El modelo se agota
Si bien en los círculos kirchneristas más fanatizados dista de haber perdido su atractivo la idea de que para la Argentina sería mejor "vivir con lo nuestro", independizándose no sólo comercialmente sino también intelectualmente del resto de un planeta envidioso que, además de no entenderla, nunca deja de conspirar en su contra, parecería que algunos miembros del gobierno han llegado a la conclusión de que convendría que el país intentara reconciliarse con la llamada comunidad internacional.
El giro subrepticio así supuesto, que ha motivado cierto entusiasmo entre aquellos inversores que tienen los ojos puestos en el mediano plazo, o sea en los cambios radicales que a su juicio se verá obligado a impulsar el próximo gobierno que se supone se destacará por su pragmatismo, se debe al temor de que al país le aguarde una etapa sumamente difícil a menos que pronto se modifique el rumbo fijado por los decididos a "profundizar el modelo".
Para que fuera posible la autarquía soñada, la ciudadanía tendría que resignarse a un nivel de vida espartano propio de una sociedad preindustrial que no necesitara ni energía ni los insumos sin los cuales las fábricas no podrían continuar funcionando.
Para que fuera posible la autarquía soñada, la ciudadanía tendría que resignarse a un nivel de vida espartano propio de una sociedad preindustrial que no necesitara ni energía ni los insumos sin los cuales las fábricas no podrían continuar funcionando.
Según un informe reciente, este año el costo de importar autopartes llegará a 9.500 millones de dólares, mientras que el déficit energético se ubicará muy por encima de los 10.000 millones. También está arrojando un déficit fuerte el turismo: merced al cepo cambiario y la brecha creciente entre el dólar oficial y el blue, para los que están en condiciones de hacerlo es más barato vacacionar en el exterior que en el país.
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