lunes, 9 de diciembre de 2019

Solzhenistsyn: la ideas detrás de este ensayo


1.  Prólogo

“No está mal. Se incorporó y revisó el muro de izquierda a la derecha. Su mirada era tan precisa como un nivel.
La pared estaba alineada correctamente. Sus manos, todavía seguían sirviendo para algo”
 (Alexander Solzhenitsyn, Un día en la vida de Ivan Denisovich, Bantam Boks, 1972, 17 edición)


La persona

“Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé”
(Libro de Isaías 55,10-11)

Creemos que si hay alguien que podría haber pronunciado con tranquilidad de espíritu ¡Misión cumplida! al terminar su vida terrenal, ese fue bien el escritor Alexander Solzhenitsyn, un protagonista del siglo XX, que habiendo nacido, crecido, y sido educado en el sistema marxista más despótico, pudo a partir de una libertad interior inquebrantable y un rechazo racional y visceral del mal y la mentira, librar épicas batallas contra el orden soviético, desde el mismo interior del régimen, contra los puntos más débiles e indefendibles de este gran enemigo de la humanidad que fue y sigue siendo “la revolución”. Y lo hizo solo, sin dinero, entregando el testimonio de una vida sin desperdicio y descargando toda la fuerza de su intelecto privilegiado.

Transcurridos cien años de su nacimiento, seguramente no se  ha realizado en todo el mundo una lectura uniforme de este gran personaje, sobre el que se polemizó ya abundantemente durante su propia vida. El primer centenario constituye una excelente ocasión -o más bien una necesidad- de evocar, repasar y verificar la renovada actualidad y vigencia de sus ideas, estudiarlas, revisarlas, someterlas a discusión, y detenerse particularmente en su visión "profética" del mundo, y  en la vigencia de su prédica, en particular respecto de la "autolimitación" como medio esencial para corregir los excesos públicos y privados, a partir de las personas con antelación a los cambios de los sistemas políticos o procesos. Por lo menos debería servir como fuente de inspiración y de estudio la lucha que libró con toda su fuerza y energía el escritor ruso contra el pensamiento ideologizado y frente a la profusa construcción de relatos ajenos a un realismo antropológico, filosófico y teológico. Pero además de haberse convertido ya en un gran clásico de la escritura, también ha desempeñado un rol de importancia en la vida pública de su tiempo y su obra se integró al mismo tiempo al papel central que ocupó en los primeros planos de la historia.

Ahora bien ¿Hace falta una “guía” para entender a Solzhenitsyn? ¿No habla un escritor por sus obras? Efectivamente, es así. Pero hay un detalle: su producción literaria, incluyendo sus obras completas y revisadas abarca unos 30 tomos y no está al alcance de todos los públicos. En parte porque aún no está editada en todos los idiomas, y particularmente en español, que es el público al que se dirigen en primera instancia estas líneas. Esa es una de las principales razones de la existencia de este ensayo, que tiene fines de difusión, exploración y ordenamiento de los temas. La conciencia de la dificultad de acceso a los textos explica cierta abundancia y extensión de las citas textuales incluidas.

 La capacidad intelectual de una persona se verifica particularmente por su aptitud en llegar a adquirir una visión realista del todo y de las partes, de poder transmitirla, y que esta sea comprendida. La mayoría de las personas se concentra más en algunos temas que en otros, y desarrollan un enfoque al que adscriben. No son muchas las personas dotadas con la facultad de tener una “visión total”, esto es, una visión de la realidad prácticamente completa en lo que es posible al ser humano. Muchos restringimos los límites de nuestra percepción de la realidad a un marco más estrecho que el real, o no avanzamos lo suficiente en el “conocimiento posible”, o no nos aventuramos “mar adentro”, adonde sin embargo es necesario llegar.

Si se acepta el uso de una imagen, solo unas pocas docenas de hombres han conseguido conquistar las cumbres de más de 8000 metros. Solzhenitsyn muestra haber sido uno de esos pocos grandes escritores de todos los tiempos que conquistaron esas cimas, en un camino de crecimiento interior en el que fue ascendiendo hacia esa “visión total”, que desarrolló y publicó paso a paso, acompañando su recorrido. Su vida puede ser vista como la del ascenso a una “montaña personal”. Simultáneamente con este ascenso, fue escribiendo sus obras y pronunciando sus discursos, interviniendo así con un papel protagónico y relevante en la historia del siglo XX,  y completando esa “visión del mundo” que constituye una parte importante de su legado.

La herencia intelectual de Solzhenitsyn es de una magnitud aún no sopesada por la intelectualidad occidental. Los millones de libros vendidos, son como semillas al viento que esperan aún caer en tierra fértil para germinar y producir frutos en abundancia.

Con el doble testimonio de su vida y de su producción literaria, nos enseña, quizás sin haberlo creído el mismo, que quizás sea posible todavía aprender algo de la experiencia ajena….

Desde el punto de vista de sus convicciones, el premio Nobel de literatura fue protagonista de un raro caso en que alguien pudo hacer de buena fe un giro intelectual y existencial de 360 ° y quedar apuntando otra vez hacia el norte En términos prácticos, nació en un ambiente “ortodoxo”, luego fue un comunista convencido y luego volvió otra vez a la ortodoxia. Aunque no se lo identifique como tal, fue también un militar, un soldado a la vez “táctico y estratégico”, que demostró a lo largo de su vida, la importancia, las posibilidades y el efecto de una lucha impecablemente planeada y ejecutada en el mundo de las ideas y de la influencia.
Además, fue un maestro en el arte de superar obstáculos aparentemente infranqueables. Recorrió palmo a palmo -voluntaria e involuntariamente- un camino hacia nuevos horizontes que demostró  ser posible recorrer, y lo mostró a una humanidad cansada de repetir experiencias y de vagar sin éxito por sendas gastadas en pos de un supuesto crecimiento indefinido, de interminables desarrollos científicos, económicos y tecnológicos, harta de explorar la glorificación de la materia y el cuerpo, hedonista, dedicada a consumir individualmente lo que se difunde masivamente como consumos obligatorios universales, tal como se hace con los deportes o con el turismo, instalados ya como si fueran “derechos humanos”.

Orientado a la acción desde muy joven, se forma para una brillante carrera intelectual. Orgulloso de su fuerza, de su capacidad y de los logros que va alcanzando, crece en la pobreza material, sometido a fuertes privaciones económicas, absolutamente concentrado en sus objetivos, capaz de abarcar desde lo pequeño hasta lo universal, seguro de las certezas que va adquiriendo, y al mismo tiempo abierto a incorporar otras nuevas en la medida que lo convenzan.

Educado en el amor por su patria, la convulsionada época que le tocó vivir y los acontecimientos por los que tuvo que atravesar (a pesar suyo) lo precipitaron a un protagonismo histórico que fue forjando su vocación de pensador, de escritor y de intelectual-político; un verdadero “think tank” ambulante…
La profundidad de los dramas de su país, la revolución, la guerra, la pérdida de la libertad, la convivencia forzosa con lo mejor y lo peor del ser humano, su pesimismo realista respecto del hombre del siglo XX y finalmente el cáncer, son hechos que le van demostrando la imposibilidad para la humanidad, de encontrar soluciones de fondo que no incluyan la prueba personal, la trascendencia de la persona, la conciencia de la providencia de Dios respecto de cada ser creado, y el “acompañamiento” personal del Creador a cada hombre durante su vida.

Para dimensionar a nuestro escritor, habría que pensar en una combinación de Balzac, Tolstoi, Shakespeare y Aristóteles, con muchos de los atributos que cada uno poseía. Solzhenitsyn elabora su análisis del mundo y del hombre del Siglo XX, con un enfoque de “ruso”. Un traductor suyo define a sus libros como catedrales[1], que pueden ser apreciadas desde lejos, como naves en el mar, [2] pero también desde el interior, analizando cada detalle. Se puede así contemplar toda su obra como si fuera una inmensa catedral medioeval, como una sola construcción literaria colosal, que convoca a la reflexión general, a la peregrinación y extraer reflexiones globales, o penetrar en el interior, y a través de la lectura detallada de sus escritos ir encontrando un camino a través del cada vez más completo y detallado análisis que plantea en sus obras y discursos de la realidad, en sus sentidos histórico, humano, social y espiritual. La condición es tener un espíritu abierto y el “ojo del corazón” (oculus cordis) disponible para bucear en las profundidades del conocimiento. [3]

A Solzhenitsyn se le ha exigido la capacidad de explicarlo todo, algo imposible de hacer, aún para un ser humano de sus excepcionales y colosales dimensiones. Además sería injusto. Pero lo cierto es que nuestro autor no es, definitivamente, para lectores de best sellers, apurados en sacar conclusiones rápidas y simples. Muchos de los juicios realizados por críticos que han circulado sobre su obra, no están sustentados en una lectura directa, profunda y detallada, condición indispensable para poder acercarse al autor. Esto ha contribuido a formar múltiples creencias y lugares comunes sin fundamento, particularmente sobre sus opiniones políticas. Muchos de los periodistas y comentaristas que sobre él han escrito, probablemente han creído conocerlo, sin haberle dedicado la necesaria profundidad y detenimiento, y han transmitido imágenes falsas o parciales por simple desconocimiento. Innumerables juicios se han difundido con liviandad sobre su obra y su persona, quizás obedeciendo en algunos casos a una clara intencionalidad política e ideológica: y en otros, a una superficialidad propia de esta época, o a un escaso trabajo de lectura y de análisis; necesario dada la complejidad de los temas tratados, lo monumental y complejo de su obra, tanto por la diversidad de los temas que aborda, como por las formas literarias que utiliza.

¿Por qué Solzhenitsyn?
“Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes”
Isaac Newton (1643 –1727) 

He seguido la trayectoria Alexander Solzhenitsyn desde hace más de cincuenta años. Una gran simpatía por su gran humanidad, así como la de los personajes de sus obras, y mi admiración por una valentía y dominio de sí mismo que le permitieron no abandonar el frente de la batalla durante toda su vida, constituyen algunas razones de mi atracción e interés. Si tuviera que expresar mis sentimientos respecto de este personaje que no conocí personalmente, pero que guió gran parte de mis consideraciones y pensamientos sobre la época que me ha tocado vivir, sólo repetiría como Alexander Tvardovsky en su prologo a “Un día en la vida de Iván Denissovitch”, que uno se queda con “tal sensación de gratitud hacia el autor, que su mayor deseo es que esa gratitud sea compartida por otros lectores”.

Esos sentimientos me han impulsado a escribir este ensayo, con la intención de despertar o reavivar el interés en este autor a los lectores de habla hispana que se sientan atraídos en conocerlo o profundizar lo sabido. También me impulsa la convicción de su importancia en tiempos en que la historia parece empecinada en repetir desatinos y errores de los que mucho nos puede servir las enseñanzas y el ejemplo de nuestro escritor.

Acompañando el camino y el ascenso de Solzhenitsyn he intentado visualizar su recorrido con la mayor precisión posible y analizar al mismo tiempo la evolución de su “visión del mundo”  y de una obra que fue entregando, y corrigiendo… He tratado de ascender a la misma montaña siguiendo sus huellas, sin ceder a la tentación de adelantarme, dispuesto a escalar hasta donde me fue posible, con la confianza de ser llevado por un experto con la fortaleza de los serpas, que asumen pesadas cargas que a todo ser normal le resultaría imposible llevar en la simple llanura, y ayudan al confiado explorador, menos experto.

He sido lector y admirador del escritor ruso desde que comenzaron a difundirse sus obras. Creo que la propagación de su vida y obras será de gran utilidad para el siglo que transcurre. En la década de 1970 me recibió en su editorial Claude Durand -el gran difusor de Solzhenitsyn en Francia- ante quién me quejé de la mala calidad de las traducciones disponibles en español, que dificultaba la propagación de sus escritos. Amablemente, me sugirió Durand que estudiara  ruso y que lo tradujera yo mismo, tarea que superaba ampliamente mis posibilidades… Pero durante toda mi vida, sin embargo, fui siguiendo los pasos del escritor con gran interés, encontrando siempre renovadas afinidades, sobre todo en su perspectiva siempre magnánima de la existencia, de la sociedad, del hombre y de la creación. Espero que esta pequeña reseña de la vida y la obra del escritor, sirva para contribuir a la divulgación de su ejemplo y de sus ideas.

La revolución

A través de la cruda experiencia de su propia vida, Solzhenitsyn tuvo desde muy joven la inspiración o la intuición sobre la importancia y la centralidad de la revolución en la historia de Rusia, a punto que el tema estuvo a lo largo de toda su vida en el centro de sus pensamientos, sus palabras y sus actividades. La revolución es, en efecto, una variable determinante, presente y permanente en la existencia del  mundo y en la historia. La revolución no muere sino que se transforma, y constituye un instrumento de una lucha de todo tiempo y lugar por la íntegra y continua reformulación de la vida de las personas y de la sociedad. Como proceso, incluye generalmente la creación de una o muchas “contra instituciones” dentro de las existentes y establecidas, y la generación de “nuevos estados dentro del estado”, con sus propias normas en ruptura con las reinantes y legitimando socialmente la arbitrariedad, el miedo y el terror como métodos de conducción y de gobierno, la ruptura y la caducidad del sistema y del orden jurídico anterior, la apropiación arbitraria de la representatividad del “pueblo”. La revolución reviste un carácter internacional, pasando por encima de las fronteras y las leyes de los países, y provoca normalmente una explosión en el campo cultural y en las costumbres impresas en la naturaleza humana desde sus orígenes. También se arraiga y tiene sus fundamentos en aspectos de mayor alcance y dimensión que los que entran en el campo del conocimiento científico, como lo vio claramente Dostoievski en Los endemoniados.

Ahora bien, la actividad política de los dirigentes de una sociedad debe facilitar la solución de los problemas, y cuando esto no sucede, “los estados que no son capaces de transformar la realidad, provocan ellos mismos las circunstancias que dan lugar a las revoluciones.”

Una reflexión de Simone Weil aporta una reflexión interesante a un libro de Gaël Nofri[4]: "Pensamos hoy en día en la revolución, no como una solución de los problemas planteados por el momento presente,  sino como un milagro que nos dispensará de resolver los problemas”. Johan Rivalland, que presenta la obra, afirma que, en realidad “la reforma es un intento de respuesta cuyo fracaso ayuda a que la revolución sea inevitable, al mismo tiempo que la justifica y estructura su pensamiento. Es ante la ausencia de reforma, ante la imposibilidad del poder transformarse por sí mismo, al estancamiento que representa el orden establecido frente a la necesidad de adaptación de las instituciones, que la revolución se transforma, en el espíritu del público, en una imperiosa necesidad.” Subraya también que las revueltas, “son movimientos de los cuales: [...] ninguno cuestiona la organización del estado con el deseo de sustituirlo por otra organización. Por lo tanto, en contraposición, conviene afirmar que "hacer la revolución" presupone la existencia de una organización del Estado y, por lo tanto, de un Estado; pensando en este como unificador y organizador político de la sociedad, por encima de las consideraciones individuales, sean estas morales, religiosas o financieras,  desde los tiempos de Maquiavelo y Jean Bodin.”

Sin embargo, no todos los intentos de revolución logran la sustitución del régimen. Por ejemplo, en Francia se cuentan entre los múltiples episodios revolucionarios, con diversos resultados, los de: “Étienne Marcel, Caboche, las Guerras de Religión, las Frondas, 1789-1799, 1830, 1832-1834, 1848, 1870, la Comuna, la revolución anti parlamentaria de febrero de 1934 y Mayo de 1968” [5]
El hilo conductor del presente ensayo

Este breve ensayo está construido como un rompecabezas. Luego del prólogo que sirve como introducción hay varios “nodos” conceptuales: uno tiene como sujeto al mismo autor con los grandes temas de su vida y de su obra, otro el pensamiento de Solzhenitsyn acerca del orden natural y el sobrenatural, su visión de Occidente, de Rusia y de la relación entre esos dos mundos, luego se trata el tema de la revolución, que proporciona un marco adecuado y necesario para entender mejor a Solzhenitsyn, y finalmente se incluyen una serie de consideraciones sobre los desafíos de nuestra época que surgen de los temas tratados. Se excluye el tratamiento de la obra literaria de Solzhenitsyn. De las citas, en las que esperamos haber cometido la menor cantidad de errores de todo tipo, de los que pedimos disculpas por anticipado, se espera que actúen como los colores distribuidos en un cuadro. Un cuadro descolorido es por lo general pobre. Las citas de los discursos de Solzhenitsyn forman una parte esencial del ensayo- Los textos de discursos y entrevistas no han tenido la difusión suficiente, y particularmente en español, muchos son desconocidos aún por un público cultivado. Por lo tanto, si este ensayo tiene algún valor es el de la difusión de las principales ideas de Solzhenitsyn, y de su ubicación en un marco más general de pensamiento.  

El primer y principal objetivo es el de comprender a nuestro personaje en su dimensión histórica y conceptual, por lo que se hace primero la presentación “del gigante”, y luego su biografía en la que se comienza con una síntesis breve de sus seis vidas y sus seis campañas, presentadas como un  sumario, seguida de una cronología más detallada. Luego se describen diez claves que ayudan a entender lo que está detrás de los mensajes del escritor: su vocación de escritor, su carácter “ruso”, su visión del mundo, cómo considera el origen y sentido de la vida, el necesario camino de purificación en el marco de la trascendencia, su modo particular de acceso al conocimiento, su tesis por la que entiende que no hay libertad sin pasar por la prueba personal, la ubicación de los problemas y las soluciones del mundo en el interior de cada persona, y finalmente el lugar que tiene la revolución en su vida, en su obra y en su pensamiento.

Un segundo gran objetivo es analizar los cuatro principales temas del pensamiento de Solzhenitsyn a través de sus discursos y entrevistas, lo que permite apreciar su actualidad y vigencia. Parece necesario “focalizar” porque es colosal la cantidad de temas verdaderamente importantes a los que se refiere en sus libros, discursos y entrevistas, y porque eligiendo estos asuntos aún con riesgo de errar, se destacará rápidamente el interés y la importancia que tiene para estos tiempos el mensaje de nuestro escritor y su dimensión universal.

Se analiza su visión del mundo histórico y del sobrenatural, y la necesidad de integración de estos dos mundos. Se comenta en particular el discurso de Templeton pronunciado en Londres en 1983, que quizás haya sido el discurso “cúspide” de toda su existencia. Luego se aborda su visión de Occidente, y los desafíos planteados por el “materialismo consumista” vs los del “materialismo comunista”, a través de los principales mensajes difundidos en el mundo occidental, como el discurso del premio Nobel de literatura en la primavera de 1972,  "Vivir sin mentira", publicado el 18 de febrero de 1974 en The Washington Post, el discurso a los trabajadores norteamericanos de AFL-CIO en 1975, el famosísimo discurso de Harvard del 8 de junio de 1978, un par de artículos publicados en Foreign Affairs y Time en 1980, el discurso en Lietchtenstein del 14 de septiembre de 1993, y finalmente las palabras pronunciadas con motivo de la inauguración de un monumento en conmemoración de la resistencia de la Vendée el 25 de septiembre de 1993.

A continuación se repasa su visión de Rusia y los desafíos que se le presentan para retomar un camino de grandeza integral como el que supo transitar en su mejor pasado, incluyendo la necesidad de revitalización de sus instituciones. Estos asuntos son tratados en su carta a los dirigentes del 5 de septiembre de 1973, en tres discursos pronunciados en Rusia, ya de vuelta “en casa”, en la Universidad de Rostov (20.9.1994), en la Duma (28.10.1994) y en la Universidad de Sarátov (13.9.1995). En esas oportunidades Solzhenitsyn expone sus reflexiones sobre el futuro y el gobierno de Rusia. También se refiere en una entrevista a Vesti Nedeli sobre el panorama de Rusia en 2005 y en sus reflexiones públicas de diciembre del 2006.

Para concluir con la visión del mundo de nuestro escritor, desarrollamos la cuestión de las relaciones entre el mundo ruso y el mundo occidental, que sigue siendo un asunto pendiente de solución, transcurrido un cuarto de siglo de la finalización oficial del régimen soviético con centro en Moscú.

Luego, y como modo de poner en un marco más amplio (o más explícito si se quiere) la visión de Solzhenitsyn, se incluyen luego algunas reflexiones sobre la Revolución, lo que permitirá resaltar la absoluta vigencia del tema en nuestros días.  Se explora el mismo concepto, transcribiendo algunas definiciones y etimología, y los componentes o vectores del proceso, y ubicando la revolución en el tiempo y el espacio, o sea en la historia. Se repasan luego la revolución protestante, la revolución francesa, la revolución rusa con sus cien años de preparación y cien de ejecución, la sociedad rusa en las vísperas de la revolución, el alcance y la envergadura que ya tenía la revolución en 1917, la utilización del terror desde el mismo principio, la destrucción total como herramienta política de los revolucionarios, la revolución rusa como un proyecto mundial en curso ya en 1925. También se planteará si la “invasión islámica” puede transformarse también en revolución, y se verá como se agregaron las nuevas herramientas de la revolución cultural de Gramsci a los métodos de Lenin y Stalin haciendo de esta versión de la revolución la más vigente en un siglo XXI, en el que Latinoamérica no quedó a salvo… Se abordarán también algunas manifestaciones de la revolución cultural en las democracias occidentales, con ejemplos del proceso, como así mismo algunas consideraciones a los 50 años de la revolución sexual, y los avances de la teoría de género en todo este gran proceso. Se considerará así mismo a la revolución en su dimensión cósmica, a la que se refiere Solzhenitsyn cuando incluye en sus reflexiones la relación entre el mundo natural y el sobre natural; y se verá además a la revolución en el marco de la historia sagrada, en el marco de la observación de Dostoievski acerca de “cómo fue que los demonios entraron en la piara de cerdos”, la importancia que tenía la religión para Lenin, en el pensamiento y la acción, el carácter antirreligioso de la revolución francesa, el tema de la separación del trono y el altar,  recordando la consagración de Luis XIII del reino de Francia a Notre-Dame  el 10 de febrero de 1638, y la separación del trono y el altar tal como era  vista por un cura de campaña en tiempos de la revolución francesa. Dentro de las consideraciones sobre la revolución cósmica y el mundo católico, se  incluyen algunos textos sobre como la revolución entra en el mundo de la teología, como trabaja Satán en la búsqueda del caos, relaciones entre ruptura moral y ruptura social, y algunos documentos de la Iglesia en los que se considera la posición de la Iglesia católica y la revolución tanto de Leon XIII como de Pio XI  Divini Redemptoris.

Para terminar se plantean algunos desafíos de nuestro siglo, como la vigencia de la Revolución en el siglo XXI  y el progresismo como “edulcorante”, el problema de Latinoamérica, el papel de Rusia como nación rusa o imperio ruso, la post revolución, el despotismo y la libertad, el análisis de conceptos como las naciones, las nacionalidades, el poder, los imperios y los dirigentes y su importancia, y el histórico ciclo de vida de las naciones del que parecería no haber escape…
Es de esperar que este “ensayo monográfico”, ambicioso al intentar el tratamiento de tantos y tan importantes asuntos sin exceder en mucho las 100.000 palabras, sirva para la difusión de las ideas de Solzhenitsyn y del ejemplo de su obra, en un marco de referencia que permita dimensionar su alcance y su amplitud, sin transformar a este plato en indigesto por exceso de condimentos… Al lector de juzgar.
NOTA: En momentos de terminar la revisión de este breve ensayo, recibo de Daniel Mahoney[6] –a quien remití el texto- unas líneas que me ratifican en la convicción de que no me he “salido del camino” y que transcribo a continuación: “Gracias. Usted recurre con inteligencia y cuidado a todos los textos clave, y discute los temas que giran en torno a los escritos y a la reflexión de Solzhenitsyn. Y relaciona útilmente el análisis y la crítica de Solzhenitsyn sobre el despotismo ideológico, con la más amplia  "Revolución" Moderna que está consumiendo lo que queda de la civilización Cristiana. Gracias también por sus amables referencias a mi propio trabajo. Mucha suerte con la publicación de este apasionado trabajo en español.-- Mis mejores deseos, Daniel Mahoney” [7]  Daniel Mahoney, Ph.D. - Professor of Political Science - Augustinian Boulanger Chair – Assumption College




[1] Una vez le preguntaron en un reportaje a su mujer Natalya si podía decir unas pocas palabras sobre La rueda roja, la novela cumbre en la vida de Aleksandr Solzhenitsyn, a lo que respondió: “No, no puedo. Si pudiera decir unas pocas palabras acerca de una novela que tomó veinte años en ser escrita, quiere decir que no debería haber sido escrita para nada.”
[2] Escribía Charles Péguy en peregrinación a la catedral de Chartres : « Étoile de la mer, nous naviguons vers Votre cathédrale »  « Étoile du matin, inaccessible Reine, Voici que nous marchons vers Votre illustre cour, Et voici le plateau de notre pauvre amour Et voici l’océan de notre immense peine. … Ainsi nous naviguons vers Votre cathédrale.  ».
[3]  “Fayard y la revista Commentaire han co-editado un ensayo fechado en 2001 del “aroniano” americano Daniel J.Mahoney Alexandre Soljenitsyne. Para terminar con la ideología. El autor coloca al gran escritor ruso no en la línea literaria de los Tolstoï, Dostoïevski y Tchekhov a la cual se lo ha ligado siempre, sino a la tradición de la filosofía política clásica, a continuación de Aristóteles, Machiavelo, Montesquieu, Locke, Burke, Tocqueville  y los pensadores liberales que se reclamaron de esos autores. Ve en el el último representante de los grandes pensadores sincréticos, que habría tenido éxito en hacer la síntesis entre las dos tradiciones.” Le Monde, 24 de octubre de 2008

[4] Une histoire des Révolutions en France, (Les éditions du Cerf, 2018)
[5] Gaël Nofri, Une histoire des Révolutions en France, Les éditions du Cerf, juin 2018, 464 pages. - https://www.contrepoints.org/2019/01/17/334878-une-histoire-des-revolutions-en-france-de-gael-nofri

[6] Daniel Mahoney es quizás la persona que mas conozca el pensamiento de Alexander Solzhenitsyn, y seguramente de las más calificadas mundialmente para hacer un juicio “profesional” sobre el pensamiento del autor.
[7] Thank you for this. You draw on all the key texts and discuss the issues that swirl around Solzhenitsyn's writings and reflection with intelligence and care. And you helpfully relate Solzhenitsyn's analysis and critique of ideological despotism to the larger Modern 'Revolution' eating away at what is left of Christian civilization. And thanks,too, for your thoughtful references to my own work. Best of luck with getting this passionate work published in Spanish.--Best wishes, Daniel Mahoney” / Professor Daniel J. Mahoney speaks about Aleksandr Solzhenitsyn's addresses at the 1978 Harvard Commencement and the 1993 International Academy of Philosophy.- https://youtu.be/g2aO3bhi-VE

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