prefiere los bosques y la comunidad de los pueblos a los encantos
demasiado occidentales de San Petersburgo”.7 Conserva su independencia respecto
del mundo occidental, advirtiendo “… a los grandes Estados occidentales que
piensan en imponer su modelo a todo el mundo que se arriesgan a engendrar
violenta oposición si no respetan la autonomía a otras culturas” por lo que “se
lo trató de nacionalista, de viejo eslavófilo, moralizador, reaccionario,
contrarrevolucionario, arrogante y despótico” Pero el “continúa
imperturbablemente, trazando su camino” https://www.herodote.net/histoire/synthese.php?ID=2451&ID_dossier=32
[ii] ¿Será
que al haber caído la cortina de hierro en Europa lo asimilamos a un pasado
sobre el que no queremos volver? ¿O debido al efecto de las malas primeras
traducciones al español de sus obras, que hacían fatigosa la lectura? ¿Será el deseo subconsciente de evitar las
imágenes del sufrimiento de los campos de concentración soviéticos? ¿O la
suposición de que sus relatos fueron simplemente nuevas versiones de las
historias de los campos nazis que ya conocemos? ¿O la pereza intelectual de
hacer el esfuerzo de abordar la multiplicidad de enfoques y de planos
superpuestos que caracterizan la forma de escribir de este gran autor?
[iii]
Precisamente “Llama al viento” es una pequeña pieza de teatro en la que el
autor “describe” al mundo tecnificado y bucea acerca del sentido de la vida,
del hombre, de la técnica, etc.
[iv]
"Alexandre Soljénitsyne" de Lioudmila Saraskina Fayard 2010
[v] "Solzhenitsyn,
un alma en el exilio" - por Joseph Pearce, Ciudadela, 2007
[vii]
(http://www.chire.fr/A-107385-flamme-au-vent-la-lumiere-qui-est-en-toi.aspx )
[viii]
( “En los tiempos rudos de Homero la
palabra griega para designar al timonel era kybernetes, que Wiener tradujo al
Inglés como cybernetics, en español cibernética." En una reflexión muy
poética dada por Gordon Pask la cibernética es “la ciencia de las metáforas a
ser defendidas.” Mucha gente asocia la cibernética con la robótica, los robots
y el concepto de cyborg debido al uso que se le ha dado en algunas obras de
ciencia ficción, pero desde un punto de vista estrictamente científico, la
cibernética trata acerca de sistemas de control basados en la
retroalimentación.” (editor) (1998) Evolutionary Computation: The Fossil
Record, IEEE Press, New York. Forsyth, Richard (1981), Kybernetes, Vol.
10, pp. http://es.thefreedictionary.com/kybernetes )
[ix]
https://pablolopezherrera.blogspot.com/2006/12/alexandre-soljenitsyne-la-entrevista.html
[xi]
"Le Phénomène Soljénitsyne" de Georges Nivat Fayard 2009
[xii]
https://youtu.be/jQ_xH7rWiq0
[xiii]
https://www.youtube.com/playlist?list=PLeC2WeKvjXcUfUxH3LCRw-akK_FEuo9QB
[xiv] La
première conséquence de la résurgence de la problématique identitaire réside
dans l’éloignement des classes populaires à la fois du marxisme et du
libéralisme. Ces deux idéologies se rejoignent en effet dans le matérialisme
qu’elles professent. Selon ces deux systèmes, l’homme est entièrement dominé
par l’économie. Autre point commun à ces deux systèmes : l’apologie des
innovations sociétales qui repoussent toujours plus loin les limites de la
liberté – une liberté devenue folle, complètement déconnectée de toute vérité,
et de surcroît prise en otage par des minorités revendicatives dont les excès
font le lit, par réaction, de l’intégrisme islamiste. Le vieux monde bouge
encore, et il va vous secouer - Les peuples n'ont pas abdiqué leur identité Par
Jean-Michel Castaing
- 12 septembre 2018
[xvii] Henry
B. Veatch, "El hombre racional"
[xviii] How
George Washington Warned Us About Tribalism and Disunity by Richard Lim –
septiembre de 2018 The Daily Signal
[xix]
Orígenes”, La oración, 25; GCS 3, 356 (c. 185-253)
[xx]
https://www.nobelprize.org/prizes/literature/1970/solzhenitsyn/lecture/
[xxi] “Even
in chains we ourselves must complete / That circle which the gods have mapped
out for us”
[xxii]
http://orthochristian.com/47643.html
[xxiii] Con
una visión que tiene muchos puntos en común con la del escritor ruso, Joseph
Ratzinger, puntualiza -en el marco de la historia sagrada- las etapas de ese
camino ascendente que conecta a la humanidad con la eternidad, y que está presente en el espíritu de la
liturgia ( que juega un papel central también en la ortodoxia.) “Los Padres de
la Iglesia describieron las diversas etapas de cumplimiento, no solo como un
contraste entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, sino como los tres pasos, la
sombra, la imagen y la realidad. En la Iglesia del Nuevo Testamento, la sombra
ha sido dispersada por la imagen: " La noche se ha ido, el día está cerca
"(Rom 13:12). Pero, como lo expresa San Gregorio Magno, todavía es solo la
hora del amanecer, cuando se entremezclan la oscuridad y la luz. El sol está
saliendo, pero todavía no ha alcanzado su cenit. Por lo tanto, el tiempo del
Nuevo Testamento es un tipo peculiar de
estar ''en el medio"; una mezcla de '' ya pero todavía no ''. Las
condiciones empíricas de la vida en este mundo todavía están vigentes, pero han
sido explotadas y abiertas, y deben estar cada vez más explotadas y abiertas,
en preparación para el cumplimiento final ya inaugurado en Cristo.” ... “Él, el
Santo, nos santifica con la santidad que ninguno de nosotros podría darnos a
nosotros mismos. Nos incorporamos al gran proceso histórico mediante el cual el
mundo avanza hacia la realización de Dios siendo "todo en todo". En
este sentido, lo que a primera vista parece como la dimensión moral es al mismo
tiempo el dinamismo escatológico de la liturgia.” … “Cuando recordamos nuestras
reflexiones hasta ahora en este ensayo, vemos que encontramos dos veces, en
contextos diferentes, un proceso de tres pasos. La liturgia, como vimos, se
caracteriza por una tensión que es inherente a la histórica Pascua de Jesús (su
Cruz y Resurrección) como el fundamento de su realidad. La forma permanente de
la liturgia se ha formado en lo que es una vez por todas; y lo que es eterno,
el segundo paso, entra en nuestro momento presente en la acción litúrgica y, el
tercer paso, quiere apoderarse de la vida del adorador. El evento inmediato, la
liturgia, tiene sentido y tiene un significado para nuestras vidas solo porque
contiene las otras dos dimensiones. Pasado, presente y futuro se interpenetran
y tocan la eternidad. Anteriormente, nos familiarizamos con las tres etapas de
la historia de la salvación, que progresa, como dicen los Padres de la Iglesia,
de la sombra a la imagen, a la realidad. Vimos que en nuestro tiempo, el tiempo
de la Iglesia, estábamos en la etapa media del movimiento de la historia. La
cortina del templo se ha rasgado. El cielo ha sido abierto por la unión del
hombre Jesús, y por lo tanto de toda existencia humana, con el Dios vivo. Pero
esta nueva apertura solo está mediada por los signos de la salvación.
Necesitamos mediación. Hasta ahora no vemos al Señor "como él es".
Ahora, si juntamos los dos procesos de tres partes, el histórico y el
litúrgico, queda claro que la liturgia da una expresión precisa a esta
situación histórica. Expresa el "'entre' 'del tiempo de las imágenes, en
el que nos encontramos ahora. La teología de la liturgia es de una manera
especial "teología simbólica", una teología de los símbolos, que nos
conecta con lo que está presente pero oculto. de Cristo dura hasta el final
(ver Hebreos 4: 7ss.).” “Después de rasgar la cortina del Templo y la apertura
del corazón de Dios en el corazón traspasado del Crucificado, ¿todavía
necesitamos espacio sagrado, tiempo sagrado, símbolos mediadores? Sí, los
necesitamos, precisamente para que, a través de la "imagen", a través
del signo, aprendamos a ver la apertura del cielo. Necesitamos que nos den la
capacidad de conocer el misterio de Dios en el corazón traspasado del
Crucificado. La liturgia cristiana ya no es un culto de reemplazo, sino la
venida del representante Redentor para nosotros, una entrada en su
representación que es una entrada en la realidad misma. De hecho, participamos
en la liturgia celestial, pero esta participación nos es mediada a través de
signos terrenales, que el Redentor nos ha mostrado como el lugar donde se
encuentra su realidad. En la celebración litúrgica hay una especie de cambio de
exitus a reditus, de partida a regreso, del descenso de Dios a nuestro ascenso.
La liturgia es el medio por el cual el tiempo terrenal se inserta en el tiempo
de Jesucristo y en su presente. Es el punto de inflexión en el proceso de
redención. El pastor toma la oveja perdida sobre sus hombros y la lleva a
casa.” Joseph Ratzinger, The Spirit of the Liturgy: Commemorative Edition (San
Francisco: Ignatius, 2018)
[xxiv]
Piénsese en la superposición de normas jurídicas de origen islámico en las
enormes concentraciones urbanas de esa cultura en Europa y se entenderá el
concepto de “revolución islámica”
[xxvi] "Génesis, 2 1.Concluyéronse, pues, los
cielos y la tierra y todo su aparato, 2.y dio por concluida Dios en el séptimo
día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que
hiciera. 3.Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios
de toda la obra creadora que Dios había hecho. 4.Esos fueron los orígenes de
los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios
la tierra y los cielos, 5.no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y
ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh Dios no había
hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. 6.Pero un
manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo.
7.Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus
narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. 8.Luego plantó
Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había
formado. 9.Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a
la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el
árbol de la ciencia del bien y del mal." Génesis, 2 Bíblia Católica Online http://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/genesis/2/
[xxvii] 1.La
serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios
había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de
ninguno de los árboles del jardín?» 2.Respondió
la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. 3.Mas
del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de
él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» 4.Replicó
la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. 5.Es
que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los
ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.» 6.Y
como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y
excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su
marido, que igualmente comió. 7.Entonces
se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban
desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores. Génesis, 3
[xxx] ( Albert Camus.
Brody, 1975,
p. 291) A Camus se le atribuye la famosa afirmación “el siglo XXI será espiritual, o no será”,
sin poderse afirmar cuando la habría pronunciado.
[xxxi] China
and Russia: A Strategic Alliance in the Making by Graham
Allison
https://nationalinterest.org/feature/china-and-russia-strategic-alliance-making-38727