lunes, 22 de abril de 2013

Los “novios de la muerte” actuales, amantes de la cultura de la muerte, nunca se refieren a sí mismos, sino a los santos inocentes que vienen en camino, a los viejos caducos, a los minusválidos, a todos cuantos pueden estropear su digestión





Quiero decir, legionarios fetén, los “hijos” de Millán Astray, los que visten de verde pálido, sino que transformados en matarifes peligrosos, los “novios de la muerte” de ahora han emigrado a las formaciones políticas “progres”, o sea, de izquierdas.

Los “novios de la muerte” auténticos, cuando cantan aquello tan emotivo: “soy un novio de la muerte / que va a unirse en lazo fuerte / con tan leal compañera”, no se refieren a la muerte ajena, ni siquiera a la del enemigo, sino a la muerte propia que puede hallar en combate. 

Pero los “novios de la muerte” actuales, los amantes de la cultura de la muerte de nuestros días, nunca se refieren a sí mismos, sino a los santos inocentes que vienen en camino, a los viejos caducos, a los minusválidos, a todos cuantos pueden estropear su digestión y estorbar sus vidas desmadradas y tremendamente egoístas, absolutamente insolidarias por mucho que presuman de lo contrario.

Ha bastado que el ministro de Justicia anuncie que va a modificar la perversa “ley Aido”, para que todo el espectro político más o menos bermellón, desde los comunistas de Izquierda Unida o Izquierda Plural, hasta la “moderada” pero muy laicista Rosa Díez, pasando, ¡cómo no!, por los pesoístas, hayan echado los pies por alto alegando que es una claudicación del PP a las directrices de Roma. Incluso ciertos mandos superiores de los sociatas patrios amenazan casi con declarar la guerra a la guardia suiza vaticana, si se toca una sola coma a la ley de aquella mocita que decía la melonada que “el feto era un ser vivo, pero no era un ser humano”. En fin, cualquier ruido destemplado antes que admitir que el aborto o la eutanasia, son verdaderos genocidios racistas para eliminar a los más débiles. Exactamente como hicieron los nazis, o los soviéticos y maoístas con sus adversarios políticos.
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