jueves, 24 de julio de 2014

ENTREVISTA A LECH WALESA


"Faltan las bases de una Europa unida"

por Giuseppe Sabella

La crisis ucraniana se hace cada vez más preocupante y compleja. Cuando el pasado jueves llegó la noticia del abatimiento del Boeing malasio, Obama y Putin estaban discutiendo por teléfono las sanciones contra Moscú. Ninguno de ellos puede decir la verdad: ni Estados Unidos ni Rusia pueden controlar realmente lo que está sucediendo sobre el terreno. América no consigue contener las incursiones de los soldados ucranianos, Moscú no consigue mantener las milicias filorrusas que se han adueñado de un arsenal militar del que Europa, EE.UU y Rusia parecen haberse olvidado.

Hablamos con Lech Walesa, presidente de Polonia durante los años 1990 a 1995 y Premio Nobel de la Paz en 1983, líder del movimiento Solidarnosc y actual presidente de la Fundación del mismo nombre.

Recientemente, usted se ha referido a la mediación necesaria para resolver la crisis ucraniana, ¿cómo cree que terminará esta situación?


En 2004 estuve en el Maidán. Entonces se esperaba que una oposición unida, la que puso en marcha la maquinaria de la “revolución naranja”, pudiese realizar cambios importantes. Obviamente luego se vieron las dificultades, había que ponerse de acuerdo al menos en ciertos temas fundamentales, como la Europa unida. Muy pronto nos dimos cuenta de que el bien de la nación terminó siendo la ambición de unos pocos. Pero después de nos años los ucranianos volvieron a creer de nuevo en el cambio. Si bien existen suficientes relaciones en el mundo, hay muy poco diálogo.

¿Qué quiere decir?


No salvaremos la situación de la guerra en el este. Siempre he creído en el diálogo y en los acuerdos, pero las sanciones y las declaraciones no llevan a nada. Hay necesidades específicas, y espero que la Unión Europea pueda comprometerse activamente para ayudar a Ucrania, donde hay gente maravillosa y muchos patriotas están luchando por el futuro de su país. Pero necesitan ayuda.

¿Qué prevé para el futuro inmediato? ¿Estamos entrando en una fase de nueva guerra fría?


Creo firmemente que es posible elaborar una solución capaz tanto de responder a la situación específica como de proporcionar una solución a los problemas contemporáneos. No pienso solo en Ucrania sino en otros problemas y “campos minados”. Los desafíos del mundo de hoy son muchos. El peligro llega cuando se quiere defender a toda costa las propias exigencias, los propios intereses. La falta de diálogo y voluntad de compromiso son los motivos que ponen de manifiesto en este momento los riesgos. En este caso, la amenaza de conflictos –locales e internacionales– es por desgracia muy palpable. Sin embargo, espero que cada vez haya más personas capaces de superar las divisiones, evitando así el peligro de sumar otros conflictos sangrientos, igual que hace treinta años. El mundo necesita otra vez solidaridad.

¿Se esperaba usted que el movimiento de Solidarnosc pudiera llegar a ser tan importante para Polonia, y para Europa entera?


La lucha contra el sistema comunista que estaba en la base del movimiento de Solidarnosc no podía imaginar ser capaz de atraer no solo a trabajadores y sindicalistas, sino también a la masa de la sociedad polaca. Poco tiempo después de su nacimiento, Solidarnosc conoció el apoyo de ¡diez millones de personas! Poco después supimos que fuimos la fuerza-guía de la transformación polaca y de los cambios en esta parte de Europa y del mundo. Solidarnosc partía de las exigencias ordinarias de los trabajadores y de los hombres, y transformó el modo de luchar para cambiar la realidad, además de la idea de libertad, dignidad y democracia. Nos convertimos en llamamiento universal a “romper las cadenas”, unimos a grupos sociales distintos y a diversos países.

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