sábado, 22 de junio de 2013

Así mueren los héroes - "Durante cuarenta y cinco minutos, rodilla en tierra, Primo de Rivera confesó y obtuvo la bendición. Al terminar ambos se abrazaron. El director de la prisión vigiló desde la puerta"

El sacerdote que confesó a José Antonio, 
Don José Planelles, mártir del sacramento





Detenido al inicio de la guerra, dos veces iban a dejarle libre y dos veces prefirió ofrecer a otros la absolución.
En la España del Frente Popular, a finales del año en el que empezó la Guerra Civil, ser cura y estar encarcelado era un pasaporte seguro al paredón. José Planelles Marco (1884-1936), sin embargo, estuvo en disposición de evitar ese destino. Por dos veces. Pero por dos veces fue fiel hasta el heroísmo -el sacrificio de su propia vida- en aras de su vocación sacerdotal: llevar los sacramentos a los hombres para conducirles al cielo.


Su historia ha sido de nuevo rescatada por el historiador Francisco Torres García en su monografía El último José Antonio (Ediciones Barbarroja), una de las obras más importantes que se han publicado en el último medio siglo sobre el fundador de Falange Española, tanto por el volumen de la documentación manejada como por el carácter inédito de buena parte de ella. Para muchos aspectos de la vida de José Antonio Primo de Rivera (1903-1936), es la investigación definitiva.

Un "viejecito" de 51 años

Don José había nacido en San Juan de Alicante, estudió en el seminario de San Miguel de Orihuela y fue ordenado en 1910. Fue destinado a parroquias de Pinoso, Aguas de Busot y Agost, y posteriormente fue nombrado director de una academia de enseñanza media en Alicante. Era, por consiguiente, un sacerdote conocido y apreciado en la diócesis, condiciones suficientes para su detención tras el Alzamiento. El 12 de septiembre fue arrestado en su casa alicantina de la calle Cádiz por orden del Comité Popular, y encarcelado en la prisión de Benalúa.

Allí continuó desempeñando entre los detenidos, comunes y políticos, su labor pastoral, y en condiciones de gran dureza. Francisco Torres cuenta cómo sus hermanas le enviaron una colchoneta para paliar sus graves problemas de espalda, pero no le fue entregada por las autoridades carcelarias. A pesar de su juventud (51 años), el estado de salud de Don José no era bueno y aparentaba una edad muy superior. Tanto es así, que José Antonio, en una de sus últimas cartas, le describe como "un sacerdote viejecito y simpático".
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Leer aquí: www.religionenlibertad.com

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SIERVO DE DIOS JOSÉ PLANELLES MARCO



Hijo de padres ilustrados y piadosos abrió por vez primera sus ojos a la luz el 8 de enero de 1885 en la villa de San Juan.

Dotado por la naturaleza de singular talento, que cultivó con esmerada aplicación al estudio desde que tuvo uso de razón, se dibujaron, sin embargo, en él, dos tendencias: una a las letras profanas y otra a las Sagradas. Venció la segunda y, aunque interrumpió la carrera eclesiástica alguna vez, al fin la terminó donde la había empezado, o sea, en el Seminario de San Miguel, recibiendo el presbiterado en las Témporas de mayo de 1910.

Dos años estuvo de Coadjutor en Pinoso de donde pasó, mediante el concurso de 1916, a ocupar el curato de Aguas, que desempeñó laudablemente durante doce años, siendo luego trasladado al de Agost, que administró breve tiempo.

Al dejar el oficio parroquial fijó su residencia en Alicante, donde se dedicó a la enseñanza, en cuyo ejercicio le sorprendió la revolución, siendo por ella encarcelado a principios de octubre de 1936, habiendo permanecido en la Prisión Provincial hasta el 29 de noviembre siguiente, fecha en que lo mataron juntamente con otros muchos.

Dicen que cuando iba a ser puesto en libertad juntamente con otro compañero, supieron los rojos que había oído la confesión de José Antonio Primo de Rivera, y que por esta causa lo asesinaron.

Fue pues, el Señor Planelles, en cierto sentido, mártir de la confesión sacramental.

(Del Folleto de 61 páginas “Héroes de la Fe”, escrito recién terminada la guerra española, por el M. I. Sr. Don Joaquín Espinosa Cayuelas, Rector del Seminario Diocesano, que también padeció persecución y prisión).


Leer aquí: testigosdelafeorihuelaalicante.blogspot.com

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