martes, 22 de marzo de 2016

El estado en que dejó el gobierno Kirchnerista a la Argentina


LA PESADA HERENCIA
El Lic. Aldo Abram, Director de Libertad y Progreso presentó la website “La Herencia K”,http://laherenciak.com.ar/, y comentó el estado en que dejó el gobierno Kirchnerista a la Argentina y el costo de ello para todos los argentinos.

Consultar la web aquí: laherenciak.com.ar
Una gestión populista y orientada ideológicamente hacia la intervención, fue consolidando a lo largo de los últimos doce años un conjunto de distorsiones y falencias que hoy configuran una situación económica insostenible. El 10 de diciembre, el nuevo gobierno encontró un Estado en situación de default y sin acceso al crédito en condiciones razonables.

El gasto público total (nación + provincias + municipios) ha trepado desde un promedio histórico del 30% del PBI previo a 2002, a un nivel actual de 47% del PBI. La presión tributaria también se ha elevado desde 27% a 39% del PBI. Tanto el uno como el otro son niveles no financiables por las personas y empresas. El gasto ha crecido a un ritmo mayor que el de los ingresos y mes a mes ha aumentado el déficit fiscal.

Se estima el actual desequilibrio financiero, después del pago de intereses, en un 8% del PBI. Esta cifra no tiene en cuenta gastos devengados y no pagados, tales como el incremento de las deudas con proveedores y contratistas, las sentencias judiciales reclamables y los servicios impagos de la deuda en default. Como el gobierno no tiene prácticamente acceso al crédito, ese déficit se solventa mediante transferencias de fondos de la Anses, del Pami y del Banco Central.

La emisión y consiguiente expansión monetaria generó una inflación del orden del 25% anual. Esta hubiera sido mayor a no ser por el retraso del tipo de cambio, los controles de precios y tarifas y la recesión económica inducida por el propio gobierno. Han sido varios años de aumento de los impuestos y del gasto público afectando los ingresos reales de las personas y la rentabilidad de las empresas. A ello hay que agregar una muy mala calidad de gasto (en seguridad, educación, salud, etc.). Por otro lado ha habido congelamientos tarifarios y controles de precios produciendo distorsiones que han adquirido una dimensión destructiva. La inversión cayó notablemente generando un círculo vicioso de capacidad insuficiente, caída de la producción y más importaciones. El gobierno anterior entró en una espiral complicada. Tuvo que subsidiar empresas para mantener la producción sin aumento de precios. Pero los subsidios simplemente transfieren recursos de unos sectores a otros. El efecto neto es una caída global de la producción y la inversión.

Entre los efectos de esta política populista encontramos que las reservas internacionales disponibles son de hecho nulas por su insuficiencia para pagos ya comprometidos. Ante la inflación el gobierno de los Kirchner instauró el control de cambios (el cepo) que no impidió la evaporación de las reservas pero perturbó severamente las actividades productivas y generó déficit comercial.

Durante todo el periodo kirchnerista hubo una degradación institucional afectando la seguridad jurídica y el derecho de propiedad. Se llegó al extremo de falsear las estadísticas oficiales y se intentó con algún éxito reducir la independencia de la Justicia y avanzar en la propiedad amiga y oficial de los medios de comunicación y prensa. En los últimos doce años a través de sucesivas modificaciones a la legislación del trabajo, sólo se ha agregado conflictividad, encarecimiento laboral y pérdida de productividad, perjudicando finalmente a los propios trabajadores. .La inseguridad personal creció y el narcotráfico tomó una muy peligrosa dimensión. La política exterior fue agresiva y se llegó a una muy alta conflictividad con casi todos los países a excepción de los asociados al llamado eje Bolivariano.

Los capitales no entran en países de los cuales no pueden salir, donde las reglas de juego son arbitrarias y se aplican con prepotencia, donde no se respeta el derecho de propiedad, y el nivel de impuestos es excesivo. Es de puro sentido común que los inversores irán a países que ofrecen seguridad jurídica, moneda estable e impuestos no confiscatorios. Por lo tanto la fuga de capitales fue intensa y muy superior al ingreso de inversiones directas.

Junto al cepo cambiario el Banco Central se hizo cargo de los pagos externos del Tesoro y vendió fluidamente “dólar ahorro” para mantener controlada la cotización del paralelo, perdiendo reservas. El gasto cuasifiscal se catapultó debido al pago de altos intereses por el elevado stock de letras del Banco Central.

Debido al temor de un episodio hiperinflacionario, o una corrida bancaria, o una estampida del dólar paralelo, se fueron sumando más distorsiones y acumulando más problemas irresueltos que pasan como herencia al próximo gobierno. Como ejemplo extremo de esta irracionalidad el Banco Central operó en la venta de dólar futuro a un precio deliberadamente inferior a las expectativas del tipo de cambio y por debajo de las cotizaciones de ese mismo futuro en plazas del exterior. Las medidas aplicadas lograron que en buena medida las enormes distorsiones y amenazas económicas y sociales resultaran asintomáticas, permitiendo continuar con un discurso demagógico referido a “los logros alcanzados”.

Quienes generaron esta herencia, además de desconocerla y frente a su creciente evidencia, intentan cínicamente no aparecer como responsables y harán una crítica agresiva cuando suceda su inevitable corrección.

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