viernes, 22 de julio de 2016

Lutero: “quien no recibe mi doctrina no puede llegar a la salvación”



La antropología de Lutero tuvo consecuencias políticas: fue causa del absolutismo, según un experto


El profesor Rocco Pezzimenti, ante el quinto centenario de las tesis de Wittenberg

Este año se celebran los quinientos años de las famosas tesis de Martín Lutero. Por ello, es interesante recordar qué significó la reforma protestante, también desde el punto de vista político.

Francesco Agnoli ha entrevistado para La Nuova Bussola Quotidiana al profesor Rocco Pezzimenti, licenciado en Ciencias Políticas y en Filosofía, anteriormente docente en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Libre Internacional de Estudios Sociales (LUISS, por sus siglas italianas) y en la Universidad de los Estudios de Molise. Actualmente, el profesor Pezzimenti es director del Departamento de Ciencias Económicas, Políticas y de Lenguas Modernas de la Universidad Libre María Santísima Asunta (LUMSA, por sus siglas italianas)


-Profesor, el concepto de pesimismo antropológico de Lutero, unido a la idea del siervo albedrío, hacen del monje alemán un adversario de la concepción antropológica que va desde Aristóteles (el hombre como animal político) a toda la filosofía cristiana (el hombre capaz de bien, de amor hacia el prójimo, con la ayuda de la gracia divina). ¿Por qué esta visión antropológica tiene consecuencia políticas?

-Esta visión antropológica tiene consecuencias políticas porque es la causa del absolutismo moderno. El pesimismo antropológico está en la base del pensamiento que va desde Maquiavelo a Hobbes, pasando por muchos otros. Es verdaderamente curioso que el Renacimiento, y en general toda la primera modernidad, presente un optimismo casi desenfrenado que invade todas las ciencias y las artes en general, pero no consigue dar a la política esa centralidad que, en cambio, reserva al hombre en cualquier otro campo del saber. La reflexión política de los siglos XVI y XVII y, en la Europa continental, en buena parte del siglo XVIII, está permeada por un agudo pesimismo, fruto de un creciente clima de inseguridad, que determina reflexiones utopistas o absolutistas.

»La razón de todo ello, contrariamente a lo que se lleva repitiendo desde hace tiempo de manera acrítica, hay que buscarla, en mi opinión, en las Reformas, en todas las Reformas que rompieron esa unidad ideal sobre la que se sostenía desde hacía siglos Europa, generando un clima de recíproca sospecha y, por lo tanto, de inseguridad, favoreciendo así el nacimiento y el afirmarse del absolutismo visto como sistema político capaz de dar seguridad y protección, a costa incluso de renunciar a las libertades más elementales. El soberano absoluto es visto, de este modo, como el dios artificial capaz de asegurarnos la vida. A este soberano, en cambio, se le debe obediencia ciega. Todas las teorías sobre la resistencia al tirano, e incluso la posibilidad del tiranicidio, que surgieron en la Edad Media parecieron olvidarse de golpe.

-Al eliminar la Iglesia Católica, Lutero somete el poder religioso al poder político. Para oponerse a la autoridad religiosa del Papa, exalta y absolutiza el poder temporal; para tener el poder de los príncipes alemanes, aumenta enormemente el poder de los mismos. ¿Es así?

-Digamos que esta es la consecuencia lógica de la eliminación del dualismo tardoantiguo y medieval entre política y religión. Eliminando el poder religioso, sólo queda el poder del príncipe, que no encuentra ninguna autoridad que se oponga a él. Es más: el poder político, al englobar en sí toda prerrogativa de tipo religioso, anula incluso la libertad de conciencia. Ésta, de hecho, ya no encuentra ninguna autoridad que la apoye y pierde toda referencia a la que anclarse. De este modo, se elimina incluso la posibilidad de la objeción de conciencia.

-El episodio que más que ningún otro manifiesta esta nueva concepción del poder es la revuelta de los campesinos; de hecho, Lutero invita a los príncipes al uso de la violencia: “Que nadie sienta hacia los campesinos testarudos, tercos y ciegos que no quieren atender a razones un poco de compasión; sino que los azote, los hiera, los degüelle y los mate como si fueran perros rabiosos…”. ¿Qué sucedió?

-Sucedió que Lutero veía en la revuelta de los campesinos la rebelión contra esos príncipes que habían apoyado su Reforma. Una victoria de esos desesperados habría podido comprometer los resultados obtenidos por su lucha y, por este motivo, se opuso a la revuelta, demostrando así toda su intolerancia. Parece querer mantener el monopolio de la rebelión hacia el papado y no se da cuenta de que, una vez rechazada la autoridad religiosa, invitaba a quienquiera a hacer lo mismo, también hacia su reforma. Aunque no le parecía bien éste fue, en el fondo, el presupuesto del cual partieron todos los otros reformadores. Así se generaron todas las sectas que rompieron irreparablemente la unidad del Cristianismo.

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