viernes, 21 de junio de 2013

Jubilaciones y pensiones - Este lobo disfrazado de cordero ha dejado por el camino varias víctimas...

El fraude del Estado de Bienestar


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Y el fondo del asunto es que el sistema de reparto que nos vendió el Estado de Bienestar es un fraude. 

Ahora los ciudadanos están comenzando a entender que, después de pasarse una vida destinando casi un 40% de su sueldo a cotizar a la Seguridad Social, no tienen ni idea de cuánta pensión van a percibir, ni durante cuánto tiempo. 

Han descubierto que no tienen ningún control, ningún contrato, ningún derecho legal que poder defender delante de un tribunal. Ni siquiera disponen de un maldito papel que les permita reclamar nada. 

La realidad es que tan solo cuentan con las vacías promesas de los políticos, bagaje que, convendrán conmigo, tiene escaso valor. 

Han empezado a comprender demasiado tarde que entregaron el poder sobre su jubilación a otros. 

A cambio de una promesa de seguridad (recuerden, “Seguridad” Social) cedieron su capacidad de ahorro, su libertad y el control sobre sus propias vidas, cayendo en la misma trampa que les tendiera la tentación socialista-comunista en el s. XX: entrégame tu libertad, que yo te daré seguridad. Igual que entonces, han acabado perdiendo ambas.

El Estado de Bienestar nunca tuvo como objetivo proteger a los más débiles, a aquellos que temporal o permanentemente no pudieran valerse por sí mismos. 

Su objetivo oculto siempre fue perpetuar en el poder al político de turno. 

Bajo la coartada de un objetivo altruista (que toda persona de bien apoyaría), dirigió sus tentáculos hacia la totalidad de la población, puesto que los más débiles, por definición, son sólo una minoría de votantes.

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Leer aquí: www.fundacionburke.org

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