miércoles, 8 de septiembre de 2021

Escrito para la recepción en Academia del Plata – 20-4-2021 (texto base -19000 palabras)

 

El sentido de la historia[1] 

Por Pablo López Herrera

Introducción - El sentido de la historia

La historia humana forma parte de la historia sagrada

Si  hubiera una perentoria “obligación moral” para el pensador católico de nuestro tiempo,  probablemente esta sería la de asumir plenamente como una responsabilidad personal las “obras de misericordia espirituales” según la vocación y capacidad de cada uno: “enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita y corregir al que se equivoca”; y esto en el marco de la fe cristiana y de la razón, participando de las tareas de elaboración y difusión de los resultados del trabajo intelectual, según la vocación y el área de especialización, en una visión del mundo en la que se puedan integrar y complementar las contribuciones provenientes [2] de la reflexión científica, la historia, la filosofía, la teología, el derecho y el arte.

Me moveré en adelante simultáneamente en la doble visión de la razón y de la fe, la que me servirá de marco de referencia para compartir unas consideraciones sobre el sentido de la historia, sobre la forma en que se dan los procesos históricos, el papel de las revoluciones -particularmente la revolución cultural- como un fenómeno recurrente y continuo que acompaña la forma en la que se construyen y destruyen las civilizaciones -en un movimiento ascendente y descendente continuo- destacando en especial el impacto de la llamada “muerte de Dios” en la evolución de la historia, para terminar con una breve reflexión sobre el siglo XXI.

Hilaire Belloc se interroga acerca de la relación entre el naufragio de la Cristiandad y la Reforma. Se pregunta “¿cómo llegó a naufragar la Cristiandad con la Reforma?” [3] Si encontramos la “causa del naufragio de la Fe” en la historia, encontraremos el sentido de fondo de la historia, con el gran telón de fondo del peregrinaje de la humanidad sobre la tierra, inscripto éste a su vez en el más amplio marco de una Creación que incluye tanto el mundo de la naturaleza, de la razón y de la fe. La historia como disciplina transcribe hechos reales y la historia como relato incluye sucesos imaginados o inventados lo que sirve –voluntaria o involuntariamente- para confundirse y confundir, dado que en el primer sentido se describe la realidad y en el segundo se transmite una elaboración del intelecto que obedece a la fantasía, mezclándose ambas en la mente humana, con todas las consecuencias del caso.

Considerando también a la historia como a un enorme océano de tiempo y espacio en el que circulan diversas corrientes. Influyen en ella los hombres que luchan por el poder, las ideas que los informan,  y los procesos que desencadenan. Todo hombre es de algún modo el resultado de su época, e influye también sobre ella y su posterioridad. Y por encima de todo, y presente en los mínimos aspectos, está el Creador y Sostenedor del mundo.

El escritor Michael de Sapio[4] se interrogaba hace poco en un artículo si el cristianismo es una historia, al considerar que “la Biblia cuenta la gran narrativa de la relación de Dios con la humanidad, articulada en muchas “historias” distintas, por ejemplo, la Creación, el escape de los israelitas de Egipto, la vida de Jesús” y “la revelación cristiana es diferente de los mitos, de las "historias" de los antiguos”, preguntándose si “¿no estamos simplemente reducidos a contar nuestras diferentes historias, sin poder señalar nada que tenga una verdad objetiva convincente?” Si esto fuera así, el cristianismo sería entonces “solo una elección de estilo de vida, que una persona podría encontrar interesante o atractiva y otra persona no hacerlo?”. Concluye su razonamiento diciendo que “deberíamos entonces aceptar "historia" en el vocabulario cristiano, solo mientras lo entendamos en un sentido superior, místico y estético, que señale a Dios como el artista divino, el autor de la historia humana. Tomás de Aquino toca este tema en la pregunta 93 de la Summa: La creación se asemeja a la mente del Creador, así como una obra artística se asemeja a la mente del artista. Este es el sentido en el que nuestra fe es historia, en el sentido de que procede de la mente creativa de Dios. De lo contrario, si somos nosotros quienes originamos la historia, entonces estamos en el camino hacia la antropología comparada en lugar de la teología.” Si la historia se inscribe en el tiempo y el espacio, pero también en el marco más amplio de la creación, su comprensión integral debería incluir tanto al mundo natural como el sobrenatural, aunque el segundo sea accesible por medio de la fe.  Más aún, la historia sagrada (historia de salvación) pasaría a ser la parte más importante de la historia, puesto que continuará cuando hayan terminado el tiempo y el espacio tal como los conocemos.

A casi cien años del planteo de Belloc, pensamos que el marco del razonamiento y el ángulo de visión adecuado debería incluir ambos órdenes, el natural y el sobrenatural. El naufragio provocado a la Cristiandad con la Reforma habría formado parte entonces de un proceso más amplio que comprendió –pero también excedió- a la misma Reforma. Ese proceso no sería otro que el de la misma revolución, “la Revolución Cósmica”, entendida como rebelión de lo creado y sostenido respecto de su Creador y Sostenedor. En estos términos, el problema de Belloc pasaría a ser el mismo problema de toda la historia humana, que es también la Historia de la Salvación. Y la historia (de los hechos) debería integrar lógicamente entonces un lapso que abarca desde “la creación desde la nada hasta el fin del mundo tal como lo conocemos”, “desde y hacia la eternidad con Dios”, como se describe en el Salmo 90. [5]  En este marco de referencia, la historia del mundo tal como la consideramos de ordinario, es una parte de la historia sagrada, que es la historia de salvación. Y la historia de la salvación es la parte más importante de la historia, porque continuará cuando el tiempo y el espacio tal como los conocemos habrán terminado. Dentro de esa gran historia en la que peregrina la humanidad,  la conformación, el desarrollo, el apogeo y la descomposición de los grupos sociales, desde las familias, pasando por las tribus, los clanes, los reinos, las naciones, los imperios y las civilizaciones, obedece a reglas que parecerían similares e inmutables, y se repite a través de los siglos y de la geografía del planeta.

Y si el naufragio de la Cristiandad coincide con la Reforma y forma parte de un proceso que comprendió pero que a su vez excedió a la propia Reforma, ¿qué características tendría este proceso mucho más amplio, que habría empezado mucho antes de la Reforma, y que solo podemos ver en su verdadera magnitud asociado a una concepción más amplia de la historia? Para abordar este tema tendremos en consideración que la historia es también la historia de la civilización. El interrogante de Belloc nos lleva directo a plantearnos si no fue “la revolución” lo que habría hecho naufragar lo que [6] hasta hace pocos años se entendía y valoraba corrientemente como “civilización” y como “cultura”, puesto que “todo el mundo” entendía hasta hace poco tiempo lo que significaban la civilización y la cultura. [7]   Cuando se consideran ambos conceptos simultáneamente, se ve con más claridad la colosal gravedad del derrumbe de la civilización y la invasión masiva de una “cultura revolucionaria” que para muchos sigue siendo invisible o irrelevante.

Los procesos históricos civilizatorios y los anti civilizatorios

Si observáramos a la historia como a una gran corriente, veríamos que las revoluciones actúan como grandes remolinos que han ido atrapando y sumergiendo a las diferentes culturas en el abismo de la decadencia, y veríamos también que siempre hay dos movimientos, uno ascendente y otro descendente. En este sentido, afirmaba el filósofo Jacques Maritain en unas conferencias pronunciadas en la Universidad de Notre Dame en 195[8], que “la parábola del trigo y la cizaña tiene un significado universal válido tanto para el mundo como para el reino de la gracia”. Y precisaba unas “fórmulas o sentencias (más universales) que manifiestan la estabilidad, en el curso de la historia, de ciertas relaciones básicas o características fundamentales.” Y entre estas, una “ley del doble movimiento que podría ser llamada la ley de degradación por un lado y de la revitalización por el otro de la energía de la historia, o del revoltijo de la actividad humana del cual depende el movimiento de la historia.”   [9]

Solzhenitsyn, destaca por su parte en el discurso de Harvard, que la única solución para el mundo moderno sería ascender nuevamente a una etapa antropológica que lo eleve por encima de “la corriente materialista” que lo aprisiona, concluyendo que para todo el mundo y no solo para Occidente “si el mundo no se termina, sí ha llegado a una etapa decisiva de la historia, similar en su importancia al giro histórico que condujo de la Edad Media al Renacimiento”, lo que va a requerir nuestra re espiritualización, a través de la cual  “deberíamos izarnos hacia una visión más elevada, a una nueva concepción de la vida, en la que nuestra naturaleza física no sea maldecida, como pudo haberlo sido en la Edad Media, pero en la que nuestro espíritu tampoco sea pisoteado como lo fue en la edad moderna.”  Solzhenitsyn destaca en su discurso la necesidad de una visión no solo más elevada, sino siempre “ascendente”, como fue la suya: “Nuestro ascenso nos lleva a una nueva etapa antropológica. No tenemos otra elección que subir, siempre más alto”.[10]

En ese ascenso van de la mano la búsqueda de la perfección personal y social. Si el hombre se ve a sí mismo como un orgulloso Narciso, actúa como tal y se constituye en el centro de todo, creyendo que su criterio es criterio de verdad y bien, no podrá evitar pagar las consecuencias. La codicia sin límites, de los hombres o de los estados y el agotamiento de los sentimientos de la bondad humana producen efectos devastadores, y en los movimientos descendentes, las grandes crisis sociales se preparan lentamente. Tampoco la solución radica en una forma de “gobierno ideal”, como herramienta de ingeniería social.  Comentando la Política de Aristóteles [11] observa Robert Nisbet [12] , que lo importante para éste “no era tanto un ideal de gobierno como un ideal de la relación entre el gobierno y el orden social. Lo importante no era que el gobierno fuera una monarquía, una oligarquía o una democracia, sino que la familia, la propiedad privada, las asociaciones legítimas y las clases sociales se mantuvieran libres de la incesante invasión o dominación política, independientemente de la forma de gobierno que existiera”. 

La historia a la luz de la revolución

Las revoluciones "apropiadamente descriptas como guerras internas", "reordenan las coordenadas de la legitimidad en la res publica, sellan el final de antiguos regímenes e inauguran nuevos órdenes, y marcan el pivote de una era a otra". Como las guerras, las revoluciones "precipitan la competencia política en violencia abierta, legitimando de esta manera métodos que normalmente son la antítesis de la existencia civilizada. Y los momentos revolucionarios fundadores... fueron todos actos violentos presagio de una coerción continua".

Si alguien quisiera profundizar un análisis del proceso revolucionario internacional durante los cien años precedentes a la revolución rusa, debería considerar de algunos temas que exceden el alcance de esta disertación, entre los que se incluyen el desarrollo del socialismo, del marxismo y del marxismo leninismo, la internacionalización de la praxis revolucionaria, la proliferación y actividad de las sociedades secretas, la utilización del terror como arma de disuasión en una guerra asimétrica que se manifestó en actos de terrorismo, y magnicidios, la “demonización de la represión mediante el uso de la propaganda”, “la propia defensa del statu quo por parte de mi adversario constituye en sí misma la represión”, “mi lucha es la liberación de un yugo insoportable y ella misma legitima el proceso revolucionario”, el  movimiento decembrista, la historia y participación de “protagonistas del siglo” como Herzen, Bakunin, Kropotkin y Chernyshevsky, cuyas biografías constituyen verdaderas novelas, la erosión interna del propio régimen zarista, combinada con una burocracia parásita pero “co-reinante” y la falta de adaptación del sistema a los cambios económicos y sociológicos, en particular el surgimiento de una clase de empresarios y de proletarios, que no tenían representación ni participación acorde a la importancia que habían adquirido.

Este largo y complejo proceso desemboca en la cristalización del comunismo en Rusia como la encarnación de una ideología con una completa gama de recursos. Lenin y la facción bolchevique del socialismo aprovecharon el “equilibrio inestable” del poder zarista para “ir por todo” y cambiar radicalmente el rumbo por setenta años, transcurridos los cuales se produce la transición que termina con la consolidación de Putin en el poder dentro de un nuevo sistema de soportes del poder, de alianzas, actualmente sin la omnipresencia y omnipotencia de un partido cuyas sombras sin embargo se proyectan en los muros del poder, como fantasmas.

El papel central y creciente de las revoluciones y de los revolucionarios es un fenómeno recurrente.  Por un lado, a lo largo de los siglos, en la forma de relacionamiento de los países, la agudización y profundización de las revoluciones ha ido aumentando a cada nuevo ciclo histórico, acompañada con un aumento radical en el alcance de la guerra, de la tecnología  aplicada al armamento, cada vez más sofisticada, y más costosa, y del creciente número de víctimas, sobre toda de las más inocentes. La guerra fue haciéndose más total e ilimitada, mientras el mundo retrocedía “a la barbarie tribal”.[13] Los gobernantes pasaron de tener objetivos militares de defensa o ataque de territorios y los bienes y personas a su cargo, para convertirse ellos mismos en instrumentos al servicio del sostenimiento y propagación de “ideas filosóficas primero, y luego de principios de independencia, unidad y ventajas inmateriales de distinto tipo”  Y cuando las guerras tuvieron como objetivo la imposición de ideologías, cambió la magnitud de los conflictos. Se utilizaron extensamente la propaganda y la persuasión, y los himnos -como la Marsellesa- para excitar los ánimos y el patriotismo. Y cuando se reemplazaron las tropas profesionales y de mercenarios por un servicio militar obligatorio, se hizo más barata a la guerra lo que permitió la creación de ejércitos de una dimensión cada vez mayor. Se pensó que las victorias tremendas y aplastantes asegurarían la paz, cuando  lo que se produjo fue todo lo contrario. Los conflictos de poder no fueron solo militares entonces, sino de ideas, diplomáticos, económicos, psicológicos, y uno de los objetivos de los conflictos como blanco, paso a ser “el interior de la cabeza” de los contendientes, de sus poblaciones y de sus dirigentes. Se pasó a utilizar todos los medios “útiles”, fueran estos visibles o invisibles y la misma realidad de los conflictos, de lo que estaba sucediendo, así como lo que esperaban lograr las partes paso a ser algo no tan evidente para todos. A través de las invenciones y el desarrollo de las armas también fueron aumentando la dimensión y el costo de la guerra. [14] En las guerras coloniales de fines del siglo XIX, los protagonistas ya utilizan masivamente el fusil a repetición, la pólvora sin humo, las ametralladoras y la artillería de tiro rápido, mientras Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, España, Portugal, Bélgica y Holanda multiplicaban por diez la superficie del territorio que ocupaban naturalmente en su expansión colonial. Y con la rápida expansión territorial de las fronteras…surgió la necesidad de “proteger” los nuevos territorios. Y a esta altura de la historia, la guerra se había convertido en un gran negocio para los industriales.

La revolución – el gran proceso revolucionario

El desarrollo de ideas y movimientos revolucionarios ha sido temporalmente correlativo con la lenta decadencia del mundo occidental heredero de la tradición judío cristiana y greco-romana; y ha sido simultáneamente causa y consecuencia de dicha decadencia. Se fueron abarcando las diversas esferas de la realidad, y desplazando el poder vigente por uno nuevo. Alguien afirmó alguna vez  que “no hay revolución sin que cambie de manos el poder”. La revolución no triunfa en el momento de tomar el poder, sino cuando logra reemplazar al que reemplaza de modo integral e irreversible. Los procesos revolucionarios incluyen acciones que muchas veces no parecen estar conectadas entre sí, y las víctimas de esos procesos no se dan cuenta de la realidad hasta que ya es tarde y no pueden resistir.

Una revolución en marcha incluye la promesa de un mundo mejor, utópico, y la utilización de una refinada ingeniería social. Alguna categoría como la libertad, la paz, el progreso, la igualdad o la fraternidad o una clase, una etnia o un segmento de la sociedad pueden constituir el punto de partida que ocupa el lugar central. Ese concepto pasa a tener la dimensión de un valor absoluto y define el norte de la brújula revolucionaria. 

Estrategia revolucionaria

Para generar las condiciones que hagan posible una revolución, hay procesos que deben ponerse en marcha; “áreas de trabajo”, herramientas  y tareas específicas que deben “romper la máquina burocrático-militar del Estado". Normalmente los procesos tienen como objetivo provocar la erosión y descomposición de la autoridad reconocida y vigente, debilitar las pautas morales y las normas reconocidas y aceptadas y provocar la división entre los adversarios para evitar la formación de un consenso contra la revolución misma, generar el caos económico para convertir al sistema en algo inmanejable e imposible de controlar por el gobierno a cargo, infiltrar los gobiernos, las instituciones públicas, los grupos políticos y las diversas organizaciones para disponer de elementos propios o utilizables, plantear exigencias –a veces con una falsa solución adjunta al planteo- para provocar decisiones políticas y económicas erróneas, provocar crisis políticas y económicas para forzar la puesta en funcionamiento en marcha de “soluciones revolucionarias”, aunque el sistema no sea en si mismo revolucionario.

Gustave Gautherot[15] describe, ya en 1925, los vectores de la revolución rusa, de un modo que muestra lo ridículo de la “ignorancia” de lo que ocurría, desde el mismo comienzo.  Realiza un análisis de la doctrina y de la política comunista, los grandes ejes de campaña, la designación del estado como patrón, la creación de un estado dentro del estado, la demolición del orden moral, la sustitución del amor por el odio, el reemplazo de la religión por la doctrina y por el ateísmo, la sangrienta persecución al clero, el ataque a la familia y la liberación de la mujer y el uso del terror.

Revolución y civilización

“Todas las familias felices son iguales;  cada familia infeliz es infeliz a su manera” León Tolstói (Ana Karenina). Aplicando la analogía, podría decirse también que las civilizaciones se parecen en sus características generales, pero las revoluciones tienen sus peculiaridades. Y tal vez lo opuesto de la revolución sea la civilización, puesto que la civilización y la revolución se ocupan de las mismas realidades, pero con signo opuesto: donde una suma, la otra resta... El desafío permanente sería entonces el de Civilización vs. Revolución.  

Un proceso creativo civilizador  se reconoce porque abarca aspectos sociales, culturales y morales de la sociedad y cuando prevalecen la armonía y el orden social, la disciplina económica, la burocracia no es paralizante, hay buena educación, los cimientos culturales son valorados, se percibe la fortaleza de la tradición, las creencias espirituales ocupan un lugar central, y hay una  visión teocéntrica de la realidad, se práctica la religión y hay una valoración y defensa de la vida humana.

Un proceso destructivo –y el de la revolución lo es por definición- se reconoce cuando lo que prevalece es la decadencia social, cultural y moral de la sociedad, donde hay sectores significativos que procuran la anarquía y el caos, la destrucción de la economía, donde la burocracia es influyente, hay deterioro de la educación, decadencia de la cultura, prevalece una hermenéutica de la ruptura, reina el materialismo y la inmoralidad a gran escala, hay una supremacía del agnosticismo y del ateísmo y la vida humana y la dignidad de la persona son desconsideradas.

Lo que hay que destacar es que lo contrario de la Revolución no es la Contrarrevolución, sino la misma civilización.

Tampoco el problema parece ser  “geográfico” (Occidente vs. Oriente). Con motivo de recibir una mención honorífica Roger Scruton pronunció un discurso unos cuatro meses antes de morir en el que plantea muestra una salida posible al tradicional enfrentamiento geográfico.  Si bien el tema no es “la revolución”, lo que afirma sirve a nuestra reflexión. Hablando del “problema de la invasión del mundo académico e intelectual por parte de grupos activistas que no se toman la molestia de aprender lo suficiente como para saber a qué se enfrentan, pero sin embargo definen su posición en términos de agendas políticas” concluye magistralmente: “mi mensaje final es que no debemos desesperarnos respecto de la civilización occidental. Solo debemos tener cuidado en reconocer que no estamos hablando de algo estrecho y de mentes pequeñas llamado Occidente. Estamos hablando de algo abierto, generoso y creativo llamado civilización.” [16] También debemos recordar que en “civilización occidental” “Occidente es el adjetivo” y “Civilización es el subjetivo.

 

El rol de las revoluciones, ha sido estudiado por Martin Malia históricamente más que estructuralmente o "transculturalmente" comparando los casos dentro de una misma cultura o contiguos en el tiempo, ligando “el contenido doctrinal de la doctrina de la Cristiandad y su estructura institucional a los procesos políticos y sociales de la "escalada" democrática.

Para ello es necesario ir de nuevo al punto de partida en el año 1000, y relacionar la teología y la eclesiología con el feudalismo y los sucesos tempranos del Antiguo Régimen, esfuerzo que por supuesto no intentó el mismo Weber". En esta perspectiva, el radicalismo europeo se fue moviendo desde la sedición religiosa contra la Iglesia en épocas en que aún no existían los estados, para ir escalando desde la sedición religiosa a la política y luego a la revolución abierta.

Siguiendo a Malia, en la crisis de Occidente que desemboca en la revolución rusa conviene destacar algunos hitos en un proceso largo y complejo, para no simplificar. Cinco grandes revoluciones se destacan en el proceso largo y complejo de la crisis de Occidente. Habría que agregar “la revolución islámica”, pero esa es otra historia.

1er hito.   “La revolución religiosa”. El Renacimiento y la Reforma secularizan cada vez más a la historia y dividen a la Cristiandad. En los siglos XV y XVI se produce un intento de re cristianización combinado con la “mundanización” de la Iglesia (Bohemia, Alemania, Francia y Holanda),

2do hito.   “La revolución política racionalista y científica”del siglo XVII (Inglaterra) provoca el abandono de la Revelación, y su reemplazo por la Razón y por la Ciencia, al mismo tiempo que la “Revolución militar” acompaña el absolutismo centralizador, que luego pasará a ser “el enemigo a abatir”,  denominándolo “antiguo régimen”.

3er hito.   En “la revolución de la modernidad militante” (Francia) y “la revolución independentista” (América) del siglo XVIII, coexisten un sistema estatal unitario absolutista “desde el Atlántico a los Urales” mientras el Iluminismo va dando luz a  un sistema “revolucionario-republicano”, que irá demoliendo “el absolutismo real con un poder de raíz divina” y proclamando al individuo como ciudadano en el centro de la política, y elevando la libertad, la igualdad y la fraternidad a la categoría de “dogmas fundantes”, ya completamente aislados del orden sobrenatural.

4to hito.   Luego se produce “la revolución europea” en cadena del siglo XIX, con tres principales olas en el mundo occidental en 1820-1824; 1829-1834; y 1848. Primera ola en España, Nápoles y Grecia, segunda ola en Europa, oeste de Rusia y continente americano, alzamiento de Bélgica que se independizó de Holanda, Polonia, Italia y Alemania, Suiza, España, Portugal, independencia de Irlanda y tercera ola de 1848, casi simultánea en Francia, en Italia, en los estados alemanes, en el imperio de los Habsburgo, en Suiza  y también en Irlanda, Grecia e Inglaterra. La insurrección popular de la Comuna (1871) fue considerada por Marx como un paso adelante hacia la revolución proletaria mundial. También en el siglo XIX en Francia y en Rusia las sociedades secretas llevaron a cabo intentos de desgaste y demolición desde la sombras. 

5to hito.   ¨La gran revolución rusa y mundial del siglo XX”. Al sobrevolar la historia de la revolución, se ve que ésta ya había comenzado siglos antes con el debilitamiento de la cristiandad, con un hito mayor en Francia, a partir del debilitamiento de las raíces de un sistema político que explota en siglo XVIII, particularmente en 1789. Luego continúa con la erosión del régimen monárquico en toda Europa en el siglo XIX, con La Comuna y las ideas de Marx, y pasa a ser universal en el siglo XX, cuando la revolución rusa monta rápidamente su sistema de dominio a través del terror planificado en 1918, mucho antes que Hitler, manteniendo el régimen de campos de concentración más de setenta años, hasta 1991[17]. 

En 1925 la revolución ya es un proyecto mundial en ejecución. Gustave Gautherot da por sentado este proyecto integral, y describe ya en 1925 los detalles de las principales tareas revolucionarias[18], comenzando por la proyección geográfica del proyecto en marcha: “… el bolchevismo pretende ganar todo el universo y conduce contra la civilización moderna una lucha a muerte. … la URSS… avanza en el corazón del continente amarillo, anexa la Mongolia exterior; dirige la revolución china; trabaja para arrancar de los imperialismos occidentales Indochina y las Indias; sacude las barreras que la separan del Golfo de Omán, del Mar Rojo y del Mediterráneo”. Gautherot describe en su obra los detalles de la acción revolucionaria en las distintas regiones del globo terráqueo, partiendo desde la misma Rusia para continuar con Asia (Mongolia, China, Japón, Asia Meridional), África del Norte, América, Europa (Gran Bretaña, España, Italia, Suiza, Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Hungría, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Checoslovaquia, Yugoslavia, Croacia, Bulgaria, y con el mayor detalle, Francia), y cita a Zinoviev, Presidente del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, quien afirmaba en esos días: “…el tiempo está cerca en el que se escuchará la convocatoria revolucionaria de Shanghái a Calcuta, de Hankow a Madrás, de Tsing-Tao al Cairo, de Pekín a Alejandría. Y al mismo tiempo, la llamada sonará más fuerte en Londres, New York, Paris…”

6to hito.   “La revolución cultural” surge como un fenómeno específico. Señala Javier Portella que “hoy, tras cien millones de asesinatos, toda esa escoria manchada de sangre y horror es reivindicada por los niños mimados de Occidente, los intelectualillos universitarios de gafas de diseño y becas erasmus. Donde de verdad ha triunfado el marxismo es entre nosotros. Y no por la rebelión de las masas, sino por la degradación de las élites. No es a Lenin a quien tienen que dedicar estos petimetres sus aquelarres, sino a Gramsci, el hombre que conquistó Europa para el bolchevismo cultural[19]

Vemos así que la toma del poder por los soviets no fue algo espontáneo ni fruto del azar, aunque la historia podría haber sido distinta. Ya en el siglo XIX se había producido en Francia la insurrección popular de la Comuna (1871) que Marx consideró como un paso adelante hacia la revolución proletaria mundial y en Rusia las sociedades secretas llevaban a cabo sus intentos de desgaste y demolición desde la sombras con ataques al régimen vigente. La revolución rusa comienza cien años antes de Solzhenitsyn, y debe ser  integrada a un gran movimiento de rebeldía muy anterior que continúa hasta nuestros días. El caso ruso es entonces “la culminación lógica aunque extrema de una larga tradición revolucionaria de la civilización europea como un todo".  Las revoluciones tienen sus raíces en la historia europea y ostentan características comunes. Son momentos más o menos largos que forman parte de procesos nacionales e internacionales. Y estos procesos se han ido radicalizando desde el siglo XV hasta el XX, con énfasis en Francia en 1789, pasando por Rusia en 1917 [20] y por el resto del mundo luego.

Una de las conclusiones a las que arriba Malia, es que "una gran revolución no es esencialmente un fenómeno socioeconómico, sino uno del tipo político constitucional y cultural-ideológico. En otras palabras, ese tipo de revolución no delimita la transición de un modo de producción a otro - como por ejemplo de uno feudal a otro burgués - o de una ola de desarrollo económico a otra ola - como por ejemplo de una mercantil a otra capitalista o de una tradicional a otra moderna - aunque ese tipo de transformaciones están de algún modo involucradas en una revolución. Sin embargo, una gran revolución es esencialmente la crisis general de la totalidad de un sistema nacional".

Por su parte, Solzhenitsyn en su discurso de La Vendée afirma que  “las revoluciones destruyen el carácter orgánico de la sociedad, arruinan el curso natural de la vida, aniquilan los mejores elementos de la población, y dejan el campo libre a los peores. Ninguna revolución puede enriquecer un país, y lo que sucede apenas es que algunos estafadores sin escrúpulos se constituyen en la causa de muertes innumerables, de pobreza generalizada y, en los casos más graves, de la degradación durable de la población.” “Nunca, a ningún país, le  podría desear una gran revolución. Si la revolución del siglo XVIII no causó la ruina de Francia, esto sólo ocurrió porque sucedió Termidor[21]. La revolución rusa no experimentó un Termidor que haya sido capaz de detenerla.” Durante tres siglos todo fue cambiando en Rusia.

Para Solzhenitsyn fue en los siglos XVII, XVIII y XIX en los que cambiaron las personas, el pueblo y la nación rusa: “… en el Siglo XVII un cisma desgraciado minó nuestra ortodoxia, y en el XVIII Rusia fue quebrantada por las reformas tiránicas de Pedro el grande, que ahogaron el espíritu religioso y la vida nacional, para fortalecer al estado, la guerra y la economía. Con la unificación de la enseñanza impuesta por Pedro el Grande, se nos infiltró la sutil brisa venenosa del secularismo, que en el Siglo XIX penetró hasta las clases más cultas y abrió amplio paso al marxismo. En vísperas de la revolución, la fe había desaparecido de los círculos instruidos. Entre los monjes eruditos incluso ya estaba debilitada.”[22]

En este proceso,  para los propios revolucionarios la “revolución” es entendida tanto como “locomotora de la historia” en el sentido de un progreso inexorable: “las revoluciones son las locomotoras de la historia” (Marx, La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850) “el mundo se mueve gracias a las revoluciones” (Lenin), así como “frenos de urgencia” a la expansión del poder opuesto- como propone Walter Benjamin, desarrollándose esta idea más tarde en el pensamiento crítico y en la ecología radical. « Marx dijo que las revoluciones son las locomotoras de la historia  mundial. Puede ser, por el contrario, que las cosas se presenten de una manera diferente. Puede ser que las revoluciones sean el acto por el cual  la humanidad que viaja en ese tren oprima el freno de urgencia »  [23]

En este contexto la vida y las ideas de Alexander Solzhenitsyn [24] , adquieren particular relevancia. Daniel J. Mahoney nos lo recuerda así[25]: “La experiencia de la revolución ideológica nos enseña que todas las formas de maniqueísmo que afirman saber con certeza quién es una víctima y quién es un victimario, carecen de auto-conocimiento, de prudencia política y de sabiduría espiritual. Esta idea es mejor transmitida por Solzhenitsyn en El Archipiélago Gulag. En un pasaje memorable escribe que “la línea que separa el bien y el mal no pasa a través de los estados, ni entre las clases, ni entre los partidos políticos, sino a través de cada corazón humano, y a través de todos los corazones humanos. Esta línea cambia. Dentro de nosotros, oscila a través de los años... Es imposible expulsar el mal del mundo en su totalidad, pero es posible reducirlo dentro de cada persona” Palabras de sabiduría para todos los tiempos, y muy relevantes en momentos en que un moralismo político "políticamente correcto" (paradójicamente arraigado en un relativismo dogmático) se afianza en el mundo occidental. En Occidente necesitamos, como nunca antes, recurrir a la mejor sabiduría anti-totalitaria. Este camino de elevación espiritual y política que apunta a unir, lenta pero seguramente, a la política y a la conciencia, a la libertad y a la auto-limitación moral, con un saludable respeto  por los límites y las  imperfecciones humanas se encuentra entre las mentiras utópicas y la indiferencia moral posmoderna. Es un camino arduo que no tiene nada que ver con falsas esperanzas ni con utópicas ilusiones”

 “La revolución cultural” como un fenómeno específico

“Hoy, tras cien millones de asesinatos, toda esa escoria manchada de sangre y horror es reivindicada por los niños mimados de Occidente, los intelectualillos universitarios de gafas de diseño y becas erasmus. Donde de verdad ha triunfado el marxismo es entre nosotros. Y no por la rebelión de las masas, sino por la degradación de las élites. No es a Lenin a quien tienen que dedicar estos petimetres sus aquelarres, sino a Gramsci, el hombre que conquistó Europa para el bolchevismo cultural[26]

Uno de los pilares de cualquier civilización es la cultura. Es por eso que los revolucionarios de todos los tiempos y lugares se han dedicado a corroer con alma y vida las costumbres, apuntando a la destrucción de la familia y de todos los pilares del progreso genuino en todos sus aspectos. Esta corrosión se vio en Rusia hace un siglo, pero se repitió en todo el mundo occidental como una degradación igualmente mortífera y disolvente, que se introdujo a través de todos los intersticios posibles e imaginables que se fueron abriendo gracias a la abdicación y desaparición paulatina de una clase dirigente que fue abandonando poco a poco los principios de una tradición bimilenaria. Esta degradación apuntó a deshacer la hegemonía burguesa y reemplazarla por otra con anclaje cultural de inspiración Gramsciana -consciente o no-  a través de un proceso llevado a cabo sin violencia física extrema, que le permitiera ocupar las posiciones centrales de “poder cultural” y trabajar con todo el herramental disponible en la transformación paulatina de pensamientos y conductas o (en caso de ser históricamente necesario y viable) por medio de la podría ser una revolución violenta.

El problema con la revolución cultural es que esta provoca e impulsa un avance muy profundo y difícil de revertir, que se traduce en el abandono paulatino de los fundamentos de la sociedad, y en su reemplazo por un sistema de valores invertidos. Esto se percibe claramente al pasar de una visión de la historia como la de Martín Malia al tipo de la desarrollada desde la cárcel por Gramsci, ni siquiera mencionado en el libro de Malia sobre la revolución.  Gramsci de algún modo "actualiza" el marxismo leninismo clásico desarrollando sus teorías sobre la "hegemonía cultural", que lleva al dominio del hombre no solo mediante la fuerza, sino a través del consentimiento. Sí para Lenin la revolución cultural y la reforma intelectual y moral de las masas sucede principalmente luego de conquistado el poder, para Gramsci sucede antes, y se transforman primero las conciencias para luego tomar el poder. De este modo, la fuerza pasa no solo a través de los partidos y movimientos revolucionarios, sino también a través de las organizaciones populares, "que representan como las "trincheras" y las fortificaciones permanentes en una guerra de posiciones"[27].

Sin intentar convertir al gramscismo en tema específico de análisis, es claro que para los cultores de la revolución el principal problema es la revolución de los paradigmas, los valores y las creencias, y la demolición del orden creado a lo largo de los siglos sobre una sólida base judeo cristiana que se fundió con lo mejor de la herencia intelectual griega e institucional romana para formar lo que fue el mundo occidental. Des-construyendo la religión, las instituciones, el orden jurídico, las costumbres, la familia, se puede ganar el corazón del hombre. Y con el dominio del corazón del hombre, la revolución cultural está en condiciones de obtener una gran victoria. ¿Será una victoria definitiva?

Lo cierto es que la cultura del siglo XX, se fue degenerando y perdiendo su forma y significado, y así hoy se “acepta con igual entusiasmo el canto gregoriano y MTV; la Biblia y el Satanismo, la filosofía Tomista y el post-modernismo, Freud y San Agustín, el ballet clásico y el break dancing. Y todo ocurre al mismo tiempo, a menudo lado a lado, sin coherencia o unidad alguna”[28]

Veamos dos casos separados en el tiempo y la geografía: Rusia y España.

En Rusia, desde el comienzo de la revolución, la transformación de leyes, costumbres y normas para destruir la familia tradicional fue uno de los “vectores” de lucha predilectos. Baste señalar el Código Familiar de 1918 sobre matrimonio, familia, custodia de los hijos, y la liberalización del aborto. Durante bastante tiempo se favorecieron las uniones libres y se crearon oficinas para registrar casamientos y tramitar divorcios exprés en 15 minutos. Ya figuraba entre los objetivos de los marxistas y anarquistas rusos el voltear la dupla del “trono y el altar”, y luego abolir el matrimonio y le familia, considerados como “plagas o azotes de la humanidad”. Federico Engels, en “El origen de la familia, la propiedad y el estado” afirmará que  “bajo el comunismo, las relaciones entre los sexos serán una cuestión estrictamente personal, que solo conciernen a los individuos interesados y en la cual la sociedad no tendrá que intervenir”. A la libertad de casamiento, corresponderá también la libertad de divorcio. En diciembre de 1917 se instituye en Rusia por decreto la “laicización” del matrimonio, la igualdad absoluta entre esposos, y la abolición de diferencias entre hijos legítimos e ilegítimos, y el divorcio. En 1920 se legaliza también el aborto gratuito. Los resultados fueron tan catastróficos que en 1936 se emite una nueva legislación que prohibía el aborto, protegía la maternidad, aumentaba significativamente el costo del divorcio (salvo para las mujeres de detenidos, para quienes el divorcio era unilateral y gratuito). En 1944 otro decreto refuerza la protección del matrimonio y de la maternidad, considerándose a Stalin como “el protector de las familias y el padre de los pueblos”. En 1955 se vuelve a autorizar el aborto, y el divorcio se hizo más fácil. 

En España también es visible ese cambio, y cuán rápido se fueron introduciendo nuevas leyes, a través de las cuales la revolución cultural logró fijar un nuevo marco de referencia obligatorio para toda una nación: divorcio (1981), despenalización del aborto (1985),ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida (1988), ley que permite el llamado matrimonio civil entre personas del mismo sexo (2005), ley del divorcio «exprés» y del «repudio» (2005), introducción de la asignatura «Educación para la ciudadanía» para hacer presente la ideología de género en la escuela (2006), ley sobre técnicas de reproducción humana asistida (2006), ley Aido sobre la interrupción del embarazo y la salud sexual y reproductiva (2010), ley de investigación biomédica (2011), leyes autonómicas sobre «Identidad y expresión de género e Igualdad social y no discriminación» (Madrid, 2016) y ley sobre transexualidad (Valencia, 2017).

Civilización o barbarie (una vez más)

En la escalera de la historia, las civilizaciones y las naciones, nacen y mueren. Es abundante la historiografía sobre los procesos que acompañan el nacimiento, la expansión, la decadencia y la muerte de sociedades humanas que parecían destinadas a perdurar para siempre. Los viajes para visitar las ruinas de las grandes civilizaciones bastan para ilustrar sobre la vulnerabilidad de la obra del hombre. Tal vez la alternativa entre civilización o barbarie siga siendo la gran opción. Will Durant se refería así en 1944 a la decadencia de Roma: “Una gran civilización no se conquista desde fuera hasta que se haya destruido a sí misma por dentro. Las causas esenciales del declive de Roma radicaron en su propio pueblo, su moral, su lucha de clases, en el fracaso de su comercio, su despotismo burocrático, sus impuestos asfixiantes, sus guerras desgastantes”. [29]

Observa el autor Jim Nelson Black [30], que las civilizaciones se expanden, pero también como caen y mueren. La historia del mundo puede describirse como la de una gran serie de naciones que primero se han constituido alrededor de experiencias de construcción comunitaria alrededor de valores comunes y que finalmente han sido absorbidas por otras, o simplemente se han derrumbado como fruto de la disolución de los valores comunes y la consiguiente anarquía interior. Lo que nos facilita el análisis de Jim Nelson Black, es un esquema de las premisas que la historia muestra como recurrentes tanto en el desarrollo y crecimiento de las sociedades humanas como en su decadencia.  Así, sabemos que una civilización recorre el camino de ascenso cuando podemos observar que allí rige la armonía y el orden social, la disciplina económica, la lucha contra la burocracia paralizante, y según la importancia que se le dé a la educación, el valor que se le atribuya a los cimientos culturales, la fortaleza que tenga la tradición, la vigencia de creencias espirituales, de una visión  teocéntrica y que se practique la religión, así como se valore y defienda también la vida humana. A su vez, es posible observar que las naciones se deslizan por un camino de descenso al abismo y a la destrucción si reina la anarquía y el caos, se destruye la economía, se fomenta la burocracia, se deteriora la educación, si  prevalece la decadencia cultural, y prima la hermenéutica de la ruptura, si el materialismo es la norma, la inmoralidad predomina, prevalece el agnosticismo y el ateísmo, y la vida y la dignidad humana carecen de valor.

 

La llamada “muerte de Dios” escoltó en los últimos tres siglos a la revolución cultural.

El progreso espiritual es necesario. Hay un efecto integrador de la fe y un efecto desintegrador en la carencia de fe

"Los hombres han olvidado a Dios", y sin progreso espiritual no hay salida…

Quizás sea el discurso en la entrega del Premio Templeton a Solzhenitsyn el lugar en que este hace pública con más claridad esa “visión, donde deja claro que sin progreso espiritual, no hay salida, ligándolo a lo que siempre se llamó de un modo corriente y comprensible “la historia sagrada”. Esta denominación supone que el mundo y el hombre han sido creados y sostenidos por un Dios que interviene en el devenir de la humanidad y se integra al tiempo y al espacio. El continuo movimiento de elevación, lleva al escritor a formarse una visión trascendente del mundo que forma parte del camino que propone como única salida posible individual y social. Con ese marco de referencia, Solzhenitsyn sostiene que lo que sucede en el mundo es que “se ha olvidado de Dios, y esa es la causa de la revolución”.

Solzhenitsyn, al relacionar la ausencia de Dios con la revolución, focaliza la atención sobre uno de los puntos principales sobre los que ronda su reflexión y su obra literaria. El que quiera cercarse a la realidad y entender la revolución al modo de Solzhenitsyn, deberá ascender en el conocimiento por el mismo camino. La manifestación más clara de su pensamiento se encuentra en la conferencia que pronunció -en primera persona del singular y lejos de los personajes de sus escritos- en el Guildhall de Londres donde al recibir el premio Templeton en 1983, expresa con toda claridad: “Siendo ya niño, hace más de medio siglo, muchas veces oí decir a las personas mayores, para explicar las terribles convulsiones que habían quebrantado Rusia: “los hombres se han olvidado de Dios, esa es la causa de todo”. Desde entonces, he dedicado casi medio siglo al estudio de nuestra revolución. He leído cientos de libros. He reunido centenares de testimonios personales, y –para empezar a despejar los escombros- he escrito ya ocho volúmenes. Ahora bien, si me pidieran hoy precisar en forma breve, la causa principal de esa revolución devastadora, que nos ha devorado más de 60 millones de individuos, no encontraría nada mejor que repetir: “los hombres se han olvidado de Dios, esa es la causa de todo”.”

En la misma conferencia -además de la causa- define el alcance universal de la revolución: “Pero, todavía hay algo más: los sucesos de la revolución rusa no pueden entenderse hoy, en este fin de siglo, sino sobre el marco de fondo de lo que ocurre en los demás países. Hay un proceso universal que se perfila claramente. Si se me exigiera señalar, en una fórmula breve, el rasgo principal de este siglo XX, nuevamente no encontraría nada más exacto, más sustancial que decir: los hombres se han olvidado de Dios.” 

El olvido de Dios, necesariamente se transforma en la lucha de la revolución contra la religión 115 El olvido de Dios, lejos de ser un olvido indolente y pasivo, se volvió militante y activo. Dostoievski pensaba que “la Revolución debía comenzar necesariamente por el ateísmo”, Solzhenitsyn lo confirma: “Verdaderamente es así. Pero el mundo no había conocido hasta ahora a un ateísmo como el marxista: organizado, militarizado y encarnizado. En el pensamiento filosófico y en el corazón mismo de la psicología de Marx y de Lenin, el odio a Dios constituye el impulso inicial, previo a todos los proyectos políticos y económicos. El ateísmo militante no es un detalle, no es un elemento periférico ni una consecuencia accesoria de la política comunista: es su eje central. Para alcanzar su fin diabólico, ella necesita disponer de un pueblo sin religión y sin patria.”

Dimensión cósmica de la revolución

-   “De la eternidad a la eternidad con Dios” (Sal 90.2)

«El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?" El les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?" Díceles: "No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero."»  Mateo 13:24-30 "Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.» El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga." Mateo 13: 36-43[31]

La cita del Evangelio es lo suficientemente clara como para despejar toda ambigüedad: “vino su enemigo, sembró la cizaña entre el trigo, y se fue”. Además de enterarnos que la cizaña crecerá “hasta la siega”, la dimensión de la confrontación está dada por la existencia y el protagonismo de un “enemigo” en la historia sagrada. En este marco de referencia, se entiende mejor la naturaleza y la dimensión de la confrontación. Es imposible entender la profundidad de la revolución sin considerar el orden sobrenatural y cósmico del “conflicto”.

La revolución es permanente y cósmica hasta que termine la historia, y todas las “revoluciones” menores y mayores que intentan imponer sistemas de creencias y de organización que no respetan el orden de la propia naturaleza, forman parte –probablemente muchas sin saberlo- de esta gran revolución cósmica. Si queremos establecer un marco de referencia que sirva para entender a nuestro escritor, debemos considerar sin duda alguna la realidad en su más amplia dimensión y abarcando los distintos modos de ser, porque para Solzhenitsyn, todo tiene que ver con la vida sobrenatural y esto comprende los acontecimientos a lo largo de toda la historia profana y sagrada desde la creación del mundo y del hombre hasta su fin.

Así, cuando afirma que  ya ha comenzado un combate físico y espiritual por nuestro planeta, en el cual las fuerzas del mal han comenzado su ofensiva decisiva, y que este combate es de naturaleza cósmica, es una advertencia lo que lanza en su discurso de Harvard al “primer mundo”.  Más aún cuando es posible y razonable concluir que de “los cuatro mundos” de Solzhenitsyn, el principal se desenvuelve en el terreno sobrenatural, el de la historia sagrada, que es el ámbito real de la revolución cósmica. Esta reflexión nos permite llegar al fondo del mensaje que nos ha dejado este gran pensador. Porque la revolución cósmica trasciende a la revolución comunista.  Viene de más lejos y va mucho más allá. La historia no es meramente historia humana, es también la historia de la salvación. En la historia sobrenatural, los acontecimientos se consideran en su relación con Dios. Como consecuencia, quien no cree en Dios, quien no cree en el mundo espiritual, automáticamente deja de ver una parte de la realidad, que existió, existe y existirá a pesar de no creer en él. El conocimiento por la fe, no es de menor calidad; sino que su objeto es de diferente naturaleza pero igualmente real.

-  Historia sagrada e historia de la revolución

La historia del mundo es una historia sagrada, que empieza con el mismo inicio (génesis)  del tiempo, en si mismo creado por Dios y en cuyo transcurso conviven yuxtapuestos el orden natural y el orden sobrenatural, y que termina conjuntamente con el fin del mundo, confluyendo con el universo a su propio fin. Dios trasciende al mundo y al tiempo, interviniendo en su creación y sostenimiento existencial y la historia humana con todos los acontecimientos que se suceden, se superpone con toda la creación, que forma parte de la naturaleza cósmica.

La “revolución cósmica” o la dimensión cósmica de la revolución, se vincula con una visión de la historia humana en el mayor marco de referencia posible. Con ese enfoque contemplamos “la acción humana”, que a partir de la irrupción del pecado, hace que la humanidad pase por períodos de progreso y de decadencia.

Con una perspectiva positiva y llena de fe y de esperanza, vemos a la historia de toda la humanidad como “historia de la salvación”, que se dirige a paso firme al momento del cumplimiento total de las promesas de Dios en el juicio final, la salvación de los justos y la perfección del paraíso, conformándose una nueva realidad formada por “nuevos cielos y nueva tierra” coexistentes con la misma eternidad de Dios.[32]

En este contexto, y para el mundo cristiano del que forma parte Solzhenitsyn, “la historia sagrada” del mundo, comienza conceptualmente como fuera relatada en el Génesis[33], y desde entonces ya es posible precisar su naturaleza cósmica, esto es universal. La revolución tomada en su acepción más amplia (y es la intención de este ensayo hacerlo) también es cósmica. Porque en la historia, antes de la caída, el destino del mundo era otro.

En el primer lugar adonde Dios ubicó al género humano, el hombre pensó que podía elevarse por si mismo a una naturaleza superior, y la historia de la humanidad cambió para siempre al dejarse  engañar por la serpiente, que lo indujo a creer que Dios escondía la ciencia del bien y del mal para no tener competencia.[34] Pero Dios tuvo otros planes Por ejemplo, en el curso de sus manifestaciones a lo largo de la historia sagrada le fue dada  al profeta Daniel[35] (siglo VII aC) la visión del misterio de la Transfiguración y por lo tanto de un mundo que evidentemente estaba sobre su naturaleza humana. Esa visión pasó a formar parte de la Revelación.[36]  También en los Salmos, llamados de entronización (96 a 102) se describe y pone de manifiesto el poder de Dios y se exhorta a los pueblos y a toda la creación a rendir tributo, alabar, adorar y reconocer a Dios como creador y Rey de toda la tierra, transmitiendo esa visión cósmica a la que hacemos referencia. Así fueron agregando los que transcribieron, santamente inspirados la  “información” necesaria para la toma de las mejores decisiones por parte del hombre.[37]

También ¿David? en el Salmo 40 (39), en un canto de acción de gracias, reconoce la necesidad y la vigencia de la ley divina: “entonces dije: "Aquí estoy. En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón".” En el relato de la misma Transfiguración de Lucas en el Monte Tabor, se ve como le es dado al hombre poder asomarse a la gloria de Jesús, y poder así testificar al resto de la humanidad esta experiencia y esta realidad.[38]  Y el mismo San Pedro va a testimoniar también acerca de esa misma experiencia, destacando en particular la recepción de “la voz del Padre”.[39]

Es entonces en las Escrituras, donde se puede ver con claridad la relación entre el mundo creado y Dios Creador, la lógica relación entre ambos, la evidencia de la realeza de Cristo y la lógica deducción del lema de San Pablo a los cristianos de Efeso sobre la necesidad del “instaurare omnia in Christo” retomado 19 siglos después por San Pío X  al incorporarlo a su lema papal. En una homilía atribuida a San Macario de Egipto (¿-390) – monje - Homilías espirituales, nº 15, § 30-31 se reconoce la realeza de Cristo, venido a librarnos de la muerte: “En el mundo visible, si un pueblo pequeño declara la guerra al rey, éste no se molesta en dirigir él mismo la batalla sino que manda soldados con sus jefes y entran en combate. Si, por el contrario, el pueblo que se levanta contra el rey es poderoso y capaz de arrasar su reino, el rey se ve obligado a entrar él mismo en combate con su corte y su ejército, y dirigir él mismo la batalla. ¡Mira, pues, cuál es tu dignidad! Dios mismo ha combatido son su ejército, quiero decir con sus ángeles y santos espíritus, viniendo él mismo a protegerte para librarte de la muerte. Ten confianza, pues, fíjate de qué providencia eres objeto.”

También afirma el Salmo 145 que el Reino de Dios, al que esta llamada la humanidad, es eterno: “Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos.” Que así sea. Ya es tiempo para la humanidad de volver a enseñar y aprender la Historia Sagrada, puesto que en ella vivimos, conscientes o inconscientes.

La importancia a dar a la Historia Sagrada es tal, que el mismo Jesucristo lo resalta cuando luego de resucitar les recordó a sus discípulos: “Cuando todavía estaba con ustedes, Yo les decía: ‘es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos’”. Lc. 24, 35-48

El demonio lo sabe y actúa en consecuencia. En 1872, casi medio siglo antes de la revolución rusa, Dostoievski incluye un crimen “que se produce en Moscú a finales de 1869 en su novela Los demonios.  Describe que Serguéi Necháyev, revolucionario, terrorista, anarquista y nihilista, asesina por diferencias ideológicas, a Iván Ivanov, estudiante y compañero en la célula revolucionaria a la que ambos pertenecían.”  Fiódor Dostoyevski explica los cambios que se pueden producir en quienes pierden la fe: “un hombre que se aleja de su gente y sus raíces nacionales también pierde la fe en sus ancestros y su Dios, bien, si quieres saberlo, este es en esencia el tema de mi novela. Se llama Los demonios y describe cómo estos demonios entraron en la piara de cerdos”[40]Dostoievski también fue revolucionario. Las ideas liberales que predicaba la inteligentzia rusa en la década de los 40 habrían sido las semillas “de los brotes de nihilismo en la generación posterior”, de donde germinaron personajes como los protagonistas de su novela Los demonios[41], posiblemente inspirados en los círculos de anarquistas, que Dostoievski conocía bien.  Estos personajes, no son simples protagonistas de una aventura meramente “humana”… La proximidad y la perenne vigencia de los temas y de los personajes de Dostoievski llamó la atención de Camus[42]: “Los endemoniados es una de las cuatro o cinco obras que yo pongo por encima de todas las demás. En más de un aspecto, puedo decir que me alimenté de ella y que con ella me he formado... Las criaturas de Dostoievski, lo sabemos bien ahora, no son ni extrañas ni absurdas. Se parecen a nosotros, tenemos el mismo corazón.”  

León XIII afirma en su Encíclica Humanum genus del 20 de abril de 1884 contra la masonería: “El género humano, después que, por ´por la envidia de Lucifer´ se rebeló desafortunadamente contra Dios, creador y dador de dones sobrenaturales, se dividió en dos campos contrarios y enemigos uno del otro, de los cuales uno combate sin descanso por el triunfo de la verdad y la virtud, y el otro lucha por el triunfo del mal y del error. El primero es el reino de Dios en la tierra, es decir, la verdadera Iglesia de Jesucristo. Los que quieren pertenecer a ésta de corazón con sincero afecto y como conviene para su salvación, deben entregarse al servicio de Dios y de su Unigénito Hijo con todo su entendimiento y toda su voluntad. El segundo es el reino de Satanás. Bajo su jurisdicción y poder se encuentran todos quienes, siguiendo los funestos ejemplos de su caudillo y de nuestros primeros padres, se niegan a obedecer la ley divina y eterna y emprenden multitud de obras prescindiendo de Dios o combatiendo contra Dios.»

La muerte de Dios

Omitir o negar la existencia de Dios tiene sus consecuencias directas en la vida misma de la sociedad. En estos días, Regis Nicoll[43] analiza las consecuencias del abandono de Dios por la sociedad, afirmando que “esa ruptura lleva a la ruptura social, enlazando el enfrentamiento de Satán con Dios, la rebelión del hombre y las repercusiones en una cultura sin valores. La ruptura del orden moral –uno de los objetivos de la revolución- lleva irremediablemente a la ruptura del orden social.” Es de este modo que se relaciona la revolución cósmica con la revolución cultural. “Debido a que Dios, la Fuente del ser, es social, nosotros, hechos a su imagen, también somos sociales. Por esta razón, la alegría, la paz y la plenitud para las que fuimos creados se experimentarán solo en la medida en que estemos unidos verticalmente hacia El y horizontalmente hacia cada uno de nuestros semejantes. También significa que cuando trabajamos para restaurar lo que Satanás ha dividido (nuestras relaciones con Dios, esposos, vecinos y con la naturaleza) cumplimos con las directivas divinas de amor, discipulado y mayordomía.”

Uno podría sentirse más inteligente pensando que la humanidad “no tiene la culpa” de la elección y decisión equivocada de Adán y Eva, o pensar que es el mejor ejemplo de lo que no hay que hacer, y que los resultados han sido simplemente los naturalmente derivados de las causas que los produjeron, aunque no nos sea posible comprender todo el proceso, todavía. Después de todo, lo que sucede en toda la humanidad es el resultado de la acción humana, por naturaleza libre y responsable. No hay nada nuevo bajo el sol. Para completar esta reflexión recordamos que Orígenes  advertía ya a principios de primer milenio[44] la relación entre conductas individuales y “Reino de Dios”: y que “no pueden coexistir el reino de Dios y el reino del pecado. Por consiguiente, si queremos que Dios reine en nosotros, procuremos que de ningún modo «el pecado siga dominando nuestro cuerpo mortal» antes bien, mortifiquemos «todo lo terreno que hay en nosotros» y fructifiquemos por el Espíritu; de este modo, Dios se paseará por nuestro interior como por un paraíso espiritual y reinará en nosotros él solo con su Cristo, el cual se sentará en nosotros a la derecha de aquella virtud espiritual que deseamos alcanzar: se sentará hasta que todos sus enemigos que hay en nosotros sean puestos «por estrado de sus pies», y sean reducidos a la nada en nosotros todos «los principados, todos los poderes y todas las fuerzas».”

Nietzsche expresa con claridad el extravío humano: “¡Dios ha muerto! ¡Dios sigue muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos los asesinos de todos los asesinos? Lo más sagrado y lo más poderoso que hasta ahora poseía el mundo, sangra bajo nuestro cuchillo — ¿quién nos enjuagará esta sangre? ¿Con qué agua lustral podremos limpiarnos? ¿Qué fiestas expiatorias, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿No hemos de convertirnos nosotros mismos en dioses, sólo para estar a su altura? ¡Nunca hubo un hecho más grande —todo aquel que nazca después de nosotros, pertenece a causa de este hecho a una historia superior que todas las historias existentes hasta ahora!» “ [45]

Esta afirmación (las manchas de sangre nos recuerdan las de Lady “Macbeth”…) [46]  implica dejar de reconocer un orden cósmico, y en consecuencia eliminar al mismo Dios como fuente de toda norma moral que pueda ser reconocida y acatada universalmente por la sociedad humana. Así se pasa del teocentrismo al antropocentrismo, y luego al mismo nihilismo.

Algunas conclusiones, ya avanzado el siglo XXI

La situación del mundo en el siglo XX  fue descripta magistralmente en el discurso del Premio Nobel de Solzhenitsyn. Como en casi todos sus escritos de combate, Solzhenitsyn delimita y describe el teatro de operaciones, que abarca el siglo completo: “…nuestro Siglo XX ha demostrado ser más cruel que los siglos precedentes y los horrores de sus primeros cincuenta años no se han borrado.”Las pasiones de la época han sido las de siempre: “…nuestro mundo está siendo sojuzgado por las misma viejas pasiones de la época de las cavernas: codicia, envidia, descontrol, mutua hostilidad; pasiones todas ellas que, con el paso del tiempo, se han conseguido seudónimos respetables tales como lucha de clases, conflicto racial, disputas sindicales.” Y el hombre, extraviado, ha abandonado los principios por los “beneficios” que van a definir la “felicidad” de cada uno y de su grupo de pertenencia. Así, “… en nuestras almas no existen los eternos, universales, conceptos de bondad y de justicia; que son fluctuantes e inconstantes. De lo que se desprende la regla: haz siempre lo más provechoso para tu facción. Cualquier grupo profesional, ni bien percibe una oportunidad favorable para arrancar un pedazo, aun si no lo ha ganado, aun si le es superfluo, pues lo arranca inmediatamente y no le importa si la sociedad entera se derrumba después.”

El escritor ve claramente en nuestro tiempo la actualización del tema de la Torre de Babel: “Tal como se lo ve desde afuera, la amplitud de las disputas de la sociedad occidental se está aproximando al punto más allá del cual el sistema se vuelve inestable y no puede sino desmoronarse”. Nos cuenta que ha ido descubriendo un mundo contemporáneo deshumanizado: “…. un mundo en dónde algunos lloraban lágrimas desconsoladas mientras otros bailaban al ritmo de la música alegre”  y se plantea “el problema de la grieta”: “… ¿por qué es que las personas no pueden escuchar cada sonido distintivo proferido por los demás?”. En las diferentes visiones del mundo y escalas de valores, encuentra una explicación, porque “…desde tiempos inmemoriales el ser humano está hecho de tal modo que su experiencia personal y grupal determinan su visión del mundo, en la medida en que esta cosmovisión no le haya sido instilada por sugestión externa. La experiencia personal y social determina también sus motivaciones y su escala de valores, sus acciones e intenciones. … Y ésa es la base más sólida para la comprensión del mundo que nos rodea y de la conducta humana que en él se desarrolla. Pero con el paso de los siglos se fueron produciendo cambios. Durante mucho tiempo,  “... a los seres humanos individuales les fue posible percibir y aceptar una escala general de valores, distinguir entre lo que es considerado normal y lo que no lo es, saber qué es increíble, qué es cruel y qué se encuentra más allá de los límites de la maldad, qué es honesto, qué es engaño.”

Hoy está en juego en los grandes conflictos políticos no solo la ambición y el poder, sino también la penetración ideológica que sirve de pantalla, de pretexto y de instrumento a los apetitos humanos. El puñado de líderes que ocupa en estos momentos los lugares centrales que afectan el equilibrio en la política internacional, tienen poder y capacidad de desestabilización. En la búsqueda o con el pretexto de la “legítima defensa” están en condiciones de hacer mucho, bueno o malo, por o contra la armonía del desarrollo mundial.

La historia se compone de aproximaciones y alejamientos de un ideal. Pero un ideal es eso… un ideal.  Como se afirma en Génesis 8, “mientras dure la tierra, habrá siembra y cosecha, pues nunca cesarán ni el frío ni el calor, ni el verano ni el invierno ni los días ni las noches.”[47] 

Mientras tanto, al comenzar el siglo XXI, el mundo occidental no está a salvo de la revolución. A partir de la "caída" del imperio soviético, de la expansión geográfica hacia China, Corea, Vietnam, Camboya, Cuba, Nicaragua, etc., resulta patente que la revolución está lejos de haberse extinguido del curso de la historia. El fenómeno de la revolución está lejos de ser algo que sucedió en la historia y quedó atrás como un mal recuerdo. Es un hecho de la más candente actualidad como lo muestran los casos de países como Venezuela, Colombia, pero también –en cada caso con características propias – en Nicaragua, México, Ecuador, Bolivia, Chile, Brasil, y también Argentina. Y el conflicto se da no solo como político militar, sino con un fondo de narcotráfico, narco guerrilla, narco política, y de la omnipresente lucha cultural gramsciana.  La estrategia revolucionaria es complementaria de la coexistencia pacífica y el comercio internacional, aun entre países con visiones del mundo opuestas. Como se puede ver, Latinoamérica no quedó a salvo… Y los problemas planteados hace un siglo tienen hoy actualidad y vigencia. Para Latinoamérica en especial, a partir de la revolución cubana y a la política internacional establecida por Kruschev en 1960, la revolución está más vigente que nunca.

Venezuela es un ejemplo claro en el que la revolución no es simplemente un caso de estudio de interés meramente académico. El entusiasmo de Chávez en Venezuela  y de Morales en Bolivia, aplicados en destruir la sociedad democrática para reemplazarla por distintos tipos de "socialismos del siglo XXI" así lo muestran. En el uso del lenguaje se ve claramente este entusiasmo. Parafraseando a Vladimir Lenin, en uno de sus programas “Aló Presidente”, “Chávez ya destacaba la necesidad de construir un partido revolucionario, una dirigencia revolucionaria, orientada en función de una estrategia.”… "Ahora, la dirigencia, por eso insisto yo tanto en un partido, en la necesidad de un partido, porque no hemos tenido dirigencia revolucionaria a la altura del momento que estamos viviendo, una dirigencia a la altura del momento que estamos viviendo, unida, orientada en función de una estrategia, unida, como decía Vladimir Illich Lenin, una maquinaria que sea capaz de articular millones de voluntades en una sola voluntad, eso es imprescindible para llevar adelante una revolución, si no se pierde como los ríos cuando se desbordan, como el Yaracuy cuando llega allá al Caribe, se pierde el cauce y se convierte en laguna, se convierte como en un Delta pero lagunoso, o de lagunas"

El Presidente Hugo Chávez “invitaba a los venezolanos a estudiar los escritos del revolucionario ruso León Trotsky, y especialmente lo expresado por éste en el folleto El Programa de Transición, programa de acción elaborado por Trotsky y aprobado en el Congreso Fundacional de la Cuarta Internacional en 1938 en Chile, el cual es una de las bases fundamentales de la corriente trotskista." Afirmaba: "Bueno, aquí están dadas las condiciones, yo creo que ese pensamiento o esa reflexión de Trotsky es útil para el momento que estamos viviendo, aquí las condiciones están dadas, en Venezuela y en América Latina. No me voy a meter con Europa en este momento, ni con Asia. Ahí hay otras realidades, otros tiempos, otras dinámicas, pero en América Latina están dadas las condiciones, y en Venezuela pero por supuesto, para hacer una verdadera revolución[48]." 

Avanzado ya el siglo XXI con un visible y renacido y vigente “neo marxismo estratégico y cultural”, se comprende claramente la  precisión de las advertencias de Solzhenitsyn  clarísimamente expresadas en su discurso de Templeton: “Occidente no ha sufrido todavía la invasión comunista; la religión aquí es libre. Pero su itinerario histórico ha desembocado en un agostamiento del sentimiento religioso. Ha sufrido también cismas desgarradores, enfrentamientos y sangrientas guerras religiosas. Y –casi no hay necesidad de decirlo- desde la baja Edad Media, Occidente ha sido invadido de forma progresiva por el secularismo. Para la fe, esta amenaza –no de un exterminio exterior sino de una anemia interna- puede ser todavía más grave. Imperceptiblemente en Occidente el sentido de la vida se ha desgastado en el curso de los años hasta reducirse a la sola “conquista” de la felicidad, que se inscribe incluso en las Constituciones. No es solo en este siglo que se han desvalorizado las nociones del bien y del mal, hábilmente sustituidas por argucias sin fundamento, ya sean éstas de clase o de partido. Desde entonces se tiene vergüenza en apelar a conceptos inmutables. Se tiene vergüenza en admitir que el mal anida en el corazón del hombre antes de penetrar en los sistemas políticos; pero nadie tiene vergüenza de ceder habitualmente al mal integral. Y sobre la pendiente de estas concesiones, en el espacio de una generación, Occidente está a punto de deslizarse sin remedio en el abismo. Las sociedades occidentales pierden cada vez más su sustancia religiosa, y abandonan alegremente su juventud al ateísmo. Los maestros ateos educan a la juventud en el odio hacia la sociedad en la que viven. En su permanente actitud crítica, pierden de vista el hecho de que los vicios del capitalismo son vicios inherentes a la naturaleza humana, a los que se les ha dado libre curso siguiendo la huella de los otros derechos del hombre ; que, bajo el comunismo (y éste apremia a las demás formas de socialismo que no son nada sólidas) estos mismos vicios no conocen ni freno ni control en todos aquellos que poseen una migaja de poder (en cuanto al resto de la población, efectivamente ha conquistado la igualdad pero en la esclavitud y en la miseria). Este odio, atizado sin cesar, impregna hoy toda la atmósfera del mundo libre; la extensión de las libertades personales; el auge de las conquistas sociales e incluso del confort no hacen paradojalmente otra cosa que acrecentar este odio ciego. Las sociedades desarrolladas de Occidente prueban hoy día que la salvación del hombre no está en la abundancia material ni en el éxito económico. Este odio, atizado sin cesar, se extiende a todo lo viviente, a la vida en sí misma, a sus colores, a sus sonidos, a sus formas, al cuerpo humano; y el arte exacerbado del siglo XX se muere de este odio monstruoso, porque el arte sin amor es estéril.”

Los conflictos que enfrenta la época no son claros ni simples: revolución vs contrarrevolución, comunismo-socialismo-nacionalismo vs sociedades libres, occidente vs oriente, “buenos vs malos”… En algunas regiones la guerra es abierta y clara, pero en los conflictos globales, al mismo tiempo que en las conferencias internacionales se encuentran los líderes del mundo tratando a la luz del día los grandes temas del momento, por detrás se desarrolla de forma menos abierta una “guerra híbrida”[49], que se lleva a cabo en pos de objetivos perseguidos que pueden ser de varios tipos simultáneamente: energéticos, estratégicos, políticos, militares, económicos, culturales que no son necesariamente transparentes ni fácilmente visibles por los diferentes países y alianzas. La gravedad y dimensión del problema es evidente en cuanto se empieza a hacer una lista de los conflictos “de baja intensidad” que suceden en las diversas partes del globo y a considerar todo “lo que pasa por detrás”

Las actividades llevadas a cabo con mayor o menor discreción incluyen: despliegue de grupos locales de espionaje desproporcionados respecto de una convivencia pacífica, invasiones o agresiones armadas “a pedido”, intromisión en las elecciones de otros países, ataques cibernéticos, guerra económica, guerra energética, operaciones de propaganda y de influencia, organizaciones no gubernamentales, financiación de partidos políticos “amigos”, sembrar las divisiones y el caos económico, promoción de grupos y causas “ecológicas” inhibidoras del desarrollo económico y de la explotación de los recursos naturales, etc. Hoy las herramientas utilizadas en los conflictos incluyen el terrorismo (en sus múltiples facetas), el narcotráfico, el mercado negro de armas, el crimen organizado, las mafias, las operaciones encubiertas, el contrabando, el sabotaje, el ciberterrorismo, el ciberespionaje, la ciberinfluencia, la guerra espacial. De este modo la determinación del campo de la seguridad y la defensa y de las medidas de defensa y ataque dejan de estar limitadas a lo más o menos visible o transparente, y la manipulación de la opinión pública reemplaza a la información y pasa a formar parte de los instrumentos en uso, haciendo del tema de la guerra y la paz un área reservada a especialistas…

La enumeración no tiene fines alarmistas, pero sí el propósito de llamar la atención de mirar por un momento la parte oculta del iceberg y evitar cometer una vez más los mismos errores…Para Solzhenitsyn, como lo señalara en Harvard, el combate es de características cósmicas y exige también una visión cósmica del mundo: “Pero el combate por nuestro planeta, físico y espiritual, un combate de proporciones cósmicas, no queda para un lejano futuro; ya ha comenzado. Las fuerzas del Mal han comenzado su ofensiva decisiva. Ustedes sienten la presión que ellas ejercen, y sin embargo, vuestras pantallas y vuestros escritos están llenos de “sonrisas forzadas” y de copas alzadas en señal de brindis: ¿Por qué toda esa alegría?”

Si se quisiera elaborar una estrategia de poder, no debería hacerse como un programa de dominación y ni con la pretensión de diseñar las bases para un programa electoral, o una alianza para “defender las instituciones”. Tampoco alcanza un mero análisis pragmático de la economía y de la política para enfrentar el desafío de la época. Si se comprende el fenómeno de la revolución, se ve claramente que esta va mucho más allá de las explosiones históricas que son las que más impresionan y llaman la atención. La memoria de más de cien millones de víctimas que perdieron la vida en el siglo XX debería llevar a la reflexión a los dirigentes. En la medida en que el hombre occidental -de hecho cientos de millones de personas- vaya perdiendo sus principios y convicciones milenarias, no sepa porqué vive, no esté seguro acerca de la esencia del matrimonio y de la familia, no asuma la educación como responsabilidad que los padres no pueden delegar al estado, no tenga conciencia de sus responsabilidades morales y cívicas, no se plantee con seriedad el fin del uso de su propia libertad, habrá ido debilitando y abandonando sus "trincheras" y sus "fortificaciones", y de a poco habrá perdido la guerra, en el marco de una paz aparente y de una violencia esterilizada.

Inversamente, el que comprenda que la principal causa de la crisis es moral, también reconocerá que el remedio también lo es. Y cuando una gran parte de la sociedad tenga como fines propios y asumidos el procurar conocer y difundir la verdad y trabajar por el bien común, las soluciones técnicas y prácticas surgirán espontáneamente. Afirmaba hace poco Jonathan Sacks, Rabino Jefe de las congregaciones judías de la Commonwealth: “Estabilizar el euro es una cosa; sanar la cultura que lo rodea es otra. Un mundo en el que los valores materiales constituyen todo y los valores espirituales son nada, ni genera un Estado estable ni una buena sociedad. Ha llegado el momento para nosotros de recobrar la ética judeo-cristiana de la dignidad humana a imagen de Dios.”[50]

Benedicto XVI[51] insistía en la necesidad de recuperar valores perdidos: “la crisis actual “puede ser una ocasión para que toda la comunidad civil verifique si los valores en los que se basa la vida social han generado una sociedad más justa, equitativa y solidaria, o si por el contrario es necesaria una profunda reflexión para recuperar los valores que están en la base de una verdadera renovación de la sociedad, y que favorezcan una recuperación no solo económica, sino que  al mismo tiempo tienda a promover  el bien integral de la persona humana”.  Es un camino duro y difícil, pero la historia mostró sus resultados, que se darán como cuando se cristianizó Roma. Thierry Boutet [52]  lo confirma en su libro “El compromiso de los cristianos en la política”: "… es el hombre el que hace la historia", decía Pío XII; hacen falta muy pocos hombres para cambiar radicalmente el curso de los acontecimientos. La historia de la Iglesia lo demuestra: doce apóstoles y un buen genio superdotado y frágil, que se convertirá en San Pablo, en el comienzo, van a transformar totalmente al mundo antiguo, desde  el interior. Leamos a Tertuliano: Muy rápido, al final de los tiempos apostólicos, ya bajo la persecución, y antes del Edicto de Milán en el año 313, los cristianos influyen de modo determinante en la sociedad y orientan el futuro de los imperios y reinos. Expresa Tertuliano en su Apología [53]: “7... Si hubieras buscado a quién mandar; te hubieran quedado más enemigos que ciudadanos. 8. Ahora, de hecho, tus enemigos son menos numerosos que los ciudadanos, debido a la multitud de cristianos, que son casi todos ciudadanos.”

Sabemos que la libertad tiene un precio elevado, y que aunque la servidumbre pueda ser impuesta a través de la coerción externa, requiere de la sumisión interna para poder ser impuesta de manera estable.

En su discurso de Templeton, Solzhenitsyn nos recuerda que ya “Dostoievski advirtió que "los grandes acontecimientos podían venir sobre nosotros y captarnos intelectualmente desprevenidos". Esto es precisamente lo que ha sucedido. Y predijo que "el mundo será salvo sólo después de haber sido poseído por el demonio del mal". Si realmente se salvará, tendremos que esperar y ver: esto dependerá de nuestra conciencia, de nuestra lucidez espiritual, de nuestros esfuerzos individuales y combinados frente a las circunstancias catastróficas. Pero ya ha sucedido que el demonio del mal, como un torbellino, triunfa alrededor de los cinco continentes de la tierra...” Para el escritor ruso, la fe ortodoxa integraba las personas, el pueblo y la nación: “En el pasado, Rusia conoció una época en que el ideal social no era la fama, ni las riquezas, ni el éxito material, sino un modo de vida piadoso. Rusia estaba entonces empapada en un cristianismo ortodoxo que permaneció fiel a la Iglesia de los primeros siglos. La ortodoxia de ese tiempo sabía cómo proteger a su pueblo bajo el yugo de una ocupación extranjera que duró más de dos siglos, mientras que al mismo tiempo defendía los golpes inicuos de las espadas de los cruzados occidentales. Durante estos siglos la fe ortodoxa en nuestro país pasó a formar parte del patrón mismo del pensamiento y la personalidad de nuestro pueblo, las formas de vida cotidiana, el calendario de trabajo, las prioridades en cada empresa, la organización de la semana y del año. La fe era la fuerza formadora y unificadora de la nación.”

Recientemente el profesor Val Vinokur [54]  afirmaba que “al igual que el problema del mal, el terrorismo es cósmico: aunque su destructividad física siempre es superada por la de la guerra convencional, el crimen, los accidentes y los desastres naturales, el terror, como un `` espectáculo de la acción '' que rompe las reglas, busca interrumpir las convicciones inconscientes sobre el universo funcional que hace posible nuestra vida diaria.”

El historiador Salustio, (86 a. C.-35 a. C.[55]) escribió que “no apuntamos al poder o la riqueza , por cuya causa surgen guerras y todo tipo de conflictos entre la humanidad sino que sólo deseamos nuestra libertad , a la que ningún hombre honorable renuncia sino con su vida ”. Por su parte, el  ​historiador romano Tito Livio (59 a. C.-17 d. C.) [56] muestra la importancia del modo y de los temas a conocer en la historia: “Los temas a los que le pediría dedicar su más sincera atención a cada uno de mis lectores son estos: la vida y la moral de la comunidad; los hombres y las cualidades por las que se ganó y extendió el dominio, mediante la política interior y la guerra exterior. Luego, a medida que el nivel de moralidad desciende gradualmente, que siga la decadencia del carácter de la nación, observando cómo se hunde lentamente al principio, luego se desliza hacia abajo cada vez más rápidamente, y finalmente comienza a hundirse en una ruina precipitada, hasta llegar a estos días, en el que no podemos soportar ni nuestras enfermedades ni sus remedios. Del estudio del pasado surge esta ventaja excepcionalmente beneficiosa y fructífera que se deriva, por la que puedes ver todo tipo posible de ejemplos a la luz clara de la verdad histórica. De estos ejemplos, se puede seleccionar para usted y para su país, qué ejemplos imitar, y también cuales evitar, por lo dañino de los inicios y lo desastroso de los resultados”



[1] (borrador para preparar la presentación de la recepción en Academia del Plata – 20-4-2021)

[2] Con este espíritu edité en los últimos diez años un blog con artículos y otros escritos, con unos 12.000 escritos y videos, elegidos entre un número por lo menos diez veces esa cantidad. El mismo, ya fue consultado más de 500.000 veces desde más de cien países, y durará lo que los “semi-dioses de la web” dispongan.

 

[3] Hillaire Belloc, Así ocurrió la Reforma, THAU, 1984

[4] ¿Es el cristianismo una historia? por Michael De Sapio - 2 de febrero de 2021 Michael De Sapio is Senior Contributor at The Imaginative Conservative.   A writer and classical musician from Alexandria, Virginia, he attended The Catholic University of America and The Peabody Conservatory of Music. He writes Great Books study guides for the educational online resource Super Summary, and his essays on music, religion, and cultural history  topics have been featured in Fanfare and Touchstone, among other publications. - https://theimaginativeconservative.org/2021/02/theology-mythos-or-logos-john-medaille-thomas-storck-michael-de-sapio.html

[5] "Salmos, 90 1.Señor, tú has sido para nosotros un refugio a lo largo de los siglos. 2. Antes que nacieran las montañas y aparecieran la tierra y el mundo, tú ya eras Dios y lo eres para siempre, 3.tú que devuelves al polvo a los mortales, y les dices:"¡Váyanse, hijos de Adán!". 4. Mil años para ti son como un día, un ayer, un momento de la noche. 5. Tú los siembras, cada cual a su turno, y al amanecer despunta la hierba; 6. en la mañana viene la flor y se abre y en la tarde se marchita y se seca. 7. Por tu cólera somos consumidos, tu furor nos deja anonadados. 8. Pusiste nuestras culpas frente a ti, nuestros secretos bajo la luz de tu rostro. 9. Hizo correr tu cólera nuestros días, y en un suspiro se fueron nuestros años. 10. El tiempo de nuestros años es de setenta, y de ochenta si somos robustos. La mayoría son de pena y decepción, transcurren muy pronto y nos llevan volando. 11. ¿Quién conoce la fuerza de tu cólera y quién ha sondeado el fondo de tu furor? 12. Enséñanos lo que valen nuestros días, para que adquiramos un corazón sensato. 13. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?... Compadécete de tus servidores. 14. Cólmanos de tus favores por la mañana, que tengamos siempre risa y alegría 15. Haz que nuestra alegría dure lo que la prueba y los años en que vimos la desdicha. 16. Muestra tu acción a tus servidores y a sus hijos, tu esplendor. 17. Que la dulzura del Señor nos cubra y que él confirme la obra de nuestras manos." Salmos, 90 - Bíblia Católica Online - https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/salmos/90/

[6] -sin necesidad de hacer muchas aclaraciones adicionales-

[7] Carlos Alberto Sacheri en Naturaleza humana y relativismo cultural reservaba “  … la palabra civilización para nombrar el reconocimiento colectivo e una jerarquía dada de valores esenciales, mientras que el término cultura expresará el conjunto de manifestaciones concretas de la vida humana en un pueblo determinado“

[8] Jacques Maritain, Filosofía De La Historia, Club De Lectores, 1985)

[9] … “Hay cambios en la historia humana que son necesarios. Pero (…) no es necesaria la manera o modo como suceden estos cambios: depende de la voluntad y de la libertad del hombre. En otras palabras, el cambio necesario en cuestión puede producirse de un modo o de otro; modos completamente diferentes por lo que hace a su significado racional o espiritual. (…)  El mismo cambio puede producirse en forma esclavizadora y degradante o en forma genuinamente racional y liberadora. Y eso no depende de ninguna necesidad de la historia sino del modo como interviene el hombre, sobre todo los grandes hombres, las grandes figuras de la historia.”  Así,  continúa Maritain, “para un tomista, la fórmula “el hombre hace la historia y la historia hace al hombre” significa que la historia posee una dirección, que es determinada con relación a ciertas características fundamentales por la inmensa masa dinámica del pasado que la impele hacia adelante, pero que es  indeterminada con relación a las orientaciones específicas y al espíritu o la manera como un cambio, necesario en otros respectos, ha de cobrar existencia. El hombre está dotado de una libertad mediante la cual, como persona, puede, con más o menos dificultad, triunfar sobre la necesidad en su corazón. Sin que, por todo esto, sea capaz de torcer arbitrariamente la historia, según su deseo o su capricho, el hombre puede originar nuevas corrientes históricas, que chocarán y se combinarán con otras corrientes, con fuerzas y condiciones preexistentes, de donde resultará la orientación específica – no fijada por la evolución – de un determinado período de la historia.” …“… el desarrollo de las técnicas materiales aparece, por un lado, como haciendo caer con mayor peso el determinismo histórico sobre el hombre; y, por el otro, ese mismo desarrollo proporcionará al hombre insospechados medios de libertad y emancipación. Cuál de estos dos aspectos predominará finalmente depende de la libre voluntad y la libre elección del hombre.”

[10]  “Por el camino del Renacimiento hasta nuestros días hemos enriquecido nuestra experiencia, pero hemos perdido el concepto de una entidad suprema que antes limitaba nuestras pasiones y nuestra irresponsabilidad. Hemos puesto demasiadas esperanzas en las reformas político-sociales, sólo para terminar descubriendo que se nos despoja de nuestra posesión más preciada: nuestra vida interior, pisoteada por la jauría partidaria en el Este y por la jauría comercial en Occidente: y lo que es aterrador no es tanto que el mundo esté dividido, sino que sus miembros están afectados por la misma enfermedad. Si, como declara el humanismo, el ser humano naciese solamente para ser feliz, no lo haría para morir. Pero su cuerpo está condenado a muerte, y su misión sobre la tierra evidentemente debe ser más espiritual. No sólo para disfrutar de la vida diaria; no para buscar las mejores formas de obtener bienes materiales para su despreocupado consumo, sino para el cumplimiento de un duro y permanente deber, de tal modo que todo nuestro camino por la vida se convierta en la experiencia de una elevación antes que nada espiritual: y dejar la vida como creaturas más elevadas que como entramos en ella.”

[13] John Frederick Charles Fuller, militar, historiador y estratega británico The Conduct of War, 1789-1961 (Rutgers University Press, 1961)

[14] Ejemplos: el carro a vapor de Cugnot (1769), el globo Montgolfier (1783), los barcos a vapor (Potomac, 1787), los proyectiles de artillería, los detonadores de proyectiles (1800), las cápsulas para proyectiles de percusión(1816), las balas cónicas (1823), el uso de cohetes (1789/1800), el submarino (1776), la producción en masa de fusiles, las minas terrestres y marítimas, los cañones de largo alcance en los barcos y la propulsión a hélice, las balas de cañón con cabezas explosivas, el aumento de la precisión de los fusiles, el desarrollo de redes de ferrocarril para permitir el transporte de tropas en cantidad (Rusia: 1855/700 millas, 1881/14.000 millas, 1941/66.000 millas) los barcos de vapor, los cascos acorazados.

[15] Gustave Gautherot, Le monde communiste, Spes, Paris, 1925

[16] En “The Last Speech: “A Thing Called Civilization””, Sir Roger Scruton, Septiembre 19, 2019 ISI – Struton murió el 12 de enero de 2020)

[17] Ya durante la guerra civil de 1918 a1921, se encarcelaron entre 150 000 a 400 000 « enemigos del pueblo : menchevique, contrarevolucionarios, desviacionistas del propio partido comunista, victimas de la depuración, y enemigos de clase y el ultimo campo de trabajo correccional se cerró en 1991. Los campos nazis se crearon a partir de 1933 y se cerraron al final de la segunda guerra mundial, aunque Speziallager Sachsenhausen, Speziallager Mühlberg y Internierungslager Buchenwald, fueron campos que los sovieticos continuaron utilizndo de 1945 à 1950, dependiendo del NKVD, y luego del MVD.

[18] “Le monde communiste”, Spes, Paris, 1925

[19] Lecciones de la Revolución de Octubre, artículo publicado en El Manifiesto de Javier R. Portella

[20] Malia analiza -con erudición- las principales revoluciones, que comienzan en Europa con la redefinición de la esfera de lo espiritual; esto es, con la herejía. Son varios los ejemplos, como el de la Bohemia husita 1415-1436, de la Alemania luterana 1517-1555, de la Francia hugonote 1559-1598  la revuelta holandesa de 1566-1609 y la revolución inglesa o puritana (1640-1660) (“la revolución de los santos”). Luego se producen las revoluciones ideológico-político-militares: la revolución americana, la revolución francesa (1789-1799), la de la Comuna de Paris (1871) y la revolución rusa (1917). En los Siglos XII y XIII la organización feudal no había  fomentado el desarrollo integral de la sociedad y el poder pasa a las monarquías centralizadas, con el equilibrio que podía aportar la formación de asambleas representativas de los estados y de las «jerarquías feudales» . En los Siglos XIV y XV se produce la Guerra de los cien años,  la gran crisis y hambruna provocada por la gran depresión, los Papas de Avignon, el Gran Cisma y las herejías de cátaros y husitas. En el Siglo XVI tenemos el Renacimiento y la Reforma “…intentos de “renovación” del cristianismo que alimentaron la secularización.” El Renacimiento, “recupera la cultura “no-cristiana” de la antigüedad clásica y la Reforma, “divide el cristianismo al que buscaba purificar”. De modo que a fines del Siglo XVII “ya era claro que la unidad religiosa del Cristianismo no sería restaurada”. En el Siglo XVII, la Revolución científica ofrece una “fuente de verdad radicalmente nueva”, que “deriva enteramente de la razón y de la verificación empírica” y que no debe nada a la “revelación divina”, y que se constituye tanto en una cultura alternativa a la cristiandad com en la herencia del clasicismo, y en la garantía de una “ciencia racional del hombre y de la sociedad por la que el hombre podría hacer su propio mundo”. Al mismo tiempo, la revolución militar “transforma la monarquía feudal en un absolutismo centralizado” militarmente, en lo que luego de 1789 se llamo L´ancien regime. Para entonces, “la tecnología militar y la movilización de los ejércitos consumían “el 80/90 % de los ingresos monárquicos” y “El absolutismo militar utilizó la nueva ciencia y el racionalismo filosófico que la acompañaba para promover un estado mas coherentemente organizado, una sociedad más ordenada políticamente y una economía mejorada” y produjo una única “cultura secular y un sistema estatal unitario que para el siglo XVIII se extendía del Atlántico a los Urales” En el Siglo XVII, “Entre la revolución científica y el absolutismo real, el iluminismo “reduce al polvo el ethos de la vieja Europa”, preparando el camino para el advenimiento de lo que Tocqueville llamó más tarde democracia. En 1789 la unidad básica de la sociedad es el individuo como ciudadano y la igualdad entre los ciudadanos se vuelve en el fundamento de la política”. Luego de las revoluciones políticas de los siglos XVII y XVIII se pasa al milenarismo científico de la revolución social del siglo XX. Sostiene Malia que después de haber sido la revolución un problema de la "historia política" en el siglo XIX y un problema de la "historia social" en el siglo XX, "se ha vuelto claro ahora que la revolución debe ser considerada en primera instancia un problema de la "historia de las ideas"... porque la historiografía revela que los contenidos políticos y sociales de los diferentes casos estudiados han sido fundamentalmente moldeados por ideas". Malia repasa, analiza y critica diversos estudios acerca de la revolución, deteniéndose en los enfoques de Crane Buton, Charles Tilly, Banington Moore, Theda Skopol y Georges Lefebvre, y resaltando los aportes de los análisis de Tocqueville y Weber. De este último rescata particularmente que "la cultura, y en particular la religión, es la primera base de la unicidad europea". Su análisis ayuda a relacionar personajes, acontecimientos, procesos históricos, y sobre todo la importancia, la fuerza y el impacto de la lucha de las ideas.

[21] “El 9 de termidor del año II (27 de julio de 1794) cae Robespierre y la República Francesa pasa  del dominio de los jacobinos, al de los republicanos conservadores, a quienes se  llamará “termidorianos” ” https://es.wikipedia.org/wiki/Reacción_de_Termidor

[22] El derrumbe producido en la revolución rusa, esta descripto por Lioudmila Saraskina al comienzo de su biografía de Solzhenitsyn, en la que dedica un capítulo al año 1918, el primero del escritor y de la revolución en marcha. Entre otras referencias, incluye una cita del fascículo bimensual de Vasili Vasilievitch Rozanov[22], que describía la magnitud y la profundidad del proceso en personas e instituciones, en las clases sociales y en la economía. Afirmaba Rozanov que “no hay ninguna duda que todo lo que pasa en estos momentos tiene como origen profundo el hecho que el vacío colosal dejado por el cristianismo de otros tiempos, se formó en el seno de la humanidad europea (que comprende a los rusos). En ese vacío, todo se derrumba: los tronos, las clases, los  estratos sociales, el trabajo, las riquezas. Todos están agitados. Todos perecen, todo perece. Pero todo eso colapsa en el vacío del alma humana, que se encuentra privada de su antiguo contenido”. “Rozanov, enfermo, moribundo, veía realizarse la profecía sobre su país invadido por los poseídos[22]: “con crujidos, golpes, chillidos, una cortina de hierro cae sobre la historia rusa. La comedia ha terminado.”… “El paso al socialismo, y en consecuencia al ateísmo total, se efectuó en los mujiks y en los soldados de un modo tan fácil que es como si solo  “hubieran ido simplemente a bañarse con una nueva agua”. Es perfectamente exacto, es la realidad, y no una espantosa pesadilla.” Destaca asimismo la escritora, que desde el comienzo se podía conocer por anticipado la destrucción material que provocaría la revolución, evocando a Ivan Alexeïevitch Bounine[22], quien recordaba una  “…frase bíblica[22] que ilustraba con una precisión matemática ese resultado desolador y notoriamente previsible: que el saqueo de lo que ha sido saqueado no disminuye el número de pobres; la igualdad ganada por la violencia es una igualdad en la miseria, no en la prosperidad; la profanación y la destrucción del viejo mundo no engendran ni mas felicidad, ni más libertad, ni igualdad, ni fraternidad. “Entonces, en un solo mes, hemos organizado todo: ni fábricas, ni trenes, ni tranvías, ni agua, ni pan, ni ropa – nada.”: "Y las siete vacas flacas y feas se comieron a las siete vacas gordas. Pero una vez que las tuvieron en su vientre, no se notaba en absoluto, pues seguían tan flacas y feas como antes.” Para completar el panorama, nos ratifica el conocimiento de la radicalidad del cambio de época que se estaba produciendo la mencionada Saraskina agregando también un comentario profético de Alexandre Blok: “El artista debe saber que la Rusia que fue no es más, y no será más. La Europa que fue no es, y no será más. Ambas realidades corren el riego de manifestarse con un horror decuplicado, que volverá la vida insoportable. … El mundo entró en una nueva era. La civilización, el estado y la religión como existían están muertos… han perdido toda la vida.[22]

[23] Walter Benjamin, note préparatoire aux Thèses, dans : GS I, 3, p.1232, cité dans : Michael Löwy, La révolution est le frein d’urgence, op.cit.p.157  

[24] … que ha pasado por todo el siglo XX como un importante piloto de tormenta intelectual y protagonista de la lucha, y que resalta la importancia del papel de cada ser humano en el  lugar específico donde lo encuentra la vida

[25] “Más allá de la mentira ideológica: la revolución de 1989 treinta años después” Noviembre 2019 https://www.lawliberty.org/liberty-forum/beyond-the-ideological-lie-the-revolution-of-1989-thirty-years-later/

[26] Lecciones de la Revolución de Octubre, artículo publicado en El Manifiesto de Javier R. Portella

[27] Cuadernos, III

[28] Harold O.J. Brown “The Sensate Culture – Western Civilization between chaos and transformation” 1996

[29] César y Cristo, Editorial Sudamericana, 1948

[30] Jim Nelson Black, When Nations Die (Wheaton, IL: Tyndale, 1994) Analizando los paralelismos entre las civilizaciones clásicas y las modernas, Black constata que la destrucción, la caída, la disolución, el colapso son los frutos de semillas semejantes, y señala tres tipos de decadencia que se verifican tanto entre las civilizaciones que han muerto, como en la nuestra –occidental- : la decadencia social, la cultural y la moral. Destaca tres procesos que permiten ver la decadencia social. El de la crisis de la anarquía, el de la pérdida de disciplina económica y el de la creciente burocracia. Asimismo, la decadencia cultural se percibe en el deterioro de la educación, en el debilitamiento de los fundamentos culturales, en la pérdida del respeto por la tradición y en la prevalencia del materialismo. A su vez, la decadencia moral se verifica en el aumento de la inmoralidad, en el abandono de la religión o la decadencia de las creencias religiosas y en la devaluación de la vida humana.

[32] “Recuerden la Escritura: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.” Primera Carta de San Pablo a los Corintios

[33] "Génesis, 2 1.Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato, 2.y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. 3.Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho. 4.Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos, 5.no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. 6.Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo. 7.Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. 8.Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9.Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal."  Génesis, 2   Bíblia Católica Online http://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/genesis/2/

[34] Génesis, 3 - 1.La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?» 2.Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. 3.Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» 4.Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. 5.Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.» 6.Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. 7.Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.

[35] Daniel 7, 9-10.13-14 

[36] Yo, Daniel, tuve una visión: vi que colocaban unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve, sus cabellos como lana blanquísima; su trono, llamas de fuego con ruedas encendidas; un río de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó el juicio y se abrieron los libros. Yo seguí contemplando en mi visión nocturna, y vi a alguien, semejante a un Hijo de hombre. venir entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el Anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas le servían. Su poder nunca se acabará porque es un poder eterno. Su reino jamás será destruido.

[37] Salmo 97 - 1El SEÑOR reina; regocíjese la tierra; Alégrense las muchas islas.2Nubes y densas tinieblas Lo rodean, Justicia y derecho son el fundamento de Su trono.3Fuego va delante de El, Y quema a Sus adversarios en derredor.4Sus relámpagos iluminaron el mundo; La tierra vio y se estremeció.5Como cera se derritieron los montes ante la presencia del SEÑOR, Ante la presencia del Señor de toda la tierra.6Los cielos proclaman Su justicia, Y todos los pueblos han visto Su gloria.7Sean avergonzados todos los que sirven a imágenes talladas, Los que se glorían en los ídolos. Póstrense ante El todos los dioses.8Oyó Sion esto y se alegró, Y las hijas de Judá se han regocijado A causa de Tus juicios, oh SEÑOR.9Porque Tú eres el SEÑOR, el Altísimo sobre toda la tierra, Muy excelso sobre todos los dioses.10Los que aman al SEÑOR, aborrezcan el mal; El guarda las almas de Sus santos; Los libra de la mano de los impíos.11Luz se ha sembrado para el justo, Y alegría para los rectos de corazón.12Justos, alégrense en el SEÑOR, Y alaben Su santo nombre.

[38] Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 28b-26 En aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que le esperaba en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: "Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres chozas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías", sin saber lo que decía. No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la nube salió una voz que decía: "Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo". Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

[39] “Nosotros escuchamos esta voz del cielo” - Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 1, 16-19 Hermanos: Cuando les anunciamos la venida gloriosa y llena de poder de nuestro Señor Jesucristo, no lo hicimos fundados en fábulas hechas con astucia, sino por haberlo visto con nuestros propios ojos en toda su grandeza.  En efecto, Dios lo llenó de gloria y honor, cuando la sublime voz del Padre resonó sobre él diciendo: "Este es mi Hijo amado, en quien yo me complazco". Y nosotros escuchamos esta voz, venida del cielo, mientras estábamos con el Señor en el monte santo. Tenemos también la firmísima palabra de los profetas, a la que con toda razón ustedes consideran como una lámpara que ilumina en la oscuridad, hasta que despunte el día y el lucero de la mañana amanezca en sus corazones.

[42] ( Albert Camus. Brody, 1975, p. 291) A Camus se le atribuye la famosa afirmación  “el siglo XXI será espiritual, o no será”, sin poderse afirmar cuando la habría pronunciado.

[43] What the Trinity Reveals About God and Us, Regis Nicoll - Regis Nicoll is a retired nuclear engineer and a fellow of the Colson Center who writes commentary on faith and culture. His new book is titled Why There Is a God: And Why It Matters.  https://www.crisismagazine.com/2018/trinity-mystery-revealing-nature-god

[44] Orígenes”, La oración, 25; GCS 3, 356 (c. 185-253).

[45]  “El hombre frenético.—¿No habéis oído hablar de aquel hombre frenético que justo antes de la claridad del mediodía encendió una lámpara, corrió al mercado y no dejaba de gritar: «¡Busco a Dios, busco a Dios!»? —Allí estaban congregados muchos de los que precisamente no creían en Dios, provocando una gran carcajada. «¿Acaso se ha perdido?», dijo uno. «¿Se ha extraviado como un niño?», dijo otro. «¿O es que se ha escondido? ¿Nos tiene miedo? ¿Se ha hecho a la mar en un barco? ¿Ha emigrado?»—así chillaban y reían sin orden alguno. El hombre frenético saltó en medio de ellos, atravesándolos con la mirada. «¿Adónde ha ido Dios?», gritó, «¡yo os lo voy a decir! ¿Nosotros lo hemos matado —vosotros y yo! ¡todos nosotros somos sus asesinos! ¿Pero cómo hemos hecho esto? ¿Cómo fuimos capaces de bebernos el mar hasta la última gota? ¿quién nos dio la esponja para borrar todo el horizonte? ¿qué hicimos cuando desencadenamos esta tierra de su sol? ¿Hacia dónde se mueve ahora? ¿Hacia dónde nos movemos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos continuamente? ¿Y hacia atrás, hacia los lados, hacia delante, hacia todos los lados? ¿Hay aún arriba y abajo? ¿No vagamos como a través de una nada infinita? ¿No sentimos el alentar del espacio vacío? ¿No se ha vuelto todo más frío? ¿No llega continuamente la oscuridad y más oscuridad? ¿No tendrían que encenderse lámparas a medio día? ¿No escuchamos aún nada del ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No olemos aún nada de la putrefacción divina? —También los dioses se descomponen. ¡Dios ha muerto! ¡Dios sigue muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos los asesinos de todos los asesinos? Lo más sagrado y lo más poderoso que hasta ahora poseía el mundo, sangra bajo nuestro cuchillos —¿quién nos enjuagará esta sangre? ¿Con qué agua lustral podremos limpiarnos? ¿Qué fiestas expiatorias, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿No hemos de convertirnos nosotros mismos en dioses, sólo para estar a su altura? ¡Nunca hubo un hecho más grande —todo aquel que nazca después de nosotros, pertenece a causa de este hecho a una historia superior que todas las historias existentes hasta ahora!» Aquí calló el hombre frenético y miró nuevamente a sus oyentes: también éstos callaban y lo miraban extrañados. Finalmente, lanzó su lámpara al suelo, rompiéndose en pedazos y se apagó. «Llego demasiado pronto —dijo entonces—, mi tiempo todavía no ha llegado. Este enorme acontecimiento aún está en camino y deambula —aún no ha penetrado en los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de las estrellas necesita tiempo, los hechos necesitan tiempo, aun después de que hayan ocurrido, para ser vistos y escuchados.» Esta acción les está todavía más lejana que los astros más lejanos —«¡y sin embargo, ellos mismos la han llevado a cabo!». —Se cuenta además que, ese mismo día, el hombre frenético irrumpió en diferentes iglesias y entonó su Requiem aeternam Deo [Descanso eterno para Dios]. Conducido fuera de ellas y conminado a hablar, sólo respondió una y otra vez: « ¿Qué son, pues, estas iglesias sino las tumbas y sepulcros de Dios».” Friedrich Nietzsche, La Gaya Ciencia, Tr. Germán Cano. Madrid: Gredos, 1ª edición, 2011. §125

[46] El tema central en Macbeth, cuando el médico reconoce que cuando el origen de la locura es el pecado, lo que hay que hacer es buscar a un sacerdote y no a un médico (hoy sería al psicólogo…) “MÉDICO ¿Qué hace ahora? ¡Qué modo de frotarse las manos! DAMA: Es costumbre suya; parece como si se las estuviera lavando; la he visto insistiendo en esa ocupación todo un cuarto de hora seguido. Seguramente, es ella quien ha dicho lo que no debía; sólo el cielo sabe lo que ha visto. LADY MACBETH: Todavía tengo aquí una mancha. ¡Bórrate, endiablada mancha! ¡Bórrate, digo! ... Una... dos ... ¡el momento de hacerlo! ¡Oh, lóbrego infierno! ¡Vergüenza, mi señor, qué deshonra! Soldado... ¡Y cobarde! ¿Por qué hemos de temer que se sepa, cuando nadie puede pedirnos cuenta de ello? ... ¡Quién hubiera pensado que aquel anciano tuviese tanta sangre!¿No he de poder ver limpias mis manos? ... ¡No más, mi señor, no más estremecerte, que lo arruinas todo con tus temores! ¡Todavía el olor a sangre! ¡Todos los perfumes de Arabia no embalsamarían esta mano mía! ¡Oh, no! Lávate las manos, ponte la ropa de dormir... ¿Por qué palideces? Banquo está ya enterrado, no puede salir de su sepultura, te lo repito... ¡A la cama, a dormir! ... Llaman a la puerta... Ven, ven, dame la mano; ya no tiene remedio lo hecho... ¡A la cama, a la cama, a la cama!  MÉDICO: ¡Qué forma de suspirar! Dolorosamente oprimido está ese corazón. Esta enfermedad se sale de los límites de mi ciencia... Sin embargo, he conocido pacientes de estos que se levantaban durante sus sueños y murieron santamente en sus camas. MÉDICO: ¡Qué murmuración más calumniosa la que se ha levantado! Y es que las acciones desnaturalizadas engendran temores también desnaturalizados; las conciencias corrompidas revelan sus secretos a las sordas almohadas... Más necesita del sacerdote que del médico. ¡Santo Dios, perdónanos a todos! ¡Protégela! Aparta de ella cualquier objeto que pueda serle peligroso y todavía así, no la abandones... Te doy las buenas noches... Ha desconcertado mi espíritu y asombrado mi vista. Pienso, pero no me atrevo a hablar.” Ver análisis en https://prudentiapolitica.blogspot.com/2018/05/4-el-tema-central-en-macbeth-es-la.html

[47] "18.Salió, pues, Noé y con él sus hijos, su esposa y sus nueras. 19.Todos los animales salvajes y domésticos, todas las aves y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, salieron por familias del arca. 20.Noé construyó un altar a Yavé, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, los ofreció en sacrificio sobre el altar. 21.Al aspirar el agradable aroma, Yavé decidió: «Nunca más maldeciré la tierra por causa del hombre, pues veo que sus pensamientos están inclinados al mal ya desde la infancia. Nunca más volveré a castigar a todo ser viviente como acabo de hacerlo. 22. Mientras dure la tierra, habrá siembra y cosecha, pues nunca cesarán ni el frío ni el calor, ni el verano ni el invierno ni los días ni las noches.»" Génesis, 8 - Biblia Católica Online https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/genesis/8/

[48] https://www.aporrea.org/actualidad/n93859.html

[49] El “Centro Europeo de Excelencia para Contrarrestar las Amenazas Híbridas” define como guerra híbrida a la "acción coordinada y sincronizada que ataca deliberadamente las vulnerabilidades sistémicas de los estados e instituciones democráticas, a través de una amplia gama de medios (políticos, económicos, militares, civiles (ONG) y de información y contrainformación) "y" actividades [que] explotan los umbrales de detección y atribución, así como la frontera entre la guerra y la paz ".

[51] https://www.aciprensa.com/noticias/papa-recuperar-valores-y-derrotar-individualismo-para-superar-la-crisis

[52] L'engagement des chrétiens en politique, Thierry Boutet, 2007. Editeur : Privat. Date de parution mars 2007

[53] L'APOLOGÉTIQUE DE TERTULLIEN - http://www.tertullian.org/french/apologeticum.htm - CHAPITRE XXXVII - 7 …Vous eussiez pu chercher à qui commander; il vous serait resté plus d'ennemis que de citoyens. - 8. Maintenant, en effet, vos ennemis sont moins nombreux que les citoyens, à cause de la multitude des chrétiens, qui sont presque tous citoyens. Et ces chrétiens, presque tous citoyens, vous avez préféré les considérer comme ennemis et leur donner le nom d'ennemis du genre humain plutôt que de l'erreur humaine! … 10. Or, sans même songer à récompenser un secours si précieux, sans vous dire que, loin de vous être à charge, notre race vous est nécessaire, vous avez préféré nous traiter en ennemis. Ennemis, nous le sommes assurément, non pas du genre humain, mais plutôt de l'erreur humaine

[54] PhD, Princeton University (Comparative Literature);BA, Amherst College (summa cum laude in English/Russian, magna cum laude in Political Science) - Las demonologías del terror de Dostoievski - Lo que dice el relato del mal cósmico de la novela rusa sobre el terrorismo radical por Val Vinokur - 30 DE OCTUBRE DE 2020

[55] Cayo o Gayo Salustio Crispo - historiador romano .

[56] Tito Livio -historiador romano, en el comienzo del Libro I de la historia de Roma…

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