lunes, 9 de diciembre de 2019

La Revolución: concepto, etimología y componentes


4.  La Revolución

4.1.   Concepto, etimología y componentes

Explorando el concepto

Dada la importancia que tiene la revolución la historia y en el pensamiento de Solzhenitsyn, y puesto que el propio concepto tiene en sí mismo una dimensión enorme, cabe reflexionar primero sobre la idea misma, para comprender su esencia y su relevancia, a través de las definiciones y etimología de la palabra misma, y de los medios que se ponen en juego usualmente en su pos de su realización concreta, que llamaremos “vectores del proceso”.

Para Solzhenitsyn “los procesos revolucionarios son los que generan cambios radicales de régimen en momentos en que se dan ciertas condiciones, cierto “alineamiento de astros”.

De cualquier modo que se la considere, la Revolución, enfocada globalmente, es un proceso mundial que abarca en sus diversas manifestaciones varios centenares de años. El siglo XX fue el siglo de la revolución por antonomasia. Quizás en ninguna otra época se han producido tal cantidad de “revoluciones” con alcance nacional, trasnacional y mundial, abarcando la totalidad de la persona y la totalidad de las personas. Este proceso, siempre en marcha, presentó avances y retrocesos, victorias y derrotas, y ha ido agregando como complemento ideológico y estrategia, al clásico esquema de la lucha de clases al estilo marxista, leninista, trotskista, estalinista o maoísta,  la revolución gramsciana y en un sentido más amplio la revolución cultural que está demoliendo sistemáticamente en nuestros días la familia, las costumbres, la educación, particularmente a través de la teoría de género.

En general, el desarrollo de ideas y movimientos revolucionarios ha sido temporalmente correlativo con la lenta decadencia del mundo occidental heredero de la tradición judío cristiana y greco-romana; y ha sido simultáneamente causa y consecuencia de dicha decadencia. Se fueron abarcando las diversas esferas de la realidad, y desplazando el poder vigente por uno nuevo. Alguien afirmó alguna vez  que “no hay revolución sin que cambie de manos el poder”. La revolución no triunfa en el momento de tomar el poder, sino cuando logra reemplazar al que reemplaza de modo integral e irreversible. Los procesos revolucionarios incluyen acciones que muchas veces no parecen estar conectadas entre sí, y las víctimas de esos procesos no se dan cuenta de la realidad hasta que ya es tarde y no pueden resistir.

Una revolución en marcha incluye la promesa de un mundo mejor, utópico, y la utilización de una refinada ingeniería social. Alguna categoría como la libertad, la paz, el progreso, la igualdad o la fraternidad o una clase, una etnia o un segmento de la sociedad pueden constituir el punto de partida que ocupa el lugar central. Ese concepto pasa a tener la dimensión de un valor absoluto y define el norte de la brújula revolucionaria.  A lo largo de la historia y en los diversos lugares del mundo, los protagonistas de las revoluciones han sido personas, grupos de poder o de influencia en un país, normalmente con la intervención abierta o encubierta de otro u otros países y regiones. Las revoluciones normalmente son transversales y atraviesan las distintas capas de la sociedad. El tipo de impacto en los procesos históricos es diferente según el caso. A veces es la causa de un proceso, pero también puede darse como consecuencia aparentemente inevitable de conmociones aprovechadas por el que asalta, mantiene y ordena el poder.

 “La revolución” está asociada a la evolución de las ideas, a los procesos históricos -y a las naciones en la que se desarrolla-, pero también es frecuentemente un arma de política exterior utilizada entre países independientemente de la ideología de cada uno. Es más barato apoyar la revolución de un país que se quiere debilitar que mantener una lucha armada directa. En este último carácter se integra al marco de las “herramientas “ de las relaciones internacionales. Así, la revolución rusa se implantó como una ideología insertada por la fuerza en la práctica de la política interior. Pero simultáneamente participó Alemania, cuya financiación del movimiento leninista tuvo un claro sentido estratégico, extra-ideológico. Una revolución tiene lugar en el marco de los conflictos internos y externos, siempre ligada a la violencia. Marx y Engels pensaban en términos estratégicos, y en la necesidad de utilizar todos los medios de lucha que fueran necesarios en la contienda política. Según Sigmun Newman ambos sabían que los enfrentamientos modernos entre países “son de cuádruple naturaleza: diplomática, económica, psicológica, y solo en última instancia militar. Eran conscientes de que las campañas militares se podían perder antes de que sonara el primer tiro, y que los resultados podían decidirse antes, en los frentes de batalla económico y psicológico… Para ellos, la guerra se llevaba a cabo con diferentes medios y en diferentes escenarios…. y sabían también que una huelga general es posible de ser transformada en una “batalla napoleónica” … y una depresión económica duradera convertirse en un arma de presión para “calentar los ánimos”, así como un ataque de caballería adquiere más fuerza si los caballos arrancan su carrera unos quinientos metros antes de llegar a la distancia del choque con el enemigo” [1]

Las revoluciones han cambiado, precipitado o reemplazado ideas, personas o grupos dirigentes y procesos políticos, han modificado el contenido y la práctica de los fundamentos sobre los que se han construido y mantenido las naciones y las civilizaciones, han provocado la destrucción del estado de derecho, de la propiedad privada, de la libertad económica, de la educación, de la estructura de la administración  estatal (burocracia), de las tradiciones, de la religión, y de la pérdida de respeto por la vida y la familia. Las ideas, personas y procesos revolucionarios, han sometido las sociedades al arbitrio de un poder omnímodo, sin tener sus promotores y partisanos la necesidad de rendir cuentas a nadie. En Rusia, luego de setenta años de revolución, a nadie se le ocurrió hacer el equivalente del juicio de Núremberg…

Para Stalin[2], la revolución significaba algo “… como un desarrollo donde se pasa de insignificantes y ocultas transformaciones cuantitativas a cambios cualitativos fundamentales; cambios que nos se producen paulatinamente, sino en forma rápida, repentina, como saltos de transición de una situación a otra”
Así, pensar en la revolución en el terreno de la lógica sería como especular acerca de la “humanización de un tornado”. De un tornado “humanizado”, que sería uno dotado de inteligencia y voluntad. El tornado, como fenómeno natural, destruye todo lo que se pone a su paso, y luego de unas horas se disuelve. Para la sociedad solo se trata de minimizar los daños y recomenzar luego la construcción. Pero si se pudiera hablar un “tornado humanizado”, o sea una revolución dotada de inteligencia y voluntad, luego de la destrucción inicial la revolución permanece como un tumor maligno en los lugares que ocupa e impide la reconstrucción del sistema anterior. Si logra destruir la estructura económica y social vigente al amparo del lema “cuanto peor, mejor”, toma luego a su cargo violentamente, el desarrollo teórico y la implementación de una nueva teoría política, un nuevo sistema jurídico, una nueva filosofía, y reemplaza la moral, la religión, las leyes e incluso los criterios artísticos vigentes de un modo radicalmente, incompatible con ideas y procesos que mostraron resultados durante los siglos precedentes.

Se afirma que solo una revolución triunfa cuando el poder existente es reemplazado: no hay revolución, sin que el poder –religioso, político, cultural, económico, militar- cambie de manos. Enfatiza Siniavski que la idea del poder es capital, “porque el poder es lo esencial para la revolución y la lucha de clases” y “la revolución engendró un poder sin equivalente en la historia, un poder que no conoce ni la piedad, ni la clemencia, ni la saciedad”  La violencia es el principal motor. “A principios de 1920, decía Lenin: “El uso de la violencia está ligado a la necesidad de aplastar a los explotadores, de aplastar a los propietarios y los capitalistas; cuando esto sea hecho, renunciaremos a las medidas excepcionales…” Pero el abandono de estas medidas no ha cesado de diferirse. Primero había que sortear el período crítico, luego terminar con la guerra civil; era necesario –en fin – que triunfe la revolución mundial.”  Y ya con la guerra civil casi terminada agrega Lenin en 1921, que “…mientras no haya un resultado global definitivo, el horrible estado de guerra continuará, y afirmamos que “en la guerra hay que actuar como en la guerra”: nosotros no prometemos ninguna libertad y ninguna democracia”.

Definición y etimología

“La misma palabra revolución, del latín revolvere significa retroceder, retornar, volver a intentarlo de nuevo, recomenzar. En el mejor de los casos, poner las cosas al revés. En resumen, una serie de significados poco envidiables.”[3] La definición es demasiado breve para que quién pronunciara esas palabras agotara el tema en esa oportunidad.
El diccionario de la Real Academia Española cita a la palabra como de origen latino, del latín tardío revolutio, onis. Amplía el concepto introduciendo elementos descriptivos adicionales: revolución, acción  y efecto de revolver o revolverse, cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional, levantamiento o sublevación popular, cambio rápido y profundo en cualquier cosa[4].
El francés Littré agrega en una de sus acepciones el concepto de “cambio en las cosas del mundo, en las opiniones, etc” [5] En otra acepción se incluye el “cambio brusco y violento en la política y el gobierno de un estado”[6]  Y en una tercera acepción se refiere a los “eventos naturales que han dado vuelta y cambiado la faz del la tierra”.
Por su parte, el Merriam-Webster, define un cambio completo, radical o repentino o un cambio fundamental en la organización política, especialmente el overthrow o renuncia de un gobierno o  ruler y la  substitución de otro, por los gobernados, o la actividad o movimiento designado para efectuar cambios fundamentales en la situación socioeconómica, o un cambio fundamental en la manera de pensar o de visualizar algo, un cambio de paradigma: “the Copernican revolution:  a changeover in use or preference especially in technology the computer revolution the foreign car revolution”

Vectores del proceso

¿Qué instrumentos utiliza un revolucionario para provocar la sustitución del poder?
Para generar las condiciones que hagan posible una revolución, hay procesos que deben ponerse en marcha; “áreas de trabajo”, herramientas  y tareas específicas que deben “romper la máquina burocrático-militar del Estado". Normalmente los procesos tienen como objetivo provocar la erosión y descomposición de la autoridad reconocida y vigente, debilitar las pautas morales y las normas reconocidas y aceptadas y provocar la división entre los adversarios para evitar la formación de un consenso contra la revolución misma, generar el caos económico para convertir al sistema en algo inmanejable e imposible de controlar por el gobierno a cargo, infiltrar los gobiernos, las instituciones públicas, los grupos políticos y las diversas organizaciones para disponer de elementos propios o utilizables, plantear exigencias –a veces con una falsa solución adjunta al planteo- para provocar decisiones políticas y económicas erróneas, provocar crisis políticas y económicas para forzar la puesta en funcionamiento en marcha de “soluciones revolucionarias”, aunque el sistema no sea en si mismo revolucionario.
Gustave Gautherot[7] describe, ya en 1925, los vectores de la revolución rusa, de un modo que muestra lo ridículo de la “ignorancia” de lo que ocurría, desde el mismo comienzo.  Realiza un análisis de la doctrina y de la política comunista, los grandes ejes de campaña, la designación del estado como patrón, la creación de un estado dentro del estado, la demolición del orden moral, la sustitución del amor por el odio, el reemplazo de la religión por la doctrina y por el ateísmo, la sangrienta persecución al clero, el ataque a la familia y la liberación de la mujer y el uso del terror.
La familia debe ser atacada: “se puede decir que el comunismo extingue los hogares y destruye las casas “piedra por piedra, tomando al niño desde la cuna para alimentarlo con la leche comunista, buscando hacer de todos los chicos verdaderos “hijos de Lenin”, suprimiendo la autoridad paterna y materna, aboliendo la herencia y todo lo que fijan las tradiciones” Otra herramienta es la liberación de la mujer de su hogar, y su autonomía en el manejo de la maternidad, y su inserción “… en el mundo del trabajo industrial, comercial, agrario e intelectual con los mismos derechos que el hombre”
La demolición del orden moral juega un papel fundamental, puesto que “… la fuente más pura y fecunda de la energía humana es moral. Pero, ¿Qué hace de las fuerzas morales el materialismo colectivista? … las destruye o las pervierte; despreciando las virtudes tradicionales, desboca a las pasiones más brutales; sustituye al amor creador y pacificador con el odio destructor: ´El Partido Comunista´, ha proclamado Trotsky, ´es la organización del odio de la clase obrera contra la burguesía´.”  
Pero la revolución debe reemplazar el orden moral genuino por uno de sustitución. La destrucción del orden moral tradicional no deja un vacío, porque “el comunismo actúa como una religión, porque es necesario que la  imperiosa necesidad de creer y de adorar fuera reemplazada para que muchos mujiks rusos hayan reemplazado sus viejos íconos por un retrato de Lenin y para se haya convertido en un profeta este hombre cuyas víctimas son innumerables, en una suerte de dios momificado en Moscú, cuyos escritos y todas sus palabras continúan siendo sagradas”  Es de destacar que el “dios momificado” al que hace referencia Gautherot ya va a cumplir pronto cien años expuesto como objeto de culto, a pesar de los millones de víctimas del propio pueblo ruso de quienes el sistema impuesto por Lenin fue instrumento.
En Rusia, la lucha contra la religión se llevó a cabo de acuerdo con las premisas establecidas por Lenin. “Sobre esa necesidad de liquidar la religión para realizar el plan, el pensamiento de Lenin es muy claro. Incluso antes de llegar al poder había predicado muchas veces esta doctrina: “debemos combatir la religión, afirmaba en 1909 (Proletari -El Proletario- N°45, mayo de 1909). Es el ABC de todo el materialismo, empezando por el marxismo. Pero el marxismo no es un materialismo que se rija por un ABC. Va mas lejós aún y dice: “Hay que saber luchar contra la religión”. Más aún: “ la religión e sel opio del pueblo; esta sentencia de Marx constituye la piedra angular de toda concepción marxista en materia de religión” (sans Dieu …). La lucha contra la religión es sangrienta, porque se “…quiere suprimir a Dios”, y esto se debe hacer enérgicamente. Así, constata el autor citado que se “…inflige al clero ruso una persecución mucho más atroz que la que le hizo nuestra Revolución al clero francés”. Los comunistas harán “…del ateísmo una institución del Estado, con sus escuelas primaria y superior, sus bibliotecas, su prensa, sus espectáculos, y sus agitadores que son soldados y alumnos de la oficialidad del ejército rojo”
La metodología general aplicada es similar a la que hoy utiliza el islamismo, hay que crear “… una especie de Estado en el Estado,… una sociedad nueva, una Ciudad Roja cuya alma es la enemiga mortal del alma nacional, y cuyas leyes son radicalmente opuestas no solo con las leyes inscriptas en los códigos vigentes, sino –más aún- en las que están grabadas en las consciencias por tradiciones milenarias” y a través del bombardeo de la propaganda, el estado patrón se convierte rápidamente en “… el más tiránico de los patrones… que condena a los hombres a trabajos forzados…, en nombre de una clase, de un partido, de una minoría.”… y “finalmente, el “proletariado” se presenta como un instrumento ciego y dócil de un siniestro equipo de charlatanes” 
El terror también figura en primera línea entre los vectores utilizados. Señala Gautherot[8] que en el caso de la revolución rusa: “la tarea del comunismo, como declara Trotsky en “Terrorismo” solo puede llevarse a cabo a sangre y fuego. Dzerjinski agrega: “Aterrorizamos a los enemigos del poder soviético para ahogar el crimen de raíz”. Y Bukarin: “Tal violencia no solamente es lícita, sino que es santa”…  ¡si, santa¡ “ustedes hablan de los ríos de sangre que va a causar la guerra civil, había explicado Lenin, pero esos ríos de sangre darán la victoria al proletariado”. Santamente entonces, la Checa, “base del poder soviético”, y toda la horda siniestra, ha masacrado hasta 1920 alrededor de dos millones de adversarios, entre los cuales 28 obispos, 1200 sacerdotes, 54000 oficiales, 192000 obreros, 250000 soldados, 355000 intelectuales e infames burgueses, 815000 paisanos” … y  “un despacho del Bureau Político ruso del 10 de enero de 1925 anunciaba que 89000 personas fueron enviadas a los campos de concentración por los soviéticos en los nueve primeros meses de 1924”.




[1] The Conduct of War, 1789-1961 J F C Fuller, 1992                                                                                                         
[2] Comunismo Stalin DHM p.144
[3] Alexandre Solzhenitsyn, e n la inauguración de un monumento en conmemoración de la resistencia de la Vendée, el 25 de septiembre de 1993
[4] Agrega además los significados que se refieren al movimiento físico:Astron. Movimiento de un astro a lo largo de una órbita completa, Geom. Rotación de una figura alrededor de un eje, que configura un sólido o una superficie, Mec. Giro o vuelta que da una pieza sobre su eje.
[5] 7 Fig. Changement dans les choses du monde, dans les opinions, etc. Quelle malheureuse révolution a troublé cette harmonie et renversé ce bel ordre ? [Bourdaloue, Pensées, t. II, p. 385]Si je venais déplorer ici la mort imprévue de quelque princesse mondaine, je n'aurais qu'à vous faire voir le monde avec ses vanités et ses inconstances… cette révolution de conditions et de fortunes qui commencent et qui finissent, qui se relèvent et qui retombent,[Fléchier, Dauphine.]Les événements mûrissent, et voilà les révolutions, [Montesquieu, Esp. XXVIII, 39]Il arrive tous les dix ans des révolutions qui précipitent le riche dans la misère, et enlèvent le pauvre avec des ailes rapides au comble des richesses, [Montesquieu, Lett. pers. 98]À quoi tiennent les révolutions ? un coup de pierre un peu plus fort que celui qu'il [Mahomet] reçut dans son premier combat, donnait une autre destinée au monde, [Voltaire, Dict. phil. Alcoran.]Certes, il se forme une grande révolution dans l'esprit humain, vous mettez de belles colonnes à cet édifice nécessaire, [Voltaire, Lett. Chastellux, 7 déc. 1772]Je n'ai assurément aucune part dans cette révolution qui s'est faite depuis quelques années dans l'esprit humain, [Voltaire, Lett. d'Argental, 26 sept. 1766]Tout ce que je vois jette les semences d'une révolution qui arrivera immanquablement, et dont je n'aurai pas le plaisir d'être témoin ; les Français arrivent tard à tout, mais enfin ils arrivent, [Voltaire, Lett. Chauvelin, 2 avril 1764]Bacon proposait une méthode trop parfaite, pour être l'auteur d'une révolution ; Descartes devait mieux réussir…, [Condillac, l'Art de pens. II, 7]Les révolutions des opinions suivent les révolutions des empires, [Condillac, Hist. anc. XV, 2]Il fera époque dans l'histoire des sciences, parce que son nom s'est trouvé lié avec cette révolution dans les esprits qui a dirigé plus particulièrement les sciences vers l'utilité publique, [Condorcet, Duhamel.]L'ouvrage où M. de Haller publia ces découvertes fut l'époque d'une révolution dans l'anatomie, [Condorcet, Haller.]Une grande révolution se prépare dans le commerce de l'Europe, et elle est déjà trop avancée pour ne pas s'accomplir, [Raynal, Hist. phil. XIV, 47]On a écrit les révolutions des empires ; comment n'a-t-on jamais pensé à écrire les révolutions des arts, à chercher dans la nature les causes physiques et morales de leur naissance, de leur accroissement, de leur splendeur, de leur décadence ? [Marmontel, Œuv. t. IX, p. 297]

[6] [6] . Nous voyons dans les Alpes la preuve certaine de la catastrophe ou de la dernière scène du grand drame des révolutions de notre globe,[Saussure, Voy. Alpes, t. VIII, p 242, dans POUGENS] Des révolutions du globe détachèrent et coupèrent en îles des portions du continent, [Rousseau, Inég. 2e part.]
[7] Gustave Gautherot, Le monde communiste, Spes, Paris, 1925
[8] Gustave Gautherot, Le monde communiste, Spes, Paris, 1925

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